Conferencia General Octubre 1984
Un nuevo testigo de Jesucristo
presidente Ezra Taft Benson
del Quórum de los Doce Apóstoles
«Si vamos a lograr esa cosecha de almas que prevé el presidente Kimball, debemos usar el instrumento que Dios a dispuesto para esa tarea: El Libro de Mormón.»
Mis amados hermanos y hermanas, hace ya varios años que estoy profundamente preocupado porque no utilizamos el Libro de Mormón de la manera en que Dios ha propuesto.
Al participar en la dedicación del Templo de la Ciudad de México, recibí una impresión muy clara de que Dios no esta complacido ante nuestra negligencia con respecto al Libro de Mormón.
En la sección ochenta y cuatro de Doctrina y Convenios el Señor decretó que toda la Iglesia estaba bajo condenación, aun todos los hijos de Sión, debido a la manera en que trataban el Libro de Mormón. «Y permanecerán bajo esta condenación hasta que se arrepientan», dijo el Señor, «y recuerden el nuevo convenio, a saber, el Libro de Mormón.» (Vers. 57.)
Sión no puede aumentar en belleza y santidad y vestirse de sus ropas hermosas si esta bajo esa condenación. (D. y C. 82:14.)
Esto ocasiona cinco preguntas criticas que cada uno de nosotros debe contestar: ¿Es el Libro de Mormón la palabra de Dios? ¿Para quien se escribió? ¿Cuán importante es este volumen de las Escrituras? ¿Cuál es su propósito más importante? ¿Cómo debemos usarlo?
Primero, ¿Es el Libro de Mormón la palabra de Dios? El así lo ha testificado. (D. y C. 20:8-10.) También su traductor (véase 1 Nefi 33:10; Moro. 7:35), también sus escritores (véase Artículos de Fe 1:8), también sus testigos, así como todos aquellos que lo han leído y han recibido una revelación personal de Dios en cuanto a su veracidad.
Segundo, ¿Para quien se escribió el Libro de Mormón? Moroni, el último escritor del Libro de Mormón, dirigiéndose a nosotros, dijo:
«He aquí, os hablo como si os hallaseis presentes, y sin embargo, no lo estáis. Pero he aquí, Jesucristo me os ha mostrado, y conozco vuestras obras.» (Mormón 8:35.) Dios inspiró a Mormón, el compilador principal del libro, a que incluyera todo lo que necesitaríamos en nuestros días.
Tercero, ¿Cuán importante es el Libro de Mormón? José Smith lo llamó «la clave de nuestra religión». (Enseñanzas del profeta José Smith. pág. 233.) «Si quitamos el Libro de Mormón y las revelaciones», dijo él, «¿dónde queda nuestra religión? No tenemos nada.» (Enseñanzas del Profeta José Smith. pág. 77.)
Dijo el Señor a José Smith, el traductor: «Esta generación recibirá mi palabra por medio de ti.» (D. y C. 5:10. ) Y así ha sido.
El Señor declara:
«Y los que lo reciban (el Libro de Mormón) con fe, y hagan justicia, recibirán una corona de vida eterna; mas para quienes endurezcan sus corazones en la incredulidad y la rechacen se tornará para su propia condenación.» (D. y C. 20:14-15.)
Cuarto, ¿Cuál es el propósito principal del Libro de Mormón? El traer a los hombres a Cristo, para que se reconcilien con Él, y se unan a su Iglesia -en ese orden.
En la portada del Libro de Mormón se encuentra la declaración de que el libro es »para convencer al judío y al gentil de que JESUS es el CRISTO, el ETERNO DIOS».
El Señor instruyó además que el Libro de Mormón comprueba que «Dios inspira a los hombres y los llama a su santa obra en esta edad y generación, así como en las antiguas». (D. y C. 20:11.)
Así que, siendo verdadero el Libro de Mormón, Dios inspiró a su Profeta José Smith para que lo tradujera y lo llamó para que llevara a cabo la sagrada obra de la restauración de su Iglesia, a saber, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días.
Finalmente, ¿cómo debemos utilizar el Libro de Mormón?
Primero debemos leerlo y obtener un testimonio para nosotros mismos. Los hombres podrán engañarse los unos a los otros, pero Dios no engaña a los hombres. Por tal razón, el Libro de Mormón expone la mejor prueba para determinar su veracidad, es decir, lo leemos y luego preguntamos a Dios si es verdadero.
En el último capitulo del libro, Moroni extiende este divino desafío a cada persona que lo lea. Estas son sus palabras:
Y cuando recibáis estas cosas, quisiera exortaros a que preguntéis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, el os manifestara la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo. » (Moro. 10:4.)
Esta es, entonces, la aseveración suprema para la persona de corazón sincero: saber por revelación personal de Dios, que el Libro de Mormón es verdadero. Millones lo han puesto a prueba y saben, y millones más sabrán.
Ahora bien, el espíritu, de la misma manera que el cuerpo, tiene la necesidad de nutrición continua. La comida de ayer no es suficiente para proporcionar las necesidades de hoy. Por tanto, no basta con leer solo de vez en cuando «el más correcto de todos los libros sobre la tierra», como lo designó el profeta José Smith. (Enseñanzas del profeta José Smith, pág. 233.)
No todas las verdades son de igual valía, ni todas las escrituras tienen el mismo valor. Que mejor forma de nutrir el espíritu que la de gozarnos frecuentemente con la lectura del libro, que según el Profeta José «un hombre se acercaría mas a Dios por seguir sus preceptos que los de cualquier otro libro». (Enseñanzas del profeta José Smith. págs. 283-284).
El presidente Marion G. Romney entendió esta declaración. Hace años empezó un procedimiento diario, que nos recomendó a nosotros, el de leer el Libro de Mormón cada mañana durante treinta minutos. «Se que me mantuvo en armonía», dijo él, «en tanto que yo me mantuve en armonía con el Espíritu del Señor.» Luego agrego: «Nos mantendrá tan cerca del Espíritu del Señor como cualquier otra cosa que yo conozca.»
El Señor dijo que el Libro de Mormón ha de ser «un estandarte a los de mi pueblo que son de la casa de Israel». (2 Ne. 29:2) Un estandarte que debemos escuchar y seguir.
En una revelación que abarca varios versículos de la sección 20 de Doctrina y Convenios, el Señor nos da un resumen de las verdades vitales que enseña el Libro de Mormón. Habla de Dios, de la creación del hombre, la Caída, la Expiación, la ascensión de Cristo a los cielos, los profetas, la fe, arrepentimiento, bautismo, el Espíritu Santo, la perseverancia, la oración, la justificación y la santificación por medio de la gracia y para amar y servir a Dios.
Debemos conocer esas verdades esenciales. En el Libro de Mormón Aarón y Ammón y sus hermanos enseñaron este mismo tipo de verdades al, pueblo lamanita (Alma 18:22-39), que se encontraba en el tenebroso abismo» (Alma 16:3). Después de aceptar estas verdades eternas, el Libro de Mormón declara que estos lamanitas convertidos nunca se alejaron de la Justicia. (Véase Alma 23:6.)
Si enseñamos a nuestros hijos y a nuestros nietos estas mismas verdades, ¿se apartaran ellos? Debemos enseñarles acerca del Libro de Mormón en nuestra mesa a la hora de comer, en nuestras reuniones familiares, al lado de sus camas y en nuestras cartas y conversaciones telefónicas; en todas nuestras idas y venidas.
Algunos padres espirituales alertos tienen reuniones devocionales temprano en la mañana con toda su familia, en sus hogares respectivos. Cantan un himno, tienen una oración y luego leen y analizan el Libro de Mormón.
«Los élderes, presbíteros y maestros de esta Iglesia enseñarán los principios de mi evangelio que se encuentran en. . . el Libro de Mormón», dice el Señor en la sección 42 de Doctrina y convenios.
El Libro de Mormón es tanto para miembros como para los que no lo son. Combinado con el Espíritu del Señor, el Libro de Mormón es la herramienta más importante que el Señor nos ha dado para convertir al mundo. Si vamos a lograr esa cosecha de almas que prevé el presidente Kimball, debemos usar el instrumento que Dios ha dispuesto para esa tarea: el Libro de Mormón.
El élder Bruce R. McConkie declaro: «Los hombres se pueden acercar mas a Dios; pueden tener mas del espíritu de conversión y conformidad en su corazón; pueden tener testimonios más fuertes y pueden lograr un entendimiento mejor de las doctrinas de salvación por medio del Libro de Mormón que por medio de la Biblia. Se salvará más gente en el reino de Dios diez mil veces más -debido al Libro de Mormón que debido a la Biblia.» (Discurso pronunciado en la Universidad Brigham Young, 18 de ago. de 1978.)
El mundo cristiano tiene la Biblia, y nosotros también la tenemos. La Biblia habla de un pueblo, los judíos; su tierra, la Tierra Santa; sus profetas, y el nacimiento y ministerio de Jesucristo.
Pero, ¿había solamente una tribu de Israel? ¿Que sucedió con José, el hijo con el derecho a la primogenitura, que salvo a toda la familia de Israel de perecer de hambre? ¿Que paso con José, cuyos hijos Israel bendijo y declaro: «Sea perpetuado en ellos mi nombre, y el nombre de mis padres Abraham e Isaac. . .»? (Gen. 48:16.) ¿Que sucede con José, a quien Israel bendijo y prometio que seria «rama fructífera junto a una fuente, cuyos vástagos se extienden sobre el muro»‘? (Gen. 49:22. ) ¿Dónde esta el registro de José?
Testificamos al mundo que nosotros tenemos el registro de José, a saber, el Libro de Mormón. Al igual que Judá, José tuvo un pueblo: los nefitas y los lamanitas. Como Judá, José tuvo una tierra: las Américas. Como Judá, José tuvo profetas, y sus descendientes también gozaron de la visita de Jesucristo, el Señor resucitado.
«¿No sabéis», dice el Señor en el Libro de Mormón, «que hay mas de una nación’?…
«¿No sabéis que el testimonio de dos naciones os es un testigo de que yo soy Dios, que me acuerdo tanto de una nación como de otra?
«. . . Y no supongáis que porque hablé una palabra, no puedo hablar otra.» (2 Ne. 29:7-9.)
Invitamos a todos los hombres, dondequiera que estén, a que lean el Libro de Mormón, otro testamento de Jesucristo.
La Biblia esta sobre el púlpito de cientos de diferentes sectas religiosas. El Libro de Mormón, el registro de José, verifica y aclara lo que dice la Biblia. Quita tropezaderos y restablece muchas cosas claras y preciosas. Testificamos que cuando se usan juntos, la Biblia y el Libro de Mormón, confunden las falsas doctrinas, ponen fin a las contenciones, y establecen la paz. (Véase 2 Ne. 3:12)
No necesitamos comprobar que el Libro de Mormón es verdadero. El libro es en sí su propia prueba. ¡Todo lo que necesitamos hacer es leerlo y declararlo! El Libro de Mormón no esta en tela de juicio; la gente del mundo, incluso los miembros de la Iglesia, están en tela de juicio en cuanto a lo que vayan a hacer con el segundo testigo de Cristo.
Yo testifico que el Libro de Mormón es la palabra de Dios, así que Jesús es el Cristo, José Smith es un profeta, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días es verdadera, con sus siervos autorizados para efectuar hoy en día las ordenanzas de salvación, en el nombre de Jesucristo. Amén.
























