Conferencia General Octubre 1977
Doquier que me mandes, iré
por el élder Yoshihiko Kikuchi
del Primer Quórum de los Setenta
Presidente Kimball hermanos de las Autoridades Generales, mis amados hermanos en el Evangelio del Señor Jesucristo, hoy quiero dejaros mi humilde testimonio de la divinidad de este evangelio.
Primero, deseo expresar mi profundo y sincero agradecimiento a todos aquellos que me han ayudado, han sido bondadosos conmigo y me han motivado, enseñado y guiado; todos han sido una maravillosa ayuda e influencia en mi vida.
Cuando yo era un joven y completamente inexperto misionero, el élder Gordon B. Hinckley me dio una bendición muy especial, que me ha servido siempre de guía.
Mis hermanos, nunca esperé ser llamado a tan enorme responsabilidad. Todavía me pregunto y lo pregunto al Señor: «¿Por qué yo, Señor?» Y, sin embargo, en lo más profundo de mi ser oigo una voz que dice:
«Iré do me mandes, iré, Señor
Sobre llano, montaña o mar.» (Himnos de Sión, N° 93.) Y otra voz me dice:
«Iré y haré lo que el Señor ha mandado…» (1 Nefi 3:7.)
«¡Ojalá fuese yo un ángel y pudiera realizar el deseo de mi corazón, para salir y hablar con la trompeta de Dios, con una voz que estremeciera la tierra, y proclamar el arrepentimiento a todo pueblo!» (Alma 29: 1.)
Mis queridos hermanos y hermanas, yo amo al Señor; yo sé con todo mi corazón que Dios vive; sé que hay un Profeta de Dios en la tierra, Spencer W. Kimball, a quien quiero mucho y apoyaré con todas mis fuerzas. El Libro de Mormón es verdadero y, ciertamente, es la palabra de Dios. Os dejo mi testimonio, mis hermanos, y lo hago humildemente en el nombre del Señor Jesucristo. Amén.
























