El espíritu de José

1977 Conferencia de Área en la ciudad de Santiago, Chile
El espíritu de José
por el élder L. Tom Perry
del Consejo de los Doce
Sesión General de la tarde

L. Tom PerryMis queridos hermanos, ¡Qué gozo tan grande siento de estar hoy con vosotros! Me emociona ver este gran número de santos, y creo que todos nos hemos sentido especialmente impresionados por la manera en que habéis reverenciado al Profeta mientras él entraba a estas reuniones y cuando se retiraba. Esto demuestra el amor que le tenéis y yo realmente os admiro por esto.

Estoy agradecido porque el Señor ha preservado, en su bondad para con nosotros, ciertos relatos religiosos que se relacionan con la comunicación que Él ha tenido con sus hijos aquí sobre la tierra. No sabéis cómo disfruto al leer los relatos de la vida de esos líderes inspirados de quienes nos hablan las Escrituras. Mientras los leo, me siento más cerca de estos líderes y al estudiar sus vidas veo que hay cosas que necesito hacer en la mía para ayudarme a ser mejor.

Hoy quisiera relataros la historia de uno de estos grandes líderes. Está en el Antiguo Testamento y es la historia de una familia que tenía muchos niños, doce en total. El relato nos dice que el padre amaba al menor más que a todos los otros.

Lo amaba tanto que le hizo una túnica de diversos colores, lo cual hizo que sus hermanos se pusieran celosos de él. El joven José empezó a tener sueños, y soñó que sus hermanos se inclinaban ante él, y que él era líder sobre sus hermanos, lo cual causó aún más dificultades. Luego, para empeorar la situación, el padre permitió a José quedarse en la casa, mientras enviaba a los otros a que atendieran los rebaños. De vez en cuando le decía: “Ve ahora, mira cómo están tus hermanos”.

Un día en que su padre lo había enviado para observar y ver qué hacían sus hermanos, éstos lo vieron que venía atravesando el campo, y entonces decidieron que ya no podían soportar más a su hermano José. Uno sugirió que podían matarlo, en cambio otro dijo que no le gustaría mancharse con la sangre de José, pero que podrían lanzarlo a un hoyo y dejarlo allí. Pero en ese momento otro vio que venía una caravana y dijo: “¿Qué provecho hay en que matemos a nuestro hermano?… Venid y vendámosle…” (Véase Génesis

He aquí, este pobre joven de solamente diecisiete años de edad, fue vendido por sus hermanos a una caravana y llevado como esclavo a la tierra de Egipto.

¿Os imagináis el impacto que fue para José que venía de un hogar donde su padre lo amaba, encontrarse en un mercado de esclavos en Egipto? Pero éste era un joven admirable, parecía que nada lo iba a desalentar. Cuando se le llevó a este mercado de esclavos, él adoptó una actitud tan formal, que el capitán de la guardia del rey lo compró y José llegó a ser el mejor sirviente que este hombre había tenido, de manera que le hizo mayordomo de su casa.

En poco tiempo José progresó en esta tierra extraña; pero los problemas no habían terminado allí, porque la esposa del capitán de la guardia del rey estaba interesada en José, aunque él no quería escucharla. Entonces ella le contó una terrible historia al capitán de la guardia del rey quien se enojó tanto que envió a José a la prisión.

Y así por segunda vez José se vio en dificultades. Ahora no era solamente esclavo en una tierra extraña, sino además prisionero. Pero tampoco esto importó a José y fue un prisionero modelo, de modo tal que el jefe de la cárcel entregó en sus manos el cuidado de todos los presos. Como veis, él llegó a ser el mejor prisionero.

Mientras José estaba en la cárcel, dos de los siervos del Faraón fueron puestos en prisión, y mientras ellos estaban allí José les interpretó algunos sueños. A uno de ellos le dijo que iba a salir de la prisión y al otro que iba a morir. Entonces José le pidió al que iba a salir que hablara en su favor ante el Faraón ya que él debía permanecer ahí.

Cuando este sirviente quedó libre, se olvidó de José por dos años. Entonces el Faraón tuvo un sueño, y el sirviente se acordó de José y le dijo que había un hombre que podía interpretarlos. Entonces el Faraón hizo que sacaran a José de la prisión, y lo llevaran ante él, y José interpretó el sueño del Faraón. Este quedó tan impresionado que hizo a José uno de sus sirvientes, el más importante de todos en la casa del Faraón.

Lo que a mí siempre me impresiona es la forma en que el rey consideraba a José. Un día les dijo a los otros sirvientes lo que pensaba de él: “¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios?” (Géne-sis41:38).

¿Os dais cuenta? Esta era la característica que distinguía a José. Era un hombre con gran espíritu y gran determinación. Él podía tomar cualquier desventaja y transformarla en una ventaja, En realidad, cambió esta desventaja de ser un siervo del rey, por la ventaja que fue para él llegar a ser segundo en autoridad, en toda la tierra de Egipto.

¿No es maravilloso escuchar la historia de un hombre semejante? El entendió que era un hijo de Dios con gran poder en su interior, y cuando tomó las bendiciones que el Señor le había dado, sabía que Él lo iba a bendecir para que pudiera llevar a cabo todas las cosas. O sea, que los problemas nunca lo descorazonaron. Inmediatamente se sobreponía y cumplió con su trabajo, tratando de hacer lo mejor que pudo en cualquier situación que se le presentaba,

Ahora, vosotros estáis en un gran país, y sois gente especial porque el Señor os ha bendecido con un conocimiento también especial. Vosotros entendéis la relación que tenéis con Él, también entendéis que sois hijos de nuestro Padre Celestial y que Él os bendecirá con gran poder y potencia. Vosotros también podéis ser una gran influencia en esta tierra, para ayudar a edificar aquí el reino de nuestro Padre Celestial. ¿Puedo ayudaros hoy a obtener el espíritu de José? Pensad, si llegaseis a ser conocidos como personas en quienes mora el Espíritu de Dios; la gente os reconocería por lo que hacéis. En cualquier situación en que os encontréis, tratad de llegar a ser lo mejor. Eso es lo que el Señor quiere que hagáis.

¿Queréis que os dé algunas sugerencias específicas?

Primero, tratad de ser en vuestro hogar, el mejor esposo o esposa, padre o madre, hijo o hija. Dejad que vuestro hogar irradie el espíritu del evangelio.

Segundo, tratad de ser el mejor vecino de vuestro vecindario, para que los demás vean que sois diferentes. Hay un espíritu en vosotros, un espíritu de bondad, un espíritu de amor, un espíritu de orden, un espíritu de pureza, un espíritu de belleza, un espíritu de servicio caritativo, Sed el mejor vecino de vuestro vecindario.

Tercero, cuando vayáis al trabajo sed el mejor empleado que tiene vuestro empleador. Irradiad un espíritu de entusiasmo en todo lo que se relacione con vuestro trabajo; os sorprenderéis al notar la diferencia en la calidad de vuestra tarea.

Cuarto, vivís en un país que tiene un gran potencial, Enorgulleceos de la patria en que vivís. En todo lo posible, tratad de ser buenos ciudadanos. Apoyad con gran espíritu y entusiasmo los esfuerzos justos de vuestro gobierno.

Vosotros pertenecéis a una Iglesia que está creciendo rápidamente en este país; dejad florecer el espíritu que hay en vosotros y ponedlo al servicio de la edificación del reino. Encontrad el gozo que viene de estar al servicio del evangelio. En 1 Corintios leemos:

“Procurad pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aún más excelente.” (1 Corintios 12:31.)

Como veis, si tenemos el deseo de hacer la voluntad de Dios, Él nos guiará y ayudará a perfeccionar nuestro trabajo. Entonces será cuando realmente encontremos gozo y la satisfacción de vivir.

Mis queridos hermanos, esta obra es verdadera y Dios es nuestro eterno Padre Celestial. Jesús es el Cristo, el Salvador del mundo y este hombre que habéis oído hace unos minutos es un Profeta del Señor. Los cielos no están cerrados; Dios continúa revelando su voluntad a los hombres por medio de sus profetas elegidos y yo os testifico de la veracidad de todas estas cosas. En el nombre de Jesucristo. Amén.

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