El poder de las montañas

Conferencia General Octubre 1980logo pdf
El poder de las montañas
Elder J. Thomas Fyans
de la Presidencia del Primer Quórum de los Setenta

J. Thomas FyansTodos hemos oído acerca de las erupciones del volcán Saint Helens. Hemos leído en los periódicos y revistas, oído en la radio y visto en la televisión descripciones acerca de este fenómeno de la naturaleza. Todo lo que yo sabia de este hecho lo había escuchado por boca de otros.

Pero hace tres semanas tuve la oportunidad de ir a Longview, Estado de Washington, localidad que se encuentra casi al pie de dicho volcán. A unos ochenta kilómetros río abajo desde el volcán, vi maquinarias que sacaban del lecho del río los residuos de la erupción depositándolos sobre grandes extensiones de tierra y en montones de una altura de casi dos metros. Vi con mis propios ojos, y pude comprender en parte el desenfrenado poder que había causado la erupción de ese volcán.

Se ha calculado que el volcán arrojó casi dos kilómetros y medio cúbicos de material.

Me gustaría proyectar otra imagen: la de un poder mayor que el del volcán Saint Helens, el del Vesubio y el poder de todos los terremotos, tornados y otros elementos perturbadores de nuestra seguridad física.

Permitidme formular primero una o dos preguntas a nuestros amigos que no son miembros de la Iglesia.

Quizás os hayáis preguntado en que cree vuestro amigo mormón.

Podemos ahora ir a la montaña del mormonismo y ver, y hasta quizás comprender la razón por la cual vuestro amigo tiene dichas creencias.

El poder que proviene de esta montaña afectara vuestra vida, si, aun vuestra vida eterna.

Roguemos todos fervientemente que, al observar y percibir vosotros, podáis llegar a comprender.

Hay siete acontecimientos que han tenido repercusiones eternas, y que vuestro amigo mormón desearía compartir con vosotros.

Acontecimiento N°1: Esta magnifica manifestación de poder comenzó en una hermosa mañana primaveral del año 1820, cuando un joven piadoso que buscaba la verdad se dirigió a una arboleda, la cual consideramos sagrada por este acontecimiento, y se arrodilló humildemente para elevar una oración a su Padre Celestial, el Creador de las montañas, los valles y los océanos y de todo lo que vemos a la luz del día, el Creador de las luminosas estrellas y planetas que observamos por la noche.

Los cielos se abrieron, y José, Smith, que fue un hombre de grande y noble espíritu, entró en una comunicación directa con seres celestiales.  Permitid que vuestros ojos vean y que vuestro corazón sienta; permitíos por lo menos una parcial comprensión cuando oigáis la descripción gráfica de este acontecimiento.

«. . . vi una columna de luz, más brillante que el sol, directamente arriba de mi cabeza; y esta luz gradualmente descendió hasta descansar sobre mí.

. . . Al reposar sobre mí la luz, vi en el aire arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción.  Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Este es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!»‘ (José Smith-Historia 16-17.)

Toda la incertidumbre había desaparecido; José Smith había tenido un conocimiento personal de la realidad de estos Seres Divinos: el Padre y el Hijo, Creadores del universo, habían aparecido ante él.

Acontecimiento Nº 2: Tres años después, en 1823, apareció otra luz y un ángel que le dio instrucciones al joven Profeta.  Escuchemos una vez más:

«Encontrándome así, en el acto de suplicar a Dios, vi que se aparecía una luz en mi cuarto, y que siguió aumentando hasta que la pieza quedó más iluminada que al mediodía; cuando repentinamente se apareció un personaje al lado de mi cama, de pie en el aire, porque sus pies no tocaban el suelo. . .

Me llamó por mi nombre, y me dijo que era un mensajero enviado de la presencia de Dios, y que se llamaba Moroni; que Dios tenía una obra para mí …

Dijo que se hallaba depositado un libro, escrito sobre planchas de oro, el cual daba una relación de los antiguos habitantes de este continente, así como del origen de su procedencia.  También declaró que en él se encerraba la plenitud del evangelio eterno cual el Salvador lo había comunicado a los antiguos habitantes.» (José Smith-Historia 30, 33-34)

Acontecimiento Nº 3: Y así pasaron cuatro años más.

«Por fin llegó el tiempo para obtener las planchas . . . El día veintidós de septiembre de mil ochocientos veintisiete . . . el mismo mensajero celestial me las entregó, con esta advertencia: que yo sería responsable de ellas. (José Smith-Historia 59)

Fueron sacadas a luz las planchas de oro, las cuales contenían un precioso mensaje susurrado desde el polvo, a través de la divina intervención del poder de la traducción.

Captemos el espíritu y el significado del proceso de la traducción tal como fue descrito por Oliverio Cowdery.

«Estos fueron días inolvidables; ¡estar sentado oyendo el son de la voz dictada por la inspiración del cielo despertó la más profunda gratitud en este pecho!  Día tras día yo continuaba escribiendo las palabras de su boca sin interrupción, según él traducía . . . la historia o relato llamado ‘El Libro de Mormón’ «. (Times and Seasons, Tomo 2, pág. 201; véase también la nota al final de José Smith-Historia.)

Acontecimiento Nº 4: Pasaron dos años más, y otra visitación trajo poder de los cielos: el Sacerdocio Aarónico, que posee llaves especiales, fue restaurado sobre la tierra.

«El mes siguiente (mayo de 1829), encontrándonos todavía en la obra de la traducción, nos retiramos al bosque un cierto día para orar y preguntar al Señor acerca del bautismo para la remisión de los pecados, del cual vimos que se hablaba en la traducción de las planchas.  Mientras en esto nos hallábamos, orando e implorando al Señor, descendió un mensajero del cielo en una nube de luz y, habiendo puesto sus manos sobre nosotros, nos ordenó, diciendo:

Sobre vosotros, mis consiervos, en el nombre del Mesías confiero el Sacerdocio de Aarón, el cual tiene las llaves del ministerio de ángeles, y del evangelio de arrepentimiento, y del bautismo por inmersión para la remisión de pecados . . .

El mensajero que en esta ocasión nos visitó y nos confirió este sacerdocio dijo que se llamaba Juan, el mismo que es conocido como Juan el Bautista en el Nuevo Testamento, y que obraba bajo la dirección de Pedro, Santiago y Juan, quienes poseían las llaves del Sacerdocio de Melquisedec, sacerdocio que nos sería conferido . . .» (José Smith-Historia 68, 69, 72.)

Pedro, Santiago y Juan vinieron de los cielos en otra ocasión y lo ordenaron al Sacerdocio de Melquisedec que tiene el poder para actuar en el nombre de Dios.

Un conocido de José Smith dijo algo muy interesante:

«Si preguntarais a José que aspecto tenia Adán, él podría contestaros de inmediato; podría deciros su altura y apariencia, así como todos los detalles acerca de él. Podríais haberle preguntado que clase de hombres eran Pedro, Santiago y Juan y el os habría contestado en detalle.»

El los conocía porque tenia un vínculo personal con ellos.

Acontecimiento N° 5: En el año 1836, el Salvador se manifestó personalmente a José Smith y Oliverio Cowdery, manifestación que ellos describieron con estas bellas palabras:

«El velo fue retirado de nuestras mentes, y los ojos de nuestro entendimiento fueron abiertos.

Vimos al Señor sobre el barandal del púlpito, delante de nosotros; y debajo de sus pies habla un embaldosado de oro puro del color del ámbar.

Sus ojos eran como una llama de fuego; el cabello de su cabeza era blanco como la nieve pura; su semblante brillaba mas que el resplandor del sol; y su voz era como sonido del estruendo de muchas aguas, si, la voz de Jehová que decía:

soy el primero y el ultimo; soy el que vive, soy el que fue muerto; soy vuestro abogado ante el Padre.» (D. y C. 110:14.)

Permitidme compartir con vosotros las palabras de un testigo de algunos de estos acontecimientos.

«No procurare describirte los sentimientos de este corazón, ni la majestuosa belleza y gloria que nos rodeo en esta ocasión; pero si me has de creer cuando te digo que ni la tierra, ni los hombres, con la elocuencia del tiempo, pueden siquiera empezar a adornar el lenguaje en tan interesante y sublime manera como este santo personaje. ¡No! ¡Ni tiene esta tierra el poder para comunicar el gozo, conferir la paz o comprender la sabiduría contenida en cada frase declarada por el poder del Espíritu Santo!… La seguridad de que nos hallábamos en presencia de un ángel, la certeza de que oímos la voz de Jesús y la verdad inmaculada que emanaba de un personaje puro, dictada por la voluntad de Dios, es para mi inefable.» (Oliverio Cowdery, Times and Seasons, tomo 2, pág. 201; véase también J. Smith-Hist. nota al final.)

Acontecimiento N° 6: A través de las épocas, los profetas bíblicos han predicho la congregación de Israel. Examinemos una visita de Moisés a José Smith y a Oliverio Cowdery cuando les dio las llaves de la congregación de Israel.

«. . . los cielos nuevamente nos fueron abiertos; y se apareció Moisés ante nosotros y nos entrego las llaves del recogimiento de Israel de las cuatro partes de la tierra, y de la conducción de las diez tribus desde el país del norte.» (D. y C. 110:11.)

Acontecimiento N° 7: Elías el profeta vino para cumplir la predicción de Malaquías. Escuchemos esta verdad eterna.

«. . . se nos desplegó otra visión grande y gloriosa; porque Elías el profeta, que fue llevado al cielo sin gustar la muerte, se apareció ante nosotros, y dijo:

He aquí, ha llegado plenamente el tiempo del cual se hablo por boca de Malaquías, testificando que e! [Elías]seria enviado antes que viniera el día grande y temible del Señor, para hacer volver el corazón de los padres a los hijos, y de los hijos a los padres…» (D. v C. 1101315.)

El poder de Elías el profeta es el poder sellador del sacerdocio por medio del cual lo que se ata o se desata en la tierra también se ata o se desata en los cielos. De esta manera, las llaves de este poder están otra vez en vigencia sobre la tierra y se utilizan para llevar a cabo las ordenanzas del evangelio para los vivos y, vicariamente, por los muertos.

Se ha manifestado un gran poder en las montañas. El poder de la naturaleza se manifestó por medio del volcán Saint Helens, pero este muy pronto será reprimido y descansara pacíficamente por un indeterminado numero de años. Mas el poder espiritual que se manifestó en el Monte Sinaí en los tiempos antiguos y los poderes restaurativos de todas las épocas han venido desde los cielos en nuestros días, los mismos que no serán reprimidos, sino que tendrán influencia sobre nosotros por toda la eternidad.

El Señor ha dicho que no hay ojo que no verá ni oído que no oirá. . . «sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo» (D. y C. 1:38).

Yo testifico solemnemente que estas cosas que afectan tanto a la tierra como al cielo, realmente sucedieron; que el Salvador en verdad vive y que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días esta investida con su poder. Es mi oración, amigos míos, que el Señor os bendiga para que podáis ver, oír y comprender Su palabra. ¿Por que no comenzar hoy mismo? Ruego que así lo hagáis, en el nombre de Jesucristo. Amen.

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