Organizaos

Organizaos

Marian R. BoyerMarian R. Boyer
Segunda Consejera en la Presidencia de la Sociedad de Socorro

Mis queridas hermanas, es un privilegio para mí reunirme con vosotras en este tabernáculo y participar en esta transmisión televisada para muchas otras congregaciones de hermanas en la Iglesia. Vosotras representáis lo mejor que puede ofrecer esta vida; sois hijas de nuestro Padre Celestial y reflejáis las bendiciones del evangelio.

Para todas nosotras el título de «amas de casa» tiene un gran significado; se nos ha dado la misión especial de ser las creadoras de los hogares de la Iglesia, de la comunidad y del mundo.

En una conferencia de la Sociedad de Socorro, el presidente J. Reuben Clark dijo: «Que Dios os enseñe el propósito verdadero del ama de casa para que podáis salvar, no sólo a Sión, sino también al mundo. Ese es vuestro destino: salvar al mundo.» (Relief Society Magazinc, diciembre de 1949. pág. 798.)

Esto nos ayuda a damos cuenta de que la tarea propia de la mujer significa muchísimo; la importancia de los quehaceres del ama de casa es mayor que la de cualquier otro trabajo. Un hogar es mucho más que una vivienda. Tanto para una persona que vive sola, como para una madre con muchos hijos, el hogar constituye una escuela, y debe ser un lugar en el que la oración señale el camino hacia la vida eterna. La única manera en que el mundo puede salvarse es fortalecer en el hogar a cada uno de los hijos de Dios.

El Señor nos dice en una revelación dada al profeta José Smith: «Organizaos; preparad todo lo que fuera necesario; y estableced una casa, sí, una casa de oración, una casa de ayuno, una casa de fe, una casa de instrucción, una casa de gloria, una casa de orden, una casa de Dios.» (D. y C. 88:119.)

Al meditar este consejo del Señor, recuerdo a una amiga mía, con la cual desarrollé una asociación de servicio estrecha y la que me ha servido de inspiración por su dedicación a su familia y a la Iglesia. El tener muchos hijos y un esposo inválido no le impidió aceptar un cargo de líder en la Sociedad de Socorro. Cuando le pregunté cómo se las arreglaba, me dijo: «Las hermanas de la Sociedad de Socorro me ayudan; su cariño me anima cuando me siento triste y las lecciones me guían y dan fuerza. Además, el confiar mis problemas los hace parecer más pequeños.» Me dijo también que todas las mañanas lo primero que hacía era orar mientras el resto de la familia dormía; con las tareas diarias ya organizadas en su mente, le pedía a nuestro Padre Celestial que le ayudara a realizarlas.

Al final del día, también con una oración, expresaba a Dios su amor y agradecimiento por la ayuda que recibía tanto de El cómo de los buenos amigos de ella. Sentía que no hubiera podido desempeñar sus múltiples obligaciones sin ayuda.

¡Cuán enorme ha sido el ejemplo que esta madre le ha dado a su familia!

Les ha enseñado el poder de la oración, el valor de organizarse y la satisfacción que causa servir a otros y al Señor.

Refiriéndome otra vez al consejo de Dios, de que nos preparemos en todo lo necesario, les diré que muchas mujeres de la Iglesia sienten mucha satisfacción obedeciendo este consejo, ya que de ese modo desarrollan su creatividad y talento, La confección de prendas de vestir es un buen ejemplo. Una madre de ocho hijos a quien conozco me dijo recientemente que si ella no les hiciera la ropa, no les alcanzaría el dinero para las demás cosas de primera necesidad. Incluso aprendió a hacer pantalones y camisas para varón en la Sociedad de Socorro y a ajustarle a los menores la ropa que ya no les sirve a los mayores.

Otra de las cosas necesarias es la alimentación. El presidente Kimball muchas veces nos ha pedido que sembremos un huerto y almacenemos lo que cosechamos. En nuestro libro de Ciencia del Hogar se nos enseña a plantar y a guardar las semillas para el año siguiente. Allí también se sugieren temas para «mini clases» sobre cómo usar lo que se almacena. ¿De cuántas maneras utiliza cada una de vosotras la leche en polvo que tenéis almacenada? Las mini clases de la Sociedad de Socorro os pueden enseñar muchas formas de usarla.

No hace mucho fui a una reunión de Sociedad de Socorro en uno de los barrios de la Universidad Brigham Young. Se les estaba enseñando a las jóvenes cómo hacer pan.

El delicioso aroma atrajo a algunos muchachos que se encontraban en el edificio y se acercaron a la puerta con caras hambrientas. Muy pronto se encontraban todos conversando animadamente, mientras comían pan caliente untado con mantequilla y miel

Hace un año el presidente Kimball nos pidió que fuéramos diferentes que los demás «de una manera feliz».

El profeta Nefi cuenta que su pueblo cultivaba, cosechaba, construía viviendas; y luego concluye con la frase: «y. . . vivimos de una manera feliz» (2 Nefi 5:27).

Como amas de casa mormonas, nuestro mayor cometido es criar a nuestros hijos en la verdad y a la luz del evangelio, para ayudarles a madurar espiritualmente. Nuestra función primordial es la de maestras.

«El hogar», dijo el presidente Harold B. Lee. «es el seminario de todas las demás instituciones.» La nueva organización de la mesa directiva de la estaca refleja las múltiples facetas del hogar.

El curso de Ciencia del Hogar incluye ahora tres nuevos aspectos: la música y los beneficios que produce en el «hogar; el programa de la guardería, con sus tres manuales preparados de acuerdo a los mejores principios de pedagogía infantil; y el programa de recreo cuyo propósito es mejorar la salud de las hermanas. Las lecciones de Ciencia del Hogar enseñan todos estos aspectos y los combina, en un día de capacitación, preparando a la mujer para que emplee en su hogar habilidad, refinamiento, conocimiento y alegría, junto al ya tradicional cariño que siempre caracterizó la vida familiar.

Para que podamos ayudar a cada una de las hermanas de la Iglesia a alcanzar su potencial como ama de casa, les pedimos a las consejeras de Ciencia del Hogar que planeen reuniones que satisfagan las necesidades de las hermanas. Sabemos que todas ellas son diferentes pero esperamos que todas puedan encontrar mucha satisfacción en su tarea de amas de casa. Una reunión mensual de dos horas puede enseñar y motivar a las hermanas a lograr el éxito en esta tarea tan importante, que es la base y el corazón de todas las demás que se llevan a cabo en el mundo.

Dentro de un hogar bien organizado, debemos mantener viva la llama de la fe y el testimonio en cada uno de sus integrantes. En la Sociedad de Socorro podemos aprender cómo organizamos y cómo preparar «todo lo que fuere necesario «y establecer una casa de oración,» una casa de ayuno, una casa de fe, una casa de instrucción, una casa de orden, una casa de Dios (véase D. y C. 88:119).

Ruego que todas podamos hacer que nuestro hogar sea un refugio e paz y felicidad, donde todos gocemos de la compañía mutua y. como el pueblo de Nefi, vivamos de una manera feliz. En el nombre de Jesucristo. Amén.

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