Conoced al pastor

Conferencia General Octubre 1980logo pdf
Conoced al pastor
Elder Robert E. Wells
del Primer Quórum de los Setenta

Robert E. WellsEn una oportunidad escuche al presidente Hugh B. Brown relatar esta emotiva historia:

«Hace algún tiempo un gran actor en la Ciudad de Nueva York cumplió una brillante actuación en un prestigioso teatro, y al culminar fue despedido con una gran ovación. El telón se levantó una y otra vez delante del actor como respuesta a la algarabía del publico. Finalmente alguien le pidió: ‘¿Podría recitarnos el Salmo 23?’ ‘Claro que si. Sé el Salmo 23’. Y procedió a recitarlo en la manera en que sólo un actor lo haría, a la perfección, sin dejar nada que desear en lo concerniente a su alocución. Cuando hubo terminado, nuevamente el público le brindó un estruendoso aplauso. Entonces el actor se acercó hasta el borde del escenario y dijo: ‘Señoras y señores: allí, en la primera fila, se encuentra sentado un anciano a quien conozco personalmente. A él le voy a pedir, sin haberle dado previo aviso, que suba al escenario y repita para nosotros el Salmo 23’. E1 anciano, por supuesto, se mostró atemorizado. Tímidamente subió al escenario; con el temor reflejado en su rostro echó una mirada a la vasta audiencia y entonces, como si estuviera en la tranquilidad de su propio hogar. cerro los ojos, inclinó la cabeza y le habló a Dios, diciendo:

‘Jehová es mi pastor; nada me faltara.
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreara.
Confortara mi alma;
Me guiara por sendas de justicia por amor de su nombre.’
Entonces, hablándole directa e íntimamente al Salvador, dijo:
‘Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tu estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa esta rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová morare por largos días.’ (Salmo 23.)

Cuando el anciano termino, no hubo aplausos; pero tampoco hubo un ojo sin lagrimas en la sala. El actor se allegó hasta el borde del escenario, también él con los ojos humedecidos, y entonces dijo: ‘Damas y caballeros. Yo sé las palabras del Salmo 23. . . Mas este hombre conoce al Pastor.’ «

El Presidente Benson nos ha dado la clave para que podamos llegar a conocer al Pastor; nos ha dicho: «Para aprender acerca de Cristo se requiere estudiar las Escrituras, y estudiar el testimonio de aquellos que le conocen. Llegamos a conocerle mediante la oración, la inspiración, y la revelación que Dios ha prometido a aquellos que guardan sus mandamientos.»

Conozco a una hermana argentina de cabellos plateados que tiene una relación muy especial con el Pastor. Ha brindado una larga vida de servicio al Señor, a Su Iglesia, y a su prójimo. La primera vez que la hermana Mellor asistió a un servicio religioso de la Iglesia Mormona lo hizo en compañía de los misioneros. Ellos llegaron a considerarla la investigadora más culta, fina, y mejor educada que habían conocido. En varias oportunidades la visitaron en su casa y cuando la invitaron a que les acompañara a una reunión de la Iglesia, con todo gusto ella acepto. El servicio se llevaba a cabo en un viejo edificio. Los miembros presentes eran de apariencia y medios sumamente humildes en comparación con la nueva investigadora. El servicio no salió todo lo bien que los misioneros hubieran esperado a fin de poder impresionar favorablemente a su invitada. Recientemente se había llamado a los lideres de la rama y todavía estaban aprendiendo los rudimentos de sus deberes. Se crearon algunas confusiones detrás del púlpito… hubo una interrupción en la mesa sacramental en el momento mas sublime… los discursos parecieron no ser todo lo interesantes que los ansiosos misioneros hubieran deseado. La reverencia se vio afectada en mas de una oportunidad por algunos niños inquietos u otros que lloraban; no se disponía de un órgano para proveer el acompañamiento musical apropiado. Los misioneros afligidos pensaron en las impresiones negativas que su distinguida investigadora debería estar recogiendo. Sabían que ella asistía asiduamente a una renombrada catedral en donde los servicios eran de alta calidad en cuanto a su organización, y a los cuales asistía el sector mas distinguido de la sociedad local.

De regreso a la casa, uno de los misioneros comenzó a exteriorizar su vergüenza.

Esperamos que sepa perdonar el estado del edificio explico.

Estamos a punto de comenzar la construcción de una nueva capilla en ese lugar.

Luego agregó:

Esperamos que sepa disculpar a nuestros nuevos lideres. Los directores de nuestra Iglesia no reciben paga; nos turnamos para dirigir. Los nuevos lideres todavía están aprendiendo a conducir los servicios.

El misionero estaba a punto de ofrecer otra disculpa cuando la hermana Mellor se volvió hacia él y le dijo en una forma un tanto severa:

Elder. . . ¡Deje ya de disculparse! ¡Así debe de haber sido en la época de Cristo!

Con sus ojos espirituales y su conocimiento del Pastor adquirido mediante el estudio de las Santas Escrituras ella vio a través de los siglos de tradición… pudo ver mas allá de catedrales y órganos . . . vio a lo largo de los corredores del tiempo y percibió al Pastor reunido con sus humildes Apóstoles pescadores, rodeado de pecadores y aun de leprosos; percibió la reunión de los primeros santos en un pequeño salón alquilado; pudo ver a un grupo de niños rodeando al Salvador, quien les sonreía amorosamente. Por su conocimiento del Pastor, ella pudo decir con toda certeza: «Así debe de haber sido en la época de Cristo».

Esta hermana ejemplifica la admonición que muchos han seguido: «Colma tu mente con pensamientos de Cristo, tu corazón con amor de Cristo, y tu vida con servicio a Cristo». En la actualidad, se levanta en ese lugar una hermosa capilla en la que preside un capacitado obispado que no recibe paga; allí, en el mismo lugar en donde la hermana Mellor asistió por primera vez a la Iglesia.

Hay un hombre por sobre todos los demás hombres que en verdad considero que conoció al Pastor; fue el primer Profeta viviente en la tierra después de muchos siglos. De la siguiente manera nos relata la primera vez que vio al Salvador en una visión:

«. . . vi una columna de luz, más brillante que el sol, directamente arriba de mi cabeza; y esta luz gradualmente descendió hasta descansar sobre mí… Al reposar sobre mí la luz, vi en el aire arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción. Uno de ellos me hablo, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: ‘Este es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo’!» (José Smith-Historia 16-17.)

El joven Profeta continua describiendo este acontecimiento celestial sin precedentes:

«Había sido mi objeto recurrir al Señor para saber cuál de todas las sectas era la verdadera, a fin de saber a cuál unirme. Por tanto, luego que me hube recobrado lo suficiente para poder hablar, pregunte a los Personajes que estaban en la luz arriba de mí, cual de todas las sectas era la verdadera, y a cual debía unirme.

Se me contestó que no debía unirme a ninguna . . . » (José Smith-Historia 18-19.)

Durante un periodo de diez años, José el Profeta recibió enseñanza de parte de seres resucitados, antiguos profetas que regresaron, y ángeles procedentes del otro lado del velo. Posteriormente, hace ya ciento cincuenta años, el Salvador lo instruyo para que organizara formalmente su Iglesia: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Más adelante, el Profeta tuvo otras maravillosas visiones del Maestro, el Redentor resucitado; escuchad su descripción de una de tales manifestaciones:

«El velo fue retirado de nuestras mentes, y los ojos de nuestro entendimiento fueron abiertos.

Vimos al Señor sobre el barandal del púlpito, delante de nosotros; y debajo de sus pies había un embaldosado de oro puro del color del ámbar.

Sus ojos eran como llama de fuego; el cabello de su cabeza era blanco como la nieve pura; su semblante brillaba más que el resplandor del sol; y su voz era como sonido del estruendo de muchas aguas . . . que decía:

Soy el primero y el ultimo; soy el que vive, el que fue muerto; soy vuestro abogado ante el Padre.» (D. y C. 110:14.)

El Profeta que escribió tan vivida descripción no podía menos que conocer al Pastor.

El profeta José Smith padeció la muerte de un mártir. Dio su vida por su testimonio, sellándolo con su sangre. Rendimos tributo a él como primer Profeta de esta dispensación y el más importante de todas las dispensaciones de los tiempos. El «ha hecho más por la salvación del hombre en este mundo, que cualquier otro que ha vivido en él, exceptuando solo Jesús» (D. y C. 135:3). Honramos a José Smith en este año del 150a aniversario de la fundación de la Iglesia . . . Un Profeta que en verdad conoció al pastor íntimamente.

Cada uno de nosotros debiera preguntarse: «¿Estoy yo lo suficientemente lleno de amor, estudio lo suficiente, sirvo lo suficiente al Señor y a mi prójimo como para conocer al Pastor?»

Que todos lleguemos a conocer al Salvador mediante la obediencia a sus mandamientos, para que cuando comparezcamos ante El cara a cara, cada uno de nosotros pueda decir: «Te conozco, tu eres mi Pastor». Lo ruego en el nombre de Jesucristo, nuestro amoroso Pastor. Amen.

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