Conferencia General Octubre 1969
La importancia de la amistad

por el Élder Marvin J. Ashton
Asistente al Consejo de los Doce
Hace seis meses, por designación de la Primera Presidencia, asistimos a una conferencia en toda la misión en Sudáfrica. Después de cuatro días gloriosos con las maravillosas personas de esa nación, y mientras nos íbamos, muchos de los miembros dijeron: «Cuando regreses, por favor envía nuestros mejores saludos y amor a nuestros amigos de todo el mundo». Poco se daban cuenta, y poco me daba cuenta yo en ese momento, de que tendría esta oportunidad de extender su amor a sus amigos en todo el mundo.
«Vosotros sois mis amigos»
Desde que me llegó esta responsabilidad, he pensado mucho en los amigos en el evangelio de Jesucristo. Recuerdo en la sección 84 de Doctrina y Convenios, esa gran revelación sobre el sacerdocio, cómo el Salvador reportó a través del Profeta José Smith, en el versículo 63: «vosotros sois mis apóstoles, sí, los sumos sacerdotes de Dios; vosotros sois a quienes mi Padre me ha dado; vosotros sois mis amigos» (D. y C. 84:63), indicando la importancia y la bendición de ser reconocidos como amigos del Salvador.
Quisiera dejar este pensamiento con ustedes mientras pensamos en los amigos y el papel que deben desempeñar en nuestras vidas como Santos de los Últimos Días. Tal vez esta sencilla ilustración nos ayude a darnos cuenta de la necesidad de ser amigos en el hogar, amigos en el vecindario y amigos en la comunidad.
Incidente del repartidor de periódicos
Hace algunos meses, mi esposa y yo estábamos en el frente de nuestro jardín cuando el repartidor de periódicos bajaba por la calle en su bicicleta. Su bicicleta estaba cargada de periódicos. A unos veinte o treinta metros detrás de él, había otro niño siguiéndolo en bicicleta. En ese momento no estaba seguro de cuál era su relación, pero sí noté que venían por la calle a bastante velocidad.
Cuando el repartidor de periódicos llegó a la entrada de nuestra acera, iba demasiado rápido para hacer el giro hacia nuestra casa, y como resultado, él fue en una dirección, la bicicleta en otra, y los periódicos se dispersaron por todas partes. Al notar que el niño había caído sobre el césped y no se había lastimado, pero dándome cuenta de que sin duda estaría avergonzado por la caída frente a su amigo, nos acercamos a él.
Al ver este perfecto aterrizaje en tres puntos, si podemos llamarlo así, su compañero gritó de placer y se rió a carcajadas con total y completo disfrute del infortunio de su compañero.
Tratando de aliviar la vergüenza del repartidor de periódicos, sabiendo que no quería ayuda pero que quería que su orgullo se reparara un poco, di unos pasos más hacia él y le dije: «Es un golpe bajo que tu amigo se ría cuando te has caído feo, ¿no crees?»
Siguió recogiendo sus periódicos sin siquiera levantar la vista. Finalmente, puso los periódicos de nuevo en su lugar y se subió a su bicicleta; y cuando comenzó a alejarse de nuestra casa, dijo: «Él no es mi amigo, es mi hermano».
Vivir como amigos cercanos
Sus palabras han resonado en mis oídos con gran significado desde entonces. Hermanos y hermanas, siento sinceramente que uno de los grandes propósitos de las noches de hogar y de la enseñanza familiar es que los miembros de la familia se den cuenta de que un hermano puede ser un amigo, y que una hermana puede ser una amiga, y que un padre y una madre pueden ser más que padres, pueden ser amigos.
Espero y oro para que podamos captar la sabiduría y la inspiración de construir un hogar de tal manera que los miembros de esa unidad sagrada puedan ver a un padre y decir: «Él es mi mejor amigo», o «Mi madre es más que una madre, es mi amiga». Cuando nos demos cuenta de que los padres y los miembros de la familia pueden ser más que relaciones de sangre y son en verdad amigos, entonces tendremos una idea de cómo nuestro Padre Celestial quiere que vivamos, no solo como hermanos y hermanas, sino como amigos muy cercanos.
Aprecio por la confianza
Les testifico humildemente en este día que esta es la obra de nuestro Padre Celestial, y que enfrento esta nueva asignación con toda humildad, consciente del hecho de que necesito sus bendiciones para seguir adelante y cumplir como el Maestro quiere que sirva. Quisiera expresar al presidente David O. McKay mi gratitud y aprecio por su confianza al llamarme a servir con él y estos hermanos, mis amigos, lo ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.
Resumen:
Este discurso nos invita a replantearnos la naturaleza de nuestras relaciones familiares y sociales. Ashton resalta que, dentro del evangelio, la amistad no es un concepto trivial; es una parte esencial del plan de Dios. El hecho de que el Salvador llame amigos a sus seguidores demuestra la importancia de desarrollar relaciones basadas en el amor, el respeto y el apoyo mutuo.
La experiencia del niño repartidor refleja cómo muchas veces, en nuestras propias familias, podemos perder de vista la importancia de la amistad. A menudo asumimos que el vínculo sanguíneo es suficiente, pero Ashton nos insta a ir más allá. En la verdadera unidad familiar, los miembros deben ser amigos cercanos, capaces de compartir, consolar y edificarse mutuamente. Este tipo de relación no solo mejora la calidad de vida en el hogar, sino que también nos prepara para vivir en armonía en la eternidad.
La amistad, en el sentido que Ashton describe, es un reflejo del amor puro de Cristo. Como discípulos, estamos llamados a forjar estas amistades dentro de nuestros hogares y comunidades, siguiendo el ejemplo del Salvador. Al hacerlo, estamos cumpliendo con el propósito divino de fortalecer los lazos que nos unirán en esta vida y en la venidera.
























