C. G. Octubre 1977
Cimientos de rectitud
por el presidente Spencer W. Kimball
Mientras que una noche en el hogar, o una tarde de recreo en algún lugar de interés con la familia, resuelve parcialmente la necesidad de la noche de hogar, es fundamental que se enseñe a los hijos acerca de la forma de vida que es vitalmente importante. Ir a presenciar un espectáculo satisface sólo parcialmente las necesidades reales, pero quedarse en el hogar y enseñar a los niños el evangelio y las Escrituras, al igual que el amor mutuo, es lo más importante.
Hemos recomendado que mientras sea posible, todos los niños tengan sus propios libros de Escrituras y aprendan a utilizarlas.
Bendición patriarcal
Vivimos días felices, los días de los patriarcas, y es nuestra gran esperanza que a cada persona, incluyendo a los jóvenes, se le dé la oportunidad de obtener una bendición patriarcal que quede registrada en los archivos de la Iglesia.
Tengo una gran confianza en las bendiciones patriarcales. Cuando el patriarca es un fiel Santo de los Últimos Días y vive cerca del Señor, siendo un estudioso de las Escrituras, lo que prometa por medio de su autoridad y llamamiento especial se cumplirá, mediante la fidelidad del que recibe las bendiciones.
Por supuesto que cada padre tiene el derecho y la obligación como patriarca de su propia familia, de dar las bendiciones paternas a sus hijos, y esperamos que cada padre bendiga a cada uno de sus hijos, en especial a aquellos que se alejen del hogar por razones de estudio, por misiones, casamiento, etc., bendiciones que la persona deberá anotar en su diario privado.
Registros
Instamos a cada persona a mantener un diario que abarque toda su vida. Cada familia debe entrenar a sus hijos durante las Noches de Hogar, a llevar un diario que describa las actividades importantes de su vida, especialmente las que tengan lugar a partir del momento en que se alejan del hogar por motivo de estudios o misiones.
Mucho nos complace el buen resultado que ha tenido la plantación de huertos. Tanto el trabajo de cultivar el huerto como el comer sus productos, es una fuente de salud. Es maravilloso ver la cantidad de huertos que se ven en todas partes, así como los informes que recibimos de numerosas familias e individuos que nos hablan de los grandes resultados obtenidos en la horticultura. Esperamos que esto constituya una experiencia permanente en nuestro pueblo y que podáis cultivar la mayor parte de lo que consumís en vuestra mesa.
Además de los huertos, esperamos que mantengáis en buen estado vuestras cercas, limpiéis los alrededores de vuestra casa y arregléis graneros y edificios decrépitos e inservibles.
Educación
Desde el comienzo, la Iglesia ha estado dedicada al principio de que «la gloria de Dios es la inteligencia» (D. y C. 93:36); por lo tanto, alentamos a nuestro pueblo a estudiar y prepararse para rendir servicios con la mente, al igual que con las manos.
Algunas personas tienen vocación hacia la preparación universitaria formal, mientras que otras se inclinan más hacia el entrenamiento técnico. Creemos que nuestro pueblo debe recibir el tipo de entrenamiento que se ajuste a sus intereses y talentos; y ya sea dentro del campo de las artes, universitario o técnico, le aplaudimos y alentamos.
También estamos sumamente agradecidos por los numerosos coros que nuestros obispos han establecido para sus servicios. Es una gran tarea y les animamos a seguir.
Vandalismo
Nuestra fe en la humanidad se pone a prueba al enterarnos de los numerosos robos que tienen lugar en algunas comunidades, donde se roba a los comerciantes por cantidades que suman millones de dólares en mercaderías.
Al fin quien siempre paga es el público. ¿Porqué tendría ningún hombre, mujer o niño que robar en las tiendas, o a sus vecinos? Esto es inconcebible.
Grandes son también las pérdidas ocasionadas por el vandalismo.
Me es casi imposible comprender la mentalidad de alguien que destruye por la sola satisfacción de hacerlo. Indudablemente, podríamos enorgullecernos más de nosotros mismos tratando de preservar la propiedad en lugar de destruirla. ¿Es posible que algunos de nosotros nos tengamos en tan poca estima?
Hermanos y hermanas, espero que todos vivamos frugalmente y de acuerdo con nuestros propios recursos, y que paguemos nuestras deudas fiel y honestamente.
El Señor nos dio el mandamiento: «No robarás» (Éxodo 20:15).
En muchas partes del mundo hay gente que se deleita en actividades destructivas. Estas personas son sádicas, al igual que Nerón, el antiguo emperador de Roma, de quien se dice que quemó aquella ciudad para poder contemplar un gran fuego y luego culpar a los cristianos; también le deleitaba el circo romano, con todas sus actividades sádicas. No podemos menos que preguntarnos qué es lo que hace así a los hombres. ¿Qué es lo que lleva a la gente a destrozar neumáticos, romper ventanas, golpear a personas inocentes, incendiar y tirar bombas?
Escuchemos lo que dice el Señor:
«Si anduvierais en mis decretos y guardarais mis mandamientos, y los pusiereis por obra.
… Yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante…
Y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.» (Lev. 26:3, 6, 12.)
Perversión
El creciente libertinaje de la sociedad moderna nos concierne enormemente. Indudablemente, nuestro Padre Celestial está preocupado y disgustado por el aumento de la inmoralidad entre sus hijos, manifestada en pecados tales como el adulterio y la fornicación, la homosexualidad, los abortos, la pornografía, la reducción de la población, el alcoholismo, la crueldad expresada en el maltrato a esposas e hijos, la deshonestidad, el vandalismo, la violencia y los crímenes en general, además del pecado que se comete en la unión libre sin la unión del matrimonio legal.
Exhortamos a los miembros de la Iglesia en todo el mundo a renovar sus esfuerzos para fortalecer el hogar, honrar a los padres, y desarrollar una mejor comunicación entre padres e hijos. Nuestros hogares deben ser siempre los baluartes de la enseñanza de las virtudes básicas, y los principales enemigos del pecado.
Aun considerándose de gran importancia, no es suficiente edificar hogares fuertes para luchar contra el libertinaje. Por lo tanto, instamos a los miembros de la Iglesia como ciudadanos, a levantar sus voces, a unirse a otras personas para combatir, tanto en sus comunidades como fuera de ellas, las incursiones de la pornografía y el libertinaje en todas sus formas de expresión. Opongámonos vigorosamente a la expansión de los viejos pecados de Sodoma y Gomorra, que corrompen el cuerpo humano que es templo de Dios.
A nuestros amados hermanos y hermanas, del mismo modo que a todos los pueblos del mundo que aman al Señor y desean vivir en armonía con las enseñanzas del Evangelio de Jesucristo, les decimos que ningún pueblo puede permanecer fuerte y feliz, permitiendo libertinas normas de vida.
Aun cuando no podemos tolerar el pecado y ejercemos la disciplina eclesiástica en contra de los que pecan, debemos ayudar al transgresor con amor y comprensión, tratando de traerlo de regreso a la total actividad en la Iglesia.
Ayudémonos mutuamente para lograr las bendiciones de un arrepentimiento permanentemente, de un total abandono del error.
En varias oportunidades he mencionado la necesidad de que tengamos reservas que nos provean lo necesario en nuestra vida. He dicho que algunas reservas son para almacenar agua; otras para almacenar alimentos, del modo que lo hacemos en el Programa de Bienestar Familiar y del modo en que José lo hizo en Egipto durante los siete años de abundancia. Pero debe haber también reservas de conocimiento para enfrentar las futuras demandas; reservas de valentía, para vencer las inundaciones de temor que traen incertidumbre a la vida; de fuerza física, que nos ayude a enfrentarnos a los frecuentes problemas de trabajo y enfermedades; reservas de bondad, de dinamismo, reservas de fe. Sí, especialmente reservas de fe para que cuando el mundo haga presión sobre nosotros, podamos permanecer firmes y fuertes; cuando las tentaciones del decadente mundo que nos rodea (y debería agregar, progresivamente libertino y malvado), absorba nuestras energías, nuestra vitalidad espiritual, y busque hacernos caer, necesitaremos la reserva de fe que pueda llevar tanto a los jóvenes como a los adultos, más allá de los momentos difíciles, aterradores, de desilusión y desaliento, a superar años de adversidad, necesidades, confusión y frustración.
¿Y quién habrá de edificar esas reservas? ¿No es acaso éste, el motivo por el cual Dios le dio a cada niño un padre y una madre?
Son esos padres que les dieron vida a los hijos los que deben poner los fundamentos necesarios para ellos y también edificar los graneros, los tanques y las reservas.
El engaño de los que conspiran en contra del bien
Debemos comprender que una de las fuerzas más poderosas que utiliza Satanás para destruir nuestra pureza de vida, son las conspiraciones de los hombres.
Mientras que los hombres sin escrúpulos usan y venden bebidas alcohólicas en todo el mundo, por valor de billones de dólares en materia de ganancia, la verdad de las palabras del Señor se ve manifestada en la actualidad en la pobreza, la salud quebrantada, los hogares y corazones deshechos, la ineficacia industrial a causa de la pérdida de la eficiencia; la disminución en la productividad y la ausencia en el trabajo; las muertes que se producen en las carreteras, causadas parcialmente por la determinación de exceder los límites de velocidad en las mismas.
En estos días de la «nueva moral» tal como se le llama al libertinaje sexual, deberíamos ser conscientes de la preocupación del Señor acerca de la inmoralidad y de la seriedad de los pecados sexuales de todo tipo.
Mucho es el progreso material que hemos logrado en este siglo, pero los pecados de los antiguos continúan afligiendo el corazón de los hombres. ¿,Por qué no podemos aprender de las experiencias ajenas? ¿Debemos también nosotros corromper nuestro cuerpo, nuestra alma y cosechar la destrucción, del mismo modo que sucedió con otros pueblos y naciones?
Dios no será burlado, sus leyes son inmutables. El verdadero arrepentimiento es recompensado con el perdón; pero el pecado produce el aguijón de la muerte.
Cada día oímos más y más sobre los pecados del adulterio y la homosexualidad. La homosexualidad es un pecado horrible, pero por su prevalencia, la necesidad de prevenir a los ingenuos y el deseo de ayudar a aquellos que ya puedan estar involucrados en él, debe ser traído a la luz. Es el pecado de los siglos. Se encontraba presente en Israel en la época del éxodo, del mismo modo que antes y después del mismo. Fue tolerado por los griegos y prevaleció en Roma; las antiguas ciudades de Sodoma y Gomorra son símbolos de la maldad, especialmente relacionada con esta perversión, como lo indica el incidente de los visitantes de Lot.
Existe en la actualidad un fuerte clamor para que se legisle en favor de la legalización de tal práctica. Algunos traidores a la justicia y la moral, también legislarían en favor de la prostitución. Se ha legalizado el aborto, tratando de quitar de este horrendo crimen el estigma del pecado.
No dudamos ni un momento en decir al mundo que la cura de estos males no está en darse por vencido.
Mas permítasenos recalcar que lo correcto y lo incorrecto, la rectitud y el pecado, no dependen de las interpretaciones, conveniencias y actitudes del hombre. La aceptación social no cambia la categoría de un acto, tornando lo malo en bueno. Aunque toda la gente del mundo aceptara la homosexualidad, la práctica seguiría siendo un pecado grande y tenebroso.
Al pensar en las experiencias de Nínive, Babilonia, Sodoma y Gomorra, nos preguntamos si se repetirá la historia. ¿Qué sucede con nuestro mundo actual? ¿Estamos acaso olvidando los grandes principios que pueden preservar a las naciones?
Recuerdo las palabras del general Douglas MacArthur en la oportunidad de la rendición japonesa:
«Las alianzas militares, los balances de poder, la liga de las Naciones, todo falló a su tiempo… Hemos tenido nuestra última oportunidad. Si no creamos ahora un sistema mayor y más equilibrado, Armagedón se encontrará a nuestras puertas. El problema es básicamente teológico e involucra… la mejora del carácter humano. La salvación de la carne proviene del Espíritu.» («Last Chance» por Douglas MacArthur, Time, 1° de sept. 1945.)
¿No estamos acaso invitando la destrucción final al desechar todas las cosas sagradas, haciendo uso común e irreverente de los nombres de la deidad en nuestras conversaciones diarias, y haciendo de su día santo, el domingo, un día de trabajo, de compras y placeres?
¿Cómo pensamos entonces escapar de la ira de Dios y tener paz y justicia en la tierra? La respuesta llegó resonando desde el Monte Sinaí:
«No tendrás dioses ajenos delante de mí.
No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano.
Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
Honra a tu Padre y a tu madre.
No matarás.
No cometerás adulterio.
No hurtarás.
No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
No codiciarás.» (Éxodo 20:2, 7, 8, 1217.)
Y ahora en el año de nuestro Señor 1977, tenemos entre nosotros los mismos vicios que hemos visto que han destruido imperios y que ahora vemos desarrollarse en forma avasalladora en todas las naciones.
¿Tendremos nosotros que sembrar en el viento y cosechar en el torbellino, al igual que Belsasar? ¿Permitiremos que el hogar se deteriore y el matrimonio sea una burla? ¿Seguiremos maldiciendo a Dios, odiando a nuestros enemigos y corrompiendo nuestro cuerpo con prácticas sensuales y adulteras? Y cuando se termine la paciencia del Señor con nosotros, ¿permaneceremos parados, temblando, mientras somos destruidos? ¿O veremos sabiamente la escritura sobre la pared y nos beneficiaremos de las tristes experiencias del pasado, regresando y sirviendo al Señor?
Testifico que Jesucristo es el Dios de este mundo y sé que podemos lograr nuestro destino y desarrollar una paz duradera solamente sobre los fundamentos de la rectitud.
Exhortamos a las naciones del mundo y a los hombres a que se arrepientan, a que purifiquen su vida y se pongan en armonía con el Señor, nuestro Dios.
Que El nos ayude a lograr vivir sus leyes y alcanzar la felicidad sobre la tierra, lo ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.
























