C. G. Abril 1977
La función del consejo de obispos
élder L. Tom Perry
del Consejo de los Doce
Hermanos, se me pidió que hoy hablara de la función del consejo de obispos de estaca y de su director, con respecto a los Servicios de Bienestar.
Este consejo existe para cumplir con un propósito vital, pero no estoy seguro de que todos conozcamos su significado y poder para ayudar a desarrollar y facilitar la obra del reino.
Para que podamos comprender mejor las funciones y responsabilidades del consejo de obispos de estaca, quisiera hacer un breve repaso de las reuniones de estaca en las que se trata en forma regular asuntos relacionados con el Bienestar. Lo primero y tal vez lo más importante, es la reunión del Comité de los Servicios de Bienestar de Estaca. Generalmente se lleva a cabo inmediatamente después de la reunión del Comité Ejecutivo de estaca, enfocando en forma principal la planificación, entrenamiento o capacitación de los líderes del sumo consejo y la Sociedad de Socorro, quienes a su vez capacitarán a los líderes a nivel de barrio y se encargarán de la coordinación general del programa.
En segundo lugar, se lleva a cabo la sesión en entrenamiento mensual de obispado, donde se enseñan elementos específicos de todos los programas relacionados con el obispado; periódicamente se tratan los principios, responsabilidades y actividades de los Servicios de Bienestar.
En tercer lugar se efectúa la reunión del consejo de obispos de la estaca, que encara principalmente los asuntos de operación. Sobre todas las cosas, ésta es una reunión administrativa en la que se informa acerca de la aplicación de los Servicios de Bienestar, se hacen análisis y se toman decisiones que aseguren la aplicación de los principios de bienestar y beneficien a los miembros de la Iglesia del modo en que el Señor lo desea.
Observemos cuidadosamente este consejo. Como sabéis, el consejo sirve a los propósitos de todos los obispos en la estaca. La presidencia de estaca nombra director a uno de los obispos y generalmente él es quien prepara la agenda y dirige las reuniones del consejo bajo la dirección de la presidencia de estaca, dirección establecida durante las entrevistas personales del sacerdocio. El director del consejo también representa a los obispos de barrio en las reuniones del Comité de los Servicios de Bienestar. Aun cuando no se especifica la frecuencia en la que debe reunirse este consejo, deberá hacerlo por lo menos en forma trimestral, y si fuera necesario, aun mensualmente.
La primera responsabilidad del consejo de obispos de la estaca es la de asegurarse el adecuado funcionamiento del almacén del Señor. Mediante su director, los miembros del consejo deben evaluar y presentar informes regulares acerca de la administración y operaciones del almacén. Sea un almacén de estaca, de región o de área lo que abastezca al obispo, éste lleva la voz cantante en los asuntos relacionados con el almacén, mediante este consejo. Por medio de los consejos de obispo, de estaca y región, los obispos pueden proponer recomendaciones específicas relacionadas con mejoras. Deben asegurarse de que el almacén se encuentre adecuadamente provisto, se observen las normas de calidad, se manejen en forma apropiada los asuntos financieros, y existan la higiene y el orden en el almacén. El director del consejo debe hacer arreglos periódicos para que los obispos visiten el almacén, se familiaricen con su funcionamiento, y se aseguren de que el mismo siempre se trate y opere a manera de un templo temporal.
Lo que es más importante, el consejo de obispos de estaca alienta la uniformidad en las prácticas de distribución que hacen los obispos, entre aquellos que necesiten ayuda dentro de la estaca.
Todo esto implica, claro está, que los obispos tienen una mayordomía relacionada con el almacén. En los días de la gran depresión económica, cuando Harold B. Lee era presidente de estaca, organizó un comité de bienestar que tuvo a su cargo la construcción de un almacén. Cuando se terminó la obra, y durante la reunión especial de dedicación, el presidente Lee entregó las llaves del almacén a los obispos y dijo más o menos lo siguiente:
«Hermanos, he aquí las llaves del almacén del Señor. Vosotros tenéis ahora una mayordomía relacionada con el almacén. Nosotros hemos llevado a cabo la obra de establecerlo y es ahora vuestra responsabilidad y mayordomía el aseguramos de proveer artículos de calidad, a tiempo y en el modo adecuado, para el cuidado de los pobres y necesitados.»
El almacén pertenece al Señor, pero sirve a los obispos en su obligación de cuidar a los necesitados; este es el concepto fundamental del almacén, el cual constituye una sagrada instalación temporal básica para el deber del obispo. Aun cuando muchos de vosotros no tenéis acceso al almacén, es doctrina de la Iglesia que cada obispo disponga de un almacén del cual pueda extraer los artículos necesarios. Trabajando mediante el Sacerdocio, y con la colaboración del Departamento de Servicios de Bienestar, podréis recibir ayuda y dirección para el establecimiento de un almacén en vuestra zona.
La segunda responsabilidad del consejo de obispos de la estaca, es ayudara desarrollar el presupuesto anual de producción de artículos y proveer los artículos necesarios, de acuerdo con el plan. Dicho consejo provee los datos necesarios con respecto a los artículos que considera requerirán para llenarlas necesidades de cada barrio. Los obispos alientan entonces a los miembros de cada barrio a servir en los proyectos y asignaciones de trabajo. Los obispados reciben asignaciones o solicitudes de trabajo, las que discuten y asignan en la reunión del Comité de Servicios de Bienestar del barrio. El quórum organiza a sus miembros y familias a los efectos de proveer la mano de obra necesaria para los proyectos. De esta forma se producen los artículos para el cuidado de los necesitados.
La tercera responsabilidad del consejo de obispos de estaca es consultar con la presidencia de estaca sobre asuntos relacionados con la adquisición y dirección de proyectos de producción. Los obispos tienen la responsabilidad de hacer conocer su opinión acerca de los proyectos adecuados y la calidad de los productos, ya sea que se trate de productos de barrio, estaca o región. Los miembros del consejo de obispos deben dar sus opiniones con respecto a los siguientes asuntos:
- ¿Cuáles son los compromisos financieros y de trabajo que se calcula se requerirán de los miembros del barrio?
- ¿Será el proyecto accesible a los miembros?
- El tamaño y el tipo de proyecto, ¿estarán de acuerdo con las condiciones de los miembros del barrio?
El Comité de los Servicios de Bienestar de estaca tiene la responsabilidad principal de asegurarse de que los proyectos de producción se establezcan de acuerdo con el plan principal del área. Pero el consejo de obispos debe responsabilizarse por proveer información que sea valiosa para establecer una buena relación entre el almacén y los varios proyectos de producción.
La cuarta responsabilidad del consejo de obispos de estaca es revisar las donaciones y gastos de las ofrendas de ayuno. El presidente Kimball nos ha alentado para que demos generosas ofrendas de ayuno. El director, el consejo y la presidencia de estaca, deben revisar todos los principios relacionados tanto con el pago como con la utilización de estos fondos sagrados. Esta reunión es el momento ideal para asegurarse de que este programa sea administrado adecuadamente. Los obispos tienen la responsabilidad de asegurarse que los fondos aportados se administren como es debido, y que antes de recurrir al dinero en efectivo para la compra de artículos fuera del sistema del Señor, siempre se utilicen los artículos del almacén y de las Industrias Deseret.
La quinta y más importante responsabilidad, consiste en asegurarse de que los miembros trabajen al límite de sus habilidades y posibilidades, por cualquier ayuda que reciban de la Iglesia. El Evangelio de Jesucristo mantiene la fundamental filosofía de que los hombres deben ganarse el pan de cada día con el sudor de su frente. El director del consejo debe alentar la discusión de buenos ejemplos para dar a conocer cómo esta parte del plan de ayuda del Señor, puede funcionar en «Su propia manera». La sexta responsabilidad del consejo de obispos es proveer a los obispos la capacitación relacionada con asuntos específicos del Servicio de Bienestar: esto puede incluir detalles de cómo llenar pedidos, analizar las necesidades de los miembros, evaluar los recursos familiares saber hasta dónde debe ayudar la Iglesia a la persona necesitada; cómo utilizar la presidencia de la Sociedad de Socorro para la ayuda de los miembros necesitados, y cómo y cuándo utilizar las ofrendas de ayuno. En los casos en que sea aplicable, los obispos deben recibir instrucción detallada con respecto al sistema de almacenes del obispo, los proyectos de producción y elaboración, misioneros de los Servicios de Bienestar, y recursos del Departamento de Salud, Servicios Sociales de la Iglesia e Industrias Deseret, para estar en condiciones de utilizarlos en sus esfuerzos por ayudar a los necesitados.
Las presidencias de estaca tienen la obligación y responsabilidad de enseñar los principios de los Servicios de Bienestar y de alentar a los obispos a llevar a los miembros este mismo mensaje. Amor y servicio, trabajo y autosuficiencia, mayordomía y consagración, vida prudente, que es el resultado de la preparación personal y familiar, cuidado de los pobres y necesitados, todos estos son principios que todos los miembros deben aprender y practicar si es que desean vivir vidas celestiales en este mundo celestial. Las mismas enseñanzas se deben trasmitir por intermedio de los líderes de los quórumes del Sacerdocio.
El consejo de obispos de estaca provee por lo tanto un gran foro en el cual los obispos pueden discutir y obtener consejo con respecto a las operaciones y problemas relacionados con los Servicios de Bienestar regional y de estaca. Durante esta reunión, el director del consejo debe informar, instruir e inspirar a los obispos con respecto a los asuntos de bienestar. Teniendo en cuenta las seis responsabilidades mencionadas no le resultará difícil a dicho director, bajo la dirección del presidente de la estaca, preparar una agenda significativa para cada reunión del consejo. En resumen, estas seis responsabilidades son:
- Asegurarse de que el almacén del Señor funciona adecuadamente.
- Ayudar a desarrollar el presupuesto anual de producción de artículos para proveer lo necesario para los pobres y necesitados.
- Consultar con la presidencia de estaca con respecto a la adquisición y dirección de proyectos de producción.
- Recibir instrucción de la ‘presidencia de estaca y desarrollar formas para enseñar a los miembros del barrio la ley de ayuno, y asegurar una administración adecuada de estas ofrendas consagradas.
- Planear formas de que los miembros trabajen hasta el limite de su capacidad, por la asistencia que reciben de la Iglesia.
- Proveer capacitación adecuada para los obispos en los principios y programas de los Servicios de Bienestar.
Siempre estaré agradecido por la oportunidad que tuve de crecer en estrecho contacto con el Plan de Bienestar. Mi padre era obispo en la época en que tuvo sus comienzos tenía una forma maravillosa de involucrar a su familia junto con él en las asignaciones de la Iglesia. Desde muy jovencito y a una edad en que los conceptos se graban en forma indeleble, aprendí las bendiciones del servicio en la Iglesia.
Siempre recordaré la dignidad y paciencia que él demostraba hacia los necesitados. Recuerdo en especial a un anciano que había perdido a su esposa y tenía la mente un tanto desequilibrada. Con él mi padre no sólo llenó su papel de obispo, sino también el de amigo. Para su familia, aquel anciano representaba sobre todas las cosas, una carga casi insoportable. Cuando comenzaba a sentirse solitario, buscaba la compañía de mi padre, y ya fueran las diez de la noche o las cinco y media de la mañana, él siempre le daba la bienvenida a nuestro hogar, lo alimentaba y después de hablar un poco con él, lo llevaba de regreso a su casa.
Recuerdo que cuando el anciano murió, vi a mi padre leer una carta dirigida a: «Mi amigo, el obispo Perry», a manera de póstumo agradecimiento por el interés que se había tomado en su vida de anciano solitario. Vi también las lágrimas que rodaron por sus mejillas cuando leyó la carta, y creo que fue en esa oportunidad cuando comprendí por vez primera el tipo de recompensas que se cosechan cuando se está al servicio del evangelio. Pido que las más selectas bendiciones del Señor siempre guíen y acompañen a todos los «obispos Perry» que hay en este mundo. Que estos momentos especiales de dulce recompensa por los servicios prestados en el reino de nuestro Padre Celestial, os sostengan y apoyen en vuestros grandes y nobles llamamientos, humildemente ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.
























