MENSAJE DE LA PRIMERA PRESIDENCIA
El don del arrepentimiento
Por el presidente Thomas S. Monson

“Tenemos la responsabilidad de elevarnos de la mediocridad a la excelencia, del fracaso a la realización”, ha enseñado el presidente Thomas S. Monson. “Nuestra tarea es llegar a ser lo mejor que podamos. Uno de los dones más grandes que Dios nos ha dado es el gozo que se siente al intentar algo por segunda vez; ningún fracaso tiene por qué ser terminante”1.
A menudo relacionamos la llegada de un nuevo año con resoluciones y metas. Tomamos la determinación de mejorar, cambiar, intentar de nuevo. Quizás la manera más importante de intentarlo de nuevo es al abrazar lo que el presidente Monson ha llamado “el don del arrepentimiento”2.
En los siguientes extractos de sus enseñanzas desde que se convirtió en Presidente de la Iglesia, el presidente Monson nos aconseja aplicar “la sangre expiatoria de Cristo para que recibamos el perdón de nuestros pecados, y sean purificados nuestros corazones”3.
El milagro del perdón
“Todos hemos tomado decisiones incorrectas. Si aún no hemos corregido esas decisiones, les aseguro que hay una manera de hacerlo. El proceso se llama arrepentimiento. Les suplico que corrijan sus errores. Nuestro Salvador murió para proporcionarnos a ustedes y a mí ese bendito don. A pesar de que el sendero no es fácil, la promesa es real: ‘… aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos’ [Isaías 1:18]. ‘… y yo, el Señor, no los recuerdo más’ [D. y C. 58:42]. No arriesguen perder la vida eterna. Si han pecado, cuanto más pronto empiecen a volver al camino, más pronto encontrarán la dulce paz y el gozo que vienen con el milagro del perdón”4.
Volver al sendero
“Aunque es fundamental que escojamos sabiamente, habrá momentos en los que tomaremos decisiones insensatas. El don del arrepentimiento, que proporcionó el Salvador, nos permite corregir nuestro rumbo para regresar al camino que nos llevará a esa gloria celestial que buscamos”5.
El camino de regreso
“Si alguno de ustedes ha tropezado en su jornada, les aseguro que hay una manera de regresar. El proceso se llama arrepentimiento. Aun cuando el camino sea difícil, su salvación eterna depende de ello. ¿Qué podría ser más digno de sus esfuerzos? Les suplico que decidan ahora mismo tomar los pasos necesarios para arrepentirse completamente. Cuanto más pronto lo hagan, más pronto podrán sentir la paz, el reposo y la seguridad de los que habla Isaías [véase Isaías 1:18]”6.
Las personas pueden cambiar
“Debemos recordar que las personas pueden cambiar; pueden dejar atrás malos hábitos; pueden arrepentirse de transgresiones; pueden ser poseedores dignos del sacerdocio; y pueden servir al Señor diligentemente”7.
Volver a ser limpios
“Si hubiese algo que no está bien en su vida, tienen disponible una salida. Dejen toda iniquidad; hablen con el obispo. Sea cual sea el problema, se puede resolver mediante el debido arrepentimiento. Pueden volver a ser limpios”8.
El papel esencial del Salvador
“Una parte fundamental del plan [de salvación] es nuestro Salvador Jesucristo. Sin Su sacrificio expiatorio, todo estaría perdido. Sin embargo, no es suficiente simplemente creer en Él y en Su misión; es necesario que nos esforcemos y aprendamos, que escudriñemos y oremos, que nos arrepintamos y mejoremos; es necesario que conozcamos las leyes de Dios y que las vivamos; es necesario que recibamos Sus ordenanzas de salvación, y únicamente si lo hacemos, obtendremos la felicidad verdadera y eterna”9.
Cómo enseñar con este mensaje
Todos somos imperfectos; solo mediante el don del arrepentimiento que el sacrificio de Jesucristo hizo posible, podemos ser limpios del pecado y mejorar nuestras vidas. Considere analizar con las personas a quienes enseña la forma en que podemos “corregir nuestro rumbo” mediante el arrepentimiento. ¿Cómo se han sentido más cerca del Padre Celestial y de Jesucristo a través de los cambios positivos que han hecho en sus vidas? Podría invitar a los que enseña a que escriban resoluciones espirituales para el nuevo año y a que den cuenta de su progreso a un amigo, el cónyuge, u otro miembro de la familia.
JÓVENES
Decide arrepentirte
El presidente Monson explica que “tenemos la responsabilidad de elevarnos de la mediocridad a la excelencia, del fracaso a la realización. Nuestra tarea es llegar a ser lo mejor que podamos”. Mucha gente dedica el mes de enero a fijar metas y resoluciones para mejorar: sonreír más, comer de manera más saludable o aprender una nueva aptitud. Si bien esas metas pueden ayudarte a cambiar para bien, la mejor manera de cambiar es mediante el arrepentimiento.
Aunque el arrepentimiento puede ser difícil, ¡es un don! Cuando confiamos en Jesucristo al arrepentirnos de nuestros pecados, nos es posible crecer y progresar. El presidente Monson dijo: “Una parte fundamental del plan [de salvación] es nuestro Salvador Jesucristo. Sin Su sacrificio expiatorio, todo estaría perdido”. Mediante el arrepentimiento, puedes ser limpio de tus pecados y progresar para llegar a ser más como Él.
Piensa en algo que pueda estar impidiéndote llegar a ser como el Salvador. ¿Es tu modo de expresarte? ¿La forma en que tratas a tus amigos o familiares? Después de pensar en lo que podrías mejorar, ora al Padre Celestial y expresa tu deseo de cambiar. Recuerda que por medio del poder de Su expiación, Jesucristo puede ayudarte a superar tu debilidad. Como enseñó el presidente Monson: “El don del arrepentimiento, que proporcionó el Salvador, nos permite corregir nuestro rumbo”.
NIÑOS
El arrepentimiento es un don
El don del arrepentimiento no es un don que puedas ver ni tocar; más bien es un don que puedes sentir. Eso significa que cuando tomamos una mala decisión, podemos arrepentirnos y sentir paz y felicidad otra vez.
El Padre Celestial y Jesús siempre nos ayudarán a arrepentirnos. Haz coincidir cada imagen con un paso diferente del arrepentimiento.
Nos sentimos tristes.
Oramos al Padre Celestial, le decimos lo que pasó, y pedimos Su ayuda para tomar una mejor decisión la próxima vez.
Pedimos disculpas y tratamos de arreglar la situación.
Sentimos paz y sabemos que hemos sido perdonados.
Notas
- “La fuerza de voluntad”, Liahona, julio de 1987, pág. 67.
- “Decisiones”, Liahona, mayo de 2016, pág. 86.
- Mosíah 4:2.
- “Los tres aspectos de las decisiones”, Liahona, noviembre de 2010, pág. 69.
- “Decisiones”, pág. 86.
- “Guarden los mandamientos”, Liahona, noviembre de 2015, pág. 85.
- “Ver a los demás como lo que pueden llegar a ser”, Liahona, noviembre de 2012, pág. 68.
- “El poder del sacerdocio”, Liahona, mayo de 2011, pág. 67.
- “El camino perfecto a la felicidad”, Liahona, noviembre de 2016, págs. 80–81.

























Bonito mensaje, me gustaría recibirlos en mi correo electrónico
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