Conferencia General Octubre 1980
Tomad la decisión de decidiros
Elder Rex D. Pinegar
del Primer Quórum de los Setenta
Estoy agradecido por mi asignación de trabajar con los hombres jóvenes de la Iglesia. Los que sirven hoy en los quórumes del Sacerdocio Aarónico son los futuros misioneros, los lideres de la Iglesia, los lideres del mundo. Consciente de esta gran oportunidad hoy quisiera hablarle a la juventud acerca de la capacidad que tienen de llegar a ser lo que deseen.
Este verano he tenido la experiencia inolvidable de acampar con 2.600 de estos maravillosos jóvenes del Sacerdocio Aarónico y sus lideres. Entre el colorido de las carpas y de los uniformes Scout, se podía distinguir la forma que tomo el campamento: la de una gigante rueda de doce rayos, cada uno de ellos representando una de las tribus de Israel. En la hacienda Deseret en Florida todos pasaron seis días aprendiendo el arte de acampar, haciendo demostraciones especiales, pruebas de aptitud física, programas espirituales, y muchas otras actividades (y ni mencionar la consumición de 23.000 litros de leche, 1.000 cajas con botellas de refresco, y una tonelada y media de pan). Los hombres jóvenes y sus líderes participaron juntos poniendo de relieve los propósitos del sacerdocio.
En primer atardecer, cuando cada «tribu» estuvo instalada, todo «Israel» se dirigió a la arena para participar en la fogata de apertura. Los dorados rayos del crepúsculo formaban una magnifica cortina que servia de fondo a la caravana de mas de un kilometro y medio de largo de los jovencitos que marchaban de a dos, dirigiéndose hacia la arena. Con las banderas en alto, los modernos hijos de Israel tenían que pasar debajo de un arco que tenia inscripta la promesa Scout: «Por mi honor». Centinelas de pie sostenían carteles iluminados por antorchas en los que se leía la promesa y la ley Scout, así como los propósitos del Sacerdocio Aarónico. Al pasar al lado de estos centinelas, cada joven debía establecer un cometido personal en procura de la vida eterna, de ser un digno poseedor del sacerdocio, de servir en una misión digna y de ser digno de casarse en el templo.
Durante los cuatro días siguientes, se destacaron las promesas hechas esa noche por medio de experiencias especiales llamadas «En la cima de la montaña». Los lideres del Israel antiguo a menudo iban a la cima de una montaña n particular para recibir instrucciones del Señor. Por lo tanto, los jóvenes «israelitas» poseedores del sacerdocio debían prepararse para ir a los lugares designados en donde pudieran recibir guía y consejos espirituales. Allí aprendieron que al haberse comprometido a vivir los principios básicos del evangelio también tomaron otras decisiones importantes relacionadas con la limpieza moral, la honestidad de palabra y hechos, la observancia de la Palabra de Sabiduría, etc.
Estas son algunas de las cosas a las cuales se refirió el presidente Kimball en una conferencia pasada:
«Tenemos la esperanza de poder ayudar a nuestros jóvenes, tanto varones como mujeres, a comprender, mas temprano en la vida, que hay ciertas decisiones que se toman solamente una vez… Podemos alejar de nosotros algunas cosas solo una vez y considerar el asunto como finalizado. Podemos tomar una sola decisión sobre aquello que deseamos incorporar a nuestra vida y luego hacerlo, sin tener que reconsiderar y volver a decidir cien veces que vamos a hacer y lo que no vamos a hacer… Mis jóvenes hermanos, si vosotros no lo habéis hecho ya, tomad la decisión de decidiros.» (Liahona, agosto de 1976)
Vosotros podéis hacerlo, mis Jóvenes hermanos. Vosotros podéis llegar a ser el gran hombre que soñáis ser. Para lograr este objetivo, debéis tomar algunas decisiones importantes ahora, cuando aun sois jóvenes. ¡Este es el momento de decidiros!
Decidid estableceros metas. En el mismo discurso, el presidente Kimball dijo: «Es sumamente apropiado para la juventud del Sacerdocio Aarónico, de la misma forma que para los hombres del Sacerdocio de Melquisedec, (y, nosotros añadimos, para las mujeres de la Iglesia) establecer silenciosa pero decididamente metas personales serias por medio de las cuales puedan mejorar, seleccionando algunas que deseen alcanzar en períodos de tiempo específicos.» (Liahona agosto de 1976)
Un amigo mío ayudó a su hijo a establecer metas de esta manera: Le pregunto que era lo que quería llegar a ser, y a quien quería parecerse. El jovencito nombró a un miembro del barrio que vivía cerca y al que admiraba desde hacía algún tiempo. Mi amigo lo llevó en el auto y estacionaron frente a la casa de esta persona. Sentados en el auto, hablaron acerca de lo que este hombre poseía, de la manera en que vivía, de sus virtudes, de su integridad y de su buen nombre. Hablaron de lo que le había costado a este vecino llegar a ser lo que era; los años de esmerado trabajo, los estudios que había cursado, los sacrificios hechos, las dificultades vencidas, los servicios prestados. Lo que poseía, y la comodidad en que vivía eran el resultado del esfuerzo que había hecho por alcanzar sus metas justas y las bendiciones del Señor.
El hijo eligió los nombres de otras personas que consideraba eran modelos de todo lo que era bueno, y su sabio padre le habló de cada uno de ellos y de su vida. Por lo tanto, aún siendo muy joven, este muchacho estableció metas y determinó lo que deseaba ser en el futuro. Con esta meta presente para orientarle a tomar otras decisiones en su debido momento, estaba mejor preparado ara permanecer en el curso que había escogido.
Tomad la decisión de trabajar. El trabajo es necesario para alcanzar metas. J. P. Getty, considerado hace algún tiempo uno de los hombres más ricos del mundo, dio esta fórmula para obtener el éxito: «Levantarse temprano, trabajar hasta muy tarde, encontrar petróleo.» El señor Getty también hizo el siguiente comentario: «Es posible que un hombre que viaje en tren a 90 millas por hora le diga; ‘me desplazó a 90 millas por hora’ pero no es verdad; a menos que se mueva impulsado por su propio poder, en realidad permanece inmóvil.»
Una vez se le preguntó al famoso violinista Isaac Stern en qué momento de su vida había decidido dedicarse por completo a la carrera de concertista. El relató que había presentado su primer concierto en San Francisco (California) cuando era aún muy joven, y que los críticos habían dado una opinión muy favorable prediciéndole un futuro brillante. Con mucho ánimo, Isaac Stern comenzó a prepararse para dar otro concierto al año siguiente en la Ciudad de Nueva York; pero esta vez la crítica fue desfavorable. Los expertos declararon que tendría que hacer un gran esfuerzo para llegar a ser un violinista famoso.
Deprimido y desanimado, el joven Stern subió a un ómnibus de dos pisos en Nueva York, y recorrió Manhattan varias veces. Dijo que «lloraba por dentro» mientras trataba de decidir qué iba a hacer de su futuro. ¿Tendrían razón los críticos?
¿Sería verdad que ya había progresado todo lo que podía? ¿Debía buscarse trabajo en una orquesta y ser uno más de los integrantes?
Luego del cuarto viaje por la ciudad, volvió a su casa donde lo esperaba su madre. Había tomado una decisión. «Madre, voy a estudiar, voy a luchar, hasta que la música me dé buenos resultados.» En la actualidad Isaac Stern es uno de los mejores violinistas del mundo.
El trabajo es un principio, una bendición. ‘El trabajo nos edifica física y espiritualmente. Aumenta tanto la fortaleza de nuestro cuerpo como la de nuestro carácter. Un conocido entrenador de básquetbol declaró: «El hombre que se encuentra en la cumbre de la montaña tuvo que ascender para llegar allí». Si nosotros deseamos alcanzar la cumbre de nuestro potencial divino, debemos esforzarnos por ascender paso a paso. La senda podrá ser escabrosa, difícil de ascender, y sin encomio, pero podremos alcanzar la cumbre si estamos dispuestos a dedicarle todo nuestro esfuerzo.
Decidid creer; creed en Dios; creed en vosotros mismos. Creed que Dios se interesa por cada uno de vosotros y que desea que tengáis éxito en la vida. Nos ha dado, en el Evangelio de Jesucristo, las normas seguras para alcanzar el éxito.
Cuando vivimos de acuerdo con su evangelio, recibimos la confianza por medio de su espíritu para enfrentar las dificultades de cada día. Si, podemos decir como Nefi:
«. . . el Señor tiene poder de hacer todas las cosas para los hijos de los hombres, según su voluntad, si es que ellos ejercen la fe en él.» (1 Nefi 7:12.)
La creencia y la fe que tenia el profeta José Smith de que Dios estaba interesado en él le dieron el valor y el optimismo para decir: «Nunca os desaniméis. No importa en que clase de dificultades (os) encontréis. Si (os) hundierais en el pozo más hondo de Nueva Escocia, y tuvierais las montañas Rocosas apiladas encima, no debéis desalentaros; soportadlo, tened fe y valor y saldréis del pozo.» (Tomado del diario de George Albert Smith.)
Mis queridos jóvenes de la Iglesia, vosotros estáis en un período decisivo de vuestra vida. Este es el momento en que se forman las buenas costumbres, cuando se adoptan nuevas ideas. Es el momento de tomar decisiones. Tomad la decisión, hoy mismo, de obedecer estas palabras de nuestro Profeta: «Tomad la decisión de decidir». Decidid tomar decisiones tocantes a ciertas cosas una vez a aquellas cosas que apartareis de delante de vosotros porque de otra forma pueden destruiros, y acerca de ciertas otras que incorporaréis a vuestra vida porque os llevaran a la vida eterna.
Decidid establecer metas que sean compatibles con vuestro destino divino. Decidid creer en Dios, vuestro Creador. Decidid creer en vosotros mismos, para que podáis verdaderamente alcanzar vuestras metas. Decidid trabajar. Podréis alcanzar el éxito en toda empresa justa si estáis dispuestos a trabajar bajo la guía de la mano del Señor.
Que todos podamos tomar nuestras decisiones a la favorable luz del Evangelio de Jesucristo, lo ruego en el nombre de Jesucristo. Amen.
























