La Familia Celestial

Conferencia General Octubre 1948

La Familia Celestial

por el Élder Joseph Fielding Smith
del Concilio de los Doce Apóstoles,


Busco la dirección del Espíritu del Señor.

No les voy a dar algo nuevo. Todo lo que pertenece al evangelio es nuevo, pero no presentaré nada que hasta estos momentos no se ha considerado, ya sea en esta conferencia o en cualquier otro tiempo, y puedo, en el transcurso de mis palabras, repetir y recalcar algunas de las cosas que ya se han dicho.

LUZ Y VERDAD

Primeramente, les leeré de la sección noventa y tres de las Doctrinas y Convenios, donde el Señor dice, hablando de luz y verdad, que es  el Espíritu de Cristo:

La luz y la verdad desechan a aquel inicuo.
Todos los espíritus de los hombres fueron inocentes en el principio; y habiéndolo redimido Dios de la caída, el hombre llegó a quedar de nuevo en su estado de infancia, inocente delante de Dios.
Y aquel inicuo viene y despoja a los hijos de los hombres de la luz y la verdad, por medio de la desobediencia, y a causa de las tradiciones de sus padres.
Pero yo os he mandado criar a vuestros hijos en la luz y la verdad. (D. y C. 93:37-40).

Yo sé que todos fuimos profundamente impresionados con las palabras del Presidente McKay esta mañana, y otros de los hermanos quienes han hablado con relación al cuidado de nuestros hijos en el hogar. Yo deseo continuar, aunque tal vez trataré esta materia de un punto de vista poco diferente, pero sin embargo llamo la atención de los miembros de la Iglesia, de padres v madres, a su responsabilidad en cuanto al entrenamiento de sus hijos.

LA UNIDAD FAMILIAR

No hay ningún substituto para un hogar recto. Posiblemente no es considerado así en el mundo, pero lo es y debería de ser en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. La familia es la clase de unidad que existe en el reino de Dios. Eso lo creemos, y si somos bastante afortunados, por medio de guardar los mandamientos del Señor, veremos que somos sus hijos y sus hijas, que Él es de hecho nuestro Padre. Como Pablo lo ha dicho, somos Su progenie, y por la obediencia a cada principio de verdad eterna, regresaremos para ser sus hijos y sus hijas.

Pablo ha dicho y pedido, hablando de la misión de Cristo y su obediencia a El:

Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, (Efesios 3:14-15).

Si regresamos a ese gran reino después que la tierra sea redimida, nos veremos miembros de la gran familia de Dios, y El será nuestro Padre.

Ya saben que dijo a Juan

El que venciere, poseerá todas las cosas; y yo seré su Dios, y él será mi hijo. (Apocalipsis 21:7).

Debemos recordar, como Santos de los Últimos Días, que afuera del reino celestial, no hay organización de familia. Esa organización está reservada para los que están dispuestos a cumplir con cada convenio y cada obligación a que seamos llamados a recibir mientras que andemos aquí en esta vida mortal.

DEBERES DE LOS PADRES

Ahora, permítanme seguir de donde estos hermanos terminaron. Desde luego debería de haber la oración y fe y amor y obediencia a Dios en el hogar. Es el deber de los padres a enseñar a sus hijos estos principios salvadores del Evangelio de Jesucristo, para que sepan porqué serán bautizados y para que sus corazones sean incluidos con un deseo de guardar los mandamientos de Dios después que sean bautizados, para que puedan regresar a su presencia. ¿Qué ustedes, mis buenos hermanos y hermanas, quieren a sus familias, a sus hijos? ¿Quieren ser sellados a sus padres y sus madres quienes les antecedieron? ¿Quieren tener esta unidad de familia en una condición perfecta cuando ustedes, si son permitidos, entrarán en el reino celestial de Dios? Si es así, entonces tendrán que principiar a enseñarles desde el lado de la cuna. Enseñarán por ejemplo tanto como por palabras. Tendrán que arrodillarse con sus hijos en oración. Les enseñarán, en toda humildad, de la misión de nuestro Salvador, Jesucristo. Les tendrán que enseñar el camino, y el padre que le enseña al hijo el camino, no le dirá

“Hijo, vete a la Escuela Dominical, o vete a la Mutual, o vete al culto de sacerdocio,” sino que dirá: “Ven e iremos juntos.” El enseñará por ejemplo.

La oración familiar existirá en el hogar. En las mañanas cuando la familia se levante para el día, el padre juntará su familia, se arrodillarán en oración, a darle gracias al Señor por sus bendiciones. En las noches de nuevo los llamará otra vez, y en la unidad de familia otra vez se arrodillarán para orar. Y todas estas cosas serán enseñadas en el hogar, porque queremos que el hogar permanezca intacto. No queremos que sea destruido al cruzar al otro lado.

LA ORGANIZACIÓN DE FAMILIA EN EL ESTADO FUTURO

Tengo demasiada compasión en mi corazón por el mundo, este así —llamado mundo cristiano, reclamando creer en la misión de Jesucristo, y estoy seguro que muchos de ellos así creen con toda sinceridad. Piensan que van en el buen sendero; pero han sido engañados por falsos maestros hasta creer que la familia se finaliza al venirse la muerte, que el esposo y esposa son separados eternamente, y que ya no pueden pedir el derecho a sus hijos. Y esto es cierto para ellos, de acuerdo con sus creencias. Esa es la condición que prevalecerá en el reino terrestial y en el reino telestial, porque allí no habrá matrimonio, ni habrá ningún orden de familia allí. ¿Quieren esto? Digo, me apeno por estas gentes que han sido desviadas a creer en estas falsas nociones en cuanto al estado futuro y la organización de la familia.

¿Por qué entramos al templo para ser sellados, esposos y esposas, e hijos a padres, y porqué se nos manda a que se haga este trabajo, no nada más para sí mismos, sino también a ser sellados a nuestros padres y madres, y sus padres y madres antes de ellos, hasta el último antecesor que podamos? Porque queremos pertenecer a esa gran familia de Dios que está en el cielo, y en cuanto le corresponde a la Iglesia, también en la tierra. Ese es el porqué.

Con el tiempo, cuando esta obra sea perfeccionada, y cuando Cristo rinda a su Padre las llaves y dé su reporte y sea destruida la muerte, entonces esa gran familia desde los días de Adán hasta el último, de todos los rectos, aquellos quienes hayan guardado los mandamientos de Dios, verán que son una familia, la familia de Dios y con los derechos a todas las bendiciones que pertenezcan a la exaltación.

RESPONSABILIDAD PARA ENSEÑAR A LOS HIJOS

Mis hermanos, mis hermanas, ¿les están enseñando a sus hijos estas verdades? ¿Los están entrenando para que cuando se casen, querrán ir a la casa del Señor? ¿Les están enseñando para que quieran recibir la gran dotación que el Señor tiene guardada para ellos? ¿Han impresionado sobre ellos el hecho que pueden ser sellados como esposos y esposas y recibir para sí mismos cada don y cada bendición que corresponda al reino celestial, y así podrán llegar a ser los hijos y las hijas de Dios, han impresionado sobre sus mentes la gran verdad de que si no son casados por tiempo y toda eternidad que vendrán en la resurrección de los muertos señalados y solteros, para ser siervos de Dios? ¿Han hecho eso? ¿Están haciéndolo?

El tiempo no me permitirá decir más, pero quiero dejar esta impresión con ustedes, a continuación de nuestras responsabilidades como padres, a cada uno, y a nuestros hijos, y como el Patriarca lo declaró ayer, si hacemos estas cosas, guardamos estos mandamientos y vivimos como deberíamos, no habrá el divorcio en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Que el Señor los bendiga, lo pido en el nombre de Jesucristo. Amén.

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