8 de marzo de 1975, Conferencia General de Área en Buenos Aires
Canal hacia el conocimiento y la perfección
por el élder J. Thomas Fyans
Ayudante del Consejo de los Doce
Queridos hermanos: Al volar sobre esta hermosa tierra de Sudamérica una y otra vez, me he sentido impresionado con la vista aérea de los ríos Amazonas y Río de la Plata. No solamente son estos los ríos más grandes del mundo, sino que muchos de sus afluentes también son grandes ríos, navegables por muchos kilómetros.
Un detalle interesante de estos ríos es la diferencia de sus colores. El Madeira, por ejemplo, es denominado río blanco a causa de que sus aguas transportan finas partículas de arcilla a lo largo de su curso. El color oscuro del río Negro es consecuencia de los desperdicios de materias orgánicas recogidas en los bosques a través de los cuales pasa. Y hay otros que fluyen sobre arenas blancas y a menudo se ven de un color verde esmeralda o azul turquesa.
Así como estos ríos adquieren diferentes colores por las sustancias que recogen en su fluir, así también la corriente de nuestros pensamientos adquiere el color de los materiales que se utilicen para canalizarlos. Las escrituras indican que como un hombre «piensa en su corazón, tal es él.» El material que leemos, por ejemplo, tiene un gran efecto en la naturaleza de nuestros pensamientos. Necesitamos, por lo tanto, preocuparnos no solamente de evitar la literatura trivial, sino además, de llenar nuestra mente con conocimiento del evangelio, con material que edifique nuestro testimonio; y debemos velar porque nuestros hijos hagan lo mismo. Es por eso que se nos ha mandado escudriñar las escrituras.
Cuando el Salvador fue tentado en el desierto, respondió declarando que «No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» Y en Doctrinas y Convenios el Señor amplía este concepto declarando que sea su palabra hablada por su propia voz o por la voz de sus siervos, es lo mismo.
Hermanos y hermanas, es ésta una maravillosa oportunidad la de reunimos en esta conferencia de área. Es una gran recompensa saber que muchos habéis sacrificado tiempo y dinero para poder sentaros frente al Profeta y recibir instrucciones. Es posible que os haya invadido el pensamiento de: «Si tan sólo pudiera hacer esto más a menudo. . .» Padres, imaginaos sentados con vuestros hijos en la sesión del sacerdocio de la Conferencia General en Salt Lake City. Imaginad que escucháis al presidente Kimball hablar de David y Goliat y de cómo el joven David tuvo fe en el Señor; que oís al Profeta dando consejos firmes y prudentes a vuestros hijos, bendiciendo; a los jóvenes y dándoles su testimonio. ¿No sería maravilloso? ¿Qué no daríais por vivir esa experiencia?
Una buena forma en que los miembros de Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay pueden recibir las palabras del Señor a través de la boca de sus siervos, es subscribiéndose y leyendo la revista Liahona. En sus páginas se hallan los mensajes de la Primera Presidencia así como también consejos dados por las Autoridades Generales. Además, esta revista contiene muchos otros materiales preparados para elevar, inspirar, y también informar a los miembros de la Iglesia.
En la edición de marzo de 1975, por ejemplo, encontramos tres discursos maravillosos ofrecidos por los miembros de la Primera Presidencia en la sesión del sacerdocio de la última Conferencia General de la Iglesia.
En la edición de abril se hará énfasis sobre la ley del ayuno, incluyendo inspirados artículos sobre importantes asuntos, escritos por varios miembros de las Autoridades Generales,
La edición de mayo será especialmente importante ya que contendrá todos los discursos ofrecidos en estos días durante esta Conferencia General de Área. Seguramente querréis repasar una y otra vez los maravillosos mensajes que hemos escuchado aquí.
Las páginas de la Liahona contienen materiales apropiados para ayudaros en vuestra responsabilidad como padres, tal como un artículo de lo que todos debemos conocer sobre la música que escuchan nuestros jóvenes, y otro que explica cómo nos ayudan los templos a enseñar el evangelio a nuestros hijos.
Para los niños hay una sección de ocho páginas, que se encuentra en el centro de la revista para que pueda ser desprendida. De esta forma los pequeños cuentan con su propia revista plena de mensajes del evangelio, relatos, rompecabezas y juegos.
Proyectándonos hacia el futuro, la edición de septiembre contendrá muchos artículos de suma utilidad en el estudio del Nuevo Testamento en la clase de Doctrina del Evangelio de la Escuela Dominical del próximo año; los del Sacerdocio de Melquisedec y aun de la Sociedad de Socorro. Más adelante, aparecerá un informe de las conferencias de área que se celebrarán en Japón y Corea.
Y comenzando con la conferencia general de octubre, recibiréis dos veces por año una edición especial de la revista Liahona, que contendrá el texto completo de todos los discursos ofrecidos por las Autoridades Generales durante las conferencias de la Iglesia.
Tanto para los padres como para los jóvenes, hay artículos sobre interesantes asuntos religiosos, fragmentos de la historia de la Iglesia, testimonios de los santos en todo el mundo, noticias locales, actividades, eventos importantes y muchos otros temas de interés general.
Si agregamos a esta buena revista la otra literatura publicada por la Iglesia, el Manual de la Noche de Hogar y otros manuales y cursos de estudio, y especialmente las escrituras, tenemos material suficiente como para formar una base de pensamientos nobles y justos, pensamientos que guíen a buenas acciones. Ahora, si me permitís, quisiera volver a la analogía de los ríos; algunos son lentos y tortuosos en lugares bajos; sus aguas son sucias y llenas de despojos. Estos no proporcionan la energía que ilumina nuestras ciudades y cubre muchas de nuestras necesidades.
Otros ríos fluyen de lugares elevados, agregando afluentes a su volumen. Su corriente es fuerte, y como resultado proporcionan la energía eléctrica que necesitamos y grandes embarcaciones navegan por ellos transportando el producto de la labor del hombre.
¿Hacia dónde fluyen las corrientes de vuestros pensamientos? ¿Y los pensamientos de vuestros hijos? ¿Qué afluentes se agregan a su volumen? ¿Qué substancias colorean sus aguas? Recordad que los hábitos de pensamiento se forman gradualmente, así como los ríos forman lentamente canales a través de la roca. ¿Estáis estableciendo el ejemplo y ayudando y guiando a vuestros hijos mientras ellos forman esos canales de pensamiento? Deseo recomendaros la Liahona, pues con sus muchos temas del evangelio, será sin duda una perla de gran precio para formar la corriente de vuestras ideas.
Que sigamos la exhortación que se encuentra en el sexto capítulo de Mateo que dice: »Buscar primeramente el reino de Dios y su justicia…» es mi oración en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
























