9 de marzo de 1975, Conferencia General de Área en Buenos Aires
Liderismo
por el élder Franklin D. Richards
Ayudante del Consejo de los Doce
Mis queridos hermanos y hermanas:
Considero un verdadero privilegio y honor el reunirme con líderes del sacerdocio en esta hora de devoción.
Oro para que el Espíritu del Señor me dirija en las cosas que voy a deciros y que vuestra mente y corazón sean receptivos a este espíritu.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es una Iglesia mundial y siendo que la Iglesia crece en forma tan acelerada, hay y habrá una gran necesidad de líderes.
Ya que ésta es una reunión de líderes del sacerdocio, pienso que sería apropiado discutir acerca del liderismo: nuestro desafío de hoy.
Haciendo referencia a nuestros llamamientos, el profeta José Smith dijo: «Todo hombre que recibe el llamamiento de ejercer su ministerio a favor de los habitantes del mundo, fue ordenado precisamente para ese propósito en el gran concilio celestial antes que este mundo fuese.» (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 453, 12 de mayo de 1844)
En la existencia premortal nosotros teníamos nuestro libre albedrío y estoy seguro de que aceptamos allá estos llamamientos que tenemos ahora aquí en la tierra. El Señor no nos impulsó a aceptar estos llamamientos ni nos impondrá el magnificarlos, pero debemos apreciar la importancia y la divinidad de los mismos.
Haciendo nuevamente énfasis en la importancia de cumplir con nuestros llamamientos, permitidme leeros una parte de las palabras de Oliverio Cowdery dirigidas al Primer Consejo de los Doce:
«Hermanos, vosotros habéis sido ordenados al santo sacerdocio; lo habéis recibido de aquellos que recibieron el poder y la autoridad de un ángel; vosotros debéis predicar el evangelio a toda nación. Grande será la condenación si sólo cuidáis a un mínimo grado vuestras obligaciones; cuanto más grande el llamamiento, más grande la transgresión. Yo, por lo tanto, os alerto a que cultivéis una gran humildad, porque conozco el orgullo del corazón de los hombres. Cuidaos, no sea que los lisonjeros del mundo os envuelvan; cuidaos, no sea que vuestros afectos sean cautivados por cosas del mundo. Dejad qué vuestro ministerio sea primero. Recordad que las almas de los hombres os son encomendadas, y que si cumplís con vuestro llamamiento, siempre progresaréis. (Tomado de Autobiography of Parley P. Pratt, página 122.)
Este mandato hace nuevamente énfasis en la importancia de los llamamientos de liderismo.
Creo que la pregunta más frecuente que se me hace cuando viajo por asuntos de la Iglesia es, «¿cómo motiva usted a una persona a aceptar un llamamiento y cómo la impulsa a que lo magnifique?» Me gustaría discutir con vosotros las respuestas.
Soy un convencido de que el trabajo es esencial para el éxito en cualquier actividad, pero me gustaría aclarar la importancia del trabajo efectivo en lugar de simplemente trabajar.
Para desarrollar capacidad de liderismo debemos aprender a tomar decisiones sabias.
La sección 9 de Doctrinas y Convenios contiene una revelación dada al profeta José Smith en la cual se le dijo a Oliverio Cowdery que estudiara sus problemas en su propia mente, que buscara una solución y entonces le preguntara al Señor si su decisión era la correcta. De ser así, el Señor causaría que ardiera su pecho dentro de sí, o tendría un buen sentimiento; o si estuviera equivocada, vendría sobre sí un estupor de pensamiento o un sentimiento de insatisfacción.
No estéis demasiado ocupados para meditar, y cuando venga la respuesta tened el valor de seguir los susurros del Espíritu.
Esto es esencial para desarrollar el liderismo y el uso eficaz de vuestro tiempo.
Más aún, al edificar cualidades de liderismo, debemos desarrollar una profunda fuerza espiritual, la cual resulta en un gran poder.
No podemos ser eficaces por nosotros mismos. Debemos tratar de estar en armonía con el Espíritu Santo y mantenernos a tono con él.
En la sección 43 de Doctrinas y Convenios, versículos 15 y 16, el Señor nos habla acerca de nuestras responsabilidades y cómo desarrollar ese poder:
«De nuevo digo: Escuchad, vosotros los élderes de mi iglesia, que yo he nombrado; no sois enviados para que se os enseñe, mas para instruir a los hijos de los hombres en las cosas que yo he puesto en vuestras manos por el poder de mi Espíritu;
«Y vosotros seréis enseñados de lo alto. Santificaos y seréis investidos con poder, para que podáis enseñar aun como yo he hablado.» (D. y C. 43:15-16)
Nos santificamos a nosotros mismos al vivir los principios del evangelio. Y mientras así lo hagamos y estudiemos las escrituras, se nos ha dicho que el Señor nos dará poder aún como Él lo ha hablado.
Cuando hacemos esto, podemos motivar a la gente a que se una a la Iglesia y a que acepte y magnifique sus llamamientos.
Nuevamente repito que para desarrollar habilidades de liderismo, es necesario aprender a planificar y a usar el tiempo más eficazmente.
El élder Richard L. Evans en uno de sus sermones dijo: «Cada vez nos queda menos tiempo; un hecho que muchas veces enfrentamos con sentimientos de frustración porque estamos demasiado ocupados a veces, como para pensar lo suficiente en las mismas cosas que nos mantienen ocupados. ¿Podría ser que nos hayamos esclavizado a nosotros mismos con ciertas cosas que no son tan esenciales?
«¿Podemos evitar que cosas no importantes nos esclavicen? ¿Podemos resolver buscar algo que simplifique y que haga una nueva apreciación de lo que realmente consideramos esencial con un poco más de intensidad en nuestra vida, con un poco menos de meros mecanismos, un poco menos tiempo en rutinas aburridas, un poco menos en emociones sin sentido?»
Para poder desarrollar un liderismo eficaz, debemos aprender a simplificar nuestra vida y nuestras normas de trabajo. Podemos llevar a cabo esto haciendo las cosas más importantes primero y no tratando de hacer más de lo que realmente podemos hacer bien, Al planificar, desarrollamos metas de largo y corto plazo y desenvolvemos una serie de prioridades. Nuestra meta de largo plazo es, por supuesto, la vida eterna y exaltación en el reino de Dios. Otras metas de largo plazo podrían ser la construcción de varias capillas, la organización de una nueva estaca, el aumento de nuestra educación, ir a una misión o el matrimonio en el templo; éstas dependen, por supuesto, en cierto gradó de nuestra edad, nuestros llamamientos y otras circunstancias.
Nuestras metas de corto plazo dividen las de largo plazo en años, semanas o días y puede que hasta en horas.
¿Qué estáis vosotros haciendo hoy? Haced un programa de las actividades del día y anotad vuestras metas. Cuando llevéis a cabo una meta de corto plazo, estaréis contentos. La felicidad viene a través de la realización de alguna meta.
Sí, planificación abarca visión y fe, y es vital para un liderismo eficaz y el buen uso del tiempo.
El desarrollo de la habilidad de liderismo también requiere ser fuerte mental, moral, física, espiritual y materialmente.
Para ser fuertes mentalmente, os amonesto a que estudiéis los cuatro libros canónicos de la Iglesia y a que seáis fuertes en el conocimiento del evangelio.
Al estudiar el evangelio, guardar los mandamientos del Señor, y servir a .nuestros semejantes nos hace fuertes moral y espiritualmente.
La Palabra de Sabiduría ha sido dada a nosotros para ayudarnos a mantener nuestro cuerpo y mente fuertes y además, se nos ha prometido tesoros de conocimiento escondidos. (Véase Doctrinas y Convenios 89:19.)
Nuestros profetas de los Últimos Días nos han aconsejado desarrollar buenos hábitos de trabajo, a ser prósperos y a vivir de acuerdo con nuestros ingresos y pagar un diezmo completo. Y si hacemos esto, seremos bendecidos materialmente.
Sí, el planificar, el simplificar y el ser fuertes desarrolla grandes habilidades de liderismo,
Una última sugerencia: Las escrituras nos dicen repetidamente que oremos siempre. Si vivimos cerca del Señor y aprendemos a orar siempre, el susurro del espíritu será claro. Estaremos en armonía con el Espíritu Santo y éste irá delante de nosotros y tocará el corazón de aquellos con quienes estamos trabajando y seremos líderes eficaces.
Vosotros, líderes del sacerdocio, habéis aceptado los desafíos de este día, estáis desarrollando muchas e importantes habilidades de liderismo y estáis enseñando a otros a ser líderes. Estas habilidades de liderismo serán de un valor eterno para vosotros; en vuestro hogar, en vuestros negocios, en la Iglesia y en la vida social.
Recordad, para que los nuevos conversos desarrollen habilidades de liderismo, debe dárseles el sacerdocio y deben tener llamamientos en la Iglesia. Cada asignación los preparará para otros llamamientos que les están esperando.
Estoy agradecido por el conocimiento de que Dios vive y que Jesús es el Cristo. Este conocimiento es diferente del que posee la mayoría de la gente en el mundo y tiene influencia definida en la vida de una persona.
Agradezco la gran obra que el profeta José Smith hizo como instrumento en las manos del Señor, y estoy también agradecido por nuestro querido profeta Spencer W. Kimball, quien actualmente guía y dirige la Iglesia de Jesucristo en la tierra. Agradezco también mi asociación con el presidente Tanner, presidente Romney, el Quorum de los Doce y las otras Autoridades Generales, así como sus consejos. Ellos son grandes hombres, dedicados a construir el Reino de Dios.
Que el Señor bendiga a nuestro Profeta y lo apoye, así como a su devota esposa, y que del mismo modo le apoyemos nosotros en todas las cosas.
Para terminar, deseo pediros que siempre recordéis las palabras del Señor cuando dijo: «Yo, el Señor, estoy obligado cuando hacéis lo que os digo; mas cuando no hacéis lo que os digo, ninguna promesa tenéis.» (D. y C. 82:10)
Que como líderes del sacerdocio sepamos valorar nuestras grandes oportunidades y responsabilidades, ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.
























