Conferencia General Abril 1978
Sin mancha del mundo
élder George P. Lee
del Primer Quórum de los Setenta
Estimados hermanos y hermanas, quisiera dirigir mis palabras a los jóvenes de la Iglesia. Amo a estos jóvenes y creo sinceramente que ellos se encuentran entre las juventudes más selectas que hayan vivido sobre la tierra. Una de las razones de mi convicción se debe a los dedicados misioneros sobre los que presido en la misión de Arizona-Holbrook. Los misioneros de la actualidad llegan a sus campos de labor más preparados, más maduros y más espirituales que nunca.
Vosotros, jóvenes que os encontráis entre los que fueron más valientes entre la crema de los espíritus de la vida premortal, sois los que Dios ha reservado para venir a la tierra en estos peligrosos tiempos, en los últimos días, para cumplir con un propósito divino. Los espíritus escogidos que vienen a la tierra en la actualidad, fueron elegidos en la existencia premortal para venir a la tierra. El motivo por el cual fueron escogidos en el cielo es porque fueron obedientes, valientes y vivieron dignamente. En el cielo habéis vivido por la vista; o sea que veíais con vuestros ojos espirituales, visteis a Dios, a Jesucristo, vuestro hermano mayor, y también visteis a Satanás.
Cuando Satanás se reveló en la guerra de los cielos y trató de persuadiros para que le siguierais, vosotros permanecisteis del lado del Señor. Fuisteis entonces fieles a El, vivisteis dignamente e hicisteis exactamente lo que el Señor quería que hicierais.
Ahora en estos últimos días en estos tiempos cruciales y peligrosos, el Padre Celestial necesita nuevamente de vosotros, jóvenes, para llevar a cabo su obra. El necesita de quienes han pasado la prueba en los cielos, de quienes han sido probados y permanecieron fieles y dignos; necesita de vosotros, porque cree que podréis resistir la maldad de esta tierra y que permaneceréis fieles y dignos aquí, al igual que lo fuisteis antes, y que así podréis llevar a cabo la preparación para la venida de su Hijo Unigénito, Jesucristo, vuestro hermano mayor, Redentor y Salvador.
Para ayudar a prepararos para ser útiles al Señor, quisiera ofreceros las siguientes sugerencias para que podáis manteneros sin mancha del mundo:
- Amados jóvenes, es la voluntad del Señor que seáis virtuosos. Vosotros sois los elegidos, los hijos de Dios, y podéis ser virtuosos. El Señor dijo: «Deja que… la virtud engalane tus pensamientos incesantemente…» (D. y C. 121:45).
De todas vuestras posesiones, la virtud es la más importante. Es una perla de gran precio. La gente puede esforzarse, trabajar y transpirar toda su vida para alcanzar la fama y la riqueza, pero vuestra riqueza y fama más grande la obtendréis de una vida virtuosa. La riqueza y la fama provenientes de una vida virtuosa son la paz con vosotros mismos, con vuestro prójimo y con Dios, el gozo y la felicidad de la vida justa. La fama de tener vuestro nombre registrado en el Libro de Vida del Padre Celestial, como alguien que ha sido fiel y digno y que ama al Señor, es mucho más importante que los honores, elogios y gloria del mundo.
Que la virtud y la pureza sean vuestro escudo y armadura,, y llegaréis a ser invencibles. Aun considerando el enorme precio de la virtud lucidla abiertamente, en lugar de guardarla en una bóveda como si fuera una corona de piedras preciosas.
Pablo declaró:
«Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.» (1 Corintios 3: 17.)
Jóvenes, no burléis a Dios. La virtud es la ley de Dios.
- Jóvenes, es la voluntad de Dios que oréis incesantemente. De niño, cuando vivía en la reservación de los indios navajos, muchas veces me arrodillaba para orar en nuestro pequeño y humilde «hogan» (Vivienda de los indios en los Estados Unidos). Muchas veces fui probado de todas las formas posibles. En esos momentos rogué a mi Padre Celestial que me diera fe, fortaleza y valentía para soportar las tentaciones. Muchas veces, encontrándome de rodillas, mis propios hermanos se burlaban y encarnizaban conmigo, gritando a través de las rendijas del hogan, pero nunca lograron intimidarme.
Los jóvenes que se arrodillen y pidan a Dios la fe y la valentía para resistir las tentaciones de la vida diaria, percibirán que la tentación pierde así mucho de su atractivo. No podéis recibir un testimonio ya desarrollado de que Dios vive y de que la Iglesia es verdadera, al igual que tampoco podéis venir a este mundo completamente desarrollados o crecidos. Comenzáis siendo pequeños, pero os desarrolláis continuamente.
Vuestra fe necesita ser alimentada mediante vuestras oraciones; ejercitadla, hasta que sea lo suficientemente fuerte como para sosteneros; queridos jóvenes, arrodillaos: el Señor tiene un testimonio especialmente para cada uno de vosotros, un testimonio que se adapta a vuestro tamaño y necesidades, y lo único que debéis hacer para lograrlo, es pedirlo.
Todo joven debe orar antes de salir en una cita. Un niño de la tribu de los navajos, criado en circunstancias simples, humildes y muy pobres, llegó a ser un pulido instrumento de Dios como consecuencia de la oración. Un joven que ora, llega a ser un hombre que ora; un hombre que ora, llega a ser como Dios.
- Mis jóvenes amigos, es la voluntad del Señor que vosotros defendáis a vuestro Señor Jesucristo, a la Iglesia y su justicia. Josué tomó esa posición cuando dijo:
«… Escogeos hoy a quien sirváis… pero yo y mi casa serviremos a Jehová.» (Josué 24: 15.)
Amados jóvenes, vosotros debéis hacer lo mismo; debéis tomar la misma posición. Con cada nueva tentación, debéis saber cual debe ser vuestra decisión o reacción, o sea que debéis servir al Señor. Debéis buscar los honores de Dios y no los de los hombres.
Volviendo a cuando yo era niño en mi tribu de los indios navajos, siendo el único mormón en mi familia muchas veces me vi tentado por mis amigos, cuyas normas morales no eran tan elevadas como las mías; aun los miembros de mi familia, mis propios hermanos me pusieron a prueba.
Algunos de mis hermanos estaban tan determinados para que yo viviera de la forma en que ellos lo hacían, que un día me atacaron y me ataron de manos y piernas; encontrándome así imposibilitado, me hicieron tragar vino y cerveza. Pero el plan no les dio resultado. Me resistí, peleé con toda la fortaleza y la valentía de que pude disponer y me las arreglé para escapar de ellos. Aun así, les amaba y le pedía al Padre Celestial que les perdonara.
Amados jóvenes vosotros debéis hacer lo mismo; debéis decidiros por el Señor aun en contra de vuestra propia carne y sangre, aun en contra de vuestros hermanos, en contra de vuestros amados y de vuestros amigos.
- Amados jóvenes, es la voluntad del Señor que le sirváis sólo a El y que no andéis en pos de dioses imaginarios. El Señor dijo:
«No buscan al Señor para establecer su justicia sino que todo hombre anda por su propio camino, y conforme a la imagen de su propio Dios, cuya imagen es a semejanza del mundo, y cuya sustancia es la de un ídolo.» (D. y C. 1:16.)
Amados jóvenes, no podéis tomaros de la mano de Satanás y de la de Dios al mismo tiempo; tenéis que decidiros por el uno o por el otro. Cuando adoráis la música de rock estridente. o cualquier otro ídolo mundano más que a las cosas espirituales, vais de la mano de Satanás y caminando en la obscuridad. Así os haréis insensibles a las cosas espirituales, perderéis el interés y la motivación de asistir a la Iglesia o de ir en una misión. Las dudas y los temores empañarán vuestra mente: comenzaréis a caminar por vuestro propio camino, detrás de la imagen de vuestro propio Dios, «cuya imagen es a semejanza del mundo, y cuya sustancia es la de un ídolo». La imagen de algunas estrellas deportivas, cinematográficas y musicales, el dinero y otros bienes materiales, son a semejanza del mundo y su sustancia es la de un ídolo. No les adoréis.
- Mis buenos jóvenes, es la voluntad de Dios que seáis obedientes. Disciplinaos para llegar a ser obedientes a vuestros padres y vuestros líderes del Sacerdocio, al igual que al Señor; la obediencia guía al éxito y la felicidad, la desobediencia guía a la rebelión y al decaimiento espiritual. Si vuestros padres os aconsejan que no salgáis con jóvenes del sexo opuesto hasta que seáis un poco mayores, escuchadlos y seguid su consejo. Si vuestros líderes del Sacerdocio os aconsejan que seáis castos, escuchadlos y seguid sus consejos. Si el Señor aconseja a cada joven que vaya en una misión, escuchadle y obedeced. Recordad que el Señor dijo:
«Yo, el Señor, estoy obligado cuando hacéis lo que os digo; mas cuando no hacéis lo que os digo, ninguna promesa tenéis.» (D. y C. 82~10.)
- Jóvenes amigos, es la voluntad de Dios que escudriñéis las Escrituras con diligencia; aprended a amarlas en vuestra juventud; tened vuestros propios libros canónicos. Las Escrituras iluminan la mente y proporcionan fortaleza valentía, paz y calma. La literatura mundana e inmoral, conduce a la obscuridad mental. Las Escrituras preparan a los jóvenes para las misiones y les ayudan a cumplirlas con éxito: preparan a las jovencitas para la maternidad y les ayudan a llegar a ser madres dulces, tiernas y amantes en Sión. Más que ninguna otra cosa, las Escritura, os ayudarán a vencer al mundo y os capacitarán para llegar a ser dioses y diosas, reyes y reinas en el mundo celestial. El Señor dijo:
«Lo que yo, el Señor, he hablado he dicho, y no me excuso: y aunque pasaren los cielos y la tierra mi palabra no pasará, sino que será cumplida sea por mi propia voz, o por la voz de mis siervos, es lo mismo.» (D. y C. 1:38.)
Jóvenes cualquiera que sea la tentación, poneos del lado del Señor. Sois demasiados selectos, demasiado inocentes, demasiado dulce, y puros para perder esta batalla. Evitad las tentaciones. Las peores tentaciones son las que vosotros mismos planeáis con premeditación. Si el mundo os odia y se burla de vosotros, recordad que el Señor dijo:
«Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo por eso el mundo os aborrece.» (Juan 15:18-19.)
No hagáis lo que el mundo hace; no importa que la gente se burle de vosotros, permaneced firmes en vuestro; principios. Vuestra misión es la de vencer al mundo, la de vencer el pecado, la de vencer el odio, el prejuicio, el desaliento; la de vencer al hombre carnal y permanecer fieles y dignos nuevamente, del mismo modo que lo fuisteis en la existencia premortal; en dicha preexistencia, vosotros aprobasteis el examen, fuisteis valientes y obedientes. El Señor espera de vosotros lo mismo aquí sobre esta tierra. en la mortalidad: que seáis valientes y obedientes.
Alguien dijo: «Ningún hombre va al infierno de un solo salto». Mis jóvenes amigos, ruego al Señor que podáis resistir las tentaciones a las que os veáis expuestos que evitéis y tengáis sumo cuidado con las maldades del mundo. Hoy sois hermosos, selectos, dulces y puros; pero mañana… el mañana está en vuestras manos. Vuestro futuro es brillante y lleno de bendiciones. La juventud tiene poder. El recurso más grande del que dispone la Iglesia es la juventud, el recurso más grande del que dispone la nación, es la juventud.
Dios os ama, y yo os amo. Agradezco a Dios cada día por los jóvenes como vosotros, y ruego que siempre os cuide, en el nombre de Jesucristo. Amén.
























