Primera Afirmación:
El Litro de Mormón Tiene un Origen Milagroso
“Encontrándome así en el acto de suplicar a Dios, vi que se aparecía una luz en mi cuarto, y que siguió aumentándose hasta que el cuarto quedó más iluminado que al medio día; cuando repentinamente se apareció un personaje al lado de mi, cama, de píe en el aire, porque sus pies no tocaban el suelo…
“Dijo que se hallaba depositado un libro, escrito sobre planchas de oro, que daba una relación de los antiguos habitantes de este continente, así como del origen de su procedencia. También declaró que en él se encerraba la plenitud del evangelio cual el Salvador lo había entregado a los antiguos habitantes;
“Asimismo, que junto con las planchas estaban depositadas dos piedras en aros de plata, las cuales aseguradas a una pieza que se ceñía alrededor del pecho, formaban lo que se llama el Urim y Tumim; que la posesión y uso de estas piedras era lo que constituía a los ‘Videntes” de los días antiguos o anteriores, y que Dios las había preparado para la traducción del libro…
“Cerca de la aldea de Mánche’ster, Distrito de Ontario, Estado de Nueva York, se levanta una colina de tamaño regular, y la más elevada de todas las de la comarca. Por el costado occidental del cerro, no lejos de la cima, debajo de una piedra de buen tamaño, yacían las planchas, depositadas en una caja de piedra. En el centro, y por la parte superior, esta piedra era gruesa y redonda, pero más delgada hacia la orilla; de manera que se podía ver la parte céntrica sobre la superficie del suelo, mientras que las orillas estaban cubiertas de tierra. . .
“De acuerdo con lo que se me había mandado, iba al fin de cada año; y en cada ocasión encontraba allí al mismo mensajero, y en cada una de nuestras entrevistas recibía de él instrucciones y conocimientos concernientes a lo que el Señor iba a hacer; y cómo y en qué manera se conduciría su reino en los últimos días…
“Por fin llegó el tiempo para obtener las planchas, el Urim y Tumim y el peto. El día veintidós de septiembre de mil ochocientos veintisiete, habiendo ido al fin de otro año, como de costumbre, al lugar donde estaban depositadas, el mismo mensajero celestial me las entregó con esta advertencia: que ya sería responsable de ellas; que sí permitía que se extraviaran por algún descuido o negligencia mía, sería destruido; pero que si me esforzaba para preservarlas hasta que él (el mensajero) viniera por ellas, entonces serían protegidas…
“Mediante esta ayuda tan oportuna, pude llegar a mi destino en Peansylvania; e inmediatamente después de llegar allí, comencé a copiar los caracteres de las planchas. Copié un número considerable y traduje algunos por medio del Urim y Tumim, efectuando dicha obra entre los meses de diciembre, fecha en que llegué a la casa del padre de mi esposa, v febrero del siguiente año”. (Perla de Gran Precio, José Smith 2:30, 34, 35, 51, 54, 59, 62.)
1. José Smith Carecía de Enseñanza Escolar.
La producción del Libro de Mormón es asombrosa teniendo en cuenta la poca educación escolar que José Smith recibió en su niñez. Las condiciones económicas de la familia hacían imposible su asistencia a la escuela, fuera de las que había en la pequeña ciudad de Palmira, Nueva York. Tres de sus libros escolares, aun existentes, indican que él asistía a la escuela cuando tenía trece años de edad, pero quizás no después de dicha edad. Es bien conocido también que, desde temprana edad, estaba obligado a trabajar en la granja de su padre o bajo el empleo de otros. Estaba lejos de ser analfabeto; pero no equipado educacionalmente, como para producir una obra del valor literario como el Libro de Mormón. En su juventud, aprove-chaba toda oportunidad que se le presentaba para corregir sus deficiencias en la educación técnica y, a su muerte, era versado en el campo de idiomas, leyes, historia y gobierno. (José Smith. J. H. Evans, p. 36; Róberts 1:96; Jose Smith como científico, Widtsoe, pág. 149).
2. Producido por José Smith.
La primera y quizás una de las más fuertes evidencias de la autenticidad del Libro de Mormón es el hecho que los estudiantes del mormonismo han llegado, casi sin excepción —ya sean amigos o enemigos— a la conclusión que el Libro, su contenido y estructura, es de tal carácter que un joven indocto, como era José Smith al tiempo de su traducción, no pudo producirlo sin la ayuda de alguien mejor informado y más educado que él.
Para sostener este punto de vista, hay dos teorías instituidas por aquellos que no aceptan la explicación dada por José Smith Primero, que el Libro fué escrito por otro, quien usó a José Smith como instrumento, y segundo, que José Smith padecía de crisis nerviosas, tales como epilepsia, etc., y que escribió el Libro bajo la influencia automática de tales ataques. Ambas teorías han sido demostradas como insostenibles.
No ha sido descubierto otro escritor del Libro o de uno similar en una búsqueda de algo más de un siglo. Por muchos años circuló la historia que Sidney Rigdon (nacido el 19 de febrero de 1798, fallecido el 14. de julio de 1876), obtuvo el manuscrito de un libro escrito por el Rev, Salomón Spauldlng, y que, después que este manuscrito fué modificado en partes, Sidney Rigdon lo puso en las manos de José Smith, para que éste lo publicara como el Libro de Mormón.
Investigaciones históricas han probado que Sidney Rigdon no había oído del mormonismo o del Libro de Mormón hasta tiempo después que el Libro había sido publicado y la Iglesia establecida. El aceptó el evangelio y se hizo miembro de la Iglesia el 14 de noviembre de 1830, ocho meses después de la publicación del Libro. Declaró, firmemente, hasta el fin de su vida, aunque fué separado de la Iglesia en su vejez, que él no sabía nada del Libro de Mormón hasta después que éste había sido publicado. El testimonio de los hijos de Rigdon; en ese tiempo no miembros de la Iglesia, ofrecen esta manifestación:
En 1865, Juan W. Rigdon regresó de un viaje a Utah y preguntó a su padre acerca del origen del Libro de Mormón. Sidney Rigdon respondió: Hijo mío, puedo jurar ante los cielos que lo que os he dicho acerca del Libro es la verdad. Vuestra madre y hermana, la señora Athalia Robinson, estaban presentes cuando me fué ofrecido ese libro en Mentor. Ohío, y todo lo que supe del origen del mismo fué lo que me dijeron Parley P. Pratt, Oliverio Cowdery, José Smith y los testigos que afirmaban haber visto las planchas; y en mi intimidad con José Smith, nunca me dijo más que la única historia, es decir, que él lo encontró grabado en planchas de oro en un cerro cerca de Palmira, Nueva York, y que un ángel le apareció y le dirigió para encontrarlas, y nunca os he dicho a vosotros o a cualquier otra persona nada más que la única historia, y es la que os repito ahora”. (Vida de Sidney Rigdon, por su hijo Juan W. Rigdon, Ms. pág. 188-195; citado en Historia de la Iglesia 1:122-123). Juan W. Rigdon menciona también, en su bosquejo de la historia de su padre, un certificado que le fué dado por su hermana Athalia Robinson, al mismo efecto de la manifestación de Sidney Rigdon y su esposa, con relación a la llegada de Parley P. Pratt y Oliverio Cowdery a su hogar en Mentor, Ohío, presentándole a su padre una copia del Libro de Mormón. (Ibid., p. 123).
El descubrimiento del manuscrito de Spaulding en 1822, por el Presidente del Colegio Oberlin, con firma la manifestación de Rigdon. Este manuscrito, una novela que trata de los primitivos habitantes de América, ahora en poder del Colegio Oberlin, ha sido impreso y puesto en circulación extensamente. El Libro de Mormón y el manuscrito de Spaulding no tienen similitud. El presidente Fairchild dice lo siguiente; “La teoría del origen del Libro de Mormón basada en el tradicional manuscrito de Salomón Spaul-ding tendrá probablemente que ser abandonada. Este manuscrito está ahora sin duda en poder del Sr. L. L. Rice, de Honolulú, Islas de Hawai.., No hay razón aparente para dudar que esta es la historia perdida. El mismo señor Rice y otros la compararon con el Libro de Mormón y no pudieron encontrar parecido entre ellos, en general o en detalles”. (James H. Fairchild, en Roberts 3:375-370).
Los críticos sugirieron que había otro manuscrito de Spaulding del cual fué sacado el Libro de Mormón. Esto es muy improbable. Spaulding no escribiría dos novelas sobre el mismo tena. Además, el estilo literario de Spaulding está revelado en el manuscrito encontrado y no tiene similitud al estilo del Libro de Mormón.
Varios libros fueron publicados, antes que el Libro de Mormón, llamando la atención a la existencia de costumbres y doctrinas hebreas entre los indios americanos, y sugiriendo que los aborígenes americano, descendían de las tribus perdidas de Israel. Los enemigos de la Iglesia han sugerido que José Smith obtuvo de estos libros las ideas que contiene el Libro de Mormón. Dado que el propósito, material, lenguaje, dicción y el contenido general del Libro de Mormón difieren enteramente de los libros sobre los indios americanos, esta teoría del Libro de Mormón nunca ha sido lomada en cuenta. Un breve examen de estos libros es suficiente para convencer a cualquier persona que, esta, conclusión es correcta. En verdad estos libros antiguos que muestran el hebraísmo de los indios americanos, dan fuerzas a una de las afirmaciones del Libro de Mormón, y en tal sentido son usados en este tratado.
La teoria que el Librobro de Mormón fue escrito bajo la influencia de ataque epileptico o condiciones similares es igualmente insostenible, José Smith era un hombre de gran vigor físico, particularmente libre de enfermedades. El testimonio, de sus contemporáneos es unánime en este punto. “El presidente José Smith era en persona, alto y fornido, fuerte y activo. Poseía determinación e independencia de carácter; sus modales reposados y familiares; su reprimenda terrible como la del león”. (Autobiografía de Parley P. Pratt; pág. 47).
“El (José Smith) tenía ESO metros de alto, fornido, y extraordinariamente musculoso. Sin duda, él debía mucha de su influencia, sobre un pueblo ignorante, a la superioridad de su vigor físico, como a su gran astucia e intelecto”. (Ford, Historia de Illinois, citado en Hist. de la Iglesia por Roberts 2:347). Josiah Quincy, Alcalde de Boston, U. S. A., declaró que, de todos los hombres que él conocía, José Smith era uno que “parecía mejor dotado con esa facultad real que dirige, por derecho intrínseco, a las almas débiles y confusas que están buscando un guía”. (Figuras del Pasado, pág. 381.) Un oficial de artillería de los Estados Unidos declaró en su informe que, “José Smith, el Jefe, era un perfecto caballero, un Mahoma, en cada centímetro de su estatura”.
Además de tales evidencias contemporáneas, la obra llevada a cabo por José Smith refuta la teoría de que era el producto de una mente desordenada o de un cuerpo físico débil. El mormonismo está caracterizado por todos aquellos que lo conocen, como un ordenado sistema de doctrinas, prácticas y organización. En verdad, la organización dentro de la Iglesia ha sido catalogada como la mejor. El orden no nace del desorden; la razón no es hija de la locura. La teoría que el Libro de Mormón fué producto de la epilepsia o algo similar debe ser dejada de lado por los irrecusables hechos del magnífico vigor físico de José Smith, como también del espléndido orden del sistema del cual fué instrumento en su fundación.
3. Conocimiento Común de la Traducción.
No era secreto para nadie el hecho que José Smith había recibido las planchas y estaba ocupado en la traducción de ellas. De cuando en cuando, hablaba con sus padres sobre las varias visitas celestiales. También había relatado su visita al Cerro Cumórah para ver las planchas. No vacilaba en hablar con sus amigos y vecinos de la obra en que estaba ocupado. Los diarios locales escribían de ello. Francisco W. Kírkham da muchas citas de periódicos antiguos: “Rochester Telegraph”, 1829; “Brookville Enquirer” 1827: “Palmyra Reflector”, 1829-30; “Wayne Sentine”, 1831, etc.; y libros como “El Mormonismo al Descubierto” de Howe, publicado en 1834, contenían manifestaciones de mucha gente que conocía a la familia Smith desde 1816 a 1830. El concluye; “Esto muestra claramente que era conocimiento común en Palmira, dos o más años antes que el libro apareciera, que José Smith afirmaba tener en su poder planchas de oro las cuales traduciría con ajuda divina, y que su contenido era de suma importancia para el mundo religioso”. (Dese-ret News, enero 26 de 1935). Sus familiares supieron bien cuando él empezó la traducción de las planchas. En efecto, al principio de la traducción envió a Martín Harris al Profesor Anthon de la Universidad de Co-lumbia con una copia de los caracteres copiados de las planchas. Aun las publicaciones más antimormonas no vacilaron en publicar que en la comunidad en que José Smith vivía estaban al corriente de sus pretensiones y supuesta obra de traducción.
Esta franqueza de procedimiento, esta obra hecha tan abiertamente, forma una fuerte evidencia de la honestidad del joven. El deshonesto y engañador trabaja usualmente en la obscuridad. Muy pocas veces el mentiroso llama la atención pública mientras se urde la mentira.
4. Testimonio de sus Secretarios y Asociados.
El Libro de Mormón no fué escrito por José Smith. Fué dictado por el Profeta desde las planchas. Los amanuenses escribían las palabras al tiempo que éstas salían de los labios de José Smith. Tres secretarios, en tiempos diferentes, tomaron parte en la obra: su esposa, Martín Harrís y Oliverio Cowdery. Estos tres estaban todos convencidos de la autenticidad de la traducción y que José Smith produjo el Libro, y permanecieron así convencidos hasta el fin de sus días. Oliverio Cowdery estuvo un tiempo apartado de la Iglesia y tiempo después volvió a ella. A su regreso, en 1848, en una arenga, ahora famosa, declaró que él mismo escribió todas las palabras del Libro de Mormón, menos unas pocas páginas, al tiempo que el profeta José Smith lo dictaba. He aquí sus palabras: “He escrito, con mi propia pluma, todo el Libro de Mormón (menos unas pocas páginas), tal como salía de los labios del Profeta al tiempo que lo traducía por el Don y Poder de Dios, por medio del Urim y Tumim. …He visto con mis ojos y tocado con mis manos las planchas de oro del cual fué transcripto… Ese libro es verdadero”. (Roberts, Hist. de la Iglesia, 1:1.39). Es muy difícil engañar al propio secretario. Los amanuenses que trabajaron con José Smith, difícilmente podían ser engañados sobre la existencia de las planchas. Aquellos más allegados al Profeta al tiempo de la traducción, creyeron en él. Esto, de sí mismo, es una evidencia de gran valor, de la verdad del Libro de Mormón.
5. Tiempo de Composición.
Una de las muchas cosas notables acerca de la producción del Libro de Mormón es que éste fué dictado por el Profeta en el curso de sesenta días, más o menos, desde el 7 de abril de 1829, hasta la primera semana de junio de 1829. (José F. Smith, Improvement Era, 30:946-948). Es un libro de más de 500 págs. (en inglés, 479 en castellano) tratando de una multitud de hechos y principios. La composición de una novela de ese tamaño, dificilmente podria hacerse, aun por el escritor mas experimentado, en dos meses. Sin embargo, el Libro de Mormón fué terminado en dicho tiempo. El tiempo de su composición sin correcciones o adiciones después de dictarlo, muestra que la obra está más allá de los poderes comunes del hombre. Esta es otra evidencia de la verdad del Libro.
6. Prefacio. En el prólogo.
El Libro de Mormón lleva un breve relato del contenido del Libro, traducido de las planchas. Además, el nombre de José Smith (hijo), aparece en la primera edición como autor y propietario. En ediciones posteriores, el nombre de José Smith aparece como traductor. El título en la primera edición y el cambio subsiguiente ha producido muchos comentarios por críticos poco amistosos. Sin embargo, y en verdad, es ésta una tuerte evidencia de la verdad y sinceridad del joven.
José Smith en ningún momento dijo ser algo más que el traductor del Libro de Mormón. Si él hubiera dicho que había inventado el Libro como una obra de ficción, habría ganado el aplauso universal. Fué el elemento milagroso en la obtención y traducción de las planchas lo que daba ofensa. El permitió que su nombre apareciera en el prefacio de la primera edición como “autor y propietario” porque así lo requería la ley de propiedad literaria. Si hubiese sido deshonesto habría tratado por todos los medios de encontrar la forma para evitar la tormenta de malentendidos que le traería la manifestación formal de autor de un libro que declaraba ser de origen divino.
7. Testigos.
José Smith no fué la única persona que vió las planchas de las cuales fué traducido el Libro de Mormón. Dos grupos de testigos, que testifican haber visto y tocado las planchas, son de especial importancia. Una tarde de junio de 1829 en Fayette, estado de Nueva York, José Smith llevó tres hombres, David Whitmer, Oliverio Cowdery y Martín Harris, a un bosquecillo cercano, donde después de intensa oración vieron a un mensajero celestial quien tenía las planchas en sus manos y les declaró que ellas fueron traducidas por el don y poder de Dios. El testimonio de estos testigos de la realidad de esta apariencia aparece en todos los ejemplares del Libro de Mormón. Estos tres hombres, aunque dos de ellos fueron separados de la Iglesia por muchos años, y uno de ellos por toda su vida, nunca se desviaron de este testimonio, sino que testificaron su verdad en toda ocasión apropiada. Los tres murieron con el testimonio de la legitimidad de esta experiencia.
Tales testimonios no son fácilmente impugnados o cargados a alucinaciones porque estos, hombres vivieron vidas respetables y fueron apreciados en sus comunidades y en ningún tiempo mostraron evidencias de enfermedades mentales. Y, en verdad, sería notable, si tres hombres de diferente sangre, educación y temperamento pudieran ser engañados al mismo tiempo y exactamente de la misma manera.
Poco después fueron, mostradas las planchas en la misma forma a ocho hombres más. Estos hombres no sólo testifican que vieron las planchas sino que las palparon. El testimonio escrito de estos ocho hombres también aparece en todos los ejemplares del Libro de Mormón. Los ocho testigos, aquellos que permanecieron en la Iglesia y los que fueron excomulgados de ella, permanecieron fieles a su testimonio hasta el fin de sus días. Ellos parecían sentir como Hyrum Smith, uno de los ocho testigos, quien escribió una vez: “Se ha abusado de mí y he sido arrojado a un calabozo y encerrado por varios meses por motivo de mi fe y el testimonio de Jesucristo. Sin embargo, doy gracias a Dios que he sentido la determinación de morir antes que negar las cosas que mis ojos han visto, que mis manos han palpado y de las cuales he dado testimonio donde quiera que he pudido, y os puedo asegurar, queridos hermanos, que he dado un fuerte testimonio, cuando nada más que la muerte se presentaba, como siempre lo he hecho en mi vida”. (Tiempos y Sazones, 1: 25).
Los tres y los ocho testigos, con José Smith, hacen doce personas que dan testimonio de la realidad de las planchas de las cuales fué traducido el Libro de Mormón. Quizá habrá otros más que vieron las planchas; pero, quienes no aparecen como testigos oficiales.
Si el testimonio de hombres honestos y dignos de confianza puede ser aceptado como teniendo valor para establecer la verdad de un acontecimiento, por. cierto, entonces, el testimonio de estos doce hombres de reputación sin mancha y de vidas íntegras, muchos de los cuales vivieron hasta la ancianidad arreciados y respetados en sus comunidades, deben pesar en el establecimiento de la verdad del Libro de Mormón.

























Hola soy de Venezuela y ahora vivo en EEUU en una oportunidad fui a un museo en barquisimeto una ciudad de nuestro país la guía me encontré con un tour de vitrinas en ellas habían armas de las diferentes épocas de las civilizaciones que habían precedido a nuestro pueblo en esos días acababa de leer el libro de Mormón casi x completo y la similitud de la historia relatada por la guía turística al hablar de cada tipo de armas con las que se describían en el libro eran idénticas eso entre otras cosas de ese museo que daban evidencia exacta de la veracidad de las historias del libro y sus civilizaciones a parte de la sensación de testimonio que me hizo sentir el Espíritu……..
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