Conferencia General Abril 1995
El esfuerzo ha valido la pena
Melanie Eaton
Barrio Leland, Estaca Spanish Fork Oeste, Utah
«La guía que recibo al escudriñar [las Escrituras] ejerce una serena influencia en mí y me brinda paz en mis actividades cotidianas».
Soy corredora de pista y a campo traviesa, y, muchas veces, casi cinco kilómetros de carrera en terreno escabroso pueden parecer una eternidad. Pero he aprendido a perseverar hasta el fin, a tolerar el esfuerzo arduo y a sobrellevar muchos problemas físicos y emocionales. En ocasiones, tenía deseos de abandonar la carrera o el agotador entrenamiento, pero tuve que perseverar hasta el fin, tanto mental como físicamente. He llegado a la conclusión de que no obstante lo difícil que fuese la carrera o terminar una sesión de entrenamiento, nada se compara con la satisfacción de saber que no me di por vencida.
En 3 Nefi, capítulo 15, versículo 9, están estas palabras de Jesús a los nefitas:
«He aquí, yo soy la ley y la luz. Mirad hacia mí, y perseverad hasta el fin, y viviréis; porque al que perseverare hasta el fin, le daré vida eterna».
El concepto de perseverar hasta el fin se puede también aplicar al estudio de las Escrituras. Para ,mí, no todo el tiempo me ha sido fácil hacerlo, ya que siempre me han resultado muy difíciles de entender; el terreno ha sido demasiado escabroso, por así decirlo. En las clases de seminario se me alentaba a que formara el hábito de leer diez minutos por día; se me aseguró que, a la larga, eso sería de gran beneficio para mí. De modo que comencé el «entrenamiento»; cada vez que leía el Libro de Mormón, encontraba diferentes mensajes relacionados con los problemas que en ese momento enfrentaba en la vida. Eso me llenó de emoción, y esta noche espero comunicarles ese entusiasmo.
Sé que es difícil; todas pasamos por lo mismo, pero les aseguro que si abren las Escrituras todos los días y las leen, adquirirán ese mismo entusiasmo y testimonio. Una de las bendiciones más grandes es la de acercarnos más a nuestro Padre Celestial y a Jesucristo.
Las Escrituras también me han proporcionado la forma de recibir la inspiración del Espíritu Santo para tomar diariamente decisiones correctas. En 2 Nefi, capítulo 32, versículo 3, dice:
«Los ángeles hablan por el poder del Espíritu Santo; por lo que declaran las palabras de Cristo. Por tanto, os dije: Deleitaos en las palabras de Cristo; porque he aquí, las palabras de Cristo os dirán todas las cosas que debéis hacer.»
En tanto que persevere hasta el fin y haga de la lectura de las Escrituras un hábito para toda la vida, podré decir como Pablo:
«He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe» (2 Timoteo 4:7).
Les testifico que el esfuerzo ha valido la pena. Me encanta el Libro de Mormón y las verdades que encierra. Me ha llevado algunos años, y me llevará muchos más, aprender la forma de aplicar las Escrituras a mi vida diaria, pero la guía que recibo al escudriñarlas ejerce una serena influencia en mí y me brinda paz en mis actividades cotidianas. En el nombre de Jesucristo. Amén.
























