Hablemos con bondad

Mayo de 1978
Hablemos con bondad
por el presidente Marion G. Romney
Segundo Consejero en la Primera Presidencia

Marion G. Romney«Dulce cosa es vivir, cuando hay amor. (Himnos de Sión 192.)

Mi solicitud en este mensaje es que controlemos nuestra lengua, para que mediante la palabra bondadosa hacia aquellos que nos rodean, podamos emular la bondad y el amor que el Señor siente por sus hijos, tal como lo expresara Isaías cuando dijo:

“De las misericordias de Jehová haré memoria, de las alabanzas de Jehová conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus piedades.” (Isaías 63:7.)

Jesús dijo:
“Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque Él es benigno para con los ingratos y malos.

Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.” (Lucas 6:35-36.)

La siguiente y breve declaración, resume la incomparable piedad del Salvador:

“Fue un ladrón el que habló la última palabra bondadosa a Cristo. Cristo se compadeció y perdonó al ladrón.” (por Robert Browning. Bardett’s Familiar Quotations, pág. 573-b.)

No es claro el hecho de que Jesús perdonara al ladrón, pero le habló con amor: “. . . de cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43).

Y por aquellos que lo crucificaron El rogó: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas.23:34).

El apóstol Pablo, en su epístola a los efesios dijo:

“. . . y os ruego que andéis. . .

con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros con amor,

solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;

Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.

Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.

Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” (Efesios 4:1-3, 29,31-32.)

En su epístola, el apóstol Santiago nos da este consejo:

“. . . todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar. . .” (Santiago 1:19.)

El entonces compara a aquel que pretende ser religioso pero no controla su manera de hablar, con el que en verdad tiene verdadero control sobre sus palabras:

“Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua… la religión de tal es vana.”

Y luego agrega:

“Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, este es varón perfecto, capaz también de refrenar todo su cuerpo.” (Santiago 1:26; 3:2.)

Tratar de refrenar el cuerpo, es una meta muy elevada; sin embargo, para alcanzarla se requiere una verdadera lucha. La lengua, a pesar de que es una pequeña parte de nuestra anatomía, es tremendamente eficaz y muy raramente se desgasta. El apóstol Santiago nos recuerda que con un freno en la boca de un caballo “dirigimos así todo su cuerpo”, y con un pequeño timón podemos gobernar a una nave llevada por impetuosos vientos; lo mismo ocurre con la lengua, un pequeño órgano de nuestro cuerpo, que puede ensalzar grandes hechos y provocar tremendos incendios. Santiago agrega, además, que la lengua es “un mundo de maldad”, que “contamina todo el cuerpo e inflama la rueda de la creación” señalando también que “toda naturaleza de bestias y de aves, y de serpientes y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero que ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal”. (Véase Santiago 3:2-12.)

Casi dos mil años han transcurrido desde que el apóstol Santiago nos amonestara tan firmemente; sin embargo estas maldades aún se encuentran entre nosotros, y no son más compatibles en la vida de un Santo de los Últimos Días que lo fueran en la vida de un santo de la antigüedad.

Mucho antes del tiempo de Jesús y Santiago, los profetas del Antiguo Testamento ofrecían el mismo consejo y enunciaban la misma doctrina:

“La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.

La lengua de los sabios adornará la sabiduría; mas la boca de los necios hablará sandeces.

La lengua apacible es árbol de vida; mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu.” (Prov. 15:1-2,4.)

“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.

Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua.” (Prov. 31:10, 26.)

En las Américas, el rey Benjamín instruyó a los padres a que no permitieran que sus hijos, “contiendan y riñan unos con otros y sirvan al diablo, que es el maestro del pecado, o el espíritu malo de quien nuestros padres han hablado, ya que es el enemigo de toda justicia” (Mosíah 4:14).

En nuestros días, más de un año antes de que la Iglesia fuera organizada, al proyectar el servicio misional y especificar las calificaciones para la obra, el Señor dijo:

“Tened presente la fe, la virtud, el conocimiento, templanza, paciencia, bondad fraternal, santidad, caridad, humildad, diligencia.” (D. y C. 4:6. Cursiva agregada.)

Con esas palabras, identificó estas virtudes como esenciales en el servicio misional. Más tarde, las especificó como requisito previo al ejercicio del poder del Sacerdocio:

“Ningún poder o influencia se puede ni se debe mantener, en virtud del Sacerdocio, sino por persuasión, longanimidad, benignidad y mansedumbre, y por amor sincero;

Por bondad y conocimiento puro, lo que ennoblecerá grandemente el alma sin hipocresía y sin malicia”. (D. y C. 120:41-42.)

El profeta José Smith, hablando a las hermanas de la Sociedad de Socorro de su época les dijo que “la lengua es un órgano incontrolable” y les dio este consejo: “Sujetad vuestra lengua en asuntos pasajeros; un pequeño chisme puede convertir al mundo en una hoguera” (History of the Church, 5:20).

Resolvámonos entonces a controlar nuestra lengua y emulemos el amor y la misericordia de nuestro Señor, hablándonos unos a otros respetuosamente.

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1 Response to Hablemos con bondad

  1. Avatar de Humberto olguin Humberto olguin dice:

    Otra manera de entender , como ser perfecto ,

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