Esforzaos por alcanzar las estrellas

Conferencia General Abril 1981logo pdf
Esforzaos por alcanzar las estrellas
por la hermana Barbara B. Smith
Presidenta de la Sociedad de Socorro

Barbara B. SmithPresidente Kimball, presidente Romney, Autoridades Generales, y mis amados hermanos, en la actualidad son pocas las personas a las que no les afecta la situación económica; no solamente la encaramos dentro del mundo de las noticias, sino que la experimentamos con cada compra que hacemos.

Los sábados por la tarde mi esposo y yo compramos los alimentos de la semana y algunos artículos para almacenar.  Hace poco, después de abastecernos y mientras esperábamos para pasar por la caja, observábamos las elevadas cantidades que pagaban los que estaban delante de nosotros.  Comentamos entonces sobre el alto costo de la vida, especialmente para las familias numerosas y de bajos ingresos, los ancianos con sus pequeñas pensiones y los padres divorciados o viudos, a veces con escasos recursos; y llegamos a la conclusión de que en la mayoría de los casos, los dueños de casa deben administrar muy cuidadosamente los medios con que cuentan, para poder afrontar las necesidades actuales’

La situación económica en la actualidad es grave; por lo tanto, es necesario que pongamos a prueba nuestro ingenio si queremos tener la satisfacción de enfrentarnos bien a estas dificultades.

Una recién casada que fue a vivir con su esposo a un campamento militar situado en las afueras del desierto se encontró con que las viviendas eran pocas y caras; lo único que pudieron conseguir fue una pequeña cabaña cerca de un poblado de indios.  Los 43 grados centígrados que hacía durante el día eran inaguantables, y el viento soplaba constantemente esparciendo polvo y arena por todas partes.  A la joven los días le parecían interminables y angustiosamente solitarios.  En una ocasión en que mandaron a su esposo por dos semanas al desierto para una serie de maniobras, ella le escribió una carta a su madre diciéndole que regresaba junto a ella porque no podía aguantar más esa vida.  La madre le contestó inmediatamente, así:

«Dos hombres miraban por entre las mismas rejas de una prisión: uno vio lodo, el otro, estrellas.»

Luego de releer la frase una y otra vez la joven esposa decidió buscar las estrellas.  Se propuso hacerse amiga de sus vecinos indios.  Admiraba el arte de éstos en los tejidos y alfarería, y les pidió que le enseñaran.  Ellos, al comprobar que su interés era real, gustosamente lo hicieron.  Las costumbres e historia de los indios comenzaron a fascinaría; de un lugar desolado y repugnante, el desierto pasó a ser un mundo maravilloso para ella.

¿Qué había cambiado?  No era el desierto, ni el ambiente, sino su propia actitud que había transformado una experiencia desagradable en otra sumamente gratificadora.

¿En qué forma puede la Sociedad de Socorro ayudar a la mujer a hallar las estrellas que la encaminen? ¿Cómo puede ayudarle la Sociedad de Socorro a rodearse de optimismo y novedad y, al mismo tiempo, estirar su dinero poniendo en práctica los principios de la economía en el hogar?

Permitidme sugerimos algunos minicursos que se pueden enseñar en la Sociedad de Socorro para ayudar a las hermanas a afrontar esta dificultad:

Primero, el manejo del hogar y el dinero.

Las instrucciones sobre el manejo adecuado del hogar y del dinero ayudarán a las hermanas a aprender a ajustar los gastos al ingreso familiar.  Se dice que en nuestra balanza los gastos deben pesar siempre menos que nuestros recursos.  Ya no podemos darnos el lujo de no aplicar este principio.

La primera regla difícil para bajar los gastos en nuestra balanza es preparar un presupuesto en el que primero se aparta dinero para nuestras necesidades básicas y luego para otras cosas.

Debemos ayudar a todas las hermanas a obtener la tranquilidad que se logra planeando los gastos.  Cuando éstos se mantienen por debajo de los ingresos, se tiene mayor tranquilidad en la vida.

Las hermanas deben aprender el arte de administrar el dinero y enseñarlo a sus hijos.  Debemos aprender que no importa cuán necesario o valioso parezca ser un

artículo, si no podemos comprarlo, sería un gasto inútil.  Tales gastos nos conducen a las deudas, y éstas a una inseguridad económica que con frecuencia causa congoja en la familia.  Podrán hacer que la vida de vuestros hijos sea más fácil si siguen el consejo del élder Marvin

  1. Ashton, que dice:

«Decir ‘ahorra dinero’ a un niño no tiene valor para él.  Es mejor decirle: ‘Ahorra tu dinero para una misión, una bicicleta, tu ajuar, una muñeca, etc’.» (Ensign, julio de 1975, pág. 73.)

Vivir ajustados a un presupuesto no necesita ser una privación.  El planearlo es una experiencia instructiva.

Una joven recién casada, hija de una amiga mía, le escribió una vez a su madre contándole la forma en que ella y su esposo conseguían ahorrar aunque ganaban muy poco.  Emocionada le explicaba: «He descubierto cómo cocinar mis alimentos en forma simple y nutritiva.  La otra noche en una miniclase de la Sociedad de Socorro, aprendí la manera de preparar leche condensada, queso, mantequilla, yogur y crema agria.  Me anima ver todo lo que puedo ahorrar cuando hago estas cosas yo misma’.

Podemos enseñar a las hermanas a ser realistas en cuanto a la administración del dinero, y a la vez conservar un espíritu optimista e ingenioso.

Se puede también organizar una miniclase con el objeto de instruir a las hermanas sobre la forma de economizar energía.  Por ejemplo: Caminar siempre que sea posible, apagar las luces cuando no se utilicen, aprovechar el horno para cocinar varios alimentos al mismo tiempo, correr las cortinas o persianas para dejar que el sol caliente la casa cuando hace frío y cerrarlas de noche, etc.

Otra miniclase interesante puede ser sobre cómo cuidar nuestros bienes y valorar las cosas usadas.  La presidenta de la Sociedad de Socorro de una estaca informó que en una reunión de Administración del Hogar, las costureras más diestras de la estaca enseñaron a otras hermanas a fabricar patrones para remodelar ropa.  Esto les ayudó a ahorrar dinero y también a disfrutar con sus nuevas prendas.

En una miniclase se podría enseñar la forma de cuidar mejor la ropa, cómo remendarla y mantenerla presentable; y dar consejos sobre cómo lavarla y hacer durar más las telas.  En las clases se podría enseñar el arte de combinar un vestuario y de variar en el vestir para no vernos en la necesidad de comprar conjuntos completos.

En ésta y otras formas la Sociedad de Socorro puede ayudar a las hermanas a cuidar mejor sus pertenencias, alargando su existencia y servicio, y al mismo tiempo recibir satisfacción y placer.

Si nos arreglamos con lo que tenemos, no pasaremos necesidades; y podemos mejorar el nivel de vida de nuestra familia con muy poco dinero.

Otra miniclase podría tratar el tema de cómo llevar una vida saludable.  Ayudad a las hermanas a planear formas de ahorrar dinero al lograr tener una buena salud.  La Sociedad de Socorro podría proporcionar capacitación para obtener una buena salud física, pues esto no cuesta dinero.  Evitar las enfermedades no cuesta nada; los hábitos de la buena salud nos ahorran dinero.  Para estimular la buena salud, las hermanas necesitan planear comidas nutritivas.  La mayoría de nosotras podría comer menos sin perder la salud, pero todos necesitamos comer regularmente comidas balanceadas.

La Sociedad de Socorro debe ayudar a las hermanas a comprender y a practicar los fundamentos de la buena nutrición.  Debemos aprender a preparar comidas económicas que sean apetitosas y a la vez nutritivas.  Al colaborar con la Iglesia en el afán de reducir gastos, me gustaría sugerimos que, aunque las reuniones de Administración del Hogar seguirán llevándose a cabo una vez por mes, el almuerzo o refrigerio para tales ocasiones debe hacerse únicamente seis veces al año, a menos que las circunstancias lo indiquen de otra forma.  Recordamos a las presidentas de la Sociedad de Socorro que el motivo de estas reuniones no es juntarse para participar de algunos alimentos, sino para lograr una experiencia social que nos enseñe un mejor modo de vida y para mostrar un modelo de comida que sea económica, nutritiva y a la vez atractiva, a fin de que las hermanas puedan ponerla en práctica en sus propios hogares.

Un concepto básico del sistema de bienestar de la Iglesia es hacer planes cuidadosos para las emergencias.  La Sociedad de Socorro puede ayudar a las hermanas a poner en práctica este concepto para convertir vuestro hogar en modelos de una vida providente que pueda encarar las necesidades presentes y las emergencias futuras.

He meditado en las preparaciones que hizo Noé al acomodar todo en el arca.  El debe de haber logrado el mejor plan de bienestar en toda la historia de la humanidad cuando siguió el consejo del Señor y construyó el arca.  Sin duda su esposa e hijos le ayudaron a trabajar y a hacer planes para que todos recibieran las bendiciones del Señor. ¡Imaginaos la preparación necesaria para acomodar, cuidar y alimentar los cientos de animales en el arca!  Seguramente Noé y su familia pudieron planear todo en tal forma que se sintieron satisfechos de sus esfuerzos al cumplir el Señor su promesa.

¿Podemos ser igual de diligentes? ¿Podemos como mujeres ayudar y hacer frente a las dificultades económicas cuidando sabiamente las cosas con las que nos ha bendecido el Señor?

Espero que podamos alanzar las estrellas y hallar el gozo en vivir de acuerdo con los consejos de aquellos que el Señor ha escogido para guiarnos; lo pido humildemente en el nombre de Jesucristo.  Amén.

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