Desarrollo de la Doctrina del Templo

Capítulo 9
Primer templo en Utah.


Los santos se sacrificaron en extremo para construir los templos de Kirtland y Nauvoo. Para el año de 1870, ya habían batallado durante casi veinte años para construir el templo de Salt Lake y empezaban a ver los frutos de sus esfuerzos. Líderes de la iglesia estaban conscientes de que la generación que había recibido la plenitud del sacerdocio en Nauvoo, estaban en la etapa final de sus vidas y aunque llevaban quince años efectuando ordenanzas en la casa de investiduras, la “organización e instrucción del sacerdocio”, solamente se podían recibir en un templo.

En 1871, la salud de Brigham se deterioraba rápidamente y preocupado por no poder ver el templo terminado antes de morir, propuso la construcción de un templo en Saint George. Empezando en 1869, pasó un par de inviernos en Saint George y estaba impresionado con la calidad de la hechura del tabernáculo del templo de Saint George. Deseó que esa misma calidad se reflejara en la construcción de un templo, el cual proveería el beneficio añadido de proveer apoyo continuo a una comunidad que lo necesitaba.

La propuesta de Brigham Young de iniciar la construcción de un templo, se aprobó durante la conferencia general llevada a cabo el 6 de octubre de 1871, dos meses antes de colocar la última piedra en la torre del tabernáculo de Saint George. La primera orden unida organizada en Saint George, hizo posible dicho proyecto y se comenzó la construcción cinco semanas después de haberse aprobado. La piedra angular se colocó el primer día de abril de 1874 y en menos de un año, las paredes de piedra arenisca roja se erigieron.

Al igual que en Nauvoo, tan pronto se completó el sótano, se instaló la pila bautismal, tanto la pila como los bueyes fueron diseñados y construidos en Salt Lake. Posteriormente, en el mes de julio, transportaron la pila en secciones, primero por tren y después usando carromatos jalados por bueyes. Ensamblaron la pila en el casi terminado sótano del templo el 11 de agosto de 1875. Erastus Snow dedicó la pila y se usó el 11 de agosto para bautizar de nuevo a los que aceptaban las reglas de la orden unida de Saint George. Charles L. Walker registra el suceso en su diario indicando que aquellos que aceptaban las reglas de la orden unida, la cual fue leída ante la congregación el 8 de agosto, eran aceptados por medio del bautismo. Erastus Snow ofició los bautismos para la remisión de pecados, para la renovación de convenios y para “la observancia de las reglas de la Santa Orden Unida”. Dos días después, Charles bautizó y confirmó nuevamente, “un buen número de personas”, incluso a miembros de su propia familia.

VALIÓ LA PENA EL SACRIFICIO.

A medida que la construcción del templo de Saint George avan2aba, los líderes de la iglesia exhortaban a los santos a prepararse para asistir al templo y oficiar vicariamente por sus parientes fallecidos. José Smith había expresado la importancia vital del templo de Nauvoo, diciendo que era el único lugar designado en el que se podía recibir vicariamente la plenitud del sacerdocio: y todas las ordenanzas sagradas para los santos y sus parientes fallecidos vicariamente.

Siguiendo la tónica del profeta José, Wilford resaltó la importancia del templo, treinta años después, durante la construcción del templo de Saint George. En 1875 dijo, “Seremos responsables por todo esto y por la construcción de templos al Altísimo, en los cuales podemos entrar y efectuar las ordenanzas de salvación por nuestros muertos. Por que para eso es el sacerdocio. El Dios de los cielos lo ha ordenado de eternidad en eternidad. Existen personas en el mundo de los espíritus que murieron sin conocer la ley, sin conocer el Evangelio, quienes están encerrados en la prisión. No existe el bautismo; ni existe el casamiento ni el darse en matrimonio; todas estas ordenanzas deben llevarse a cabo en la tierra. Somos responsables ante el Señor, por la salvación de nuestros muertos”.

Wilford les recordaba constantemente a los santos de este privilegio y obligación y de las bendiciones prometidas al ejercer el poder del sellamiento correctamente. En una ocasión, les pregunto si sabían cuáles eran sus “responsabilidades ante Dios”. Explicó dichas responsabilidades diciendo, “El señor ha instaurado un reino de sacerdotes en los últimos días para el establecimiento de Su iglesia y reino. En preparación de la segunda venida del hijo del hombre, y el Dios del cielo ha puesto sobre las manos de sus siervos las llaves del reino … el poder para atar y sellar en la tierra y en el cielo”.

Más adelante, con esta tarea tan abrumadora en mente, Wilford animó a los santos diciéndoles que esta es una gran obra, una obra gloriosa, una obra en la que se pueden regocijar. Les recordó que se les había brindado el privilegio de ser instrumentos en las manos de Dios para ayudar a edificar Su reino sobre la tierra. Además, les dijo que las bendiciones prometidas que recibirían como resultado de sus esfuerzos, los sostendrían y traerían paz y consuelo, esperanza y gozo.

VOLVER EL CORAZÓN.

La motivación de Wilford para llevar adelante la obra era evidente. Desde el día en que conoció el Evangelio restaurado, constantemente se esforzaba por compartir los principios con su propia familia. Reflexionando al respecto, dijo, “Todos los que han vivido este Evangelio por amor a la verdad, cuyas mentes han sido inspiradas por el espíritu y poder de Dios, han sentido. … un gran deseo de compartir ese conocimiento de los principios con su prójimo. Al principio, cuando lo reciben, sienten que pueden convencer al mundo entero; y desean presentar estos principios ante los de su casa, sus tíos, tías, primos, vecinos y amigos, creyendo que lo recibirán. Yo lo he sentido”.

Tenía un deseo firme de ofrecer la salvación vicariamente a su familia en el mundo de los espíritus. Al hablar de la ley celestial, dijo, “Deseo observar la ley, para que al concluir mi periodo de probación, pueda entrar en la presencia de mi Padre Celestial, junto con nuestro Salvador  y deseo lo mismo para mi familia”.

Para poder ser instrumentos en las manos de Dios y ofrecer la salvación a sus familiares, los santos debían buscar y obtener información de registros familiares. En 1872, Brigham afirmó que una vez terminado el templo, podrían oficiar vicariamente en las ordenanzas de la investidura vicariamente por “parientes, amigos y conocidos, cuyos registros obtenemos por medio de nuestros amigos de los estados del este. El Señor está despertando los corazones de muchos y existe una tendencia idónea en muchos de buscar sus raíces genealógicas e imprimir registros de sus antepasados. No saben la razón por la que lo están haciendo, pero el Señor los está inspirando; y continuará inspirando a los padres, hasta que encuentren gran parte de la genealogía de sus antepasados”.

Wilford, al igual que otros, había investigado y recolectado registros de familiares durante varios años, con la intención de efectuar la obra en templo en un futuro. Durante la conferencia de la iglesia de abril de 1876, Wilford dijo que el obtener los registros genealógicos de su familia y hacer la obra en el templo por ellos, era su razón de vivir. En su diario se reflejan los esfuerzos hechos entre 1874 y 1876, los cuales se intensificaron a medida que se construía el templo de Saint George. Sentía que “poseía las llaves de los muertos de la casa de mi padre”, y por lo tanto, dedicó incontables horas a la obra genealógica.

En 1874 obtuvo un libro que contenía la historia de Nueva Bretaña, Connecticut y de su lugar de nacimiento, Farmington. El libro contenía información que databa desde 1600 hasta 1850. Encontró información de sus antepasados de apellido Woodruff, de la familia de su madre Beulah Thompson y de la familia Hart, la familia de su madrastra. El libro también contenía los nombres de su padre Aphek, su tío Ozem y su hermano Azmon. Más adelante, Wilford escribe en cuanto sus esfuerzos por escribir la genealogía de sus antepasados desde Matthew Woodruff, el progenitor de los Woodruff en Farmington, Connecticut hasta su padre. Escribió once páginas de notas mientras leía el libro y extrajo 303 nombres de la familia Woodruff. Fue a la casa de investiduras el 4 de septiembre de 1875 y por primera vez, tuvo la bendición de efectuar bautismo por la familia Woodruff. Sus hijas representaron vicariamente a 141 parientes déla familia.

El siguiente año, Wilford habla de un libro que contenía la historia de los descendientes de un antepasado de su madrastra, Stephen Hart, oriundo de Inglaterra, nacido en 1605. Durante los meses de febrero y marzo, se dedicó a estudiar dicho libro, enfocado en los nombres de la familia Hart para efectuar el bautismo por ellos. Al final de su estudio, el 20 de junio de 1875 escribió, “¡Gloria y aleluya por este día! A pesar de las pruebas del diablo, gracias a la bondad de Dios, he tenido el privilegio hoy de ir a la casa de investiduras junto con mi familia para bautizar a 949 .. . miembros de mi familia y amigos”. Dijo, “Sentí regocijo”, de poder entrar a las aguas del bautismo acompañado de su hermano Azmon y sus hijos para redimir a los miembros de la familia. Dos días después, hizo la obra por 110 antepasados y posteriormente, con la ayuda de familia y amigos, los bautismos y confirmaciones de 924 miembros de la familia.

La oportunidad de redimir a sus familiares fallecidos era una bendición, la cual deseaba que todos los santos recibieran. Wilford compartió su deseo con los santos de que todos los que fuesen capaces de encontrar registros de antepasados, no se marcharan de esta vida, sin antes hacer las ordenanzas del templo por cada uno de ellos.

En su testimonio, dijo que, “Todas las ordenanzas del evangelio son necesarias para poder salvar el alma de cualquier persona. Jesucristo mismo obedeció todas las ordenanzas del Evangelio para cumplir con toda justicia”. Después hizo una pregunta en voz alta, “¿Cómo me sentiría, después de haber vivido tanto y de haber gozado el privilegio de asistir a los templos, si me fuera al mundo de los espíritus sin haber hecho esta obra? Me encuentro con los de la casa de mi padre, me encuentro con los de la casa de mi madre, me encuentro con mis antepasados y los veo encerrados en la prisión; Tuve en mis manos las llaves de su salvación, pero no las utilicé; ¿qué clase de sentimientos tendría, y cuáles serían sus sentimientos hacia mí?”

Al terminar su testimonio, compartió su convicción de que el Señor había bendecido a los santos con el sacerdocio y la oportunidad de llevar a cabo ordenanzas vicarias, todo hombre y toda mujer dentro de la iglesia que profesen fe en Dios y en el Evangelio deben realizar este deber. En su testimonio dijo, “Estos principios son gloriosos —son principios que los santos de los últimos días, con el privilegio y autoridad para administrarlos, no pueden descuidar—De hecho, afirmó que no existe mayor llamamiento que el salvar almas por medio de la predicación del Evangelio, administrando las ordenanzas de la casa del Señor para que todos los hijos de Dios estén preparados para “entrar en el reino de los cielos y gozar de la gloria celestial”.

FIN DE UNA EPOCA.

En octubre de 1876, Brigham ofició durante el cierre de la casa de investiduras en Salt Lake City. Instruyó a los santos a que viajaran a Saint George una vez que el templo fuese dedicado, para participar en las ordenanzas de investidura y sellamiento para vivos y para muertos. Por lo tanto, durante la última semana de actividad en la casa de investiduras, se registró una cifra récord de sellamientos, investiduras y bautismos. El 10 de octubre, fueron investidas noventa y un personas. Al día siguiente se efectuaron 1,207 bautismos por los muertos. El 12 de octubre, Wilford efectuó 125 sellamientos de parejas y escribió, “Total de sellamientos en el altar, 300 parejas. … La mayor cantidad de sellamientos efectuados por dos hombres en ésta dispensación, quizás de todos los tiempos”. El 19 de octubre, Wilford ofició los sellamientos de 250 parejas y bautizó a 1,300 personas en la casa de investiduras. Trabajó hasta que sus pulmones exhaustos, “no le permitieron continuar y tuvo que salir de la casa de investiduras”.

Posteriormente hizo los preparativos para mudarse a Saint George y dar los toques finales a la preparación de la inauguración de la obra en el templo de Saint George. Wilford salió de Salt Lake City acompañado por Brigham y otros miembros de la Primera Presidencia, el 1 de noviembre de 1876 e iniciaba un año sin precedentes concerniente a la obra del templo. Finalmente, tal como José Smith lo había declarado en 1842, con la ayuda de un templo, la iglesia regresaría a su “debido orden”.

El 9 de noviembre de 1876, llegaron los apóstoles a Saint George con el fin de ayudar con los preparativos finales para que se iniciase la obra del templo. Al acercarse a la ciudad, el templo decoraba el horizonte con una “gloriosa vista”. Wilford registró las reacciones al llegar a Saint George, las cuales eran similares a lo ocurrido 40 años atrás, cuando volvía de su misión de los estados del este a Kirtland y sus ojos vislumbraban por primera vez, una casa del Señor.

Un día después de su llegada a Saint George, Wilford fue al templo y exploró “cada rincón del templo, desde la pila bautismal en el sótano, hasta el techo”. Los laboriosos esfuerzos de los santos para su construcción y decoración eran evidentes para Wilford y describió el templo diciendo que era, “blanco como la nieve, por dentro y por fuera. … y un contraste hermoso con la apariencia rojiza de los alrededores”.

La parte exterior del templo de Saint George, fue diseñada con la fachada de un castillo, simbolizando la realeza del sacerdocio y la herencia de los hijos de Dios. La arquitectura defensiva con contrafuertes y almenas, son símbolos de la protección espiritual, brindada por las ordenanzas del templo. Mientras diseñaba el interior del templo, Truman Angelí se basó en el patrón usado para el templo de Nauvoo. El nivel más bajo albergaba la pila bautismal y tenía habitaciones para cambiarse de ropa antes y después de los bautismos. El nivel principal y el cuarto piso, fueron diseñados para ser salones amplios de asambleas. Al igual que el templo de Kirtland, se construyeron pulpitos en ambos extremos de los salones de asambleas; el sacerdocio de Melquisedec en la parte este y el sacerdocio Aarónico en la parte oeste. Los niveles tres y cinco del templo, estaban divididos y se usaban como salones de sellamientos, oficinas y dormitorios.

Durante sus primeras semanas en Saint George, Wilford ayudó a preparar la sala principal del templo para las ceremonias de investidura. Se encargó de preparar las cortinas que se usarían para dividir la sala en partes más pequeñas que representaban el jardín de Edén y los reinos telestial y terrestre. También ayudó a John D. T. McAllister a redactar partes de la ceremonia “para la obra en el templo”. Durante la navidad, estuvo en el templo junto con cuarenta hermanas quienes aún estaban trabajando en la costura de las alfombras y también había hermanos poniendo los toques finales en algunos salones para que estuviesen listos para la dedicación el 1 de enero. La semana siguiente, también, “pasó la mayoría de su tiempo en el templo”.

BENDICIÓN Y PRIVILEGIO.

El primero de enero de 1877, se congregaron cerca de 2,000 santos dentro de las paredes del templo para presenciar la ceremonia de dedicación de la pila bautismal, el área de investiduras, el piso principal y una sala de sellamientos. Wilford habló de la peculiaridad de la adoración en el templo y de lo poco común que dicha adoración había sido desde el principio del mundo: “En este día, se nos bendice con una bendición y un privilegio que muy pocos, desde los días de Adán, han gozado, muy pocos de los hijos de Adán han tenido el privilegio de entrar en un templo, construido por la palabra de Dios, en el cual se administran las ordenanzas tanto para los vivos como para los muertos”. Las palabras de Wilford en su diario, reflejan su entendimiento de esta ocasión. Fue “un día de suma importancia para la iglesia y reino de Dios sobre la tierra”.

En la oración dedicatoria, Wilford le pide a Dios que acepte la dádiva de gratitud de los santos por preservar sus vidas y poder entrar a otro templo, “a organizar el santo sacerdocio y administrar las ordenanzas del Evangelio del hijo de Dios por los vivos y por los muertos”. También le pidió a Dios que bendijera con su espíritu y poder a todos los que administraran “ordenanzas de vida y salvación” dentro de las paredes del templo. Su oración continuó con una súplica de que los santos cumplieran con la obra que solamente ellos podían hacer y “para la cual fueron ordenados”: de edificar Sion y preparar la tierra para la segunda venida de Jesucristo.

Erastus Snow dedicó el piso principal y, en su oración dedicatoria, invocó las bendiciones de Dios sobre aquellos contribuyeron en la construcción del templo: “Que ellos y sus generaciones futuras y los padres que les antecedieron gocen de las bendiciones y exaltación, las cuales fluyen a través de las ordenanzas de Tu casa y la administración de Tu santo sacerdocio”.

Antes de concluir, se le pidió a la congregación que permanecieran en la sala mientras los miembros de los doce y “algunos otros poseedores del sacerdocio” subían al salón de sellamientos. Después del himno, Brigham Young hijo dedicó la sala de sellamientos para “la administración de la ordenanzas de sellamiento de mujeres a hombres, hijos a sus padres y de hombres a su prójimo, para que el lazo perdure hasta los cielos … para reclamar legítimamente la relación entre esposos y esposas, padres e hijos y ser coronados como hijos e hijas y coherederos con Jesucristo, nuestro hermano mayor”.

Pensando en los que estaban presentes en la dedicación, Brigham Young se preguntó si acaso entendían el privilegio de poder participar en las ordenanzas del templo que aún no se habían efectuado “desde los días de Adán, según nuestro entendimiento”. Junto con el anuncio de que los santos por fin podrían recibir investiduras por sus antepasados, les dijo “Los ángeles del cielo fijan su vista sobre este grupo de gente”.

Se tomó la determinación de que se harían bautismos los días martes y jueves y sellamientos e investiduras los días jueves y viernes. Por lo tanto, una semana después, el martes 9 de enero de 1877 se efectuaron las primeras ordenanzas vicarias en el templo de Saint George. Wilford bautizó a la hija de Brigham, Susa, quien representó a 141 mujeres fallecidas.

Brigham fungió como testigo de las ordenanzas y los presentes derramaron lágrimas de gozo.

REGRESO AL TEMPLO.

A pesar de los muchos sacrificios de los santos para terminar el templo de Nauvoo, en el cual esperaban recibir las bendiciones del templo antes de su salida al valle de Salt Lake, solamente aquellos que administraban las ordenanzas podían escuchar las palabras de las ceremonias y de las instrucciones de salvación más de una vez. De la misma manera, los que tuvieron la fortuna de servir en la casa de ceremonias entre 1855 y 1876, no podían repetir la ceremonia de investidura a menos que fuesen llamados a oficiar ordenanzas. Los líderes de la iglesia expresaron su preocupación por los santos que tuvieron la oportunidad de recibir todas las ordenanzas en Nauvoo, ya que era sumamente difícil entender toda la información en una sola visita y lo que hubiesen podido internalizar, probablemente ya se les había olvidado.

En 1847, Brigham había expresado que, dado que todo en Nauvoo “se había hecho bajo presión”, cuando se construyera el siguiente templo, él deseaba que los santos, “tomaran el tiempo necesario para entender”. De hecho propuso administrar solamente la porción del sacerdocio Aarónico para cerciorarse que hubiera entendimiento de la importancia de las ordenanzas. Y después, si mostraban entendimiento y dignidad para dichos convenios, podrían recibir la investidura del sacerdocio de Melquisedec. Aunque dicho sistema nunca se implemento, la preocupación de Brigham se veía reflejada en la capacitación de los que oficiaban en el templo y en su administración de los registros que detallaban los procedimientos que se implementarían en templos futuros.

OBRA PARA LOS VIVOS Y PARA LOS MUERTOS .

El 11 de enero de 1877, se efectuaron ordenanzas de investidura por los muertos por primera vez en esta dispensación, marcando el comienzo de una nueva era en la obra del templo. Ese mismo día, se efectuaron las primeras ordenaciones vicarias: Wilford ordenó vicariamente a ocho al oficio de Eider. Ahora era posible que los santos volvieran y escucharan las ordenanzas de nuevo al hacer la obra vicaria por sus antepasados. También podían repasar el propósito de la vida premortal y la vida mortal, así como el propósito de las experiencias probatorias que se representaban durante la ceremonia de la investidura, con el fin de comprender su “verdadera condición y relación” con Dios, según lo que había enseñado José Smith.

La ordenanza de la investidura por los muertos brindaba la oportunidad de que los santos se comprometieran nuevamente a vivir los convenios hechos al recibir su propia investidura. También ayudaba a propagar el deseo de servir en el templo dado que había más personas efectuando ordenanzas y compartiendo sus experiencias de su servicio en el templo. El templo se convirtió en un lugar en el que los santos se podían congregar en armonía, un santuario apartado del mundo.

En la casa de investiduras, el enfoque eran personas vivas y había sido un remplazo temporal de un templo. Debido al espacio tan limitado, las parejas se podían sellar primero sin ser investidos, sin embargo, una vez construido el templo de Saint George, se restauró el orden de la administración de ordenanzas para los vivos que se había seguido en el templo de Nauvoo — primero, lavamientos y unciones, después la investidura, previa al sellamiento—. (La única excepción eran los sellamientos de niños menores de 12 años). Después de treinta y un años transcurridos durante la construcción de los dos templos, los santos que habían sido sellados sin ser investidos, finalmente podían recibir su investidura. Además, aquellos que esperaban la oportunidad de sellarse a sus padres fallecidos, ahora podían efectuar vicariamente dichas ordenanzas por ellos. Además de oficiar las primeras ordenanzas de investiduras por los muertos el 11 de enero, Brigham y Wilford sellaron a 32 parejas. Los sellamientos vicarios comenzaron el 12 de enero.

Wilford dio comienzo a la administración de segundas unciones para los vivos el 16 de enero. A pesar de que ésta ordenanza se administró a más de cincuenta personas entre diciembre 1866 y noviembre 1867, las segundas unciones no se habían administrado desde febrero de 1846. En el mes de enero de 1877, setenta y tres personas tuvieron el privilegio de recibir su segunda unción. Las segundas unciones vicarias se oficiaron por primera vez en el templo de Saint George en el mes de febrero.

REORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA.

Para 1877 había más de 100,000 santos en el área de Utah, en la que, veinticinco años antes, sólo había 12,000 habitantes. Algunos miembros de la iglesia, ya no estaban afiliados a un barrio en particular. Después de la dedicación del templo de Saint George en 1877, en conformidad con lo que José Smith enseñó, cuando dijo que la iglesia no puede estar “organizada en su debido orden” sin un templo, Brigham Young instituyó una reorganización comprensiva del liderazgo del sacerdocio y creó nuevos límites para los barrios y estacas. Brigham deseaba “unir a los santos” y ver mejorías en la administración del sacerdocio.

Bajo el liderazgo de Brigham, los santos establecieron comunidades en la región y él deseaba que los líderes del sacerdocio llegaran a conocer las necesidades de “todos los que se consideren Santos de los Ultimos Días”. Se reorganizaron los 101 barrios y Brigham indicó a los santos que cuando fuese requerido, debían bautizarse en su barrio asignado. El proceso de inscripción de todos los miembros en un barrio o rama hizo posible que fuesen “contados entre los del pueblo de la Iglesia de Cristo … a fin de que se hiciese memoria de ellos y fuesen nutridos por la buena palabra de Dios, para guardarlos en el camino recto”.

Durante la implementación de las órdenes unidas en la década de 1870 se bautizaron muchos, pero hubo otros que no tuvieron la oportunidad de hacerlo, de manera que se les pidió que renovaran sus convenios en 1877 durante la reorganización de la iglesia. Se crearon veinte estacas con trece barrios existentes y la creación de uno nuevo y tanto los líderes como los miembros de sus congregaciones se bautizaron nuevamente.

Durante la reorganización de la iglesia, se implemento un nuevo sistema de registros. A pesar de que se habían guardado registros previamente, en 1877 se diseñó por primera vez un formulario de registro estándar para el uso de todos los barrios. El volverse a bautizar era un práctica tan frecuente que en el formulario había una columna para indicar el número de bautismos aparte del primer bautismo. Los nuevos bautismos, los bautismos repetidos y los bautismos por los muertos que se efectuaban en el templo, se registraban según el tipo de bautismo. El diario de David H. Cannon, segundo consejero de Wilford en la presidencia del templo de Saint George, muestra el número total de bautismos efectuados entre 1877 y 1894. Su registro de bautismos en el templo durante dicho periodo de tiempo, muestra una lista de 617 primeros bautismos, 966 bautismos para la renovación de convenios, 2,951 bautismos de salud y 265,770 bautismos por los muertos.

DIGNIDAD PARA ENTRAR AL TEMPLO.

Para entrar al templo se debía mostrar un permiso, el cual era un certificado de dignidad que incluía una recomendación del obispo o del presidente de estaca y la firma del presidente de la iglesia. En Nauvoo, una persona digna, debía pagar un diezmo íntegro. Entre 1850 y 1870, durante la era de la casa de investiduras, era necesario bautizarse de nuevo para entrar en la casa del Señor. Una vez acabado el templo de Saint George, Brigham instruyó a los obispos diciendo, solo los que “guarden sus convenios, hagan sus oraciones, paguen diezmo y vivan su religión” deben ser admitidos al templo para recibir sus bendiciones.

En la década de 1880, los estándares de dignidad para entrar al templo aumentaron. A parte de pagar un diezmo integro y ser bautizados nuevamente, se esperaba que los santos hicieran donaciones para ayudar a los pobres, que guardaran el día de reposo, que atendieran a todas las reuniones públicas de la iglesia —incluso las reuniones de ayuno los días jueves— que contribuyeran en la construcción del templo y ser “firmes creyentes” del matrimonio plural. Se instruyó a los obispos también que se cercioraran que los santos estuviesen viviendo la palabra de sabiduría, “según su significado y el espíritu de la misma”, si habían preservado su castidad y si habían cometido pecados graves o quebrantado las leyes de Dios. El enfoque en un grado elevado de compromiso y devoción a los principios y ordenanzas del Evangelio para poder ser partícipes del servicio en el templo, recalca la importancia del templo.

TRANSFORMACIÓN DE LA OBRA DEL TEMPLO.

La administración de todas las ordenanzas para los vivos y de forma vicaria por los muertos, requería un nuevo planteamiento.

La experiencia breve pero intensa de administración de ordenanzas en el templo de Nauvoo, no se comparaba con las prácticas requeridas en Saint George. Aunque templo de Saint George se diseñó con una sala de asambleas igual a la del templo de Nauvoo, se haría aparente el hecho de los lideres querían que fuese para propósitos ceremoniales y no para asambleas. La mayoría de los santos tenían que viajar largas distancias para servir como obreros en el templo, lo cual planteaba la necesidad de cambios adicionales. Las respuestas reveladas para los asuntos prácticos que se suscitaron, fueron parte constante de las experiencias que seguirían.

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