Brigham Young (1801-1877)

Brigham Young 1801-1877

Edad Puntos sobresalientes de la vida de Brigham Young(1801-1877)
  Nace en Whittingham, condado de Windham, es­tado de Vermont (Junio 1, de 1801).
14 Muere su madre; Brigham comienza a ganarse la vida, convirtiéndose posteriormente en carpinte­ro (1815).
23 Contrae matrimonio con Miriam Works (1824).
31 Se bautiza en la Iglesia, es ordenado élder; muere su primera esposa, Miriam Works (1832).
33 Se casa con Mary Ann Angelí; se une a la marcha del Campamento de Sión (1834).
34 Es ordenado apóstol, miembro del Quorum origi­nal de los Doce Apóstoles (1835).
38-40 Cumple una misión en la Gran Bretaña (1839-41).
43 El martirio de José Smith; Brigham Young dirige la Iglesia en capacidad de presidente del Quorum de los Doce (1844).
45-46 Dirige el éxodo de Salt Lake City (1846-47).
46 Es sostenido como presidente de la Iglesia en Winter Quarters (1847).
49 Se convierte en gobernador del territorio de Utah (1850).
52 Coloca la primera piedra para el Templo de Salt Lake City (1853).
56-57 Sobreviene la Guerra de Utah; es relevado como gobernador después de haber servido un término de ocho años (1857-58).
66 Se termina la construcción del Tabernáculo (1867).
68 Llega el ferrocarril a Utah (1869).
76 Dedicación del Templo de St. George (1877).
76 Muere en Salt Lake City, Utah (29 de agosto de 1877).

1. Respuesta a la palabra de Dios

Cuatro años antes del nacimiento del profeta José Smith, nació un niño, el noveno hijo del matrimonio integrado por Abigail Howe Young y John Young. Para los Young, este hijo nacido el primero de junio de 1801, fue simplemente una bien recibida adición a la familia, que luchaba por salir avante en Whittingham, estado de Vermont. En los registros existentes, no hay ninguna indicación de que algún miembro de la familia supusiera que este pequeño se convertiría, un día, en uno de los más grandes hombres de la historia. Muy poco se imaginaba John Young, un veterano de la reciente Guerra de Independencia, de los Estados Unidos, que ciento cuarenta y nueve años más tarde, una estatua de este mismo hijo proyectando su fisonomía adulta, sería colocada en el Salón Estatuario del Capitolio Nacional en Washington, D.C. Sin embargo, a menos de cincuenta años de su nacimiento, Brigham Young se levantaría como líder político y espiritual de miles y miles de personas, así como gobernador del territorio de Utah y profeta del Señor. No obstante, para sus padres y hermanos, en 1801, Brigham era simplemente el recién nacido.

Las familias ayudan a moldear el carácter y fue una fortuna que Brigham Young naciera en una familia que le enseñó el valor del trabajo y la religión. La religión que le enseñó su madre se basaba en una fe sencilla. Posteriormente, Brigham Young le rindió tributo a su madre y al papel que ella desempeñó en su vida con las si­guientes palabras:

De mi madre, aquella que me trajo al mun­do, puedo decir que jamás vivió mujer más bue­na que ella. . . Mi madre, mientras vivió, enseñó todo el tiempo a sus hijos a honrar el nombre del Padre y del Hijo, y a considerar con reverencia el Santo Libro. Ella decía:Leedlo, observad sus preceptos y aplicadlos en vuestras vidas lo más que podáis. Haced todo aquello que sea bueno; no hagáis nada malo; y si veis a alguna persona en desgracia, ayudadla en sus necesidades; jamás dejéis que la ira surja de vuestros pechos, porque si lo hacéis, tal vez os venza el mal».1

Cuando Brigham Young tenía apenas catorce años de edad, la misma edad en la que José Smith experimentó su Primera Visión, murió su madre, quien tuviera una influencia tan profun­da en su vida, quedando solo para formar su camino como mejor pudiera. A los veintiún años, Brigham Young había alcanzado la ma­durez de un hombre, habiendo sido entrenado en los oficios de carpintero, ensamblador, pintor y barnizador. Aun cuando este joven sólo había recibido once días de educación escolar, había aprendido bien las lecciones que da la experien­cia. A los veintidós años, uno antes de su matri­monio con Miriam Works, Brigham se afilió a la Iglesia Metodista Reformada en un esfuerzo por satisfacer su necesidad de alimento espiritual. Sin embargo, no sería allí donde encontraría la satisfacción o su inquietud religiosa.

En la primavera de 1829, el mismo año que José Smith recibió las planchas que contenían los escritos del Libro de Mormón, Brigham Young se cambió a Mendon, Nueva York, a 24 kms. de Palmyra. El primer contacto que Brigham tuvo con el Libro de Mormón fue por medio de noticias que leyó en el periódico con­cernientes a este libro, y de algunas historias fan­tásticas que llegaron a sus oídos. Pocas semanas más tarde, llegó a sus manos un ejemplar del mencionado libro. La historia de este volumen en particular es interesante, ya que Samuel Smith, el hermano del Profeta, se lo había vendi­do a Phineas Young, hermano de Brigham, mien­tras Samuel se encontraba en su primera misión. Phineas leyó el libro y se sintió profundamente impresionado. Se lo pasó a su padre quien lo leyó, creyó en sus enseñanzas y luego se lo dio a Brigham. Este lo leyó muy cuidadosamente y le informó a su hermano que sentía que había algo de trascendencia en el mormonismo.

Más tarde, después de estudiar el Libro de Mormón por varios meses, Brigham Young tuvo, finalmente, la oportunidad de hablar con algu­nos misioneros mormones. En el otoño de 1831, cinco élderes de la Iglesia llegaron a la casa de Phineas Young en la ciudad de Victor, Nueva York. Brigham Young y su íntimo amigo Heber C. Kimball escucharon a estos misioneros, forta­leciendo por medio de esta experiencia, sus testi­monios de la veracidad del evangelio restaurado. Tanto fue así, que durante el mes de enero del siguiente año, estos dos hombres cruzaron la nie­ve, hielo y los ríos con cauce a Columbia, estado de Pennsylvania, para poder escuchar nuevamen­te a los misioneros. Ahora Brigham estaba plena­mente convencido. Poco después de haber regre­sado a Mendon, aun antes de ser bautizado, viajó a Canadá en su primera misión, para hablar de su descubrimiento a su hermano Joseph Young. Brigham regresó a Mendon en marzo de 1832 y el 14 de abril de ese año, fue bautizado y confir­mado miembro de la Iglesia y ordenado élder.

2. Discípulo del Profeta, caudillo de hombres

Ningún mortal afectó la vida de Brigham Young tan profundamente como lo hizo el pro­feta José Smith. El encuentro de estos dos hom­bres, ahora famosos, ocurrió en septiembre de 1832, cinco meses después del bautismo de Brigham. Pocas semanas antes, acababa de expe­rimentar el profundo dolor que acompaña a la pérdida de un ser querido —su esposa había muerto, dejándole a dos pequeñitas—. Poco des­pués del entierro de su esposa, Brigham Young, con la tragedia reciente en su mente, encontró un hogar para sus hijas en la casa de Heber C. Kimball y viajó a Kirtland, Ohio, para conocer al Profeta. Brigham registró así sus pensamientos concernientes a este primer encuentro:

. . .encontramos al profeta y a dos o tres de sus hermanos cortando y acarreando madera. Allí, mi gozo fue completo ante el privilegio de estrechar la mano del Profeta de Dios y recibir un testimonio inequívoco, por el Espíritu de profecía, de que él era todo lo que cualquier hombre pudiera suponer que es un verdadero profeta. . .

Por la tarde, llegaron algunos de los herma­nos y conversamos tocante a las cosas del reino. El profeta me pidió que orara; durante mi ora­ción, hablé en lenguas. Tan pronto como nos pusimos de pie, los hermanos se agruparon alre­dedor de él y le pidieron su opinión acerca del don de lenguas que yo poseía. Les contestó que era lenguaje adámico puro. Algunos le dijeron que esperaban que desaprobara el don que po­seía el hermano Brigham, pero él dijo: “No, es de Dios, y llegará el día en que el hermano Brigham Young presidirá esta Iglesia’’’. El resto de esta conversación se desarrolló en mi ausen­cia. 2

Hasta donde se sabe, ésta fue la primera oca­sión en que el profeta José había escuchado el don de lenguas.

Brigham Young fue un discípulo incondicio­nal del profeta José Smith desde el día en que se conocieron. “Siento el deseo de gritar ¡Alelu­ya! todo el tiempo”, dijo más tarde, “cuando pienso que llegué a conocer a José Smith. . .”3 Una de las razones de su gozo por haber conoci­do al Profeta, era que “lo que he recibido del Señor, lo he recibido a través de José Smith; él fue el instrumento del cual me valí”.4

Era tan fuerte el vínculo que se formó, que Brigham con gusto hubiera dado su vida por José. En una ocasión, el presidente Young expre­só: “Hace cuarenta y cinco años decidieron ma­tar al profeta José. Estuve tendido sobre el suelo muchísimas noches, listo para recibir al popula­cho que amenazaba su vida”.5 Dicha lealtad no pasó inadvertida por el Profeta. “De los Doce Apóstoles (originales) escogidos en Kirtland”, re­calcó José al aproximarse el fin de su vida, “. . .ha habido únicamente dos que no se han rebelado en contra mía, a saber, Brigham Young y Heber C. Kimball”.6

El carpintero de Mendon, gracias al bautis­mo, había adquirido una fuerza que estaba desti­nada a transformar su vida. Durante el invierno de 1832-1833, viajó a Canadá a una misión en compañía de su hermano Joseph. Los padeci­mientos que acompañaron esta misión, dejaron una profunda huella en su mente como podemos ver en el siguiente relato escrito por él, veintisie­te años más tarde:

La segunda vez que fui a Canadá, después de mi bautismo; mi hermano Joseph y yo viajamos 400 kms. por la nieve de medio metro de pro­fundidad y treinta centímetros de lodo bajo ésta. Viajamos, predicamos y bautizamos a cua­renta y cinco personas a mediados del invierno.

Cuando partimos de aquel lugar, los santos nos dieron sesenta y cinco centavos (oro) para sufra­gar nuestros gastos de cuatrocientos kilómetros de camino; y una hermana me dio un par de guantes de lana, ya desgastados. Trabajé con mis propia» manos y me sostuve solo.7

Pocos meses después, en la primavera de 1833, Brigham Young salía nuevamente en una misión al Canadá. Durante esta misión, el discípulo se convirtió también en caudillo. En ese tiempo, bautizó a veinte personas y organizó varias ramas de la Iglesia. Al término de su misión, reunió a muchos de aquéllos que había traído a la Iglesia y los llevó a Kirtland; hasta donde sabemos, esta fue su primera experiencia dirigiendo a un grupo de santos en un éxodo.

El año de 1834 fue muy importante en la vida de Brigham Young. En el mes de febrero contrajo matrimonio con Mary Ann Angelí, una conversa reciente. Ese mismo año, Brigham se unió a la marcha de los 3,200 kms. del Campa­mento de Sión, de Ohio a Misurí y viceversa. Según el profeta José Smith, de esta experiencia el Señor obtuvo “un cuerpo de hombres que ofrecieron sus vidas y efectuaron un sacrificio tan grande como el de Abraham”.8 De esta ex­periencia, Brigham obtuvo una magnífica opor­tunidad para observar un éxodo organizado bajo la supervisión directa de José Smith. Durante 1834, Brigham el discípulo de José, se mantuvo constantemente a su lado, apoyándolo en todas sus actividades.

En febrero de 1835, Brigham Young fue es­cogido como uno de los miembros originales del Quorum de los Doce Apóstoles. De allí en ade­lante, hasta 1844 en que “la responsabilidad de Profeta” cayó sobre sus hombros y se convirtió en el portavoz del Señor sobre la tierra, desem­peñó varias funciones defendiendo la reputación del Profeta durante los turbios días de la apostasía en Kirtland, hasta que se vieron forzados a escapar a Misurí para salvar sus vidas, organizan­do el éxodo de Misurí a Illinois después de la orden de exterminación, padeciendo con los san­tos durante los primeros días en Nauvoo y trabajando como misionero durante los días del tre­mendo crecimiento de la Iglesia en la Gran Bre­taña.

3. Edificador del reino

La biografía de Brigham Young desde el mo­mento en que se convirtió en profeta del Señor hasta el día de su muerte, es bien conocida por los miembros de la Iglesia, ya que estuvo íntima­mente asociado con la historia de ésta durante su administración. Dicha administración, la cual du­ró treinta y tres años, es la más larga y cierta­mente, una de las más dramáticas, desempeñada por un presidente en la historia moderna de la Iglesia. Durante esta época, el presidente Young se dio a conocer tanto nacional como internacio­nalmente. Bajo su dirección, las oficinas princi­pales de la Iglesia se trasladaron de una ciudad- estado en el este, a un imperio en el oeste. Los miembros de la Iglesia colonizaron un desierto y por medio de irrigación y arduo trabajo, trans­formaron el Gran Valle e hicieron que el desierto “floreciera como la rosa”. Bajo la dirección del presidente Young, miles de gentes dejaron sus hogares y se aventuraron a esta Sión recién crea­da en el oeste. Se terminó la construcción de un templo y se planearon otros, incluyendo el ahora mundialmente famoso Templo de Salt Lake City. Se instalaron varios misioneros en muchos países de la tierra y miles de personas abandona­ron sus tierras de origen para colonizar Utah.

Cuatro años antes del fin de su vida, el presi­dente Young escribió lo siguiente al editor del periódico New York Herald:

Toda mi vida está consagrada al servicio del Todopoderoso, y aunque lamento que mi misión no sea mejor comprendida por el mundo, llegará el tiempo en que seré comprendido y dejaré que la posteridad juzgue mi labor y su resultado, ya que estos se harán manifiestos.9

El nombre del presidente Young ha sido pre­servado para el futuro. Una de las universidades más grandes en los Estados Unidos lleva su nom­bre, como también Brigham City, una florecien­te comunidad en Utah. Durante la II Guerra Mundial, el gobierno de los Estados Unidos, el cual en una ocasión envió un ejército en contra suya, honró al presidente Young dándole su nom­bre a uno de los barcos de carga de la marina americana. En 1950, en honor a su gran obra, se colocó su estatua en el edificio del Capitolio de la nación en Washington, D.C.

Su nombre como el del profeta José, verda­deramente ha sido conocido para bien y para mal por todo el mundo. Sin embargo, aparte de su pueblo, el presidente Young tiene todavía que ser reconocido tal cual es: un gran caudillo espi­ritual. Su fama, hasta ahora, se ha debido princi­palmente a sus mayúsculas habilidades coloniza­doras. No obstante, como uno de sus biógrafos ha señalado:

Si fuese a mencionar el factor principal que hizo del presidente Young el gran hombre, consi­dero que contestarla sin titubeo que fue su habi­lidad de creer (su gran fe). En primer lugar, su fe en un Dios Viviente, ante quién se sintió perso­nalmente responsable y ante quién se consideró obligado a rendir cuentas de todos sus hechos mientras estuvo en la carne. En segundo lugar, fe en cada principio, doctrina revelada y enseñada por el profeta José Smith y una firme e inaltera­ble determinación de moldear su vida de acuerdo con esos principios. En tercer lugar, fe en sí mis­mo y en su habilidad para desempeñar la gran obra de establecer el reino de Dios, cuya direc­ción cayó sobre él después de la muerte del Pro­feta. Una y otra vez, en esta biografía, me he quedado perplejo ante la fortaleza de fe en este hombre; cosa igual jamás he visto en ninguna otra persona. Sobre su tumba sería muy apropia­do el epitafio: “EL CREYÓ”. Sí, este gran hom­bre creyó en su religión y moldeó su vida de acuerdo con sus principios hasta el día de su muerte.10

Notas

  1. Journal History, 15 Ag. 1852 (tal como está citado en la obra de Preston Nibley, Brigham Young, the Man and His Work, 4a. ed. [Salt Lake City: Deseret Book Co., 1960 J,pág. 2).
  2. “History of Brigham Young”, Millennial Star 25-439 (1863).
  3. Brigham Young en Journal of Discourses, 26 vols. (London: Latter-day Saints’ Book Depot, 1854-86), 3:51: de aquí en adelante se citará como JD.
  4. Ibid., 6:279.
  5. Ibid., 18:361.
  6. José Smith, History of The Church of Jesús Christ of Latter-day Saints, ed. B.H. Roberts, 7 vols. (Salt Lake City: The Church of Jesús Christ of Latter-day Saints, 1932-51), 5:412; de aquí en adelante se citará como HC.
  7. Brigham Young en JD, 7:229.
  8. HC 2:182 (nota).
  9. Preston Nibley, The Presidents of the Church (Salt Lake City: Deseret Book Co., 1941), págs. 82-83.
  10. Nibley, Brigham Young, pág. 539.
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