C. G. Octubre 1976
La mujer que no teme por su familia
por la hermana Barbara B. Smith
Presidenta General de la Sociedad de Socorro
Mis queridos hermanos, el pasado seis de julio me visitó en mi oficina un grupo de presidentas de la Sociedad de Socorro; se trataba de hermanas de las estacas de Idaho afectadas por la inundación que provocó el colapso de una represa. Esas hermanas me hablaron del trabajo y el amor brindado por miles de voluntarios del sacerdocio así como incontable número de hermanas de la Sociedad de Socorro que ayudaron con la limpieza de las casas, prepararon alimentos, cuidaron niños y llevaron a cabo otros servicios fundamentales para las víctimas de aquel terrible desastre.
Mientras las hermanas hablaban, varias fueron las imágenes que se precipitaron a mi mente. Recordé una de las hermosas esculturas del monumento a la mujer en Nauvoo: se trata de una mujer que se encuentra con las manos extendidas en actitud compasiva, reproduciendo en el bronce a aquélla de la que dice el libro de los Proverbios: «Alarga su mano al pobre, y extiende sus manos al menesteroso» (Proverbios 31:20). Recordé mi propia visita a la zona de la inundación, donde vi un salón cultural lleno de mesas cubiertas con buena ropa, claramente medida y marcada; otro cuarto repleto de alimentos: envases de trigo, leche deshidratada, fruta envasada y artículos no alimenticios, todo donado por personas que actuaron con compasión y generosidad espontáneas; recordé el espíritu de amor y unidad cuando los miembros de localidades cercanas no afectadas por la inundación, abrieron sus hogares y compartieron con las víctimas de la tragedia sus alimentos y otros artículos indispensables.
Entonces pensé cuán grande será la bendición de aquellos que fueron obedientes al consejo de las Autoridades Generales y tuvieron suficientes abastecimientos para compartir con los damnificados. De esta difícil experiencia toda la Iglesia puede aprender una buena lección de preparación y previsión.
Consideremos ahora qué es lo que nosotras, como directoras de la Sociedad de Socorro, debemos hacer en los próximos seis meses para estar en condiciones de lograr las metas de almacenamiento establecidas por las Autoridades Generales.
Primero, debemos ayudar a las hermanas a hacer una evaluación de su propio progreso en esta asignación. ¿Ha logrado esta meta su familia? ¿Se encuentran próximas a lograrla? Tal vez haya muchas que acaban de comenzar, mientras que otras ni siquiera sepan cómo hacerlo.
Segundo, enseñar los principios básicos de almacenamiento:
- Almacenamiento de alimentos básicos. Incluido en el abastecimiento anual de alimentos básicos, se deben encontrar aquellos que puedan ser almacenados fácilmente por largo tiempo como los granos (trigo, arroz, maíz y otros cereales); leche disecada, pescado seco o proteína vegetal como los frijoles (porotos) y arvejas (guisantes), al igual que frutas y vegetales frescos, envasados, disecados o salados; azúcar o algún sustituto, como la miel; algunas grasas en sus diversas formas; sal y agua. En algunas partes del mundo donde se hace difícil el almacenaje de alimentos, podría considerarse un abastecimiento considerable de batatas (Batata – boniato o camote, según el país) y de animales vivos, como puercos, pollos o gallinas, y pescado. Recordad que la utilización en forma regular de granos enteros, es muy importante para desarrollar la tolerancia digestiva por los alimentos rústicos integrales (sin retinar).
- Vestimenta básica y almacenamiento de combustibles.
- Almacenamiento de emergencia. Debería considerarse el almacenamiento de artículos tales como agua, alimentos que no necesitan refrigeración ni cocción, medicamentos necesarios para todos los miembros de la familia, una caja de primeros auxilios así como un manual con las instrucciones para usarlos, un hacha, una pala y frazadas. Estos artículos pueden ser utilizados cuando una familia o individuo disponen de muy poco tiempo para huir de una zona de desastre o deben permanecer en una zona protegida dentro de la casa. Es también conveniente mantener los papeles y documentos importantes de la familia en un lugar seguro y protegido, de manera que puedan estar al alcance de la mano en caso de una evacuación repentina.
- Expansión del almacenamiento. Las familias podrían expandir su almacenamiento básico de tal forma que incluyan alimentos y otros elementos de uso diario esenciales, que abastezcan las necesidades nutritivas totales y permitan alguna variedad en las preferencias personales, tanto en la dieta como en la vida cotidiana. Se trata de artículos utilizados diariamente y que se adquieren mediante compras frecuentes.
Repito, el almacenamiento hogareño debe consistir de un abastecimiento anual realizado en base a artículos y elementos básicos, ropa, y siempre que sea posible, también de combustible. Después de lograr esta meta es aconsejable llevar a cabo expansiones del almacenamiento de emergencia.
Algunos factores de extrema importancia en el almacenamiento son: la calidad de los productos; adecuados recipientes e instalaciones de almacenamiento; adecuada temperatura de almacenamiento y la rotación regular de todo lo almacenado. Mediante algunos de los recientes desastres en que se han visto involucrados miembros de la Iglesia, hemos aprendido que existe la necesidad de llevar a cabo la diversificación de lugares de almacenamiento, así como de tipos de envases. Tal vez no sea conveniente que todo el almacenamiento se lleve a cabo en una zona concentrada de la casa, del mismo modo que no todo debe ser almacenado sólo en envases de hojalata, plástico, o vidrio.
En la reunión de los Servicios de Bienestar de abril de 1976, hice un bosquejo de ocho temas sugeridos para las miniclases de Ciencia del Hogar de la Sociedad de Socorro. Quisiera ahora repetirlos a manera de repaso:
- Cómo ahorrar en forma sistemática para el almacenamiento en el hogar y las emergencias.
- Cómo almacenar, qué almacenar y dónde hacerlo.
- Cómo almacenar semillas, preparar el suelo y adquirir las herramientas adecuadas para cultivo.
- Cómo cultivar vegetales. 5. Cómo envasar y disecarlos.
- Cómo enseñar y ayudar a la familia a comer los alimentos indispensables para la salud.
- Cómo llevar a cabo trabajos básicos de costura, remiendos y arreglos de ropa.
- Cómo preparar comidas nutritivas y apetitosas utilizando los recursos y los alimentos disponibles.
Quisiera también urgir a las directoras de la Sociedad de Socorro de estaca y distrito para que en las miniclases, promuevan instrucciones para utilizar los artículos del almacenamiento básicos de alimentos en la dieta diaria. Quisiera pedirles además, que consigan y estudien listas de materiales aprobados de almacenamiento, que estén de acuerdo con la cultura local, el clima y el área correspondiente a cada una de ellas; y que pidan consejo a los líderes locales del sacerdocio y lleven a cabo planes realistas de almacenamiento, que puedan ponerse a disposición de la gente de sus áreas. La planificación de almacenamiento en el hogar puede variar de acuerdo con las circunstancias personales o familiares. De todos modos, considerad la posibilidad de estudiar el boletín que se llama «Essentials of Home Storage», que se encuentra disponible (en inglés), en el Centro de Distribución de la Iglesia. Es de destacar que las universidades locales así como los distintos departamentos del gobierno, podrían ser una buena fuente de ayuda para conseguir instrucciones específicas en las distintas zonas.
Exhortamos a las directoras de la Sociedad de Socorro a hacer planes por los cuales las mujeres puedan ayudar en los proyectos de bienestar de la Iglesia. Muchas hermanas pueden ser partícipes activas en el trabajo de los proyectos de producción y las envasadoras; otras podrían llevar a cabo llamadas telefónicas y preparar itinerarios; podría también prepararse un servicio de guardería para facilitar a las madres jóvenes el trabajo en los proyectos o las envasadoras, o varias madres jóvenes podrían turnarse para cuidar mutuamente de sus hijos. Las familias pueden reunirse para trabajar juntas en los proyectos de producción, fortaleciendo así los lazos de hermandad y fraternidad entre ellas. Las hermanas de la Iglesia deben alentar a sus familias a hacer los arreglos necesarios en las actividades familiares, a los efectos de que todo el grupo familiar pueda participar. Tanto la actitud como el enfoque de la mujer con respecto a estos programas, establecerán el ambiente necesario para que toda la familia siga su ejemplo. Su entusiasmo puede ser contagioso y el cumplimiento de tales asignaciones puede proveerle una maravillosa oportunidad para enseñar los principios de amor y servicio del evangelio, de trabajo y autonomía, de mayordomía y consagración.
A medida que cada hermana participe en el Plan de Bienestar, creemos que irá agregando mayor cantidad de bendiciones a su vida. La mujer puede así establecer un modelo adecuado para sus hijos, por lo cual tanto ella como su familia serán bendecidos física y socialmente. Aún más, las hermanas de la actualidad descubrirán, al igual que sus hermanas fundadoras de Nauvoo, el hecho de que existe una bendición especial en trabajar lado a lado con los hermanos del sacerdocio de la Iglesia. Al hacerlo, estarán fortaleciendo el concepto del compañerismo conyugal establecido por Adán y Eva.
Ruego que la preparación de la mujer de la Iglesia en el aspecto de la producción y almacenamiento en el hogar, nos permita ser generosas en el aspecto material y proveer al mismo tiempo una mayor seguridad, tanto personal como familiar, para que lleguemos a ser de esa forma tan virtuosas como la mujer de antaño que «no tiene temor de la nieve por su familia . . . » (Proverbios 31:21). En el nombre de Jesucristo. Amén.
























