Jesús el Cristo, nuestro Príncipe de Paz

Devocional de Navidad de 2013
Jesús el Cristo, nuestro Príncipe de Paz
Por el élder Russell M. Nelson
Del Quórum de los Doce Apóstoles

Queridos hermanos y hermanas, ¡qué experiencia maravillosa ha sido ésta! La música ha sido sublime y los mensajes reconfortan de gozo nuestro corazón. ¡El espíritu de la Navidad está despertando en nuestra alma!

Los recuerdos de la Navidad traen reminiscencias de la familia, los regalos y del servicio a los demás. Ellos se derivan de la verdadera razón de la Navidad, ese don trascendental de nuestro Padre Celestial. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”(1).

Centrarse en el Señor y en la vida eterna nos ayudará no sólo en la Navidad, sino en todos los desafíos de la vida terrenal. Las personas imperfectas comparten este planeta Tierra con otras personas imperfectas. El nuestro es un mundo caído, estropeado por deudas excesivas, guerras, desastres naturales, enfermedades y muerte.

Los retos personales llegan, es posible que un padre haya perdido su trabajo. Una joven madre haya sabido de una enfermedad grave. Un hijo o hija que se haya ido por mal camino. Lo que sea que causara la preocupación, cada uno de nosotros aspira encontrar paz interior.

Mi mensaje esta noche corresponde a la única fuente de paz verdadera y duradera, Jesús el Cristo, nuestro Príncipe de Paz(2). Éste es el título que Él lleva además de otros para los que Él fue preordenado.

Él fue ungido por Su Padre para ser el Salvador del mundo. Estos dos títulos, el Mesías y el Cristo, designaron Su responsabilidad como el Ungido(3).

Bajo la dirección de Su Padre, Jesús fue el Creador de éste y de otros mundos(4). Jesús es nuestro abogado ante el Padre(5). Jesús fue el prometido Emanue(6), el gran Yo Soy y el Jehová de la época del Antiguo Testamento(7).

Él fue enviado por Su Padre para llevar a cabo la Expiación, el acto central de toda la historia humana. A causa de Su expiación, la inmortalidad se convirtió en una realidad para todos, y la vida eterna se convirtió en una posibilidad para aquellos que deciden seguirlo(8). Estos objetivos son la obra y la gloria del Dios Todopoderoso(9).

Como nuestro gran Ejemplo, Jesús nos enseñó cómo vivir, amar y aprender. Él nos enseñó a orar, a perdonar y a perseverar hasta el fin(10).

Él nos enseñó cómo cuidar a los demás más que a nosotros mismos. Él nos enseñó acerca de la misericordia y de la bondad — haciendo cambios reales en nuestra vida por medio de Su poder. Él nos enseñó a encontrar la paz en el corazón y en la mente. Un día, compareceremos ante Él, nuestro justo Juez y misericordioso Maestro(11).

Estas sagradas responsabilidades del Señor hacen que Lo adoremos como nuestro Príncipe de Paz personal y eterno. Lo alabamos por el privilegio que tenemos de ser padres, abuelos y maestros de niños.

La época de Navidad es un preciado tiempo en familia. El tiempo de la familia es sagrado. Podemos ayudar a nuestros hijos a acudir al Salvador. La música nos puede ayudar. A nuestros hijos les gusta cantar “Yo trato de ser como Cristo”(12).

Y Jesús dijo: “Dejad a los niños venir a mí y no les impidáis hacerlo, porque de los tales es el reino de los cielos”(13).

Él puede traer paz a las personas cuyas vidas han sido devastadas por la guerra. Las familias afectadas por el servicio militar poseen recuerdos de la guerra, los que se grabaron en mi mente durante la Guerra de Corea.

Las guerras de nuestra época son más sofisticadas pero siguen siendo desgarradoras para las familias. Aquellos que sufren pueden volverse al Señor. Él es el mensaje consolador de paz en la tierra y buena voluntad para con los hombres(14).

La paz puede llegar a los que no se sienten bien. Algunos cuerpos reciben heridas. Otros sufren espiritualmente por la pérdida de seres queridos o por otros traumas emocionales. Hermanos y hermanas, la paz puede llegar a su alma al edificar su fe en el Príncipe de Paz.

“¿Tenéis enfermos entre vosotros? Traedlos aquí. ¿Tenéis cojos, o ciegos, o lisiados, o mutilados, … o quienes estén afligidos de manera alguna? Traedlos aquí y yo los sanaré(15).

“…porque veo que vuestra fe essuficiente para que yo os sane”(16).

La paz puede llegar a la persona que sufre con pesar. Ya sea que el dolor derive de un error o de un pecado, todo lo que el Señor requiere es el arrepentimiento verdadero. Las Escrituras nos dicen que “[huyamos] también de las pasiones juveniles … [e invoquemos] al Señor con un corazón puro”(17). Entonces su calmante “bálsamo en Galaad” puede sanar incluso un alma enferma de pecado(18).

Piensen en el cambio de John Newton, que nació en Londres en 1725. Se arrepintió de su vida pecaminosa como comerciante de esclavos para convertirse en un clérigo anglicano. Con ese potente cambio en el corazón, John escribió la letra del himno “Sublime gracia”.

Sublime gracia del Señor
Que a un pecador salvó;
Fui ciego mas hoy miro yo
Perdido y Él me halló(19).

“Habrá más gozo en el cielo por un pecador que searrepiente”(20).

La paz puede llegar a aquellos cuyas obras son pesadas:

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
“Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas.

“Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga”(21).

La paz puede llegar a los que lloran. El Señor dijo: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación”(22). Cuando soportamos el fallecimiento de un ser querido, podemos ser llenos de la paz del Señor mediante los susurros del Espíritu.

“Los que mueran en mí no gustarán la muerte, porque les será dulce”(23).

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo(24).

“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

“Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá jamás”(25).

La paz puede llegar a todos los que sinceramente buscan al Príncipe de Paz. Él es el dulce mensaje de salvación que llevan nuestros misioneros por todo el mundo. Ellos predican que el evangelio de Jesucristo fue restaurado por Él, mediante el profeta José Smith(26). Los misioneros enseñan estas palabras del Señor que cambian vidas: “Si me amáis, guardad mis mandamientos”(27).

La paz puede llegar a todos los que elijan andar por las vías del Maestro. Su invitación se expresa en dos palabras amorosas: “ven, sígueme”(28).

Todos cantaremos al Príncipe de Paz(29), porque Él vendrá otra vez. Entonces “se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá”(30). Como el Mesías milenario, Él reinará como el Rey de Reyes y Señor de Señores(31).

Al seguir a Jesucristo, Él nos conducirá a vivir con Él y nuestro Padre Celestial, con nuestras familias. A través de nuestros muchos desafíos de la vida terrenal, si nos mantenemos fieles a los convenios efectuados, si perseveramos hasta el fin, seremos merecedores del más grande de todos los dones de Dios, la vida eterna(32). En Su santa presencia, nuestras familias pueden estar juntas para siempre.

Dios los bendiga, mis queridos hermanos y hermanas. ¡Que cada uno de ustedes tenga una muy feliz Navidad! Que puedan ustedes y sus seres queridos disfrutar para siempre de todas las bendiciones del Señor, nuestro Príncipe de Paz. Lo ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.

Notas

  1. Juan 3:16.
  2. Véase Isaías 9:62 Nefi 19:6.
  3. Tanto Mesíasen hebreo como Cristo en griego significan “ungido”.
  4. Véase Moisés 1:32–33.
  5. Véase 1 Juan 2:1Doctrina y Convenios 29:5110: 4.
  6. Véase Isaías 7:14Mateo 1:232 Nefi 17:14.
  7. Véase Éxodo 3:11–146:3Abraham 1:162:8.
  8. Véase 3 Nefi 27:13–14.
  9. Véase a Moisés 1:39.
  10. Véase 3 Nefi 27: 21.
  11. Véase 2 Nefi 9:41.
  12. Canciones para los niños, 40 – 41.
  13. Mateo 19:14.
  14. VéaseLucas 2:14.
  15. 3 Nefi 17:7.
  16. 3 Nefi 17:8; véanse también Mateo 13:153 Nefi 18:32Doctrina y Convenios 112: 13.
  17. 2 Timoteo 2:22; véase también 3 Nefi 9:13.
  18. Véase Jeremías 8:22; véase también “¿Pensaste orar?” Himnos, Nº 81; “There Is a Balm in Gilead”, Recreational Songs, 1949, pág. 130.
  19. “Amazing Grace”, Olney Hymns, 1779, Nº 41; véase también Juan 9:25.
  20. Lucas 15:7; véase también el versículo 10.
  21. Mateo 11:28–30.
  22. Mateo 5:4; véanse también 3 Nefi 12:4Doctrina y Convenios 101:14.
  23. Doctrina y Convenios 42:46.
  24. Juan 14:27.
  25. Juan 11:25–26.
  26. Además recordamos el cumpleaños del profeta Joseph Smith (23 de diciembre de 1805) en la época navideña.
  27. Juan 14:15.
  28. Lucas 18:22.
  29. Véase “Cantemos todos a Jesús”, Himnos, Nº 109.
  30. Isaías 40:5.
  31. Véase Apocalipsis 19:16.
  32. Véase Doctrina y Convenios 14:7.
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