Perseveremos con Fe: Biagrafía de Gordon B. Hinckley

Capítulo 2

De Peregrinos y Pioneros


Para poder comprender a Gordon B. Hinckley, es menester saber algo acerca de los Hinckley que le precedieron.

Fue en 1635 que Samuel Hinckley salió de su pueblo natal en Inglaterra y se dirigió a América, donde se radicó en Cape Cod, Massachusetts. Su hijo mayor, Thomas, había de distinguirse más tarde como gobernador de la Colonia de Plymouth, entre 1681 y 1692.

Ira Nathaniel, el sexto biznieto del gobernador Thomas Hinckley, nació en Ontario, Canadá, el 30 de octubre de 1828. A la edad de 14 años, Ira quedó huérfano de padre y madre1 y debió mantenerse a sí mismo con trabajos ocasionales en Springfield, Illinois. Habiendo tenido la oportunidad de conocer las enseñanzas de la Iglesia, caminó casi 200 kilómetros desde Springfield a Nauvoo, donde escuchó predicar al profeta José Smith y a su hermano Hyrum. El espíritu del Evangelio restau­rado comenzó a henchir y sanar su alma, y el primer día de julio de 1843, tres meses antes de cumplir sus quince años, fue bauti­zado. En el Evangelio, Ira encontró una gran paz interior y el propósito del que su vida había carecido.

Pero los ataques y las persecuciones quebrantaron la paz en Nauvoo y al año siguiente causaron que José y Hyrum fueran brutalmente asesinados en la cárcel de Carthage. Ira y el resto de los Santos lamentaron la pérdida de su profeta y líder, pero no demoraron en responder a la dirección de Brigham Young y reanudaron el trabajo a fin de completar el templo y prepararse para una intensa emigración hacia el Oeste. A medida que los miem­bros de la Iglesia se alistaban para salir de Nauvoo, fueron construyendo carros a pasos agigantados y la destreza de Ira como herrero demostró ser muy valiosa.2

Ira demoró en partir debido a ciertas razones económicas y personales. A mediados de 1848 contrajo matrimonio con Eliza Jane Evans y en julio del año siguiente nació su hija Eliza Jane. No fue sino hasta abril de 1850 que Ira y Eliza, habiendo acumu­lado bastantes suministros, pudieron iniciar su éxodo hacia el Oeste. Su grupo cruzó el río Misuri en Council Bluffs y se halla­ban viajando por el río Platte en dirección a Sweetwater cuando se desencadenó una plaga de cólera en su campamento. Eliza cayó violentamente enferma y falleció. Abrumado por la trage­dia, Ira sepultó a su esposa en una tumba sin marca. No había cumplido todavía veintidós años de edad y ya había perdido a sus padres y quedado ahora viudo con una hija de once meses, con quien arribó al Valle del Lago Salado en septiembre de 1850.3

Ira construyó una casa en Salt Lake City y en 1853 se casó con Adelaide Noble. Dieciocho meses después contrajo enlace polí­gamo con Angelina, hermana de Adelaide.4

En 1867, Brigham Young encomendó a Ira Hinckley la construcción de un fuerte y la supervisión de una granja de la Iglesia en Cove Creek, en la región central de Utah. Sin vacilar, a los veintiocho años de edad, aquel esposo y padre de doce hijos abandonó la idea de residir en un hogar permanente y volvió su atención a la perspectiva de edificar un fuerte en las solitarias y ventosas llanuras del Condado de Millard. Ira dejó atrás por un tiempo a sus esposas e hijos hasta poder prepararles una cómoda vivienda en el proyectado fuerte.

El presidente Brigham Young tenía un doble propósito en construir aquella ciudadela en Cove Fort: proteger la diligencia, los portadores de correos y los operadores y las líneas del telé­grafo, y también facilitar a la gente que viajaba a lo largo del «Corredor Mormón» desde y hacia el sur de Utah un refugio contra las inclemencias del tiempo y los ataques de indígenas.

A poco de ausentarse Ira del hogar, Angelina dio a luz a otro hijo—Bryant Stringham Hinckley—que tenía cuatro meses de edad cuando su padre regresó para llevar consigo a su familia a Cove Fort, el cual ya estaba listo para brindarles albergue.

Bryant Hinckley recuerda cómo era la vida en Cove Fort, donde él y sus hermanos aprendieron a cabalgar tan pronto como habían aprendido a caminar. En numerosas ocasiones durante las tardes se encaramaban sobre la muralla del fuerte, con prismáticos en sus manos, para observar cómo los vaqueros en sus veloces potrillos acorralaban los caballos y el ganado sal­vaje que correteaban por las colinas hacia el este.

A pesar de su aislada existencia, a los niños les parecía estar viviendo en el centro mismo del universo territorial. Las noticias acerca del floreciente territorio colmaban las líneas de la oficina telegráfica del fuerte y los niños se sentaban por largas horas para observar cómo los operadores pulsaban los mensajes. La diligencia paraba allí dos veces por día llevando pasajeros hacia y desde la costa occidental y el sur de Utah. Por los cuatro porta­les del fuerte pasaban exploradores de minas, funcionarios de gobierno y aristócratas.5 Para todo viajero, el fuerte era un agra­dable oasis en el desértico territorio.

Bryant Hinckley pasó los primeros diez años de su vida en Cove Fort, hasta que su familia se mudó a Fillmore. A la edad de dieciséis años se inscribió en la Academia Brigham Young, en Provo, donde habría de recibir la influencia del Dr. Karl G. Maeser, el director de la misma. El Dr. Maeser era muy conocido por su talento como orador y Bryant, que se perfilaba ya como muy comunicativo, se esforzó conscientemente por emular los métodos de su maestro. Después de su graduación en 1890, Bryant viajó a Nueva York y asistió a la Facultad de Comercio Eastman, de la que se graduó dos años más tarde. También com­pletó sus estudios en la Universidad de Comercio Rochester antes de regresar a Utah para enseñar en la Academia Brigham Young. Eso fue en 1893, el mismo año en que contrajo matrimonio con Christine Johnson, con quien tuvo nueve hijos y juntos pasaron una vida muy feliz.

Bryant fue nombrado director del flamante Instituto Superior de Comercio LDS, en Salt Lake City. Sus instintos naturales para los negocios, como también su capacidad para la enseñanza y la comunicación, beneficiaron enormemente al instituto. Como maestro, sabía cómo captar la atención tanto de los jóvenes como de los adultos, y llegó a ser difícil conseguir asiento en sus clases de historia, ciencias políticas, álgebra, ciencias económicas y sobre el Antiguo Testamento.

En 1904, Bryant fue llamado a servir en la mesa directiva de la Asociación de Mejoramiento Mutuo de los Hombres Jóvenes. Desde tal posición instó a la Iglesia en 1913 que adoptara el pro­grama de los Boy Scouts como parte integral del programa para sus hombres jóvenes. También se estima que Bryant escribió más manuales de la a.m.m. que ningún otro hombre en la historia de la Iglesia.6 Sus varias actividades y su prestigio pusieron a Bryant en contacto directo con líderes de la Iglesia y funcionarios cívi­cos. Pero la relativa insignificancia de sus realizaciones se le manifestó angustiosamente en 1908, cuando su amada esposa Christine enfermó y luego falleció.

Después de quince años de casado, Bryant se encontró enton­ces solo y el dolor de la separación fue abrumador. La muerte de Christine lo dejó muy desconsolado; así también quedaron sin madre sus hijos, el menor de los cuales tenía apenas dos meses de edad. Dos de los hijos fueron a vivir con sus abuelos mater­nos en Provo, mientras que los demás permanecieron en su hogar merced a la ayuda de amas de llave y algunos familiares.

Pasado cierto tiempo, Bryant consideró casarse nuevamente. Comenzó entonces a pensar en Ada Bitner, una hermosa y muy culta mujer que integraba el cuerpo docente del colegio y ense­ñaba inglés y estenografía. Durante el cortejo, Ada «se enamoró locamente» de Bryant, quien era trece años mayor que ella. El 4 de agosto de 1904 se casaron en el Templo de Salt Lake y desde ese instante pasaron a ser, mutuamente, el centro de atención de su vida.7

Con su casamiento a los veintinueve años de edad, Ada obtuvo no solamente un esposo sino también una casa llena de hijos que todavía sufrían la pérdida de su madre. Sin tener el lujo de contar con el tiempo necesario para adaptarse a la vida de casada, debió encarar la responsabilidad de satisfacer las necesi­dades tanto físicas como emocionales de «sus» hijos. En una ben­dición patriarcal, se le había prometido que encontraría un esposo «a quien honraría con mucho agrado». Ella estaba segura de que Bryant Hinckley era ese hombre y estaba dispuesta a aceptar todo—y a cada uno—que con él viniera. Esa misma ben­dición concluyó con una significante profecía: «La mirada del

Señor ha estado sobre ti desde tu nacimiento y el Padre ha decre­tado que tú tendrás una misión para cumplir, una obra que reali­zar… Tu nombre será conservado y vivirá en el recuerdo de los Santos».8

También Bryant tuvo una promesa en su bendición patriar­cal: «No solamente llegarás a ser grande sino también tu posteri­dad; de tus lomos provendrán estadistas, profetas, sacerdotes y Reyes para el Más Alto Dios. El Sacerdocio nunca se desprenderá de tu familia, jamás. Tu posteridad no tendrá fin… y el nombre Hinckley llegará a ser honrado en toda nación bajo los cielos».9

Dos años después de su matrimonio, Ada y Bryant Hinckley dieron la bienvenida a su primer vástago. No podrían haber pre­visto entonces que ese hijo cumpliría en gran manera las profe­cías de aquellas bendiciones patriarcales. Nacido el 23 de junio de 1910 y habiendo recibido el apellido de soltera de su madre, habría de conocérsele como Gordon Bitner Hinckley.

→ Capítulo 3


  1. Véase Larry C. Porter, «Beginnings of the Restoration: Cariada, an ‘Effectual Door’ to the British Isles», in Truth Will Prevail, editado por V. Ben Bloxham, James R. Moss y Larry C. Porter (Salt Lake City: Deseret Book, 1987), págs. 17-18.
  2. Véase Gordon B. Hinckley, «Nauvoo Temple Site Address», 26 de junio de 1994; también «Address at Cove Fort Dedication», 21 de mayo de 1994.
  3. Véase «Church Emigration in 1850», Journal History of the Church, Archivos del Departamento Histórico de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días (referidos en adelante como Archivos de la Iglesia).
  4. Véase Orson F. Whitney, History ofUtah, 4 tomos (Salt Lake City: George Q. Cannon & Sons, 1904)4:211-212.
  5. Véase «Ira Nathaniel Hinckley: Some Events of His Life», manuscrito en posesión de la familia, pág. 49.
  6. Church News, 20 de junio de 1948.
  7. Véase «The Story of Ada Bitner», según el relato de Ruth Hinckley Willes, compila­ción de Joseph Simmons Willes, 1980, manuscrito sin publicar en posesión de la familia.
  8. Bendición patriarcal de John Smith a Ada Bitner, febrero de 1901, citada en «The Story of Ada Bitner», págs. 47-48.
  9. Bendición patriarcal de Jon Ashman a Bryant S. Hinckley, 8 de agosto de 1895, Archivos de la Iglesia.
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1 Response to Perseveremos con Fe: Biagrafía de Gordon B. Hinckley

  1. Muy interesante este articulo. Hace que mi testimonio sea cada dia más fuerte. No tengo la menor duda sobre los Profetas que fueron preparados desde antes de venir a la Tierra. CReo que el Profeta Joseph es un hombre enviado con la gran responsabilidad de la restauración de la Iglesia y del Evangelio de Paz en nuestros días. En el sagrado nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

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