Conferencia General Abril 1987
El Libro de Mormón y Doctrina y Convenios
presidente Ezra Taft Benson
Presidente de la Iglesia
«El Libro de Mormón es la ‘piedra angular’ de nuestra religión, y Doctrina y Convenios es la ‘piedra de coronamiento’, con revelación moderna constante. El Señor ha puesto su sello de aprobación en ambas piedras.»
Mis amados hermanos, me regocijo en esta gran conferencia. Soy mejor persona debido a que he estado presente. Agradezco al Señor la historia que se ha hecho. Esta ha sido otra maravillosa conferencia de la Iglesia. Os recomiendo que deis oído al consejo de estos hermanos que nos han hablado. Les amo y les apoyo y amo a los miembros de la Iglesia de todo el mundo.
Me gustaría hablar en cuanto a dos libros sagrados de escritura: el Libro de Mormón y Doctrina y Convenios.
El Libro de Mormón y Doctrina y Convenios están unidos como revelaciones del Dios de Israel para congregar y preparar a Su pueblo para la segunda venida del Señor.
Para sacar a luz estos volúmenes sagrados de escritura «para la salvación de un mundo perdido . . . costó la mejor sangre del siglo diecinueve», la de José Smith y su hermano, Hyrum (D. y C. 135:6).
Cada uno de esos libros divinos contiene una gran proclamación para todo el mundo: la portada del Libro de Mormón y la sección uno, el prefacio del Señor, en Doctrina y Convenios(D. y C. 1).
»Esta generación», le dijo el Señor a José Smith, »recibirá mi palabra por medio de ti» (D. y C. 5: 10). Y así lo ha sido, mediante el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y otras revelaciones modernas.
El Libro de Mormón y Doctrina y Convenios testifican el uno del otro Uno no puede creer en uno y no en el otro.
El Libro de Mormón testifica de libros modernos de escrituras. Hace referencia a ellos como »otros libros» y »últimos anales» que establecen la verdad de la Biblia y dan a conocer »las cosas claras y preciosas que se le han quitado» a la Biblia (véase I Nefi 13:39-40).
Excluyendo los testigos para el Libro de Mormón, el libro de Doctrina y Convenios es sin duda el testigo y la evidencia externa más grande que tenemos del Señor de que el Libro de Mormón es verdadero. Por lo menos quince secciones en Doctrina y Convenios nos proveen el conocimiento confirmatorio y el testimonio divino de que el Libro de Mormón es la palabra de Dios (véanse D. y C. 1; 3; 5; 8; 1011; 1718; 20; 27; 42; 84; 135).
Doctrina y Convenios es el eslabón entre el Libro de Mormón y la obra continua de la restauración a través del profeta José Smith y sus sucesores.
En Doctrina y Convenios aprendemos acerca de la obra en el templo, familias eternas, los grados de gloria, la organización de la Iglesia y muchas otras grandes verdades de la Restauración.
«Escudriñan estos mandamientos», dijo el Señor refiriéndose a Doctrina y Convenios, »porque son verdaderos y fieles, y las profecías y promesas que contienen se cumplirán todas.
«Lo que yo, el Señor, he dicho, yo lo he dicho, y no me disculpo; y aunque pasaren los cielos y la tierra, mi palabra no pasara, sino que toda será cumplida, sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo» (D. y C.: 1:37-38).
El Libro de Mormón lleva a los hombres a Cristo. Doctrina y Convenios lleva a los hombres al reino de Cristo, a saber, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días: «la única iglesia verdadera y viviente sobre la faz de toda la tierra» (D. y C. 1:30). De eso estoy seguro.
El Libro de Mormón es la «piedra angular» de nuestra religión, y Doctrina y Convenios es la «piedra de coronamiento», con revelación moderna constante El Señor ha puesto su sello de aprobación en ambas piedras.
La antigua preparación del Libro de Mormón, su preservación y publicación, verifican las palabras de Nefi de que «el Señor sabe todas las cosas desde el principio; por tanto, él prepara la vía para realizar todas sus obras entre los hijos de los hombres; porque, he aquí, él tiene todo poder para el cumplimiento de todas sus palabras» (I Nefi 9:6)
No se nos requiere probar por medio de alguna evidencia externa que el Libro de Mormón es verdadero o que es un registro autentico, aunque hay mucha evidencia. Nunca ha sido el propósito, ni lo es en la actualidad, de que los estudios de los eruditos prueben la veracidad o falsedad del Libro de Mormón. El origen, preparación, traducción y verificación de la veracidad del Libro de Mormón han permanecido en manos del Señor y el Señor no comete ningún error. De eso podéis estar seguros.
Dios ha elaborado su propio sistema de pruebas del Libro de Mormón, tal como se encuentra en Moroni, capitulo 10, y en el testimonio de los tres y los ocho testigos, así como en varias secciones de Doctrina y Convenios.
Cada uno de nosotros necesita obtener su propio testimonio del Libro de Mormón mediante el Espíritu Santo, y luego ese testimonio y el Libro de Mormón se deben compartir con otros, a fin de que ellos también puedan saber de su veracidad a través del Espíritu Santo.
Nefi testifica que el Libro de Mormón contiene »las palabras de Cristo» y que si creen en Cristo, creerán en el Libro de Mormón (2 Nefi 33:10)
Es importante que en nuestra enseñanza hagamos uso del lenguaje de las Santas Escrituras. Alma dijo: »Os mando, con las palabras de aquel que me ha mandado a mí» (Alma 5:61).
Las palabras y la manera en que el Señor las usa en el Libro de Mormón deben convertirse en nuestra fuente de entendimiento y debemos utilizarlas al transmitir las verdades del evangelio.
Dios hace uso del poder de la palabra del Libro de Mormón como un instrumento para cambiar la vida de las personas:
»Y como la predicación de la palabra tenia gran propensión a impulsar a la gente a hacer lo que era justo-sí, había surtido un efecto más potente en la mente del pueblo que la espada o cualquier otra cosa que les había acontecido por tanto, Alma considero prudente que pusieran a prueba la virtud de la palabra de Dios» (Alma 31:5).
Alma les recordó a sus hermanos de la Iglesia cómo Dios había rescatado del infierno las almas de sus padres: «He aquí, él cambió sus corazones; sí. Los despertó de un profundo sueno, y despertaron para Dios. He aquí, se hallaban en medio de la obscuridad; no obstante, la luz de la sempiterna palabra iluminó sus almas» (Alma 5:67).
Necesitamos usar la palabra sempiterna a fin de despertar «para Dios» a aquellos que se encuentran en un profundo sueño.
Siento una profunda preocupación en cuanto a lo que estamos haciendo para enseñar a los Santos, a todo nivel, el evangelio de Jesucristo en una forma tan completa y autoritaria como lo hace el Libro de Mormón y Doctrina y Convenios. Con esto me refiero a enseñar «el gran plan del Dios Eterno», como lo describe Amulek (Alma 34:9).
¿Estamos utilizando los mensajes y el método de enseñanza que se encuentra en el Libro de Mormón y otras escrituras de la Restauración para enseñar este gran plan del Dios Eterno?
Existen muchos ejemplos para enseñar este gran plan, pero mencionare sólo uno. Es la declaración de Mormón con respecto a la obra de Aarón como misionero:
»Y aconteció que al ver que el rey creería sus palabras, Aarón empezó por la creación de Adán, leyendo al rey las Escrituras, de cómo creó Dios al hombre a su propia imagen, y que Dios le dio mandamientos, y que, a causa de la transgresión, el hombre había caído.
Y Aarón le explicó las Escrituras, desde la creación de Adán, exponiéndole la caída del hombre, y su estado carnal, y también el plan de redención que fue preparado desde la fundación del mundo, por medio de Cristo, para cuantos quisieran creer en su nombre.
»Y en vista de que el hombre había caído, este no podía merecer nada de sí mismo; mas los padecimientos y muerte de Cristo expían sus pecados mediante la fe y el arrepentimiento» (Alma 22:12-14).
Los santos del Libro de Mormón sabían que el plan de redención debía empezar con el relato de la caída de Adán. Según las palabras de Moroni: »Por Adán vino la caída del hombre. Y por causa de la caída del hombre, vino Jesucristo, . . . y a causa de Jesucristo vino la redención del hombre» (Mormón 9:12).
De la misma manera que un hombre realmente no desea comida hasta que sienta hambre, del mismo modo no desea la salvación de Cristo hasta que comprenda la razón por la que necesita a Cristo.
Nadie sabe en forma adecuada y precisa la razón por la que necesita a Cristo hasta que comprenda y acepte la doctrina de la Caída y su efecto sobre la humanidad. Y ningún otro libro en todo el mundo explica esta importantísima doctrina tan bien como el Libro de Mormón.
Hermanos, todos necesitamos hacer un cuidadoso inventario de nuestros hechos así como los de aquellos a quienes presidimos, para asegurarnos de que estamos enseñando a los Santos el «gran plan del Dios Eterno».
¿Estamos aceptando y enseñando lo que las revelaciones nos dicen acerca de la Creación, Adán y la caída del hombre, y la redención de la caída mediante la expiación de Cristo? ¿Analizamos con frecuencia las importantes preguntas que Alma les hace a los miembros de la Iglesia en el quinto capítulo de Alma en el Libro de Mormón?
¿Comprendemos y enseñamos y predicamos eficazmente la expiación? ¿Que significado tiene el sufrimiento del Señor en Getsemaní y en el Calvario para cada uno de nosotros?
¿Qué significa para nosotros la redención de la Caída? En las palabras de Alma, ¿ cantamos »la canción del amor que redime»’? (Alma 5:26).
¿A cuál fuente debemos recurrir para enseñar el gran plan del Dios Eterno? Las Escrituras, naturalmente; en particular el Libro de Mormón. Esta también incluye las demás revelaciones modernas, junto con las palabras de los apóstoles y profetas y los susurros del Espíritu.
Alma «mandó que no enseñaran nada, sino las cosas que él había enseñado, y que habían sido declaradas por boca de los santos profetas» (Mosíah 18:19).
Doctrina y Convenios declara: «Viajen desde allí, predicando la palabra por el camino, no diciendo sino las cosas escritas por los profetas y apóstoles, y lo que el Consolador les enseñe mediante la oración de fe» (D. y C. 52:9).
Ahora, después de que enseñemos el gran plan del Dios Eterno, debemos testificar de su veracidad.
Alma, después de pronunciar un gran mensaje a los Santos en cuanto a nacer espiritualmente y la necesidad de que experimentaran un «gran cambio» en sus corazones, selló su enseñanza con su testimonio, con estas palabras:
«Y esto no es todo. ¿No suponéis que yo sé de estas cosas por mí mismo? He aquí, os testifico que yo sé que estas cosas de que he hablado son verdaderas. Y ¿cómo suponéis que yo sé de su certeza?
»He aquí, os digo que el Santo Espíritu de Dios me las hace saber. He aquí, he ayunado y orado muchos días para poder saber estas cosas por mí mismo. Y ahora sé por mí mismo que son verdaderas; porque Dios el Señor me las ha manifestado por su Santo Espíritu; y este es el espíritu de revelación que esta en mi.» (Alma 5:45-46.)
Mas tarde Amulek se unió a Alma como su compañero misional. Después de que Alma les predicó a los zoramitas su mensaje concerniente a la fe en Cristo, Amulek selló con su testimonio el mensaje de su compañero, en estas palabras:
»Y he aquí, ahora yo os testificare de mí mismo que estas cosas son verdaderas. He aquí, os digo que yo sé que Cristo vendrá entre los hijos de los hombres para tomar sobre sí las transgresiones de su pueblo, y que expiara los pecados del mundo, porque Dios el Señor lo ha dicho.» (Alma 34:8.)
En Su prefacio al libro de Doctrina y Convenios, el Señor dijo que «la voz de amonestación ira a todo pueblo por boca de mis discípulos, a quienes he escogido en estos últimos días» (D. y C. 1:4).
La responsabilidad de la simiente de Abraham, que somos nosotros, es ser misioneros para llevar «este ministerio y sacerdocio a todas las naciones» (Abraham 2:9). En el Templo de Kirtland, Moisés le confirió a José Smith las llaves para el recogimiento de Israel (véase D. y C. 110:11.)
Y ¿cuál es el instrumento que Dios ha designado para este recogimiento? Es el mismo instrumento que esta designado para convencer al mundo de que Jesús es el Cristo, que José Smith es Su profeta y que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es verdadera. Es ese libro de Escritura que es la clave de nuestra religión.
Es el más correcto de los libros y si el hombre sigue sus preceptos, lo acercara mas a Dios que cualquier otro libro. Es El Libro de Mormón (véase Enseñanzas del profeta José’ Smith, págs. 233-234).
Dios nos bendiga para que hagamos uso de todas las Escrituras, pero en particular del instrumento que ha designado para acercarnos a Cristo: El Libro de Mormón, la piedra angular de nuestra religión, junto con su otro compañero, la piedra de coronamiento, Doctrina y Convenios, el instrumento para acercarnos al reino de Cristo, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Ahora, en virtud del sagrado sacerdocio que poseo, ruego que Dios bendiga a los Santos de los Últimos Días y a la gente buena del mundo.
Os bendigo con poder adicional para perseverar en rectitud en medio de la creciente embestida de iniquidad, de la cual hemos oído mucho durante esta conferencia.
Os prometo que a medida que estudiéis con diligencia las revelaciones modernas acerca de temas del evangelio, se magnificara vuestro poder para enseñar y predicar y promoveréis la causa de Sión a tal grado que una mayor cantidad de personas entrara en la casa del Señor y el campo misional.
Os bendigo con un mayor deseo de inundar la tierra con Libros de Mormón, de encontrar por el mundo a los elegidos de Dios que están en busca de la verdad pero no saben dónde encontrarla.
Os prometo que con una mayor asistencia a los templos de nuestro Dios, recibiréis mayor revelación personal para bendecir vuestras vidas al mismo tiempo que bendecís a aquellos que han fallecido.
Testifico que el Libro de Mormón es la palabra de Dios. Jesús es el Cristo. José Smith es Su profeta. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es verdadera. En el nombre de Jesucristo. Amén.
























