Un mensaje a los Estudiantes de seminario

Por el Presidente Spencer W. Kimball
Discurso dirigido a más de 8000 estudientes del valle de Lago Salado, Utah
el 20 de Noviembre de 1977.
Amados Hermanos y Hermanas:
Algo se ha dicho hoy sobre el Día de Acción de Gracias. Yo creo que de todas las cosas de las que estoy agradecido a nuestro Padre Celestial, una es esta gran audiencia de hermosas jovencitas y apuestos jóvenes a quienes guío a creer en el amor del Señor Jesucristo y Su Padre.
Esto me recuerda a un gran monumento todo hecho en oro y en el siete u ocho mil jóvenes diamantes, algunos de ellos sin pulir; y espero que cada uno de los diamantes se unan aquí a mi en la letra de la canción que entonamos hace algunos momentos, «Te necesito a cada hora, gracioso Señor». Esta es la necesidad del momento.
EN EL MUNDO, PERO NO DEL MUNDO
Estoy muy agradecido de estar esta noche aquí con ustedes y saber que todos tienen una participación regular en el programa de Seminarios. El constante golpear y aporrear del mundo sobre ustedes, maravillosos jóvenes difícilmente podría competir en ustedes si no tuvieran el refuerzo de una educación religiosa regular, la misma razón por la que vuestras madres necesitan ir a la Sociedad de Socorro, vuestros padres a la reunión de Sacerdocio, y la necesidad de toda la familia de participar en los pro -gramas de la Iglesia de modo que cada uno pueda ser reforzado, apoyado y si es necesario dirigido. Debemos ser alimentados y fortificados regularmente para poder vivir en el mundo pero no ser del mundo.
VIVIMOS EN TIEMPOS DE DESAFIOS
Como una generación profundamente observadora de Santos de los Ultimos Días, debe estar claro para ustedes que viven en momentos llenos de perplejidades y dificultades, pero estos son también tiempos llenos de grandes oportunidades.
Estoy agradecido de que ustedes y todos nosotros tengamos el evangelio de Jesucristo como nuestra guía, de modo que tengan un sistema de comprensión dentro del cual puedan encasillar los eventos y circunstancias que les toque ver y vivir. Yo siento una gran pena por aquellos que verán toda la tragedia y las dificultades de la vida pero que no tienen una comprensión de los propósitos de la vida. Yo temo por aquellos que no aceptan las advertencias ni las señales que el Salvador y Sus porfetas han puesto a lo largo del sendero de la vida. Es muy claro en las Escrituras que nosotros en esta parte de nuestra dispensación no podemos tener la promesa de nuestros líderes políticos que tendremos «paz en nuestro tiempo», pero nosotros, como miembros de la Iglesia hemos recibido los medios de tener una paz personal y de conocer la serenidad en nuestra alma -aún cuando no haya paz.
JUZGANDO CORRECTAMENTE
Así, no deben sorprenderse si, según siguen los mandamientos y la guía del evangelio, se encuentran ustedes mismos poniendo más y más distancia entre ustedes mismos y el mundo. No deben sorprenderse si los otros que no son creyentes actúen condescendientemente hacia vosotros por causa de vuestra rectitud y de vuestra determinación a hacer lo correcto. No deben sorprenderse tampoco si a los demás se les hace un enigma lo que parece motivar a ustedes. Recuerden que ustedes pueden desaprobar los hechos de los demás sin perder nuestro amor por ellos como individuos. Recuerden que ustedes pueden aplicar un juicio correcto a lo que ellos hacen sin ser jueces de ellos mismos. El Profeta José Smith en la Traducción Inspirada de la Biblia ayudó a darnos una comprensión más clara de nuestras relaciones con los demás cuando tradujo las palabras del Salvador como sigue:
» Juzgad rectamente, que vosotros no seréis juzgados; pero juzgad con juició justo» (Mateo 7:2, Traducción Inspirada).
Esto fue inspirado del Señor y fue subrayado cuando el Profeta tomó esos términos y los agregó.
Existen momentos en que debemos juzgar y evaluar, pero debemos hacerlo correctamente. Esto es diferente sin embargo, que suponer meramente que nunca debemos juzgar.
LA NECESIDAD DE LA REPETICION
Por ahora quizás estáis acostumbrados a tener a aquellos que están más adelantados que vosotros en el camino de la .vida describiéndoles la importancia de permanecer y aferrarse al sendero angosto y difícil.
Muy amenudo decimos muchas de las mismas cosas a ustedes una y otra vez, pero si ustedes refleccionan porqué sucede esto pronto descubrirán que los precipicios que se encuentran a ambos lados del camino estrecho no cambian ni se ponen menos peligrosos; los despeñaderos no cambian.
Los líderes de la Iglesia no estamos capacitados, cada vez que hablamos a ustedes, a ofrecer una ruta nueva o más glamorosa que nos permitirá regresar a la presencia de nuestro Padre Celestial. La ruta es la misma. Por eso el reforzamiento se debe entregar muy a menudo y las mismas cosas y las mismas advertencias deben ser hechas. Sólo porque una verdad sea muy repetida no deja de ser una verdad menos importante o verdadera.
Existe otra razón para la repetición que es más sutil, y tiene que ver con la disposición de los individuos para recibir la verdad. Muchos de ustedes han tenido la experiencia de leer en las escrituras un pasaje que han leído antes, cuando pareció no tener ningún significado para ustedes. Más tarde o cuando lo han leído de nuevo, casi les ha parecido que se salía de la página. La verdad particular estuvo siempre allí, pero solamente ahora ustedes estaban listos para recibirla!
Afortunadamente para nosotros, Dios a través de su Iglesia, a través de la oración, y a través de padres sabios continúa haciendo disponibles para nosotros aquellas preciosas verdades que tenemos aún que aceptar y descubrir y aplicar en nuestras vidas. Por lo tanto necesitamos la repetición para estar listos para recibir. Sean pacientes, por tanto, con las repeticiones pues algo que puede aburriros hoy, puede salvar vuestra alma el día de mañana. Algo que hoy puede confundiros, quizás pueda penetrar muy profundamente en vuestras almas el año que viene.
UNA GENERACION FIEL
Yo veo en ustedes una generación de Santos de los Ultimos Días alzándose y que estará mucho más familiarizada con las escrituras que las generaciones previas o que eran de la misma época. Ustedes pueden ser estudiantes de toda la vida de las escrituras. Yo veo en ustedes una generación ascendiente de jóvenes Santos de Los Ultimos Días que estarán más deseosos de hacer la obra misional (tanto antes como después de vuestro tiempo de misión completa) que las generaciones previas. Hablando colectivamente, vuestra generación verá, aún más claramente que sus predecesores, cuán importante es tomar el evangelio y llevarlo a vuestros semejantes.
Vuestra generación no se avergonzará del evangelio de Jesucristo y tampoco se avergonzará de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días.
Yo veo en ustedes una generación de jóvenes Santos de los Ultimos Días cuyos corazones se tornarán a vuestros antepasados en una escala que nunca aún ha sucedido. Ustedes desarrollarán un interés en ir al templo, sobrepasando el nivel de interés de vuestros padres y abuelos en relación a cuando ellos tenían vuestra edad.
Yo veo en vuestra generación, una generación de jóvenes Santos de los Ultimos Días que harán uso efectivo de vuestras experiencias de liderismo obtenidas en la Iglesia en los programas de Hombres Jóvenes y Mujeres Jóvenes, en la Escuela Dominical, en la Sociedad de Socorro, en la Primaria y especialmente, en los quorums del sacerdocio – que entonces serán solicitados por las personas precavidas del mundo que necesiten hombres y mujeres con integridad y competencia para servir en varios campos. Tales jóvenes Santos de los Ultimos Días llevarán sus creencias con ellos junto con sus destrezas, su competencia y su integridad
Yo veo en ustedes jóvenes Santos de los Ultimos Días con testimonios muchos más avanzados que las generaciones que les precedieron.
Mucho de este feliz rumbo en vuestra generación se hará con los efectivos porgramas de seminarios e institutos, porque estamos produciendo una generación de jóvenes eruditos del evangelio como nunca hemos tenido antes. Con esperanza el evangelio será dirigido a vuestras almas en reuniones sacramentales, alrededor de la mesa de la cena, en las Noches de Hogar de la Familia y en el estudio personal.
CONSTRUYENDO UN HOGAR SAMO DE LOS ULTIMOS DIAS,
Ahora un mundo de aliento a ustedes jóvenes Santos de los Ultimos Días que vienen de hogares donde no se enseña el evangelio y quizás ni siquiera se vive. Existen bendiciones especiales para ustedes según asisten a los seminarios, tanto como en cualquiera de vuestros esfuerzos en las actividades y experiencias de la Iglesia.
Partiendo de las cualidades de vuestros padres, ustedes pueden un día edificar un hogar Santo de los Ultimos Días siendo ustedes mismos como padres pioneros. No deben desanimarse en cuanto a respetar y amar a vuestros padres.
EVITAR EL EGOISMO
Para hacer las cosas especiales que han sido encargadas a esta generación, ustedes deberán cuidarse del egoísmo. Una de las tendencias más individuales de las que sencillamente deben ser vencidas es la tendencia al egoísmo. Todo lo que ustedes puedan hacer ahora, mientras son jóvenes y por lo tanto más dúctiles y flexibles para llegar a ser menos egoístas y más desinteresados y generosos será una importante y duradera contribución en los a-ños de vuestra vida futura y en verdad en la eternidad a venir. Ustedes serán mucho mejores esposas y mucho mejores maridos, mejores madres y mejores padres si pueden dominar la tendencia hacia el egoísmo. Vuestros hijos a quienes ustedes no conocerán por algunos años están aún expuestos en vuestra lucha contra el egoísmo.
Como en todas las cosas, tenemos el ejemplo del Salvador en la cruz del Calvario. El hizo algo que no estaba obligado a hacer – algo que beneficiaría a los demás con el don de la inmortalidad, el que Jesús ya poseía. Su acto fue un acto supremo de generosidad y desprendimiento.
Ustedes pueden recordar leyendo Tercer Nefi acerca de la visita de Jesús resucitado a este continente y cómo después de bendecir a los niños lloró dos veces y también El dijo:
«Y ahora he aquí, que es completo mi gozo» (3 Nefi 17:20)
El verdadero gozo sólo puede venir al entregarnos a nosotros mismos a causas correctas y buenas como la edificación del reino de Dios, causas que en un sentido son más perdurables que nosotros mismos.
El placer tiende a hacernos egocéntricos. El gozo verdadero siempre incluye a otros. La empatia nos permite volcarnos hacia fuera, hacia las necesidades e intereses de los demás, mientras que la piedad nos hace volvernos hacia adentro de nosotros mismos.
Es simplemente imposible sentir compasión por los demás si nuestros propios problemas parecen ser tan grandes que nos sobrepasan. Cuando somos desinteresados estamos libres para observar a los demás con una preocupación genuina y así poder sentir compasión por ellos, Pero si estamos constantemente preodupados por nosotros mismos, no habrá espacio para entregar a los otros.
INVITE A SUS PADRES A DARLE SU CONSEJO
Otra materia que puede servir de consejo para ustedes: ¿Han considerado pedir a vuestros padres unos pocos minutos de tiempo en tiempo, para que conversen con ustedes sobre las lecciones más importantes que han aprendido? Vuestra petición puede espantarlos al principio y puede que hasta lleguen a estar ansiosos de responder a vuestro pedido.
¡Qué cosa más maravillosa para los hijos e hijas contar en algunos momentos con las enseñanzas de sus padres! Yo creo que llegarán a sentirse sorprendidos de las serias enseñanzas que de ellos pueden venir si se dan cuenta que ustedes están de verdad interesados en compartir su experiencia y sabiduría. Por supuesto vuestros padres os están enseñando todo el tiempo – especialmente en las Noches de Hogar de la Familia, en la mesa de la cena, etc.; pero aún así pueden haber muchos momentos especiales de otras enseñanzas también.
TOMANDO DECISIONES – SOLO UNA VEZ
¿Puedo mencionar dos recomendaciones más? Desarrollen auto disciplina de tal modo que cada vez más y más no tengan que decidir y redecidir lo que harán cuando se vean enfrentados a las mismas tentaciones de tiempo en tiempo.
Ustedes necesitan decidir algunas cosas ¡SOLO UNA VEZ!
Cuan gran bendición es el estar libre de la agonía de estar precipitándose una y otra vez en la tentación. El hacer eso es consumir inútilmente el tiempo y además en forma muy arriesgada.
Asimismo, mis queridos jóvenes, las cosas positivas que pueden desear llevar a cabo necesitan ser decididas solamente una vez – como por ejemplo el salir en una misión, o el vivir dignamente para poder contraer matrimonio en el templo – y entonces todas las otras decisiones relacionadas con estas metas seguirán la misma linea. Por el contrario, cada reconsideración es un riesgo, y cada equivocación puede resultar un error. Existen algunas cosas que los Santos de los Ultimos Días hacen, y otras cosas que simplemente no hacemos. ¡Mientras más pronto sigamos estas normas, más alto llegaremos!
LA DECISION DE LEER LAS ESCRITURAS
He hecho mención de esto antes, pero me gustaría compartir esta experiencia con ustedes.
Una vez escuché una fuerte llamada de atención de una mujer de la Mutual de la Ciudad de Lago Salado. Quizás fué la forma en que ella lo tomó o puede haber sido el modo con que lo hizo. Ella dió una vehemente charla acerca de las escrituras y de como hacerlas parte de nuestras vidas; entonces detuvo su disertación y preguntó a la mixta congregación: «¿Cuántos de ustedes han leído toda la Biblia?»
Creo que yo tenía alrededor de 14 años en ese tiempo. Un agudo complejo de culpa se apodera de mi.
Yo había leído muchos libros por ese tiempo, novelas y libros livianos, pero mi acusador corazón me dijo: «Tu, Spencer Kimball nunca has leído el Libro Santo. ¿Por qué?» Miré hacia el público de atrás de mi, hacia adelante y a mi alrededor para ver si estaba sólo en la vergüenza de no haber leído el libro sagrado.
De las mil personas que allí había, sería quizás una media docena las que levantaron orgullosamente su mano. Yo me hundí violentamente en mi asiento. No sentía nada por las 1.000 personas que también habían fallado, sino solamente una profunda culpabilidad por mi mismo. En mi humillación yo no condenaba a nadie sino a mi insignificante ser. Yo no se lo que las otras personas estaban pensando o haciendo. No escuché nada más del sermón. Este ya había cumplido su objetivo. Alcancé la gran puerta doble de salida y me precipité a mi hogar distante solamente una cuadra al este de la capilla, e iba apretando mis dientes y diciendo, – Lo haré, lo haré, lo haré.
Entré por la puerta de atrás en el hogar de mi familia y fui derecho al estante de la cocina donde guardábamos las lámparas de aceite, elegí una de las que estaban llenas de aceite y con una mecha recién puesta y subí las escaleras hacia mi habitación en el ático donde abrí mi Biblia y empezó con el Génesis, capítulo primero y desde el primer versículo, y estuve hasta muy entrada la noche con Caín y Abel y Adán y Eva y Enoch y Noé, y a través del diluvio aún hasta Abraham.
Muchas veces mis hermanos mayores se burlaron de mi diciéndome – Nunca llegarás a leerla toda, ¿Por qué no lees algo más fácil y más entretenido?
Pero yo había tomado la decisión de no ser disuadido. En Enero leí el primer capítulo del Génesis.
En Diciembre del mismo año leí el último capítulo del Apocalipsis. Estaba verdaderamente contento.
LA DECISION DE GUARDAR LA PALABRA DE SABIDURIA
También desde la infancia yo había escuchado historias sobre la Palabra de Sabiduría, sobre el té y café y el tabaco etc. Casi cada día en la Escuela Dominical y Primaria cantábamos vigorosamente todos los niños.
«Para que los niños puedan vivir más Y sean hermosos y fuertes El te, café y tabaco despreciarán No beberán licor, y comerán Muy poca carne;
Si ellos buscan ser Grandes, hermosos y sabios»
Lo cantábamos una y otra vez hasta que llegó a ser una parte establecida de nuestro vocabulario y tema de mi canción, pero mucho más especialmente de mi plan de vida. Frecuentemente sujetos que yo conocía usaban algo de tabaco y en celebraciones importantes como por ejemplo las del 4 de Julio tomaban un par de tragos de una botella de licor.
Estas cosas me afectaban. En una ocasión un respecable orador dijo que el nunca probó las cosas prohibidas contra las que cantábamos y entonces yo tomé una decisión. Nunca probaría ni usaría esas cosas prohibidas contra las que los profetas predicaban. Esta decisión fué firme e inalterable. No me desviaría y no me desvié.
En 1937 mi esposa y yo estábamos viajando por Europa. En Francia me tocó sentarme en la mesa de un banquete de la Convención del Rotary Internacional en un hotel de moda. La inmensa sala de banquetes contenía a cientos de personas. Una gran cantidad de camareros se movían alrededor de las mesas y en cada lugar junto a la vajilla de plata y a los finos cubiertos, había siete copas para el vino, en finísimo cristal. Para cada plato había siete diferentes clases de champagne, vinos y diferentes licores. La tentación de beber, o al menos de mojarme los labios un poquito me tocó. Ninguna persona de las que verdaderamente importaban lo sabrían. Era una verdadera tentación, ¿Lo haría o no lo haría?
Entonces súbitamente me vino una idea; Pero si yo cuando niño me hice la firme resolución de no tocar nunca ninguna cosa prohibida; he vivido casi un tercio de siglo firme en mi resolución. No, no quebraría mi record ahora.
LA MALDAD NUNCA FUE FELICIDAD
Recuerden, Oh juventud de noble nacimiento, que «la maldad nunca fue felicidad» Los malvados pueden pretender que son felices y pueden buscar como tentar a los demás a llevar ese modo de vida porque la miseria ama la compañía, como ustedes lo saben, pero nunca podrán encontrar a un pecador malvado. Aún el descontento de la gente buena es atribuible a los defectos que ellos puedan tener.
Un observador casual puede sentir que una persona injusta «lo pasa bien» y por algunos momentos puede que así sea. Pero los grandes pecados producen los grandes vacíos. Así el pecador parece hacer más de lo mismo para reafirmar su posición y tratar de llenar el vacío. Cuando ustedes ven una vida llena de desesperación es que hay transgresión en ella. Podemos sentir gran compasión por tal gente, pero es equivocado e ingenuo envidiarlos!
FORTALEZA DESDE EL PASADO
El conocer los patriarcas y profetas de las épocas pasadas y su fidelidad bajo las presiones de las tentaciones y las persecusiones fortalece las resoluciones de la juventud. A lo largo de las escrituras casi cada debilidad y casi fortaleza del hombre ha sido registrada y también se han registrado los premios y castigos. Uno debería ser ciego si no pudiera aprender a vivir apropiadamente solamente leyendo lo que el Señor ha dicho,
«Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mi» (Juan 5:39)
El fué el mismo Señor y Maestro en cuya vida encontramos cada cualidad de bondad, cada cualidad que debemos desarrollar en nuestras vidas.
¿Pueden ustedes encontrar en todas las santas escrituras una sola parte en que el Señor Jesucristo le haya fallado a su Iglesia? ¿Pueden ustedes encontrar una sola escritura que diga que el fué poco verídico con su pueblo, con sus vecinos, amigos o asociados?
¿Fué El fiel? – ¿Fué El verídico? – ¿Fué El honrado? ¿Existe algo bueno y digno que El no haya hecho? -¿Existe algo que El no haya dado? – Entonces eso es lo qüe nosotros pedimos – lo que pedimos de un marido; de cada marido; a¿ una esposa, de cada esposa; de las niñas, de cada niña y de los jóvenes, de cada joven.
CADA NIÑA TIENE RESPONSABILIDADES ESPECIALES
Todas las niñas, y mejor dicho cada niña, deberá prepararse a lo largo de su vida para el matrimonio y las responsabilidades domésticas. Ustedes no podrán escuchar sobre esas cosas en la radio o en la televisión de hoy, pero son verdaderamente innegables. Ellas deberán ser animadas para estar or-gullosas del verdadero servicio femenino. Ellas deberán 1 legar a estar preparadas y educadas en cosas que sean de utilidad y que enriquezcan su vida familiar. Ellas deberán desarrollar sus talentos, fortalecer sus conocimientos y testimonios del evangelio, y estar prestas para servir a los demás. Algunas niñas pueden ser llamadas a una misión de tiempo completo, y todas tendrán oportunidad de ser inmensamente útiles en el reino de Dios si se preparan a si mismas.
Se ha dicho: «cuando se educa a un hombre se educa a un individuo; pero cuando se educa a una mujer, se educa a toda una familia» (Dr. Charles D. Mclver). Nosotros queremos que nuestras mujeres estén bien educadas de modo que los niños no se expongan a la ignorancia de sus madres.
Después del matrimonio las jóvenes esposas deberán estar felizmente ocupadas en criar y educar a sus hijos. Nuevamente ustedes a veces leerán o escucharán cosas completamente diferentes de esto. Pero es aún la verdad, y seguirá siendo la verdad hasta que la última trompeta haya sonado. Yo no se de ninguna escritura ni de ninguna autoridad que haya dado a las esposas jóvenes la autorización para abandonar los propósitos familiares. Las parejas de matrimonios jóvenes pueden abrirse paso y alcanzar una buena altura educacional si están verdaderamente determinados.
EVITAR LAS CURAS DEL PECADO
Esta generación de jóvenes deberán luchar para evitar las cufias escondidas del pecado que tan a menudo se insertan en nuestras vidas, y que aún escondidas nos dividen entre Dios y lo demás y debilitan nuestra fortaleza moral. Por sobre todas las cosas, el Señor necesita una generación pura y santa a través de la cual poder cumplir sus propósitos. El necesita siervos que sean limpios y dignos de las investiduras que puedan recibir en los santos templos del Señor.
«Sed limpios vosotros los que portáis los vasos del Señor» (Doc. y Con. 38:42)
EL MILAGRO DEL PERDON
Donde suceden los errores, nuestra juventud necesita comprender la ruta del arrepentimiento. Ellos necesitan tener un testimonio personal de este milagro que produce el perdón. Cada uno necesita comprender que el arrepentimiento puede ser apropiadamente aplicado en su vida tanto como en las vidas de los demás. La misión de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días es salvar almas y y llamar a las gentes de todo lugar al arrepentimiento de modo que puedan conocer las alegrías y el gozo del evangelio viviente.
Si esta generación de jóvenes va a cumplir las grandes oportunidades misionales que fueron dadas a ellos, entonces deberán aprender y vivir los principios del arrepentimiento. Si ustedes tienen un problema, o han cometido algún error, vayan inmediatamente donde vuestros padres o donde vuestro obispo y soliciten sus consejos para estar en paz con el Señor.
«He aquí, quien se ha arrepentido de sus pecados es perdonado; y, yo, el Señor, no más los tengo presente.
Por esto podéis saber si un hombre se arrepiente de sus pecados: He aquí, los confesará y abandonará» (Doc. y Con. 58:42-43)
UNA GENERACION ESPECIAL
La vuestra es una generación especial con un mensaje especial para dirigir al mundo en estos tiempos especiales.
La generación venidera debe también ser nutrida en la fe en Jesucristo hasta el punto de habilitarla para elevarse por sobre los egoísmos de la sociedad.
El egoísmo da un golpe de muerte en las raíces del verdero carácter. El fracaso en el sentido eterno del mundo, está casi siempre relacionado con el egoísmo.
Ahora es el momento para determinar las metas de vuestras vidas. Ahora es el momento para fijar firmemente vuestras normas y mantenerlas a lo largo de toda vuestra vida.
Ernest Renon nos dió esto,
«Todo favorece a aquellos que tienen un destino especial; ellos llegan a ser gloriosos por una especie de impulso invencible, como dirigidos por un destino» (Ernest Renon – La Vida de Jesús)
La vida de Jesucristo está ante nosotros, siempre ante nosotros en nuestras escrituras. Es lo que ustedes aprenden mientras asisten al Instituto o al Seminario.
DIAMANTES – EN UN GRAN ENGASTE
Que el Señor os bendiga mis jóvenes amigos, que puedan ustedes siempre seguir las enseñanzas que estáis recibiendo; y que puedan, corno diamantes en un hermoso engaste, tener siempre influencia para bien en vuestros semejantes, vuestras familias y los demás. Que puedan ustedes estar siempre ciertos y seguros de que Jesús vive y que es el Cristo, y que no se sientan avergonzados o vacilantes acerca de lo que están proclamando.
Que el Señor les bendiga. Ustedes cuentan con nuestro gran amor, nuestra fe y nuestras oraciones. En el nombre de Jesucristo. Amen.
























