MENSAJE DE LA PRIMERA PRESIDENCIA
La palabra de Dios a Sus hijos
Por el presidente Dieter F. Uchtdorf
Segundo Consejero de la Primera Presidencia
Las Escrituras nos enseñan que lo primero que hizo Dios después de crear al hombre y a la mujer fue hablar con ellos1. Él tenía información esencial y valiosas instrucciones que darles. Su propósito no era agobiarlos o preocuparlos, sino guiarlos hacia la felicidad y la gloria eterna.

Eso era solo el principio. Desde aquel día hasta hoy, Dios ha seguido comunicándose con Sus hijos. Discípulos de todas las generaciones han preservado, atesorado y estudiado Sus palabras. Estas son veneradas por aquellos que procuran conocer la voluntad de Dios y dan testimonio de la verdad de que “no hará nada Jehová el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”2.
Este ha sido el modelo desde el principio de los tiempos, y es el modelo que continúa hoy en día. No es solamente un bonito relato bíblico; es la manera que Dios ha establecido para comunicar mensajes esenciales a Sus hijos. Él levanta a personas de entre nosotros, las llama a ser profetas y les da palabras que decir, las cuales se nos invita a recibir como si vinieran de Su propia boca3. Él ha declarado: “… sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo”4.
Este es uno de los mensajes más gloriosos, alentadores y esperanzadores de la Restauración: ¡Dios no guarda silencio! Él ama a Sus hijos. No nos ha dejado para que andemos errantes en tinieblas.
Dos veces al año, en abril y en octubre, tenemos la oportunidad de escuchar la voz del Señor por medio de Sus siervos en nuestras maravillosas conferencias generales.
Les doy mi testimonio personal de que, mucho antes de recorrer ese largo camino hasta el púlpito, la persona que discursa en la conferencia general ha invertido un inmenso esfuerzo, oración y estudio en respuesta a la asignación que se le ha dado. Cada mensaje de conferencia representa incontables horas de preparación y sincera súplica para comprender lo que el Señor desea que Sus santos escuchen.
¿Qué sucedería si nosotros, como oyentes, combinásemos la preparación de los oradores con nuestra propia preparación? ¿Cuán diferente sería nuestra experiencia con la conferencia general si la viéramos como una oportunidad de recibir mensajes del Señor mismo? Por medio de las palabras y la música de la conferencia general, podemos recibir respuestas personalizadas a cualquier pregunta o problema que estemos afrontando.
Si alguna vez se preguntan si el Padre Celestial realmente les hablará, permítanme recordarles las sencillas y a la vez profundas palabras que cantan nuestros niños de la Primaria: “[Usted es] un hijo de Dios; Él [le] envió aquí”. Su propósito es ayudarle a regresar y que “con Él pueda vivir”.
Si se acerca al Padre Celestial como Su hijo que es, usted puede pedirle con un corazón sincero: “[Guíame; enséñame] la senda a seguir”. Él le hablará por medio de Su Santo Espíritu, y entonces depende de usted “[hacer] Su voluntad”. Les prometo que, si lo hacen, “Él [les] bendecirá”5.
La guía del Señor es necesaria hoy en día tanto como lo ha sido siempre en la historia del mundo. Al prepararnos para escuchar la palabra del Señor, procuremos diligentemente el Espíritu de verdad a fin de que, cuando el Señor hable por medio de Sus siervos, podamos comprender, ser edificados y regocijarnos juntos6.
Testifico que “si [hacemos] estas cosas, las puertas del infierno no prevalecerán contra [nosotros]; sí, y Dios el Señor dispersará los poderes de las tinieblas de ante [nosotros], y hará sacudir los cielos para [nuestro] bien y para la gloria de su nombre”7.
Cómo enseñar con este mensaje
Durante la conferencia general podemos recibir respuestas personalizadas a nuestras preguntas y nuestros problemas al escuchar a los siervos de Dios que han sido designados. Considere la posibilidad de analizar lo siguiente con las personas a las que enseña: ¿Cómo pueden prepararse para recibir tales respuestas durante la conferencia general? El presidente Uchtdorf nos anima a “[procurar] diligentemente el Espíritu de verdad”. ¿Qué creen que significa, y cómo pueden ustedes incluir esto en su preparación? Además de las bendiciones que se mencionan en Doctrina y Convenios 21:6, ¿qué otras bendiciones recibimos al prepararnos para escuchar las palabras del Señor por medio de Sus siervos? Podría invitar a las personas a quienes enseña a que escriban en su diario lo que el Espíritu les enseñe en esta conferencia general.
JÓVENES
Cómo prepararse para escuchar la voz de Dios

El presidente Uchtdorf explica que lo primero que hizo Dios después de crear al hombre y a la mujer fue hablar con ellos y darles información e instrucciones valiosas. Nosotros recibimos la misma bendición en abril y en octubre durante la conferencia general, cuando los líderes de la Iglesia se dirigen a nosotros y nos dan el consejo que el Señor desea que escuchemos.
¿Alguna vez has escuchado la voz de Dios por medio de Sus siervos durante la conferencia general? ¿Has sentido alguna vez que un mensaje concreto te daba la respuesta que habías estado buscando? Podrías escribir en tu diario esa experiencia y el modo en que te ayudó. Luego prepárate para escuchar la voz del Señor en esta próxima conferencia anotando las preguntas que tengas y reflexionando en ellas durante tu estudio de las Escrituras. Pide al Padre Celestial en oración que recibas respuestas y entendimiento durante la conferencia. Al escuchar a los siervos del Señor, concéntrate en las impresiones individuales. ¿Qué has aprendido? ¿Cómo te sentiste inspirado a cambiar? Anota esas impresiones porque ¡es el Espíritu el que te habla!
Recuerda siempre que el Padre Celestial te ama y te guiará en la dirección correcta. A medida que te esfuerces por escuchar Su voz por medio de Sus siervos, serás bendecido y edificado.
¡Prepárate para la conferencia!
Utiliza esta tarjeta a fin de prepararte para la conferencia general; llévala contigo durante la conferencia para que puedas escribir lo que aprendas.
- Anota tus preguntas.Me pregunto si…
- Ora al Padre Celestial.Me gustaría recibir ayuda para aprender acerca de…
- Escucha la conferencia general.Aprendí que…
Notas
- Véase Génesis 1:28.
- Amós 3:7.
- Véase Doctrina y Convenios 21:5.
- Doctrina y Convenios 1:38.
- Véase “Soy un hijo de Dios”, Himnos, 196; Canciones para los niños,págs. 2–3.
- Véase Doctrina y Convenios 50:21–22.
- Véase Doctrina y Convenios 21:6.


























Hermoso mensaje
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