África ve el alba de un nuevo día

Conferencia General Octubre 1987logo 4
África ve el alba de un nuevo día
por el élder Alexander B. Morrison
del Primer Quórum de los Setenta

Alexander B. Morrison«La luz de del evangelio que ilumina África hoy en día es una gran manifestación y testimonio del amor de Dios por todos sus hijos.»

Los profetas proclaman y las Escrituras corroboran que todas las personas, si quieren ser felices, deben allegarse a Cristo, y perfeccionarse en él (véase Moroni 10:32) Y este es el objetivo de La lglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días: invitar, animar y ayudar a todos los hijos de Dios, tanto vivos como muertos, a que se acerquen a Cristo y recibir »toda buena dádiva» (Moroni 10:30), para que podáis recibir la remisión de vuestros pecados, y seáis llenos del Espíritu Santo; para que podáis ser contados entre los de mi pueblo que son de la casa de Israel» (3 Nefi 30:2). Por esa razón hacemos la obra misional.

Este objetivo divino explica por que el Salvador resucitado dijo a sus Apóstoles que después de recibir el Espíritu Santo ellos serían testigos de El »en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo ultimo de la tierra» (Hechos l: 8)

La frase »hasta lo ultimo de la tierra» estaba en mi mente hace unas semanas cuando tuve el privilegio de acompañar al élder Marvin J Ashton, del Consejo de los Doce, a una tierra fértil muy querida para mí, el continente africano. Con la autoridad del sagrado apostolado, el élder Ashton dedicó dos países del oeste de Africa -Liberia y Costa de Marfil- y uno en Africa Central -Zaire- a la obra del Señor y a la predicación de la plenitud del evangelio de Jesucristo. Estos países se unen a otros de 1a llamada Africa Negra, donde la gran obra de traer almas a Cristo ya ha comenzado. Ha llegado el tiempo de la cosecha y somos testigos del amanecer de un nuevo día, del comienzo de una nueva era en Africa.

En uno de los grandes himnos de la restauración, Parley P Pratt, uno de los primeros Apóstoles de Iglesia, describió en forma poética lo que significaba para él la obra de los últimos días:

El alba rompe de verdad
Y en Sión se deja ver.
Tras noche de oscuridad,
bendito día renacer.
(Himnos de Sión, No.1.)

La letra de este himno parece describir lo que esta sucediendo actualmente en Africa. La luz de la plenitud del evangelio de Cristo, como un rayo de claridad y belleza, ilumina majestuosamente a esta antigua tierra y a sus pueblos Disipa la penumbra espiritual y las sombra del error y la superstición que por mucho tiempo han prevalecido en ese misterioso continente. Esa luz recae sobre una gente preparada por el Espíritu de Dios. Las palabras de Alma, refiriéndose a otra época, dicen:

El Señor derramó su Espíritu sobre toda la faz de la tierra a fin de disponer el entendimiento de los hijos de los hombres, o preparar sus corazones para recibir la palabra que se enseñaría entre ellos  a fin de que no resistiesen la palabra, para que no fuesen incrédulos y procediesen a la destrucción; sino que recibieran la palabra con gozo, y que, como rama, fuesen injertados en la verdadera vid para que pudieran entrar en el reposo del Señor su Dios» (Alma 16:16-17).

Nuestros hermanos africanos verdaderamente reciben la palabra con gozo,  pues hace mucho que se están preparando para este día. Están ansiosos de aprender y entienden con rapidez; prestan atención y responden bien; son espirituales; tienen sed del «agua viva» y hambre del «pan de la vida». Si el precio que se paga por la espiritualidad es el sufrimiento, las tristezas y las dificultades, nuestros humildes hermanos africanos están bien preparados para recibir y obedecer la plenitud del evangelio de Cristo. La gran mayoría es muy pobre el hambre y la pestilencia son parte inseparable de su vida diaria. Las oportunidades de educarse y conseguir trabajo son muy limitadas, pero a pesar de eso son una gente alegre, generosa y afectuosa.  Se muestran ansiosos de aprender y de obedecer los mandamientos de Cristo. Comprenden muy bien la importancia de la familia; si uno trabaja, da de comer a una docena. Muchos de los que viven en sociedades tecnológicamente mas avanzadas han olvidado lo que el más humilde de los africanos sabe muy bien que las familias son los bloques fundamentales sobre los que se edifica la sociedad para que pueda permanecer intacta.

Los Santos de los Ultimos Días sentimos un orgullo justificado por nuestro legado pionero. Nos sentimos agradecidos por los valientes pioneros que bajo condiciones muy difíciles y sacrificadas plantaron los cimientos para que la Iglesia pudiera crecer. Somos afortunados de que el espíritu pionero continúe vivo en la actualidad. Por ejemplo, en muchas partes de Africa viven personas de otros países que son miembros activos de la Iglesia y yo os testifico que no están allí por casualidad. Dios mismo los envió como parte de su plan de crecimiento para la Iglesia en esa tierra, para que sirvieran como ayos y nodrizas, y fueran el foco alrededor del cual la Iglesia pudiera crecer. Son gente apropiada que esta en el lugar adecuado, en el momento oportuno de la historia, y su misión es amar y servir.

Cada vez en mayor numero se les están uniendo misioneros, muchos de ellos matrimonios jubilados de América del Norte y de Europa que tienen mucha experiencia y que van a servir gustosos con un espíritu sacrificado y emprendedor. La necesidad de que vayan a Africa mas matrimonios misioneros es muy grande y la recompensa es sublime y eterna.

La luz del evangelio que ilumina Africa hoy en día es una gran manifestación y testimonio del amor de Dios por todo sus hijos. Como dijo Ammón, el profeta nefita, vemos que Dios se acuerda de todo pueblo, sea cual fuere la tierra en que se hallaren; si, él tiene contado a su pueblo, y sus entrañas de misericordia cubren toda la tierra (Alma 26:37).

Sabemos por el testimonio de Pedro que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia (Hecho 10:34-35).

Nefi dijo que «el Señor estima a toda carne igual; el que es justo es favorecido de Dios» (1 Nefi 17:35); porque él hace lo que es bueno entre los hijos de los hombres; y nada hace que no sea claro para los hijos de los hombres; y él invita a todos ellos a que vengan al y participen de su bondad; y a nadie de los que a el vienen desecha, sean negros o blancos, esclavos o libres, varones o hembras. . . y todos son iguales ante Dios» (2 Nefi 26:3, cursiva agregada).

Y recoge a sus hijos de las cuatro partes de la tierra; y cuenta a sus ovejas, y ellas lo conocen; y habrá un redil y un pastor; y él apacentara a sus ovejas, y en él hallarán pasto (1 Nefi 22:25).

El recogimiento de los hijos de Dios en Africa esta apenas en sus comienzos y, como dijo el profeta José Smith, seguirá adelante valerosamente, noble e independientemente hasta que [la verdad de Dios] haya abarcado todo país y resonado en todo oído, hasta que se cumplan los propósitos de Dios, y el gran Jehová diga que la obra esta concluida» (History of the Church, 4:540; citado en Liahona, julio de 1982, pág. 9). Doy testimonio de ello con humildad en el sagrado nombre de Jesucristo. Amén.

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