Fomentemos el desarrollo de las jóvenes

Conferencia General Abril 1995
Fomentemos el desarrollo de las jóvenes
Karen Maxwell
Barrio Monument Park 2, Estaca Monumení Park Norte, Salt Lake

«Las jovencitas… recibirán apoyo y sugerencias muy prácticas de los líderes que hayan tenido que luchar por desarrollar la paciencia y la diligencia.»

Soy líder de las Mujeres Jóvenes de la estaca, y al igual que otros líderes de barrios y estacas del mundo, he buscado maneras de cultivar la palabra de Dios en forma significativa. Con gratitud, podemos acudir a la fórmula que nos da Alma en el capítulo 32, versículo 41, donde dice:
«Pero si cultiváis la palabra, sí, y nutrís el árbol mientras empiece a crecer, mediante vuestra fe, con gran diligencia y con paciencia, mirando hacia adelante a su fruto, echará raíz; y he aquí, será un árbol que brotará para vida eterna».
Alma recomienda que aquellos que deseen cultivar la palabra tengan paciencia, gran diligencia y fe. Esta paciencia debe derivar de la humildad, ya que no podemos obligar a nadie a aprender a ser paciente. El
presidente Boyd K. Packer nos hace recordar lo siguiente:
«Es posible crear un ambiente en el que podamos fomentar el desarrollo, enseñar y proteger; pero no podemos imponer ni exigir, sino que debemos esperar a que se lleve a cabo el proceso.
«No seamos impacientes por obtener un gran conocimiento espiritual; permitámosle desarrollarse y ayudémosle a crecer, pero no lo forcemos, ya que eso podría llevarnos por un camino equivocado» (Ensign, enero de 1983, pág. 53).
Al incluir a las jovencitas en el planeamiento de charlas fogoneras, en grupos de lectura y en, otras formas creativas de compartir el punto de vista, fomentamos el desarrollo que ciertamente percibirán al ‘experimentar con la palabra’. Podemos proveerles la oportunidad de leer juntas, de escribir experiencias individuales y de participar mediante la música, el arte y las palabras de testimonio. Podemos testificar v estar disponibles para prestarles ayudaí
Unas cuantas presidentas de Mujeres jóvenes de barrio se lamentaban de que, después de haber empezado con mucho entusiasmo, y habiendo pasado unas cuantas semanas tratando de ‘experimentar con la palabra’, necesitaban un «refuerzo» de energía. Aquí es donde las palabras «con gran diligencia» cobran gran significado. Debemos continuar planeando, con un propósito definido, actividades que se centren en las Escrituras, le incluso leerlas nosotras mismas! Entre un grupo de líderes de barrio que habían hecho el cometido de leer, una hermana líder de las Mujeres Jóvenes comentó: «Me cuesta admitirlo; pero esto es muy difícil para mí». Era obvio que otras hermanas se sintieron agradecidas por su sinceridad, ya que luego expresaron algunas de sus propias dificultades y la necesidad de establecer metas que sea posible lograr. Ciertamente, las jovencitas de ese barrio recibirán apoyo y sugerencias muy prácticas de los líderes que hayan tenido que luchar por desarrollar la paciencia y la diligencia.
Por último, debemos tener fe en que Jesús conmoverá el corazón de las jóvenes a medida que juntas trabajemos hacia nuestra celebración mundial. La fe siempre motiva a la acción. En Juan 7:17, se nos ofrece la esperanza de que cualquier jovencita «que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios». (Quizás ustedes no lo interpreten de la misma manera, pero creo que Nefi lo aprobaría, ya que él, también, aplicaba las Escrituras a sí mismo.) Los proyectos de servicio y del progreso personal verdaderamente cultivan la palabra, o sea, la doctrina. Nuestro esfuerzo por vivir el evangelio en verdad apoya nuestros esfuerzos por conocer y cultivar la palabra de Dios.
Y ciertamente nuestra fe debe incluir oraciones por nuestras jóvenes, para que tengan éxito en sus esfuerzos por progresar; también debemos orar con ellas. Mi padre compuso una pieza que incluye esta oración para cada una de nosotras:
Oh, Señor, anhelo oír Tu palabra,
que en Tu misericordia me concedes.
Ábreme el corazón, para que lo
eleve a Ti.
hiena mi espíritu con el deseo de
buscarte.
Haz que mis oídos sordos oigan;
Haz que mis ojos ciegos vean.
Multiplica mi regocijo, que mi gozo
sea en Ti;
oh, Santo de Israel, para santificar
Tu nombre.
(Merrill Bradshaw, «The Restoration» [La Restauración].)
En el nombre de Jesucristo. Amén.

 

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