Alabanza al Señor

Conferencia General Octubre 1989logo 4
Alabanza al Señor
Por El Presidente Gordon B. Hinckley
Primer Consejero de la Primera Presidencia

Gordon B. Hinckley«Que a vuestra mente lleguen recuerdos de las cosas maravillosas que hemos escuchado al sentarnos juntos en calidad de santos de dios y participar de las verdades sempiternas.»

Llegamos ahora al final de esta gran conferencia. En la sesión de apertura, el presidente Benson le pidió al presidente Monson que leyera un mensaje que él había preparado, el cual fue realmente hermoso y de gran valor para nosotros. El decidió no tomar la palabra en esta sesión.

El pasado cuatro de agosto, aquí en este tabernáculo, con una gran celebración festejamos el nonagésimo cumpleaños del presidente Benson, la cual se transmitió a la Iglesia no sólo en este país sino también en algunas partes del extranjero. Su vida ha sido realmente bella, estupenda y maravillosa; su servicio ha sido tremendo y continuo; su amor por la gente profundo y magnífico.

Sé que él desea que exprese en su nombre el profundo amor que siente por todos vosotros, por todos los miembros de la Iglesia del mundo dondequiera que se encuentren, y que extienda ese amor también a todos aquellos que no son miembros de la Iglesia, ya que es el profeta del Señor Jesucristo, y en su autoridad como tal, extiende todo el amor que el Señor desea que sus hijos reciban.

«¡Oramos por ti, nuestro querido profeta!», dicen las palabras de un himno en inglés. Dios os bendiga por vuestro magnífico liderazgo, por vuestro dedicado servicio, por el ejemplo que nos dáis y por el amor que le expresáis al Señor por medio del servicio que prestáis a Sus hijos.

Al finalizar esta conferencia, expresamos nuestro sincero agradecimiento al Coro de Jóvenes Mormones, al Coro del Tabernáculo y a sus directores y organistas por la música tan hermosa e inspirada con que nos deleitaron.

Concerniente a este gran Coro del Tabernáculo que cantó hoy quisiera decir que se ha convertido en una institución para la Iglesia y, como lo expresara un gran mandatario de este país, un tesoro nacional. Está compuesto por personas dedicadas y maravillosas y dirigidos por buenos y capaces directores, que todas las semanas cantan glorias a Dios a una vasta audiencia desde un extremo al otro de este país, y lo han venido haciendo por sesenta años. El pasado mes de julio se celebró ese aniversario aquí, en este mismo tabernáculo. Imaginaos lo que son sesenta años de actuación ininterrumpida cantando como el Coro del Tabernáculo Mormón, representando a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días. No hay nada similar en la historia de la radiodifusión de esta nación ni de ninguna otra. Contando la presentación de esta mañana, han dado hasta el momento tres mil ciento veintisiete programas ininterrumpidos. Les saludamos, les honramos, les alabamos y les damos gracias por su dedicado servicio y sus contribuciones sin igual.

Originalmente este coro se inició en esta manzana, ya que fue primeramente en la vieja «Enramada», más de ciento cuarenta años atrás, y luego en el antiguo Tabernáculo que se levantaba un poco más al sur de donde nos encontramos, que un grupo de cantantes elevaron por primera vez sus voces en alabanza a Dios, en este valle. El coro que ellos comenzaron continuó desde ese entonces mejorando a medida que pasaban los años. Muchas, pero muchísimas gracias.

Agradecemos a los funcionarios públicos de la ciudad la cooperación prestada durante esta conferencia, a la Sociedad de Socorro, a los médicos y a las enfermeras de la unidad de salud de la Iglesia que se han mantenido disponibles para servir en caso de necesidad, y a los acomodadores e intérpretes. Expresamos también nuestra gratitud a los representantes de la prensa, tanto locales como nacionales, por sus reportajes de la conferencia. Agradecemos a los dueños y a los funcionarios de las estaciones de radio y televisión y de los sistemas de cable y satélite que brindaron espacio en su programación e hicieron posible la transmisión de algunas sesiones de esta conferencia en muchos países.

El coro cantará «A Gaelic Blessing» (canción irlandesa) y el élder Malcolm S. Jeppsen, miembro de los Setenta, ofrecerá la última oración. La conferencia se clausurará hasta dentro de seis meses.

Al finalizar, desearía dejaros, en forma de bendición, algunas de las palabras del Señor, tal como se encuentran en su revelación:

«Por consiguiente, cesad de todas vuestras conversaciones livianas, de toda risa, de todos vuestros deseos de concupiscencia, de todo vuestro orgullo y frivolidad y de todos vuestros hechos malos. . .
«Mirad que os améis los unos a los otros; cesad de ser codiciosos; aprended a compartir unos con otros como el evangelio lo requiere.
«Cesad de ser odiosos; cesad de ser impuros; cesad de inculparos el uno al otro…
«Y sobre todo, vestíos con el vínculo de la caridad, como con un manto, que es el vínculo de la perfección y la paz.
«Orad siempre para que no desmayéis, hasta que yo venga. He aquí, vendré presto y os tomaré para mí [dijo el Señor]. Amen» (D. y C. 88: 121, 123-126.)

Nuestras oraciones os acompañan; que a vuestra mente lleguen recuerdos de las cosas maravillosas que hemos escuchado al sentarnos juntos en calidad de Santos de Dios y participar de las verdades sempiternas, es mi humilde oración en el nombre de Jesucristo. Amén.

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