Conferencia General Abril 1980
Profunda dedicación a los servicios de bienestar
Por el Presidente Spencer W. Kimball
Mis amados hermanos y hermanas, he gozado muchísimo de esta reunión y respaldo todo lo que han dicho los diferentes oradores.
Deseo expresar mi profunda estima a cada uno de vosotros por lo que contribuís en esta maravillosa obra de bienestar. Estamos muy agradecidos por el progreso que se ha logrado. A pesar de que hay mucho más que hacer, considero que el Señor se siente complacido con el servicio que han prestado los santos.
Percibo un compromiso profundo por parte de nuestros líderes para aplicar en sus barrios y estacas los principios de bienestar que hemos oído predicar desde este púlpito durante muchos años. Ciertamente no ha existido antes otra ocasión en que tuviéramos mayor necesidad de estar anhelosamente consagrados a una causa tan importante.
Me complacen las noticias que recibimos en cuanto a los huertos que están cultivando las familias de la Iglesia.
Esperamos que cuando llegue la primavera en vuestras respectivas zonas, todos tengan planes de preparar buenos huertos y que haya mucha gente que se provea de los alimentos indispensables para las épocas de escasez. También me he fijado en que ha aumentado el interés por adquirir proyectos de bienestar, así como por mejorar los ya existentes.
Casi todas las familias en la Iglesia están experimentando en una forma u otra los efectos de la inflación que acosa al mundo entero.
Quisiera recordamos que si vivimos el evangelio y seguimos los consejos de nuestros líderes de la Iglesia, seremos bendecidos para evitar muchos de los problemas económicos que nos afligen. El Señor se da cuenta de los problemas a los que nos enfrentamos; si guardarnos sus mandamientos seremos merecedores de recibir sabiduría y bendiciones del cielo para poder resolverlos.
Hermanos y hermanas, sé que el evangelio es verdadero, y que contiene las respuestas a todas las preguntas y problemas de la vida. Que el Señor nos bendiga en este grandioso programa de bienestar, oro humildemente en el nombre de Jesucristo. Amén.
























