….Servid a Jehova!

Marzo de 1980
«….¡Servid a Jehová»
por el presidente Marion G. Romney
Segundo Consejero en la Primera Presidencia

Marion G. RomneyEl objeto de mi mensaje es el de estimular al lector a obedecer la exhortación de Josué a los hijos de Israel, y emular su convicción y dedicación a la causa. Él dijo:

“…temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad y quitad de en medio de vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río y en Egipto, y servid a Jehová.

…escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.» (Josué 24:14-15.)

Sería imposible decir que hacemos demasiado hincapié en la importancia de los dos puntos que Josué pone de relieve en esta magistral declaración. Primero, servir al Señor; y segundo, hacerlo ahora («escogeos hoy»). Analizando la exhortación y la sumisión de Josué, me viene a la memoria la gran declaración de Amulek:

«Porque he aquí, esta vida es cuando el hombre debe prepararse para comparecer ante Dios: sí, el día de esta vida es el día en que el hombre debe ejecutar su obra.

…os ruega, por tanto, que no demoréis el día de vuestro arrepentimiento hasta el fin; porque después de este día debida, que se nos da para prepararnos para la eternidad, he aquí que si no mejoramos nuestro tiempo durante esta vida, entonces viene la noche de tinieblas en la cual no se puede hacer nada.

No podréis decir, cuando os halléis ante esa terrible crisis: Me arrepentiré; me volveré a mi Dios. No, no podréis decir esto: porque el mismo espíritu que posee vuestros cuerpos al salir de esta vida, ese mismo espíritu tendrá poder para poseer vuestro cuerpo en aquel mundo eterno.

Porque si habéis: demorado el día de vuestro arrepentimiento, aun hasta la muerte, he aquí, os habéis sujetado al espíritu del diablo que os sellará como cosa suya; por tanto, se retira de vosotros el Espíritu del Señor y no tiene cabida en vosotros, y el diablo tiene todo poder sobre vosotros; y éste es el estado final del malvado.» (Alma 34:32-35.)

Tal como se registra en el capítulo doce, Alma revela el fundamento de la declaración de Amulek cuando dice que «esta vida es cuando el hombre debe prepararse para comparecer ante Dios». El recalca que la vida mortal fue dada a nuestros primeros padres mortales, Adán y Eva, y que también nos ha sido dada a nosotros como un «estado de probación; un tiempo de preparación para presentarse ante Dios; un tiempo de preparación para aquel estado sin fin… que llegará después de la resurrección de los muertos» (Alma 12:24).

Él explica que el plan de redención que se le enseñó a Adán, y que también se nos ha enseñado a nosotros, nos da a todos la oportunidad de ser admitidos de nuevo en la presencia del Señor, por medio del arrepentimiento y de la obediencia a las leyes del evangelio.

Hablando acerca de los hombres, dijo Alma:

«…Dios les dio el mandamiento de no cometer iniquidad, so pena de una segunda muerte, que era una muerte eterna respecto de las cosas pertenecientes a la rectitud; porque el plan de redención no podría influir en ellos, pues según la suprema bondad de Dios, la obra dé la justicia no puede ser destruida,

Pero Dios llamó a los hombres, en el nombre de su Hijo, (pues éste era el plan de redención que se estableció) diciendo: Si os arrepentís y no endurecéis vuestros corazones, entonces tendré misericordia de vosotros por medio de mi Hijo Unigénito;

Por tanto, el que se arrepintiere y no endureciere vuestro corazón, tendrá derecho a la misericordia, por medio de mi Hijo Unigénito, para la remisión de sus pecados; y éstos entrarán en mi descanso.

Y el que endureciere su corazón, y cometiere iniquidades, he aquí, juro en mi ira que no entrará en mi descanso.» (Alma 12:32-35.)

Sin tener en cuenta la edad que tengamos, es imperioso que cada uno de nosotros tome la determinación de actuar hoy y cada día de acuerdo con los principios indicados por el Señor, y que cumpla con su propósito.

Alma exhortó a su hijo Helamán a que tomara esa decisión durante los años de su juventud.

«¡Oh recuerda, hijo mío, y aprende sabiduría en tu juventud; sí, aprende en tu juventud a guardar los mandamientos de Dios!

Sí, y pide a Dios todo tu sostén; sí, sean todos tus hechos en el Señor, y dondequiera que fueras, sea en el Señor; sí, dirige al Señor tus pensamientos; sí, deposita para siempre en el Señor el afecto de tu corazón.

Consulta al Señor en todos tus hechos, y Él te dirigirá para bien; sí, cuando te acuestes por la noche, acuéstate en el Señor, para que Él te cuide mientras duermes; y cuando te levantes en la mañana, rebose tu corazón de gratitud hacia Dios; y si haces estas Cosas, serás exaltado en el postrer día.» (Alma 37:35-37.)

Alma mencionó una gran verdad cuando dijo a su hijo Coriantón:

«No vayas a suponer, porque se ha hablado acerca de la restauración, que serás restablecido del pecado a la felicidad. He aquí, te digo que la maldad nunca fue felicidad.» (Alma 41:10.)

La manera segura de obtener la paz y la felicidad en esta vida y en la venidera, es sirviendo al Señor no solamente hoy, sino cada día de nuestra existencia.

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