La Biblia y el papel que tuvo en la Restauración

Septiembre de 1980
La Biblia y el papel que tuvo en la Restauración
Robert J. Matthews

El profeta José Smith declaró que se “puede ver la propia escritura de Dios en el libro sagrado; y el que más a menudo lo lee, más se complace en él, y aquel que está familiarizado con él, reconocerá la mano dondequiera que la vea…”

Ciertamente, las revelaciones que contienen Doctrinas y Convenios son un fuerte testimonio de la veracidad y el valor de la Biblia.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días siempre ha creído en la Biblia y afirmado que ésta contiene la palabra de Dios tal como la recibieron los antiguos profetas. El profeta José Smith declaró que se «puede ver la propia escritura de Dios en el libro sagrado; y el que más a menudo lo lee, más se complace en él, y aquel que está familiarizado con él, reconocerá la mano» (de Dios) «donde quiera que la vea… (Enseñanzas del profeta José Smith, pág. 61.)

José Smith también dijo que la Biblia no ha sido preservada con toda su pureza original: “Creemos que la Biblia es la palabra de Dios hasta donde esté traducida correctamente» (Artículo de Fe N° 8). La palabra traducida en la forma en que se usa aquí debe entenderse también como transmitida; o sea, que no solamente ha habido errores en la traducción de un idioma a otro, sino también en la transcripción de un texto de manuscrito ha manuscrito, aun en el mismo idioma. El texto de la Biblia ha sufrido en su mayor parte de omisiones; no se puede decir que sea erróneo sino que faltan muchas partes importantes, lo que, en consecuencia, hace que otras aparezcan confusas. José Smith explicó mejor esta idea cuando dijo:

«Creo en la Biblia tal como se hallaba cuando salió de la pluma de sus escritores origínales. Los traductores ignorantes, los escribientes descuidados y Ios sacerdotes intrigantes y corruptos han cometido muchos errores.” (Enseñanza del profeta José Smith, pág. 404.)

En el Libro de Mormón se describe la Biblia como el registro de los judíos, y se hacen varias afirmaciones concernientes a ella: los profetas la escribieron por medio de la inspiración; en su versión original era mucho más fácil de comprender; a través de los siglos muchas partes sencillas y hermosas se han perdido. Fin este libro también aparecen profecías referentes a que las partes perdidas de la Biblia serían restauradas. Ciertamente, muchas de las “cosas claras y preciosas” se han dado a conocer nuevamente por medio de apariciones celestiales a José Smith, por la publicación del Libro de Mormón, Doctrinas y Convenios y la Perla de Gran Precio, y mediante la traducción inspirada de la Biblia hecha por José Smith.

Es evidente que la restauración hizo mucho por lograr que la Biblia fuera comprensible y completa, y viceversa: ésta ha tenido un papel exclusivo e indispensable en la restauración, lo cual es particularmente obvio al restaurarse muchas doctrinas fundamentales del evangelio.

La Biblia y la Primera Visión
La historia de la restauración en sí misma comienza con una importante referencia a la Biblia:

. . Un día estaba leyendo la Epístola de Santiago, primer capítulo y quinto versículo, que dice: Si alguno de vosotros tienen falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

Nunca un pasaje de las Escrituras llegó al corazón de un hombre con más fuerza que éste en esta ocasión al mío. Parecía introducirse con inmenso poder en cada fibra de mi corazón. Lo medité repetidas veces. . .

Al fin tomé la determinación de pedir a Dios. . .» (José Smith 2:11-13.)

Como respuesta a su oración José Smith presenció una de las más grandes manifestaciones espirituales de todos los tiempos, en la cual vio al Padre y al Hijo y habló con ellos. Entre otras cosas, de esta primera visión aprendió que hay un Dios que oye y contesta nuestras oraciones y que el Padre y el Hijo son seres separados y tienen un cuerpo como el del hombre; también aprendió que la Iglesia verdadera de Jesucristo no estaba en la tierra en aquella época. Todos estos principios fundamentales del evangelio restaurado están histórica y teológicamente relacionados con la Biblia por medio de la escritura en Santiago y de la Primera Visión.

La Biblia y el ángel Moroni
Unos tres años después de la Primera Visión, el Profeta recibió varias visitas del ángel Moroni. Aunque lo principal del mensaje de Moroni a José Smith parece ser la publicación del Libro de Mormón, el ángel también citó y explicó numerosos pasajes de la Biblia, quizás con el importante propósito de orientar al joven Profeta con respecto al plan del Señor para los últimos días.

José Smith reconoció algunos de los pasajes citados por Moroni de los capítulos tercero y cuarto de Malaquías, del capítulo once de Isaías, del tercer capítulo de Hechos y del segundo capítulo de Joel además, dijo que Moroni le citó y explicó muchos otros pasajes de las Escrituras (véase José Smith 2:36-41). Aunque estos «otros pasajes» no se mencionan directamente en el relato del Profeta, son el tema de una serie de cartas escritas por Oliverio Cowdery y publicadas en uno de los periódicos de la Iglesia en los meses de febrero y abril de 1835. En ellas el hermano Cowdery declaró que uno de los principales propósitos de las instrucciones de Moroni era informar al joven Profeta sobre la obra de Dios en la tierra en estos últimos días, y darle una perspectiva de la magnitud de su llamamiento a fin de prepararlo para la obra. Las escrituras del Antiguo Testamento tuvieron un importante papel en las instrucciones de Moroni. Oliverio Cowdery citaba Salmos 100. 107, y 1-14. Isaías 1 y 2, y Jeremías 31 entre las escrituras que Moroni cito y explico a José Smith. (Véase Latter day Saints Messenger and Advócate, —Mensajero y defensor de los Santos de los Últimos Días, vol. 1. N° 7. págs. 109-112.) En su relato José Smith declaró que algunos de los pasajes de escritura que cito Moroni diferían de la versión bíblica del Rey Santiago* (véase José Smith 2:36-39).

En esta forma, la Primera Visión y las enseñanzas de Moroni ampliaron considerablemente la comprensión que tenía José Smith de la Biblia: sabía que era divinamente inspirada, pero también sabía que ciertos pasajes debían sufrir algunos cambios a fin de transmitir el significado que originalmente había querido dárseles.

La Biblia y la traducción del Libro de Mormón
En la tarea de traducir el Libro de Mormón, el Profeta tuvo su primera experiencia con la dificultad de traducir en forma exacta un pasaje de escritura de un idioma a otro. Solamente bajo la influencia del Espíritu y «mediante el don y el poder de Dios» pudo hacerse una traducción correcta, y aun así se requirió un considerable esfuerzo y gran meditación de parte del traductor.

Esta dificultad para transmitir la verdadera intención de la escritura quizás sea en parte responsable por el frecuente uso que en la traducción del Libro de Mormón se hace del lenguaje bíblico.

La Biblia no fue la fuente de información para el Libro de Mormón, sino que aparentemente el estilo literario de ésta fue usado como un vehículo para expresar más claramente los conceptos del Libro de Mormón. Los cientos de versículos en este libro que son similares en expresión y estilo a la versión de la Biblia, ilustran la influencia que ésta tuvo en esa fase de la restauración.

La Biblia y Doctrinas y Convenios
La palabra Biblia aparece solamente una vez en el libro Doctrinas y Convenios (42:12): sin embargo, en él existen varias alusiones y referencias a la Biblia, y mucho de su material está estrechamente relacionado con ella.

Doctrinas y Convenios contiene instrucciones sobre la traducción que hizo José Smith de la Biblia, por ejemplo, dónde comenzar, dónde detenerse, quién sería el escribiente, cómo imprimirla. También contiene revelaciones que no eran parte del texto bíblico sino que provinieron de la experiencia de traducirlo, como por ejemplo, las secciones 76, 77, 86, 91 y probablemente 132.

Muchos versículos de Doctrinas y Convenios son incomprensibles para el lector, a menos que éste sepa que el tema de traducción es la Biblia. En la misma forma en que algunas de las primeras secciones de este libro están relacionadas con la traducción del Libro de Mormón (secciones 3, 5, 8. 9. 10, 17). algunas de las últimas secciones se relacionan con la traducción y la posible publicación de la Biblia: partes de 35, 37, 41, 42, 45, 47, 73, 74, 93, 94, 104, 124 y todo el contenido de las secciones 76, 77, 86 y 91.

También hay mucha fraseología bíblica en Doctrinas y Convenios; por ejemplo  la sección 133 es similar en contenido y expresión a los capítulos 63 y 64 del libro de Isaías. Es imposible conocer estos dos libros sin darse cuenta de que ambos se apoyan el uno al olio y en determinados puntos están ligados por tema y expresiones similares. Ciertamente las revelaciones que con tiene Doctrinas y Convenios son un fuerte testimonio de la veracidad y el valor de la Biblia.

La Biblia y la Perla de Gran Precio
Dos importantes partes de la Perla de Gran Precio, el Libro de Moisés y el capítulo 24 de Mateo, son en realidad extractos de la traducción que José Smith hizo de la Biblia. Así vemos que considerables porciones de esta obra canónica están también estrechamente relacionadas con el mencionado libro de Escrituras.

La nueva traducción
Muy a principios del ministerio del Profeta, el Señor lo instruyó para que hiciera una revisión o. como El la llamó, una «traducción» de la Biblia. Esta no sería una traducción en el sentido ordinario de la palabra empleando el conocimiento de los idiomas bíblicos, el uso de manuscritos antiguos y los procedimientos y accesorios de que se vale el erudito sino más bien una traducción en la cual José Smith discerniría el verdadero sentido del libro por medio de la revelación: esto es lo que se conoce como la traducción de José Smith.

Uno de los propósitos primordiales de esta nueva traducción parece haber sido la comprensión espiritual que obtuvo el Profeta como resultado de sus esfuerzos: el proceso le llevó un nuevo conocimiento de doctrina y de principios. Este posiblemente sea uno de los aspectos más importantes de su trabajo con la Biblia y aparentemente es compatible con el propósito de la traducción dada por el Señor en Doctrinas y Convenios 45:60-62:

«Y ahora, he aquí, os digo, no os será permitido saber más concerniente a este capítulo, hasta que sea traducido el nuevo testamento, en el cual todas estas cosas serán descubiertas;

Por lo tanto, os digo que ahora podéis traducirlo, a fin de que estéis preparados para las cosas que vendrán.

Porque de cierto os digo que os esperan grandes cosas.» (Cursiva agregada.)

Por el pasaje citado es evidente que la traducción de la Biblia que haría el Profeta no estaba limitada a la corrección basada en la revelación y el conocimiento que ya había recibido, sino que sería el medio por el cual recibiría nueva revelación en asuntos que todavía no se le habían dado a conocer. Cosas claras y preciosas habrían de ser restauradas. Este concepto da al trabajo del Profeta con la Biblia una importancia y una dignidad que frecuentemente se pasan por alto y forma una ligadura inseparable entre la traducción de la Biblia y la restauración de la doctrina del evangelio en esta dispensación.

Los siguientes temas son elementos fundamentales del evangelio restaurado que le fueron revelados al Profeta a medida que traducía la Biblia.

Las visiones de Moisés: No se sabe exactamente la fecha en que el Profeta comenzó su traducción de la Biblia, pero es evidente que está relacionada con la revelación recibida en junio de 1830 concerniente a las «Visiones de Moisés», que actualmente se conocen como el capítulo 1 de Moisés en la Perla de Gran Precio. La importancia del contenido doctrinario, filosófico e histórico de este capítulo es bien conocida para los estudiosos del evangelio, puesto que da considerable información sobre Moisés, Satanás, la Deidad y el propósito de las creaciones de Dios. Esta revelación alcanza un punto filosófico sublime cuando Moisés, sobrecogido ante las creaciones del Señor, le preguntó: «Te ruego que me digas por qué son estas cosas así, y por qué medio las has hecho». El Señor entonces le explica la misión del Unigénito y del primer hombre, Adán, y le indica que su obra y su gloria es «llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre» (véase Moisés 1:30-39).

Esto responde al porqué de la creación. En los primeros capítulos de Génesis se nos dice cómo fueron hechas. Esta revelación es una introducción al Génesis, y sin ella, dicho libro pierde mucha de su perspectiva.

Adán. Adán ocupa un lugar especial en la teología de los Santos de los Últimos Días; y gran parte de la información particular que se tiene sobre él, su familia y su conocimiento del evangelio se encuentra en la traducción de Génesis hecha por el Profeta, que ahora se conoce como los capítulos 3 a 7 de Moisés en la Perla de Gran Precio. La fidelidad de Adán para ofrecer sacrificios, su diligencia en enseñar a sus hijos, su idioma puro, su bautismo y otros puntos importantes doctrinarios e históricos se dan a conocer en la traducción que José Smith hizo de la Biblia.

Caín y Satanás. No solamente se revelaron al Profeta grandes cosas acerca de Dios y de los justos patriarcas de las primeras épocas, sino que la traducción de la Biblia también enseña mucho sobre la rebelión de Caín y sus convenios secretos con Satanás y con muchos de los descendientes de Adán. Gran parte del conocimiento que tenemos sobre Caín lo hemos obtenido por medio de la traducción del Profeta de los primeros capítulos del Génesis, que aparecen en el capítulo 5 de Moisés y en el capítulo 4 del Génesis traducido por José Smith.

Sión y Enoc. El concepto de Sión, tanto el de la antigua ciudad edificada por el patriarca Enoc como también la parte más sobresaliente de la obra del Señor que todavía debemos lograr en esta dispensación, es de primordial importancia en la teología de la Iglesia. Mucho de lo que sabemos concerniente a Enoc y su ciudad lo hemos aprendido por las revelaciones recibidas por José Smith mientras traducía los primeros capítulos de Génesis en noviembre y diciembre de 1830. Esta información aparece en los capítulos 6 y 7 de Moisés y en los capítulos 6 y 7 del Génesis traducido por José Smith, y es una base general de las instrucciones más detalladas sobre Sión que aparecen en Doctrinas y Convenios, secciones 42 al 59, que se recibieron desde febrero a agosto de 1831.

La edad de responsabilidad de los niños. Una de las doctrinas fundamentales y más conocidas de la Iglesia es que los niños no son responsables de sus actos ante Dios hasta que llegan a la edad de ocho años. En el Libro de Mormón se especifica muy claramente que los niños pequeños son inocentes ante el Señor, aunque no aclara a qué edad empiezan a tener responsabilidad. La edad de ocho años para el comienzo de esta responsabilidad se cita en Doctrinas y Convenios 68:25, 27 (de noviembre de 1831), y es la referencia a la cual se recurre por información sobre este tema.

Sin embargo, la traducción hecha por el Profeta de Génesis 17:11 (fechada entre febrero y abril de 1831) también menciona los ocho años como edad de responsabilidad. En esa ocasión el Señor daba instrucciones a Abraham y el pasaje dice lo siguiente:

Versión de Casiodoro de Reina
«Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti.» (Gen. 17:7.)

La traducción de José Smith
«Y estableceré un pacto de circuncisión contigo, y será mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones; a fin de que puedas saber para siempre que los niños no son responsables ante mí hasta que tienen ocho años de edad. (Gen. 17:11. Cursiva agregada. Traducción libre.)

No se explica aquí cuál es la relación existente entre la circuncisión y el bautismo, pero la traducción perfecta define claramente cuál es la edad de responsabilidad.

Es de especial importancia el hecho de que la fecha que aparece en el manuscrito del Profeta con respecto a este pasaje de la Biblia muestra que ya en abril de 1831, o sea, cinco meses antes de que esto se mencionara en la revelación que aparece ahora en la sección 68 de Doctrinas y Convenios, él conocía el concepto de que la edad de responsabilidad empieza a los ocho años. Esta significativa doctrina del evangelio, por lo tanto, se le reveló al Profeta mientras traducía el capítulo 17 de Génesis y es otro ejemplo del papel particular que tuvo la Biblia en la restauración del evangelio en esta dispensación.

Los tres grados de gloria. Otra revelación muy conocida que recibió el profeta José Smith describe las condiciones de la humanidad después de la resurrección de los muertos, y frecuentemente se habla de ella como «la visión de los tres grados de gloria», aunque incluye una condición en la cual no existe la gloria. El relato escrito de esta visión es lo que actualmente conocemos como la sección 76 de Doctrinas y Convenios y registra una gran manifestación espiritual que tuvieron José Smith y Sidney Rigdon el 16 de febrero de 1832 mientras se encontraban ocupados en la traducción de la Biblia. Los hermanos habían llegado en su trabajo hasta el quinto capítulo de Juan cuando tuvieron esta visión celestial. Este es su informe del acontecimiento:

«Porque mientras hacíamos la traducción que el Señor nos había designado, llegamos al versículo 29 del quinto capítulo de Juan, que nos fue revelado así:

Hablando de la resurrección de los muertos, concerniente a los que oirán su voz, la voz del Hijo del Hombre y se levantarán.

Los que hubieren hecho bien, en la resurrección de los justos; y los que hubieren hecho mal, en la resurrección de los injustos.

Ahora, a causa de esto nos maravillamos, porque nos fue revelado por el Espíritu.

Y mientras meditábamos estas cosas, el Señor tocó los ojos de nuestros entendimientos, y fueron abiertos; y la gloria del Señor brilló alrededor.» (D. y C. 76:15-19.)

La revelación que recibieron a continuación es uno de los temas más frecuentemente analizado por los miembros de la Iglesia y constituye una de las grandes visiones de esta dispensación; a menudo se le designa como «La visión» en la literatura de la Iglesia. El Profeta le llamó «Una transcripción de los anales del mundo eterno» (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 6). Es interesante notar que la base para esta revelación había sido la traducción que él estaba haciendo de la Biblia.

El orden celestial del matrimonio. Otro aspecto significativo del evangelio restaurado que aparece directamente relacionado con la Biblia es la doctrina del matrimonio celestial. Es bien sabido el hecho de que el Profeta conocía este tema muchos años antes de que quedara escrito en un documento que ahora se conoce como la sección 132 de Doctrinas y Convenios. Varios de los hermanos de aquella época afirmaron haberlo oído hablar del asunto allá por 1831 o 1832. Puesto que ésa era la misma época en que estaba abocado a la traducción del Génesis, y que los primeros versículos de la revelación sobre el matrimonio se refieren a que el Profeta se dirigió al Señor para pedirle algunas explicaciones sobre el matrimonio plural de Abraham, Isaac y Jacob, parece lógico suponer que la revelación sobre el matrimonio celestial estuviera directamente relacionada con la traducción que él estaba haciendo de la Biblia.

En esta forma vemos que varias partes significativas de la doctrina que han sido reveladas en esta dispensación están inseparablemente unidas a dicha traducción de la Biblia. Hay pocos temas del evangelio más esenciales que la edad de responsabilidad, la edificación de Sión, el papel de Adán en el plan del evangelio, los grados de gloria y la doctrina del matrimonio celestial.

Es muy probable que haya habido otros asuntos importantes que también le fueran revelados al Profeta en relación con su trabajo de traducir la Biblia: existen algunas evidencias de que gran parte de lo que este sabía sobre los antiguos patriarcas, los consejos y las organizaciones de la Iglesia de antaño y otros temas le fueran revelados en el contexto de su obra.

El verdadero producto de este trabajo del Profeta con la Biblia no es, por lo tanto, simplemente el manuscrito de la traducción, sino también las muchas revelaciones y experiencias espirituales que él tuvo como resultado de lo que estaba haciendo. Tanto el manuscrito de la traducción como las revelaciones son importantes; pero entre éstos lo que tiene mayor importancia parecería ser la gran cantidad de revelaciones específicas sobre la doctrina, puesto que dan mayor conocimiento y claridad a asuntos como el sacerdocio, la resurrección, la existencia premortal, y también aumentan nuestra comprensión del ministerio de Jesús. Adán. Enoc, Melquisedec, Abraham. Pablo-, Pedro y Juan el Bautista. Sin estas revelaciones sería muy difícil tener una perspectiva clara del registro bíblico.

Indudablemente, podemos afirmar que la Biblia tuvo un papel de esencial importancia en la restauración del evangelio.

Robert J. Matthews, es profesor adjunto de Escritura antigua en la universidad de Brigham Young y trabaja en el comité de correlación de la Iglesia.

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