La doctrina del reino

La doctrina del reino

Shirley W. ThomasShirley W. Thomas
Segunda Consejera de la Mesa General de la Sociedad de Socorro

«Aprended para enseñar». . . Las hermosas palabras de este himno nos instan a tener fe en la ley de la cosecha; a recordar que la semilla se convertirá en espiga.

En nuestro anhelo de encontrar fácil solución a los problemas que enfrentamos, a veces no vemos las verdades fundamentales y por eso no aprendemos el camino seguro. Amaos el uno al otro, sembrad y recogeréis, apoyad al sacerdocio; éstas y otras doctrinas del reino llegan «a ser un firme cimiento. En su veracidad están las respuestas y las soluciones y mientras las aprendemos y las vivimos podemos bendecirla vida de otros.

En una reunión reciente, un amigo relató que viéndose enfrentado a un problema particularmente difícil, pidió consejo al élder Boyd K. Packer. Al contestarle, el élder Packer preguntó: «¿Haría alguna diferencia el recordar que ésta es la verdadera Iglesia de Jesucristo?» Frente a semejante realidad, el problema se pudo enfrentar fácilmente.

Quizás podemos aplicar la misma prueba a un problema de la Sociedad de Socorro: ¿Necesita una mujer estudiar una carrera o tener una capacitación especializada si va a ser una ama de casa y criar una familia? ¿Sería más clara la respuesta si recordamos que somos hijas de un Padre Eterno y nos estamos esforzando por volver a su presencia? Puesto que realmente somos hijas de Dios, ¿no debe cada mujer buscar la luz y la verdad para lograr la perfección, y cuando es bendecida con hijos, proveerles un ambiente en el que ellos también puedan lograrla?

El proveer ese ambiente a veces pone a prueba nuestra preparación. Recuerdo muy bien cuando uno de nuestros hijos empezó a ir a la escuela; un día irrumpió en la cocina para decirme que había aprendido una palabra nueva. No era «papa» o «mamá», sino una difícil, y estaba orgulloso de poder escribirla y pronunciarla. Cuando me la escribió vi que una letra estaba incorrecta. Realmente no sé por qué no lo corregí; quizás pensé que no era el momento. Él fue luego hasta donde estaba su padre y le mostró la palabra. Este le explicó el error y lo corrigió.

Mi hijo se volvió hacia mí y me preguntó: ¿Por qué no me corregiste mamá? En ese momento no supe qué contestar, pero aprendí una buena lección. Comprendí la importancia de esto y que los niños confían en que la madre les diga lo que está mal; ya sean palabras, sobre la vida, o acerca del mundo a que se están enfrentando. Creo que una madre nunca está demasiado preparada para desempeñar su papel.

El estudio es para toda mujer; no importa si es casada o soltera, si es madre o no.

En la nueva estructura de la mesa directiva de la estaca de la Sociedad de Socorro se ha hecho más hincapié en el bienestar, el servicio caritativo y las necesidades individuales de las mujeres. El resto del trabajo de la Sociedad de Socorro se ha dividido en dos áreas fundamentales de responsabilidad -Ciencia del Hogar y Educación. Notemos que no es Ciencia del Hogar o Educación sino Ciencia del Hogar y Educación. Para una mujer de la Sociedad de Socorro, la integridad que tan estrechamente está relacionada con la santidad se logra en parte aceptando la responsabilidad de hacer del lugar donde vive un hogar y de llevar allí conocimiento y la luz del evangelio.

El énfasis que en el programa, de la Sociedad de Socorro se le da a la educación es para ayudar a que la mujer haga un lugar en su vida para el estudio, para que, aprenda todo lo que pueda y desarrolle sus dones y talentos. El conocimiento que adquiera difundirá su influencia para bien al enseñar y bendecir a otros.

El presidente Kimball nos ha instado con fuerza a que adquiramos conocimiento, y a que seamos fuertes, independientes y fieles.

Hace poco vino una joven a nuestra oficina para hablar sobre la Sociedad de Socorro, y cuando se le preguntó si le gustaría ayudarnos en un proyecto que teníamos, contestó: «Me agradaría mucho, pero debo decirles que haré algunas preguntas difíciles». Le dijimos que no hacemos a un lado las preguntas difíciles.

Fortificadas por los principios verdaderos del evangelio, las mujeres de la Sociedad de Socorro hacen frente a los problemas actuales.

Como dijo el presidente Joseph F. Smith: «Ese día llegará cuando tengamos mujeres (en la Sociedad de Socorro) que no sólo se sientan llenas … del testimonio de Cristo … sino también tengan la juventud, el vigor y la inteligencia que les permita desempeñar los grandes deberes y responsabilidades que sobre ellas descansen . . . mujeres de fe, valor y pureza . . (Doctrina del Evangelio, pág. 381).

Esta es la Iglesia de Jesucristo.

Todos somos hijos de nuestro Padre Celestial.

La Sociedad de Socorro fue divinamente organizada y es una parte importante de la’ restauración de los últimos días.

Tenemos la tarea y mayordomía de enseñar la doctrina del reino y ayudar a las hermanas a relacionarla a importantes aspectos de sus vidas y encontrar respuesta a los problemas.

Es nuestra fortaleza y nuestro privilegio apoyar al sacerdocio de Dios, ya que’ en esta obra hay gozo y satisfacción. Lo testifico en el nombre de Jesucristo. Amén.

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