El programa de extracción de registros

Conferencia General Octubre 1978logo pdf
El Programa de Extracción de Registros
Elder J. Thomas Fyans
de la Presidencia del Primer Quórum de los Setenta

J. Thomas Fyans«Con las bendiciones del Señor -espirituales y tecnológicas-, podemos acelerar la disponibilidad de las oportunidades de exaltación para Sus hijos, quienes están esperando nuestra expresión de amor al volver nuestros corazones a ellos.»

Cuando pienso en mi padre, lo llamo mi padre; pero mis hermanos y hermanas me recuerdan que él es nuestro padre.

Al pensar en mi abuelo, si lo fuera a llamar mi abuelo, no sólo mis hermanos me recordarían que él es nuestro abuelo, sino también mis primos dirían: »El es nuestro abuelo también». Si fuera a mencionar a mi bisabuelo como mi bisabuelo, hasta mis primos segundos me recordarían que el es su bisabuelo también.

Es claro entonces que nuestra ascendencia es compartida. No debemos pensar en términos de mis antepasados, sino de nuestros antepasados. Cuanto mas investigamos, mas crece el coro de voces.

Parece ser que las investigaciones genealógicas están siendo duplicadas. Con el fin de determinar hasta que punto existe tal duplicación profesional, lleve mis registros genealógicos a un instituto de investigación. Ellos compararon mis registros con los suyos y determinaron que ya tenían el 95% de mis registros en su archivo. Eso significa que sólo el 59 de mis registros son únicos; hay otras 34 personas que comparten mi ascendencia. Me sorprendí al saber esto y me pregunte si tan alta tasa de duplicación existía en la población en general. Fue entonces que pedí al instituto que hiciera una investigación de sus clientes en todo el país, miembros o no de la Iglesia. Estos nombres se compararon con su s registros y se determinó que el 80% eran duplicados. Sólo el 20% eran únicos.

Gracias a un estudio hecho por otra institución también supe que tengo al menos 348 primos (incluyendo los de segundo y tercer grado), todos los cuales podrían estar buscando la misma pareja de tatarabuelos.

Os podéis dar cuenta que la duplicación es grande en la investigación genealógica. Por esta razón el presidente Kimball nos ha pedido que busquemos a nuestros antepasados por cuatro generaciones. Después debemos trabajar juntos como Iglesia-a través del Programa de Extracción de Registros.

¿Cuál es nuestra responsabilidad entonces?

Pensemos por un momento en el Programa de las Cuatro Generaciones. Desde que el presidente Kimball nos habló al respecto, ha habido un ascenso repentino en la actividad genealógica y la gente ahora si siente que se ha duplicado la tarea genealógica. Muchas familias de hermanos se están organizando para revisar sus registros de las cuatro generaciones a fin de asegurarse que la información es correcta. Por ejemplo, tengo cinco hijas, las que constituyen un »grupo familiar de hermanos». Ellas, con la ayuda de mi esposa y mía, están revisando nuestras hojas de las cuatro generaciones y pronto sabremos si toda la información esta correcta. Después, como familia prepararemos no seis o siete series, sino una sola serie de hojas de grupo familiar.

El Programa de las Cuatro Generaciones es como servir en una misión. Cuando se nos llama como misioneros, concentramos nuestros esfuerzos completamente en esta tarea divina. Cuando completamos nuestra misión, no perdemos el interés en la obra misional; seguimos interesados en dicha obra pero hacemos menos hincapié en ella que cuando estabamos en la misión.

Nuestra tarea de las Cuatro Generaciones es similar. Cuando hemos como familia- enviado nuestras hojas de grupo familiar, en un sentido hemos completado nuestra misión genealógica. Esto no quiere decir que perdemos el interés en la genealogía. Todavía podemos ejercer nuestro libre albedrío e investigar todo lo que queramos. Sin embargo, hay otra manera de volver nuestros corazones a nuestros padres. Quisiera explicaros las ventajas del Programa de Extracción de Registros.

Si vinierais a la ciudad de Salt Lake y quisierais llamarme por teléfono, usaríais la guía telefónica para encontrar mi numero.

Supongamos que al abrir la guía, os dais cuenta de que esta en orden cronológico, de acuerdo con la fecha en que los teléfonos fueron instalados, y que hay mas de una guía para la ciudad. Primero, tendríais que adivinar en que libro podría aparecer m i nombre, v después lo revisaríais tratando de encontrar la fecha en que instalaron nuestro teléfono.

Si alguien cortara en pedazos las guías, las volviera a ordenar alfabéticamente y las pusiera en una sola, entonces podría encontrarse el numero fácilmente.

Si hace unos años hubierais querido hacer investigaciones genealógicas, tendríais que haber viajado a la parroquia donde pensáis que podríais encontrar los registros y recibir permiso del vicario, sacerdote o encargado de los registros, antes de poder buscar los datos que necesitarais.

La Iglesia se dio cuenta de que esta era una carga muy pesada para los miembros, tanto en tiempo como en dinero, así que se determino que el Departamento de Genealogía enviaría a alguien que obtuviera permiso para microfilmar los registros, y después permitir que los miembros usaran los microfilmes en un lugar mas cercano a su casa. Los registros se encuentran en orden cronológico, así como estarían los números telefónicos si se catalogaran de acuerdo con la fecha en que los teléfonos fueron instalados.

Esta es nuestra situación actual. Pero, ¿hacia dónde nos dirigimos?

Pronto, las estacas os presentaran un programa mediante el cual podremos tomar todos los nombres de un microfilme, ponerlos en una tarjeta, y las computadoras 105 catalogaran alfabéticamente. Esto es lo que se llama Extracción de Registros. Estas listas de nombres serán como una guía telefónica que podrá usarse no sólo para la obra del templo, sino también como referencia futura.

Al sentarnos frente a la maquina de microfilmes y escribir cada nombre de estos registros, lo haremos por cada persona cuyos antepasados se encuentren en dichos registros. En lo sucesivo, no habrá que buscarlos como una aguja en un pajar, sino que de una vez por todas todos esos nombres estarán catalogados como en una guía telefónica.

Me acuerdo que debo de pensar en las generaciones que están vivas; pero también se me ha ocurrido que el investigar una generación premortal me conducirá a mi Padre Celestial, y repentinamente me doy cuenta de que cada nombre que encuentro en los registros es el de un hermano o hermana mía. Existe una semejanza entre esto y la obra misional cuando golpeamos en cada puerta.

Debemos estar agradecidos por lo que se ha hecho en el pasado y por los obreros que han trabajado tan diligentemente. Todos los esfuerzos realizados en la investigación genealógica del pasado son maravillosos y constituyen los cimientos sobre los cuales construiremos.

Miramos con reverencia la contribución de los pioneros. Vivimos con ellos sus luchas y privaciones, al recordar que algunos cruzaron las planicies empujando carros de mano. Sentimos amor y reverencia por aquellos que así lo hicieron, y menospreciamos su modo de viajar.

Hoy en día, podemos viajar cerca o aun mas allá de la velocidad del sonido. Existen las computadoras que bajo nuestro mando, pueden ayudarnos muchísimo en las investigaciones y en volver nuestros corazones a nuestros antepasados.

El usar la tecnología moderna no quiere decir que nos mecanicemos sino que significa que la búsqueda de nuestros antepasados se moderniza.

Desde el punto de vista de nuestro Padre Celestial, ¿que debemos lograr?

El ha puesto a disposición de todos sus hijos todas las bendiciones del evangelio, si deciden aceptarlas.

¿Hasta que punto estamos progresando?

Los miembros de la Iglesia, estamos encontrando aproximadamente un millón de nombres por año; a ese paso, nos tomaría mil años encontrar mil millones de nombres. No creo que El nos vaya a permitir disponer de un milenio por cada mil millones de Sus hijos que hayan vivido sobre la tierra.

Con las bendiciones del Señor -espirituales y tecnológicas-, podemos acelerar la disponibilidad de las oportunidades de exaltación para Sus hijos, quienes están esperando nuestra expresión de amor al volver nuestros corazones a ellos. En el nombre de Jesucristo. Amén.

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