Comuniquémonos como Cristo lo haría

Conferencia General Octubre 1988logo 4
Comuniquémonos como Cristo lo haría
por el élder L. Lionel Kendrick
del Primer Quórum de los Setenta

L. Lionel Kendrick«El desafío que enfrentamos en nuestra comunicación con los demás es preparar el corazón para que tenga sentimientos como los de Cristo por todos los hijos del Padre Celestial. Cuando logremos sentir ese interés. . . nos comunicaremos con ellos como lo haría el Salvador.»

Nuestro Padre Celestial nos ha dado un don de valor inapreciable en la capacidad de comunicarnos los unos con los otros. La comunicación es el núcleo mismo de nuestras relaciones con los demás. Si hemos de volver seguros a nuestro hogar celestial, debemos tener una buena relación con los otros hijos de Dios aquí en la tierra.

Lo que comunicamos se refleja en nuestra expresión. Por lo tanto, no solo debemos cuidar lo que decimos, sino como lo decimos. Según el mensaje y la manera de expresarlo, podemos fortalecer o debilitar a un alma.

La responsabilidad

Se nos hará responsables de todo lo que digamos. El Salvador advirtió que «toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio» (Mateo 12:36). Quiere decir que toda comunicación tendrá su consecuencia, incluso lo que se nos escapa sin mala intención, las palabras cáusticas que hieren, y las vanas, vulgares y profanas que manchan el nombre de la Deidad.

Comunicaciones que no reflejan el ejemplo de Cristo

Hay algunas comunicaciones que no reflejan el ejemplo de Cristo, que aniquilan las relaciones humanas y no nos sirven para progresar sino para destruirnos. Como resultado, disminuye nuestra posibilidad de retornar seguros a nuestro Padre Celestial. Una de las formas principales en que Satanás retrasa el desarrollo de las buenas relaciones es el uso del chisme y la calumnia en su red de comunicaciones. Quizás las peores expresiones sean la mentira, el culpar a otros, la critica y la ira.

  1. La mentira. La primera es la mentira. Mentir es no decir la verdad, es ser engañoso, falso y deshonesto. Es un tipo de comunicación básico y muy antiguo; se remonta al Jardín de Edén.

Satanás introdujo el primer problema de comunicación que se ha registrado: la mentira que le dijo a Eva después de la primera pregunta que se conoce en la historia: »¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto’?» Eva le respondió: Del fruto de los arboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que esta en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de el. . . para que no muráis». Con intención de engaño y desafío, Satanás le dijo: »No moriréis» (Gen. 3:1. 2-3, 4). Con eso tergiversó la verdad, negó la palabra de Dios y plantó la semilla de la duda sobre la palabra divina. Así se convirtió en el padre de la mentira. el engaño y la duda.

Mentir es un grave pecado. Las Escrituras nos enseñan que la mentira es »abominación a Jehová» (Proverbios 12:22), y que »el que mienta y no se arrepienta. será expulsado» (D. y C. 42:21). También nos dicen que mentir sobre una persona es una forma de odio, pues »atormenta al que ha lastimado» (Proverbios 26:28). El apóstol Pablo nos aconseja al respecto: »Por lo cual, desechando la mentira. hablad verdad cada uno con su prójimo» (Efesios 4:25)

La integridad es la medula del carácter. Sin ella, tenemos una base débil sobre la que edificar otras características como las de Cristo.

  1. El culpar a otros. La segunda comunicación anticristiana es el culpar a otros, la cual es una forma de condenación. Es interesante notar que cuando el Señor se le presento a Adán después de la Caída, este empezó por culpar a Eva de sus acciones, diciendo: »la mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí». Y cuando Dios le habló a Eva, le echo la culpa a Satanás, diciendo: »la serpiente me engaño, y comí» (Génesis 3: 12, 13).

La tendencia del hombre natural ha sido desde el principio y será hasta el fin tratar de justificarse y de culpar de su conducta a los demás o a las circunstancias. Cuando tratamos de colocar sobre otros la responsabilidad de nuestras decisiones, actuamos de una manera que es indigna del ejemplo de Cristo. Esta es una forma inicua de comunicación.

  1. La critica. Una tercera forma anticristiana de comunicación es la critica. La critica constructiva se ofrece con el propósito de ayudar a otra persona a desarrollarse y progresar; es útil y necesaria, y generalmente quien la recibe la acepta y agradece.

La critica negativa tiene la intención de lastimar y muchas veces de difamar y destruir. Esta expresión cáustica es cruel y tiende a dañar el carácter de aquellos sobre quienes se emplea. El rey Benjamin exhortó a su pueblo a no tener »deseos de injuriares el uno al otro, sino de vivir pacíficamente» (Mosíah 4:13). Sin duda, bien haríamos en seguir ese consejo y defender a los que se vean difamados en esta forma.

  1. La ira. La cuarta es la ira. quizás la mas común de las comunicaciones anticristianas. La ira causa angustia en el alma de aquellos que la sienten, así como en la de los que reciben su explosión emocional.

La ira indica una falta de autodominio y la incapacidad de relacionarse con los demás de manera justa. Es un insensato substituto del autodominio; a veces se emplea como estrategia egoísta para tener el papel dominante en una relación.

El presidente Wilford Woodruff explicó que »en el momento en que un hombre o una mujer se llenan de ira, demuestran una gran debilidad» (Journal of Discourses, 4:98).

Se nos enseña: »Quítense de vosotros toda amargura. . . ira. . . y maledicencia» (Efesios 4:31). Claramente se nos dice que tenemos la capacidad de controlar esa forma de comunicación.

Se nos ha aconsejado mucho con respecto a la comunicación con los demás. El siguiente consejo del apóstol Pablo a los santos efesios parece el mas apropiado para los Santos de los Ultimos Días: «Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena». Y después les aconsejó: «Sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo» (Efesios 4:29, 32).

La comunicación siguiendo el ejemplo de Cristo

Debemos comunicarnos los unos con los otros de la forma en que lo haría el Salvador. Este tipo de comunicación se expresa en un tono de amor, no de grosería; se da a conocer para que sea útil, no dañino; es un nexo que nos une en lugar de apartarnos; y tiende a edificar y no a disminuir.

Esta comunicación es una expresión de afecto, no de enojo; de veracidad, no de embustes; de compasión, no de contención; de respeto, no de ridículo; de consejo, no de critica; de corrección, no de condenación. Se expresa claramente y no con confusión. Puede ser tierna o puede ser severa, pero siempre debe ser moderada.

Lo que debemos hacer al comunicarnos con los demás es preparar el corazón para que tenga sentimientos como los de Cristo por todos los hijos del Padre Celestial. Si logramos sentir ese interés por el bienestar de nuestros semejantes, nos comunicaremos con ellos como lo haría el Salvador; con eso calmaremos el corazón de los que sufran en silencio. Al encontrar personas con necesidades especiales, podremos iluminar su jornada por la vida con las palabras que les digamos.

Comunicarnos en el nivel en que Cristo lo haría nos ayudara a lograr buenas relaciones y terminara por llevarnos seguros de regreso a nuestro hogar celestial. Que podamos atesorar el don divino de la comunicación y emplearlo prudentemente para edificar y ayudar a los demás en esta maravillosa jornada mortal. Que nuestro Padre Celestial nos bendiga para que así sea, en el nombre de Jesucristo. Amen.

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