La caída de Adán

Marion G. Romney
Consejero en la Primera Presidencia
(Look to God and Live, compilado por George J. Romney [Salt LakeCity: Deseret Book Co., 1971], págs. 249-51.)
Me gustaría comentar algo acerca de mi testimonio sobre la misión de Jesucristo y penetrar en el pasado por un momento, si puedo contar con la ayuda del Espíritu del Señor para decir correctamente la verdad y mencionar la gran condición existente anterior a la misión de Jesucristo. Esta fue la comisión del padre Adán, pues sin ella no hubiese habido necesidad de la misión —la Expiación— de Jesucristo.
La Primera Presidencia me ha dado la asignación de servir en el Comité de Publicaciones de la Iglesia. Se espera que este comité lea y dé el visto bueno a toda la literatura que se propone para los cursos de estudio de nuestras organizaciones auxiliares. Me agradaría en gran manera si, en la preparación de esta literatura, pudiéramos apartarnos de usar el lenguaje de aquellos que no creen en la misión de Adán. Me refiero a frases y palabras como «hombre primitivo», «hombre prehistórico», «antes de que el hombre aprendiera a escribir» y frases semejantes. En ocasiones usamos estos términos de una forma que ofende mis sentimientos; como que me indica que nos confundimos en nuestra comprensión de la misión de Adán. La connotación de estos términos, según los usan los no creyentes, no está en armonía con nuestra comprensión de la misión de Adán.
«Adán cayó para que los hombres existiesen: (2 Nefi 2:25). No hubo hombres pre-adámicos en la línea ancestral de Adán. El Señor dijo que Adán fue el primer hombre (Moisés 1:34, 3:7; Doctrinas y Convenios 84:16). Es difícil para los hombres concebir a un hombre anterior a Adán, anterior al primer hombre. El Señor también dijo que Adán fue la primera carne (Moisés 3:7), lo cual, según una afirmación en el libro de Moisés hecha por Enoc, que no hubo muerte en el mundo antes de Adán (Moisés 6:48; véase también 2 Nefi 2:11). Enoc dijo:
La muerte ha venido sobre nuestros padres, no obstante, los conocemos, y no podemos negar, y al primero de todos conocemos, aun a Adán.
Porque hemos escrito un libro de memorias, entre nosotros, de acuerdo con el modelo dado por el dedo de Dios; y se ha dado en nuestro propio idioma (Moisés 6:45, 46).
Yo comprendo según esto, que Enoc leyó acerca de Adán en un libro que fue escrito bajo la dirección del Dios Todopoderoso. Así pues no hubo hombres prehistóricos que no podían escribir, porque los hombres que vivían en los días de Adán, que fue el primer hombre, escribían.
Yo no soy científico. No pretendo conocer nada sino a Jesucristo crucificado y los principios de su evangelio. Sin embargo, si hay cosas en las capas de la tierra que indican que hubo hombres anteriores a Adán, no fueron sus antepasados.
Adán fue el hijo de Dios. Fue nuestro hermano mayor, no mayor que Jesús pero sí nuestro hermano en el mismo sentido que Jesús y «cayó» a la vida terrenal. No llegó a ser por medio de una cadena evolutiva orgánica. Tuvo que haber una caída. «Adán cayó para que los hombres existiesen» (2 Nefi 2:25).
Ahora leeré este pasaje:
Porque hemos escrito un libro de memorias entre nosotros, de acuerdo con el modelo dado por el dedo de Dios; y se ha dado en nuestro propio idioma.
Y al hablar Enoc las palabras de Dios, la gente tembló y no pudo estar en su presencia (Moisés 6:46-47).
Algunos consideran a los hombres antiguos como salvajes, como si no tuvieran inteligencia. Yo les digo que este hombre Enoc tenía inteligencia, y Adán también la tenía, igual que cualquier hombre que haya vivido o viva ahora. Eran los hijos de Dios.
Y él les dijo: Por motivo de que Adán cayó, existimos; y por su caída vino la muerte; y llegamos a participar de miseria y de aflicción (Moisés 6:48).
Si Adán y Eva no hubieran participado de la fruta prohibida, no habrían tenido hijos, y nosotros no hubiéramos llegado a ser (2 Nefi 2:23-25; Moisés 5:11).
Yo no considero como pecado la acción de Adán. Pienso que fue un acto deliberado del libre albedrío. El escogió hacer lo que se tenía que hacer para adelantar los propósitos de Dios. Las consecuencias de este acto hicieron que fuera necesaria la expiación del Redentor.
No debo comentar más a fondo este asunto, pero de nuevo digo que me agradaría mucho si en nuestra enseñanza del evangelio pudiéramos apartar la verdad revelada de las ideas y teorías de los hombres que no creen en lo que el Señor ha revelado respecto a la caída de Adán.
Ahora bien, yo creo al igual que Enoc que «Por motivo de que Adán cayó, existimos; y por su caída vino la muerte» (Moisés 6:48) que todo hombre tiene que morir. Creo que para satisfacer la justicia, se necesitó la expiación de Jesucristo para redimir al hombre de esa muerte, que de nuevo podrán levantarse el espíritu y el cuerpo unidos, aunque hayan sido separados por la muerte. Creo que mediante la expiación de Jesucristo se pagó por cualquier «transgresión» de Adán, y así como en Adán todos mueren, aun así en Cristo todos serán vivificados, todas las criaturas vivientes (1 Corintios 15:22; Doctrinas y Convenios 29:24, 77). Creo también, que mediante la expiación de Jesucristo se expiaron mis pecados, los de ustedes, y los de cada ser humano que haya vivido o viva sobre la tierra, con la condición de que aceptemos el evangelio y lo vivamos hasta el fin de nuestra vida.
Yo sé que mi Redentor vive. No será mayor mi conocimiento de esto cuando me pare ante la barra de Dios para ser juzgado. Esto lo testifico, no por lo que la gente me ha dicho; lo testifico por el conocimiento que me ha revelado el Espíritu Santo. En cuanto a este conocimiento, después de mandar a los apóstoles de esta dispensación que testificaran que las palabras que les había pronunciado eran de Él, el Señor dijo:
Porque es mi voz que os habla; porque os son dadas por mi Espíritu, y las podéis leer los unos a los otros por mi poder; y si no fuere por él, no las podríais tener.
Por tanto podéis testificar que habéis oído mi voz, y que conocéis mis palabras (Doctrinas y Convenios 18:35, 36).
Estoy dispuesto a testificar esto a todos los santos y a todos los hombres, justos y pecadores en el mundo, porque es la verdad eterna.
Yo sé que el profeta José Smith fue un profeta de Dios. Yo sé que vio a Dios, el eterno Padre y a su Hijo, Jesucristo, como él dijo. Yo no estuve allí, pero he leído su relato muchas, pero muchas veces. Por éste puedo tener una imagen en mi mente pero el conocimiento que tengo de que él tuvo la visión no llegó por ese medio. Lo recibí por el susurro del Espíritu Santo, y he escuchado esos susurros en mi mente igual que Enós cuando dijo: «La voz del Señor de nuevo llegó a mi alma» (Enós 10).
Yo sé que Dios reveló cada principio de salvación necesario para la exaltación del hombre al profeta José Smith. Sé que sus sucesores tienen todo el poder, la autoridad y el sacerdocio que tuvo el profeta José, menos las llaves de esta última dispensación. Pero ellos tienen todo el poder necesario para la salvación de los hombres. Ningún hombre que tenga un testimonio del evangelio será salvo a menos que sepa también esto.
Para concluir, permítanme decir esto. Trabajen, hermanos, trabajen en el reino. Obtengan un testimonio del evangelio. Pienso que es una desgracia que los hombres y las mujeres estén en el mismo grado de progreso día tras día en cuanto a su testimonio, su conocimiento del evangelio y su trabajo en la Iglesia. Debemos avanzar. Debemos ser motivados a hacer nuestro mejor esfuerzo todo el tiempo, perfeccionando nuestras vidas, trabajando más, progresando y preparándonos para recibir al Redentor. Vivimos en un día muy cercano a su venida. Debemos apresurar el día, apresurar el trabajo de preparación para ese gran día, para que puedan descansar nuestras almas en el reino de Dios, lo cual espero que todos podamos hacer, y así lo pido en el nombre de Jesucristo, Amén.
(Marion G. Romney, Look to God and Live, compilado por George J. Romney [Salt LakeCity: Deseret Book Co., 1971], págs. 249-51.)

























….Sin embargo, si hay cosas en las capas de la tierra que indican que hubo hombres anteriores a Adán, no fueron sus antepasados…… No debo comentar más a fondo este asunto, pero de nuevo digo que me agradaría mucho si en nuestra enseñanza del evangelio pudiéramos apartar la verdad revelada de las ideas y teorías de los hombres que no creen en lo que el Señor ha revelado respecto a la caída de Adán.
Este comentario del Presidente Romney, deja entrever que antes de Adan, esta tierra fue un estado de probación para otras razas?
En lo que a mi respecta es congruente y lo tomo de una manera receptiva, y agradecido por la grandeza de nuestro Padre Celestial.
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Yo pienso que las otras clases de hombre o humanos, no fueron antes de Adán, pienso que son el resultado degenerativo de los descendientes de Adán. Porque se les enseñaron las verdades del evangelio y las rechazaron y siguieron la ruta de su Libre Albedrío, viviendo a su antojo. Prueba de ello es como muchos Nefitas se transformaron en seres salvajes y más sanguinarios que los mismos Lamanitas. Olvidando su escritura y su lengua natal.
En realidad no sabemos cuántos años atrás fue la aparición de Adán sobre la tierra, así que en mi mente finita con un conocimiento finito solo me queda pensar en evidencias de
hombres después de Adán.
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A que se refiere elder Romney cuando dice: «pienso que es una desgracia que los hombres y mujeres estén en el mismo grado de progreso día tras día en cuanto a su testimonio, su conocimiento del evangelio y su trabajo en la iglesia»
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