Amonestaciones Proféticas Inspiras

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Escojiendo un Camino por el Futuro

¡América es en un lugar crítico! A pesar de que en los últimos cin­cuenta años ha habido un período de seria decadencia moral para la nación, todavía es posible originar cambios que traerán bendiciones, en lugar de maldición, sobre la tierra. Sin embargo, ahora es tiempo para hacer algo, porque si la nación se acerca rápidamente al pecado y la co­rrupción continúa en una paz precedente, la maldad pronto abundará al grado que los juicios de los últimos días sean derramados sin medida sobre todos nosotros.

Las preguntas que se escuchan frecuentemente son:

«¿Cuál debe ser mi actitud hacia el futuro?»

«¿Qué puedo hacer para ayudar a América a evitar los terribles juicios que han sido profetizados?»

«¿Qué debo hacer para proteger a mi familia y a mí del sufrimiento que acompañará a los juicios?»

«¿Cómo puedo prepararme para los eventos catastróficos que se aproximan?»

Este capítulo se ha escrito para sugerirle acciones específicas que los ciudadanos norteamericanos y fieles Santos de los últimos días pueden tomar para prepararse para el futuro. Observe que cada principio que se sugiere se basa en el consejo y revelaciones que Dios ha manifestado en las escrituras. Ha profetizado, advertido y revelado a sus santos los cur­sos de acción que deben seguir en los últimos días. Los principios que se sugieren se presentarán en una lista, la cual está diseñada para servir­le como un resumen evidente el cual puede tomarlo y aplicarlo literalmente.

Adoptar actitudes basadas en los principios del evangelio

El evangelio de Jesucristo proporciona una instrucción y revelación que le indica al hombre cómo debe conducirse durante el período peli­groso en los últimos días. Si él adoptará las perspectivas eternas reveladas en el plan del evangelio, él «construirá su casa sobre la roca», en lugar de la arena,  y tendrá estabilidad y tendrá sentido la vida cuan­do los juicios sean derramados. Esta sección sugerirá actitudes y conocimiento que debe de ser de beneficio.

1. Obtener una perspectiva eterna: Dios dirige los asuntos del hombre. Hay consuelo al saber que Dios, quien creó la tierra e hizo al hombre a su propia imagen,  ve y sabe de todas las cosas.  «Todas las cosas están delante de él»,  y él «gobierna y ejecuta todas las cosas.»  A pesar que permite al hombre ejercer su libre albedrío,  mantiene control absoluto sobre las acciones y destino de individuos y naciones.  Ha prometido guiar y formar el curso de aquellos quienes viven rectamente y ha instruido a los santos: «consuélense vuestros corazones, porque todas las cosas obrarán juntamente para el bien de los que andan en rectitud.»

2. Obtener una perspectiva eterna: Dios desea bendecir y recom­pensar al hombre. Dios busca el progreso eterno y el bienestar de su pueblo. Él ha revelado: «ésta es mi obra y mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre. Nuestro Salvador ha dicho a los Santos que ellos son los «a quienes me deleito en bendecir con la mayor de todas las bendiciones» y también ha dicho:

Yo, el Señor, soy misericordioso y benigno para con los que me temen, y me deleito en honrar a los que me sirven en rectitud y en ver­dad hasta el fin.

Grande será su galardón v eterna será su gloria.

Él ha dicho a su pueblo que la plenitud de la tierra es suya para uti­lizarla y disfrutarla: «complace a Dios haber dado todas estas cosas al hombre;» extenderá sus ricas bendiciones a todas las clases de hom­bre si tan solo aceptan su proposición:

¡Oh vosotras, naciones de la tierra, cuántas veces os hubiera junta­do como la gallina junta a sus polluelos debajo de sus alas, mas no quisisteis!

¡Cuántas veces os he llamado . . . por la voz del juicio y de la mi­sericordia todo el día; y por la voz de gloria y de honra y la de las riquezas de la vida eterna, y os hubiera salvado con una salvación sempiterna, mas no quisisteis!

3. Obtener una perspectiva eterna: Los juicios de los últimos días son parte de la probación mortal. El profeta Alma explicó la na­turaleza de probación de la vida mortal, diciendo:

… se le concedió un tiempo al hombre en el cual pudiera arrepen­tirse; así que esta vida llegó a ser un estado de probación; un tiempo de preparación para presentarse ante Dios; un tiempo de prepararse para ese estado sin fin del cual hemos hablado, que viene después de la resurrección de los muertos.

Dios ha revelado a los Santos que deben ser probados y sobre­salientes durante el proceso de probación:

… he decretado en mi corazón probaros en todas las cosas, dice el Señor, para ver si permanecéis en mi convenio aun hasta la muerte, a fin de que seáis hallados dignos.

Porque si no permanecéis en mi convenio, no sois dignos de mí.

Ciertamente, permaneciendo fieles cuando aparezca la tribulación es un requerimiento necesario para obtener la más alta de las recompensas eternas. Una revelación del Señor enseña:

… bienaventurado es el que guarda mis mandamientos, sea en vida o muerte; y el que es fiel en la tribulación tendrá mayor galardón en el reino de los cielos.

Por lo pronto no podéis ver con vuestros ojos naturales el designio de vuestro Dios concerniente a las cosas que vendrán más adelante, ni la gloria que seguirá después de mucha tribulación.

Porque tras mucha tribulación vienen las bendiciones. Por tanto, viene el día en que seréis coronados con mucha gloria; la hora no es aún, mas está cerca.

4. Obtener una perspectiva eterna: Dios corrige aquellos a quienes él ama. Nuestro Padre Celestial ama a sus hijos quienes están aquí en la tierra. Su hijo, Jesucristo, también ama a su pueblo—aquellos quienes son «hijos de Cristo» por medio del convenio del evangelio. Como cualquier padre amoroso, busca enseñar y persuadir al hombre, algunas veces corrige su conducta y lo dirige hacia un curso apropiado de comportamiento.

Este proceso de corrección será una parte de los juicios de los últi­mos días y ultimadamente probará ser una bendición para los Santos quienes hacen caso al mensaje de amonestación. El Maestro reveló:

De cierto, así dice el Señor a vosotros a quienes amo, y a los que amo también disciplino para que les sean perdonados sus pecados, porque con el castigo preparo un medio para librarlos de la tentación.

Él también ha dicho:

Es preciso que los de mi pueblo sean probados en todas las cosas, a fin de que estén preparados para recibir la gloria que tengo para ellos, sí, la gloria de Sión; y el que no aguanta el castigo, no es digno de mi reino.

El proceso de disciplina se ha experimentado con anterioridad en la Iglesia asociado con la caída para establecer debidamente la Nueva Jerusalén. Si, «aunque sea afligida por un corto tiempo, Sión será re­dimida.»  El problema concerniente al Condado de Jackson, en el cual los Santos fueron desalojados por sus enemigos, proporciona la base para una revelación en la cual el Señor explicó la relación entre castigo y proceso de santificación:

De cierto te digo, concerniente a tus hermanos que han sido afligi­dos, perseguidos y expulsados de la tierra de su herencia,

yo, el Señor, he permitido que les sobrevenga la tribulación con que han sido afligidos, por motivo de sus transgresiones;

no obstante, los poseeré y serán míos el día en que yo venga para integrar mis joyas.

Por tanto, es preciso que sean disciplinados y probados, así como Abraham, a quien se le mandó ofrecer a su único hijo.

Porque todos los que no quieren soportar la disciplina, antes me niegan, no pueden ser santificados.

Los Santos deben tener confianza que el castigo que venga será ul-timadamente una bendición para ellos si lo resisten con fe. Así como el Señor le dijo a José Smith con relación a las grandes tribulaciones que él sufrió:

. . . entiende, hijo mío, que todas estas cosas te servirán de expe­riencia, y serán para tu bien.

El Hijo del Hombre ha descendido debajo de todo ello. ¿Eres tú mayor que él?

5. Obtener una perspectiva eterna: La muerte es dulce para aquellos quienes mueren en el Señor. Todos los hombres tienen que morir. La muerte es un elemento esencial del eterno plan de salvación, porque también comienza en la siguiente fase de existencia de probación del hombre, el mundo espiritual. Para el justo, continúa la en­trada al Paraíso, donde el hombre puede progresar más rápidamente que en la vida mortal y donde experimentará grande gozo, más que aquí en la tierra. Sí, el hombre debe hacerla su meta para vivir su vida mortal de la mejor manera y cumplir su misión de la vida con honor, pero su meta más alta es dejar su «vida frágil» y participar de las bendiciones disponibles en el mundo de los espíritus.

Al aproximarse el tiempo para que la tierra finalice su existencia temporal, Dios aumentará con rapidez la entrada a la siguiente fase de la vida, llevando a millones de mortales, justos  e injustos, a la vida espiritual por medio de diversos juicios en los últimos días. Para los jus­tos, la muerte será una bendición, y muchos desearán librarse del sufrimiento y tribulación de estos eventos que ocurrirán. El inicuo tam­bién buscará la muerte, sin embargo será sin esperanza y con temor.

Los Santos pueden consagrarse y prepararse para aprender acerca de la muerte y la vida después de la muerte. José Smith enseño: «es im­portante que debamos entender … nuestra salida … y es un teína que debemos estudiar más que cualquier otro»

Con relación a aquellos quienes mueren, el Señor reveló:

. . . y si murieren, morirán para mí; y si vivieren, vivirán para mí.

Viviréis juntos en amor, al grado de que lloraréis por los que mue­ran, y más particularmente por aquellos que no tengan la esperanza de una resurrección gloriosa.

Y acontecerá que los que mueran en mí no gustarán la muerte, porque les será dulce;

y quienes no mueran en mí, ¡ay de ellos!, porque su muerte es amar-ga.

Dios ha prometido:

Y todos los que padezcan persecución por mi nombre, y la soporten con fe, aunque les sea requerido dar su vida por mi causa, aun así par­ticiparán de toda esta gloria.

Por tanto, no temáis ni aun a la muerte; porque en este mundo vues­tro gozo no es completo, pero en mí vuestro gozo es cumplido.

De manera que no os afanéis por el cuerpo, ni por la vida del cuer­po; mas afanaos por el alma y por la vida del alma.

Y buscad siempre la faz del Señor, para que con paciencia retengáis vuestras almas, y tendréis vida eterna.

Su instrucción ha sido:

Ningún hombre tema dar su vida por mi causa; porque quien dé su vida por mi causa, la hallará de nuevo.

Y el que no esté dispuesto a dar su vida por mi causa no es mi dis­cípulo.

6. Obtener una perspectiva eterna: Debe haber una transición al reino de Cristo en el milenio. Mientras el panorama de conmoción y caos en América es considerablemente desagradable para contemplar, el comprender que servirá como la transición a la ley personal del Sal­vador sobre la tierra lo coloca en una perspectiva necesaria. Jesús ha revelado:

Por tanto, escuchad mi voz y seguidme, y seréis un pueblo libre; y no tendréis más leyes que las mías cuando yo venga, porque soy vues­tro legislador, y ¿qué cosa hay que detenga mi mano?

Su promesa es: «cuando venga seré vuestro gobernante; y he aquí, vengo pronto, y cuidaréis de que se guarde mi ley.»  Con relación a los Santos, él ha prometido: «el Señor estará en medio de ellos y su gloria estará sobre ellos, y él será su rey y su legislador.» «Y el Señor, sí, el Salvador, estará en medio de su pueblo y reinará sobre toda carne.»

Los juicios que vendrán sobre América servirán para limpiarla, eli­minando mucho de la maldad y elemento criminal el cual no tolera la ley del Salvador. El resultado final será un cambio desde el nivel teles-tial actual hacia las bendiciones del nivel terrestre que la tierra disfrutará durante el milenio.

7. Obtener una perspectiva eterna: La tierra se aproxima al fin de su existencia temporal. Es difícil entender los eventos de los últimos días a menos que estos eventos sean vistos sobre la luz del plan eterno de Dios. El Señor ha revelado que la tierra solo existe bajo las actuales condiciones mortales por un período muy corto. Él se ha referido a «los siete mil años de su permanencia, o sea, su duración temporal.» En algún tiempo al comienzo del séptimo de los siete mil años, Cristo vendrá en gloria y regirá por un milenio en justicia. Entonces, la tierra experimentará un dramático cambio, muriendo  y entonces siendo recreada, o resuci­tada, como una tierra celestial.  Será reubicada de su lugar actual y «colocada en el lugar de reunión del reino celestial,»  y completará su misión eterna, sirviendo como una casa eterna para ser exaltada, siendo celestializada.

Viéndolo desde esta perspectiva, la vida mortal sobre la tierra es una experiencia transitoria—breve únicamente sin embargo en un impor­tante momento en el plan eterno de Dios. Los problemas del mundo actual, tales como la «sobrepoblación,» el peligro de terminar con los al­imentos y los abastecimientos minerales del planeta y preocupaciones similares, toman una perspectiva diferente cuando se ven desde el punto de vista de que la ejecución del plan de Dios no requiere a esta tierra para continuar como un lugar de habitación mortal mucho más que otros mil años. Podemos tener confianza en las declaraciones del Señor: «la tierra está llena y hay suficiente y de sobra; sí, yo preparé todas las cosas.»

8. Obtener una perspectiva eterna: Buscar por las bendiciones del milenio. Mientras se aproximan la aflicción de la tribulación de los últimos días, hay consuelo al buscar pasarlas para obtener las bendi­ciones gloriosas del período del milenio. Las revelaciones enseñan: «El que viva cuando el Señor venga, y haya guardado la fe, bendito es Habrá un tiempo de paz y armonía; y Dios ha revelado que «no harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová,» Satanás será atado,  y los hom­bres «no trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición.»

Después que el Salvador venga, «la misma sociabilidad que existe entre nosotros aquí, existirá entre nosotros allá; pero la acompañará una gloria eterna.»  El Señor ha prometido: «y seréis un pueblo libre; y no tendréis más leyes que las mías.»  El gran Jehová ha jurado que en ese período: «Derramaré mi Espíritu sobre toda la carne» y «el día en que el Señor venga, él revelará todas las cosas.  Ciertamente, vendrá el tiempo «en la que nada se retendrá.» Durante el período del milenio «no habrá pesa?; porque no habrá muerte», y «por el espacio de mil años la tierra descansará.»

Mirar hacia adelante, pasar el conflicto y el pesar de los días de cas­tigo y de purificación. Enfocarse en el regocijo del período del milenio, vivir para ser dignos de participar de ello y encender una esperanza que el día glorioso venga pronto.

Preparación espiritual para sobrevivir

Se debe recordar que los eventos catastróficos de los últimos días son juicios de Dios sobre los malos. Los envía sobre los hombres y los habitantes de la tierra: «se hará sentir a los habitantes de la tierra la ira, la indignación y la mano castigadora de un Dios Omnipotente»  en «el día en que la ira de Dios sea derramada sin medida sobre, los malva­dos.»

La maldad del hombre traerá los juicios. La justicia individual es la única defensa válida en contra de ellos. La justicia nacional es la única actitud que prevendrá de que sean derramados sobre la tierra.

La preparación personal a través de llevar una vida recta, siendo obe­diente a los mandamientos de Dios, y utilizada para recibir la guía del Espíritu Santo es la clave para sobrevivir durante los tiempos difíciles que vendrán. En estos contornos el Señor ha dado muchos consejos en las escrituras.

9. La purificación de usted mismo de sus pecados que traerán juicios: Arrepentimiento. El consejo dado por revelación tiene un mensaje vital para el pueblo de Dios hoy en día. El Señor ha dado como mandamiento a los Santos lo siguiente:

Purificad vuestro corazón y vuestros vestidos, no sea que la sangre de esta generación sea requerida de vuestras manos.

Sed fieles hasta que yo venga, pues vengo presto; y mi galardón viene conmigo para recompensar a todo hombre según sus obras.

Su mandamiento ha sido insistente:

. . . te mando que te arrepientas; arrepiéntete, no sea que te hiera con la vara de mi boca, y con mi enojo, y con mi ira, y sean tus pade­cimientos dolorosos; cuan dolorosos no lo sabes; cuan intensos no lo sabes; sí, cuan difíciles de aguantar no lo sabes.

Su amonestación es tal que los juicios se extenderán a cada hombre quien fracase al purificar su vida:

Y en verdad, todo hombre tiene que arrepentirse o padecer, porque yo, Dios, soy sin fin.

Por tanto, no abrogaré los juicios que pronuncie, sino que so­brevendrán los lamentos, lloros, gemidos y crujir de dientes, sí, a los que se hallaren a mi izquierda.

El mandamiento de arrepentirse se da especialmente a los Santos, con la amonestación, «Arrepiéntanse, pues, de sus pecados los de la iglesia; y yo, el Señor, los reconoceré; de lo contrario, serán desarraiga­dos.»  Los Santos sin arrepentir carecerán de la inspiración y la fuerza de su testimonio necesario para preservarlos cuando los juicios vengan, porque el Señor ha advertido: «al que no se arrepienta, le será quitada aun la luz que haya recibido; porque mi Espíritu no luchará siempre con el hombre.»  Pero para aquellos quienes se arrepientan de todos sus pecados, su promesa es: «iré delante de vosotros y seré vuestra reta­guardia; y estaré en medio de vosotros y no seréis confundidos.»

Por lo tanto, esta es la gran clave para sobrevivir—aquellos quienes no se arrepientan segarán los juicios de Dios, pero aquellos quienes se arrepientan recibirán la guía de Dios y protección durante el período peligroso que ha de venir. Pero aun los que se arrepientan deben man­tenerse lejos del pecado, porque el Señor así lo ha mandado:

Perseverad en la libertad mediante la cual se os hace libres; no os enredéis en el pecado, sino queden limpias vuestras manos hasta que el Señor venga.

10. Librarse de los juicios a través de la obediencia: Guardar los mandamientos de Dios. Obedecer los mandamientos de Dios tam­bién proporcionará la vía para escapar de los juicios que han de venir. Una revelación advierte:

… se ha encendido la indignación del Señor en contra de sus abo­minaciones y todas sus obras inicuas.

Sin embargo, Sión escapará si procura hacer todo lo que le he mandado.

Mientras se amonesta acerca del pecado, el orgullo, la avaricia, y cosas detestables entre los Santos, el Señor enfatiza que el arrepen­timiento y la obediencia son las llaves para escapar de sus juicios:

De cierto os digo, que yo, el Señor, los disciplinaré y haré lo que yo tenga a bien, si no se arrepienten y observan todo lo que les he dicho.

Y  de nuevo os digo, si procuráis hacer todo lo que os mando, yo, el Señor, apartaré toda ira e indignación de vosotros, y las puertas del in­fierno no prevalecerán en contra de vosotros.

La obediencia a cada mandamiento de Dios revela que será la prue­ba que los Santos deben alcanzar, como el Señor lo establece con los juicios de los últimos días:

Y os doy un mandamiento, que vosotros desechéis todo lo malo y os alleguéis a todo lo bueno, y que viváis de acuerdo con toda palabra que sale de la boca de Dios.

Porque él dará a los fieles línea sobre línea, precepto tras precepto; y en esto os pondré a prueba y os probaré.

Y el que diere su vida en mi causa, por mi nombre, la hallará otra vez, sí, vida eterna.

Así como la guía de Dios brinda el arrepentimiento, él ha prometido crear eventos para el beneficio a la obediencia en los últimos días:

Guardad todos los mandamientos y convenios que os ligan; y haré estremecer los cielos para vuestro beneficio, y Satanás temblará, y Sión se regocijará sobre los collados y florecerá;

Pero la pérdida de la fe y el triunfo de sus enemigos se anticipa de aquellos quienes fallen en el principio de la obediencia:

Sed diligentes en guardar todos mis mandamientos, no sea que os sobrevengan juicios, y os falte vuestra fe, y triunfen sobre vosotros vue­stros enemigos.

11. Ser libres de los pecados de la generación: Santificarse por uno mismo. La santificación es el proceso mediante el cual los hom­bres «entregan el corazón a Dios,» de tal manera que el Espíritu Santo les ayuda a negarse a ellos mismos de toda impiedad, y entonces son personas santificadas68 capaces de estar sin mancha ante Dios. Sus vestidos son «blanqueados mediante la sangre del Cordero» y el pecado les parece repugnante.

En el contexto de los últimos días, el Señor ha advertido: «todos los que no quieren soportar la disciplina, antes me niegan, no pueden ser santificados.»  Con relación al día de su venida en gloria, él ha revela­do: «pronto vendrá el día en que me veréis, y sabréis que yo soy; porque el velo de tinieblas en breve será rasgado, y el que no esté purificado no soportará el día.

Por lo tanto, el logro de la santificación defenderá a los Santos de los juicios, permitiéndoles liberarse de la responsabilidad de la sangre y pecados de las generaciones. El Señor ha revelado,

He aquí, apresuraré mi obra en su tiempo.

Y os doy a vosotros, que sois los primeros obreros en este último reino, el mandamiento de que os reunáis, y de que os organicéis, os  preparéis y santifiquéis: sí, purificad vuestro corazón y limpiad vues­tras manos y vuestros pies ante mí, para que yo os haga limpios;

a fin de que yo testifique a vuestro Padre, y vuestro Dios y mi Dios, que sois limpios de la sangre de esta perversa generación;.. .

El proceso de santificación origina un cambio real y la renovación del cuerpo. Véase D. y C. 84:33; 88:67-68. Juan el Revelador ha dicho de 144.000 hombres quienes serían llamados de las tribus de Israel y «sellados … en sus frentes.»  Estos hombres trabajarían durante los juicios de los últimos días para traer conversos a la Iglesia.  Así como el elder Orson Pratt explicó, «Dios purificará sus cuerpos hasta que sean limpiados, y renovados y fortalecidos, y sean cambiados parcialmente. Esto les preparará para ministerios posteriores entre las naciones de la tierra,… ellos podrán prevalecer en medio de estas desolaciones y pla­gas y no ser vencidos por ellas.»

Su santificación permitirá a los Santos encontrarse libres de la san­gre y de los pecados de esta generación inicua, y prepararlos para recibir los completos beneficios eternos del sacrificio del Señor.

12. Preparación espiritual: Ser guiado por el Espíritu Santo. La habilidad para recibir inspiración y guía del espíritu será necesario para la supervivencía de los Santos durante los juicios de los últimos días. El Señor ha revelado:

… en aquel día. cuando yo venga en mi gloria, se cumplirá la pará­bola que hablé acerca de las diez vírgenes.

Porque aquellos que son prudentes y han recibido la verdad, y han tomado al Santo Espíritu por guía, y no han sido engañados—de cier­to os digo que éstos no serán talados ni echados al fuego, sino que aguantarán el día.

Reconocer las señales del peligro que se aproxima, recibir la guía sobre los métodos para obtener alimento y otros elementos necesarios; recibir dirección en que lugar vivir y viajar; discernir entre: amigos y enemigos, verdad y error, verdaderos y falsos profetas—todas estas habilidades serán indispensables cuando el período de «la abominación desoladora» comience. Sin embargo, el ser receptivo continuamente al espíritu no viene fácilmente. Se requiere una preparación de la mente y deseo—humildad y purificación de uno mismo:

Aprenda sabiduría el ignorante, humillándose y suplicando al Señor su Dios, a fin de que sean abiertos sus ojos para que él vea, y sean destapados sus oídos para que oiga;

porque se envía mi Espíritu al mundo para iluminar a los humildes y contritos, y para la condenación de los impíos.

«Y mediante la oración recibís el Espíritu»,  para encontrarse cerca a Dios de tal forma que él se encuentre cerca de usted.  Entonces el poder del Espíritu Santo se confiere por Dios «a los que lo aman y se purifican ante él.»  Hay la necesidad para desarrollar una relación de fe y verdad en las señales que vendrán:

Pon tu confianza en ese Espíritu que induce a hacer lo bueno, sí, a obrar justamente, a andar humildemente, a juzgar con rectitud; y éste es mi Espíritu.

De cierto, de cierto te digo: Te daré de mi Espíritu, el cual iluminará tu mente y llenará tu abría de gozo;

y entonces conocerás, o por este medio sabrás, todas las cosas que de mí deseares, que corresponden a la rectitud, con fe, creyendo en mí que recibirás.

El Espíritu Santo es un consolador,  quien enseña y trae las cosas necesarias a recordar.  Testificará de Cristo, guiará hacia toda ver­dad,  y revelará las cosas que vendrán—todos estos son bendiciones que serán muy necesarias a los Santos durante el futuro período de con­flictos y caos.

13. Reconocer los eventos de los últimos días: Mirar por señales de los tiempos. El Señor instruyó a su pueblo a estar alerta de las señales de los eventos profetizados que han de venir. Después de dar a sus discípulos en el Monte de los Olivos su gran profecía relacionada a los eventos de los últimos días, les dijo:

De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.

Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.

Una de las características que identifican aquellos quienes temen y sirven al Señor es de su conocimiento con relación a las señales de los tiempos. El Señor estableció:

… el que me teme estará esperando que llegue el gran día del Señor, sí, las señales de la venida del Hijo del Hombre. .. . y el que no me esté esperando será desarraigado.

El conocimiento de las señales de los tiempos se prometió a los San­tos:

Y el que creyere será bendecido con señales que le acompañarán, tal como está escrito.

Y a vosotros os será permitido conocer las señales de los tiempos, y las señales de la venida del Hijo del Hombre;. . .

La instrucción del Señor es:

Ceñid vuestros lomos, y sed vigilantes y sobrios, mirando hacia la venida del Hijo del Hombre, porque viene a la hora que no pensáis.

Es de suma importancia conocer los propósitos de las señales profe­tizadas de los tiempos y así saber de su cumplimiento al surgir los eventos. Primero, ese conocimiento previene engaños y confusión:

Por tanto, no seáis engañados, sino continuad con firmeza, es­perando que los cielos se estremezcan y la tierra tiemble y se tambalee como un borracho, y que los valles sean levantados, y las montañas rebajadas, y que sean allanados los lugares escabrosos. . . .

Segundo, vislumbrando el cumplimiento de las señales de los tiem-pos se le recuerda a los Santos de la necesidad de mantener dignidad personal:

Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.

Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de la tierra.

Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.

Tercero, conociendo los eventos profetizados y el orden en el cual sucederán le permitirá prepararse y aceptarlos cuando tomen efecto. El Señor, al hablar de las tribulaciones de los últimos días, ha dicho a los Santos: «Recordad esto que os digo de antemano, para que lo consi­deréis en el corazón y recibáis lo que está por venir.»

Finalmente, conociendo las profecías y reconociendo las señales de los tiempos permiten a los Santos ser testigos de la mano de Dios en los futuros eventos:

He aquí, de cierto os digo, por esta causa os he enviado: para que seáis obedientes, y vuestros corazones estén preparados para testificar de las cosas que han de venir:..

El autor ha observado el «síndrome del avestruz» entre los Santos de cuando en cuando. Hay quienes dicen: «‘No quiero saber acerca de las profecías de los últimos días—ellas me atemorizan.» Otros han dicho, «Las profecías son negativas en la forma en que se presentan. Debemos pensar positivamente hablemos únicamente de cosas que traen felici­dad.»Sus filosofías no son a la manera del Señor, y están en una oposición directa a sus instrucciones repetivas. Ni se preparan a sí mis­mos ni cumplen con los mandamientos que ellos deben observar y preparar a otros. A ellos les irá bien al no ser caso de las amonestaciones del Señor:«el que no me esté esperando será desarraigado. «

14. Enseñar doctrinas de los últimos días: Buscar conocimiento para protección. Un mejor elemento en la preparación espiritual de los Santos es la necesidad de ser informados apropiadamente con relación a las profecías de los últimos días. El Señor ha enfatizado que este pueblo necesita entender lo que está profetizado y de lo que acon­tecerá, y necesita ser capaz de distinguir las señales de los tiempos, reconociendo los preparativos para estos eventos entre las naciones de la tierra. Esta instrucción fue dada como un mandamiento dado en reve­lación:

Y os marido que os enseñéis el uno al otro la doctrina del reino.
Enseñaos diligentemente, y mi gracia os acompañará, para que seáis más perfectamente instruidos en teoría, en principio, en doctrina, en la ley del evangelio, en todas las cosas que pertenecen al reino de Dios, que os conviene comprender;

de cosas tanto en el cielo como en la tierra, y debajo de la tierra; cosas que han sido, que son y que pronto han de acontecer; cosas que existen en el país, cosas que existen en el extranjero; las guerras y per­plejidades de las naciones, y los juicios que se ciernen sobre el país; y también el conocimiento de los países y de los reinos,

a fin de que estéis preparados en todas las cosas, cuando de nuevo os envíe a magnificar el llamamiento al cual os he nombrado y la mi­sión con la que os he comisionado.

No solo se le ha ordenado a los Santos enseñar el uno al otro acerca de las cosas que han de acontecer, también se les ha mandado «atesorad sabiduría» para protegerse a ellos mismos contra la maldad de los hom­bres en los últimos días:

Y además, os digo que el enemigo en las cámaras secretas busca vuestra vida.

Oís de guerras en países lejanos, y decís que pronto habrá grandes guerras en países lejanos, mas no conocéis el corazón de los hombres en vuestro propio país.

Os digo estas cosas a causa de vuestras oraciones; por lo tanto, ate­sorad sabiduría en vuestro seno, no sea que la nulidad de los hombres os revele estas cosas por medio de su iniquidad, de una manera que retumbará en vuestros oídos con una voz más fuerte que la que sacudirá la tierra; mas si estáis preparados, no temeréis.

Y para que os escapéis del poder del enemigo y vengáis a mí, un pueblo justo, sin mancha e irreprochable.. . .

15. Preparar a los Santos para la hora del juicio: Amonestar a su prójimo. Después de enviar a los Santos a enseñar el uno a otro acerca de cosas «que pronto han de acontecer» y acerca de los «juicios que se ciernen sobre el país», el Señor especificó que la tarea de amonestar se requiere a todo su pueblo:

He aquí, os envié para testificar y amonestar al pueblo, y conviene que todo hombre que ha sido amonestado, amoneste a su prójimo.

El contenido de este pasaje claramente indica que la amonestación mencionada por el Salvador no es solamente el predicar los principios del evangelio. Esa amonestación es para:

preparar a los santos para la hora del juicio que ha de venir; a fin de que sus almas escapen de la ira de Dios, la abominación desoladora que espera a los malvados, tanto en este mundo como en el venidero.

En la oración dedicatoria del templo de Kirtland, la cual fue dada por revelación por el profeta José Smith, se expresa una profunda preocu­pación por la necesidad de preparar a los Santos contra los juicios que han de venir:

Pon sobre tus siervos el testimonio del convenio, para que al salir a proclamar tu palabra sellen la ley y preparen el corazón de tus santos para todos aquellos juicios que estás a punto de mandar en tu ira sobre los habitantes de la tierra, a causa de sus transgresiones, a fin de que tu pueblo no desmaye en el día de la tribulación.

Y también:

Sabemos que por boca de tus profetas tú has decretado cosas terri­bles concernientes a los malvados en los últimos días, y que derramarás tus juicios sin medida;

Portante, oh Señor, salva a tu pueblo de las calamidades de los ini­cuos; habilita a tus siervos para sellar la ley y atar el testimonio, a fin de que queden preparados para el día del fuego.

El Señor ha mandado a los Santos repetidamente:

Preparaos, preparaos para lo que ha de venir, porque el Señor está cerca; y la ira del Señor está encendida, y su espada se embriaga en el cielo y caerá sobre los habitantes de la tierra.

Les ha dicho:

… os digo que os doy el mandamiento de que todo hombre, tanto el que sea elder, presbítero, o maestro, así como también el miembro, se dedique con su fuerza, con el trabajo de sus manos, a preparar y a realizar las cosas que he mandado.

Y sea vuestra predicación la voz de amonestación, cada hombre a su vecino, con mansedumbre y humildad.

Entonces el mandamiento del Señor es que los Santos amonesten y que se aconsejen el uno al otro, ayudándose el uno al otro para pre­pararse de los tiempos difíciles que han de venir. Obviamente, esto es la razón de este libro.

16. Predicar el arrepentimiento a los no miembros: Advertir de los juicios que han de venir. El Señor ha mandado que la amones­tación de los juicios que han de venir sea en mayor parte el mensaje misional al mundo a gran escala en los últimos días. Dos mensajes: arrepentimiento, y la advertencia acerca de los juicios que han de venir, son los temas más importantes en la obra misional. Por ejemplo, el Señor dijo a los elderes, «He aquí, os envío para reprobar al mundo por todos sus hechos inicuos, y para enseñarle acerca de un juicio que ha de venir.» Mandó que toda la Iglesia debe predicar acerca de esos dos mensajes:

Y de cierto os digo a vosotros, el resto de mis siervos, salid a vue­stros   distintos   llamamientos, según   os   lo   permitan   vuestras circunstancias, a las grandes y notables ciudades y pueblos, reproban­do en justicia al mundo por todos sus hechos injustos e inmundos, exponiéndoles clara y comprensiblemente la abominación desoladora de los últimos días.

El Señor ha instruido aquellos que trabajan en el campo misional a esforzarse al decir: «abrid vuestra boca y será llena, y decid: Arrepen­tios, arrepentios y preparad la vía del Señor, y enderezad sus sendas; porque el reino de los cielos está cerca;.. .»  Otras instrucciones, reve­ladas a aquellos quienes son llamados a predicar el evangelio, son:

. . . proclamar el arrepentimiento a una corrupta y perversa gene­ración, preparando la vía del Señor para su segunda venida.

Porque he aquí, de cierto, de cierto te digo, que está próxima la hora en que vendré en una nube con poder y gran gloria.

Y será un día grande al tiempo de mi venida,  porque todas las na­ciones temblarán.

Pero antes que venga ese día grande, el sol se obscurecerá y la luna se tornará en sangre; y las estrellas se negarán a brillar y algunas caerán: y grandes destrucciones esperan a los malvados.

Por tanto, alza tu voz sin cesar, porque ha hablado Dios el Señor, profetiza, pues, y te será dado por el poder del Espíritu Santo.

Y también:

Levantad vuestras voces sin cesar. Llamad a las naciones a que se arrepientan, tanto ancianos como jóvenes, ora esclavos o libres, di­ciendo: Preparaos para el gran día del Señor;

Porque si yo, que soy hombre, alzo mi voz y os llamo al arrepen­timiento, y me aborrecéis, ¿qué diréis cuando venga el día en que los truenos hagan oír sus voces desde los extremos de la tierra, hablando a los oídos de todos los vivientes, diciendo: Arrepentios y preparaos para el gran día del Señor?

Así que es claro que el Señor haya establecido dos mensajes para los misioneros Santos de los Últimos Días. Llamar al arrepentimiento y preparar a la gente para la venida del Señor, amonestándoles de los juicios que tendrán lugar en los últimos días.

Las amonestaciones de futuros eventos se le requiere a aquellos quienes obedecen al Señor, y no se excluye en los mensajes de los mi­sioneros:

He aquí, de cierto os digo, por esta causa os he enviado: para que seáis obedientes, y vuestros corazones estén preparados para testificar-de las cosas que han de venir;. . .

Y este requisito se extiende a «todo hombre»:

Por tanto, viendo que yo, el Señor, he decretado todas estas cosas sobre la faz de la tierra, quiero que mis santos se congreguen en la tie­rra de Sión;

y que todo hombre tome la rectitud en sus manos y la fidelidad sobre sus lomos, y levante la voz de amonestación a los habitantes de la tierra; y declare, tanto por palabra como por fuga, que la desolación sobrevendrá a los inicuos.

17. Constreñir a la ley y sellar el testimonio: Testificar contra la maldad. El Señor ha revelado que esta generación inicua ha de madu­rar en iniquidad hasta que sea como un campo «blanco para ser quemado. » Es ahora la undécima hora y la última vez que se llamará a los misioneros:

… sois llamados a alzar vuestras voces como con el son de trompe­ta, para declarar mi evangelio a una generación corrupta y perversa.

Porque he aquí, el campo blanco está ya para la siega; y es la hora undécima, y la última vez que llamaré obreros a mi viña.

Y se ha corrompido mi viña por completo; y no hay quien haga lo bueno salvo unos pocos; y éstos yerran en muchos casos a causa de las supercherías sacerdotales, porque todos tienen mentes corruptas.

Esta «corrupta y perversa generación» se ha vuelto tan inicua que el Señor está reteniendo su espíritu de los habitantes de la tierra.  Los Santos han sido instruidos a:

… Velad, porque el adversario extiende sus dominios y las tinieblas reinan;

y la ira de Dios se enciende contra los habitantes de la tierra; y nadie hace lo bueno, porque todos se han extraviado.

El Señor ha revelado con relación al resto del mundo además de los Santos:

Porque toda carne se ha corrompido delante de mí; y los poderes de las tinieblas prevalecen en la tierra, entre los hijos de los hombres, en presencia de todas las huestes de los cielos.

Por lo que reina el silencio, y toda la eternidad padece, y los ánge­les esperan el gran mandamiento de segar la tierra para juntar la cizaña y quemarla; y he aquí, el enemigo se ha combinado.

Dios ha declarado que «será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces ven­drá el fin.»  El Señor ha dicho a los misioneros que son llamados: «podar mi viña vigorosamente, sí, por última vez.» Este testimonio o «poda» servirá para convertir y congregar a los justos quienes permanecen; sin embargo, también condenará a los inicuos. Hablando aquellos quienes han creído en sus palabras y han nacido de nuevo, el Señor dice: «su testimonio también saldrá para condenar a los de esta generación, si endurecen sus corazones . . .».

Los siervos del Señor son sellados en justicia para que participen de las bendiciones de la vida eterna y para ser protegidos contra el poder de Satanás en los últimos días. Tienen una responsabilidad similar para sellar la iniquidad sobre el juicio y la condenación. Una revelación del Señor establece:

… Y de cierto os digo, que a los que salgan para llevar estas nuevas a los habitantes de la tierra, les es dado poder para sellar, tanto en la tierra como en el cielo, al incrédulo y al rebelde;

sí, en verdad, sellarlos para el día en que la ira de Dios sea derra­mada sin medida sobre los malvados, . . .

Este proceso de «sellamiento» es un aspecto fundamental en la obra de los misioneros en los últimos días. El Señor ha mandado:

. . . trabajad diligentemente, para que seáis perfeccionados en vue­stro ministerio de ir entre los gentiles por última vez, cuantos la boca del Señor llame, para atar la ley y sellar el testimonio, ..

La respuesta del Señor a los inicuos en los últimos días será tal que serán sellados en la obscuridad por los siervos del Señor:

He aquí, no hay quien os rescate, porque no obedecisteis mi voz cuando os llamé desde los cielos; no creísteis a mis siervos, y cuando os fueron enviados, no los recibisteis.

De manera que, sellaron el testimonio y ataron la ley, y vosotros fuisteis entregados a las tinieblas.

Por lo tanto, los siervos del Señor se les ha mandado dejar un testi­go contra aquellos quienes los rechazan, sacudiéndose el polvo de sus pies,  y eventualmente serán como un testigo de la casa, villa o ciudad quien los echó fuera.  El Señor ha dicho con relación a los enemigos quienes están contra los Santos y los echan fuera:

. . . vosotros los maldeciréis;

y a quien maldijereis, yo maldeciré; y vosotros me vengaréis de mis enemigos.

Y mi presencia estará con vosotros cuando me venguéis de mis ene­migos, hasta la tercera y la cuarta generación de los que me aborrecen.

Ser un testimonio contra el inicuo es una extraordinaria respon­sabilidad y no debe ser tomado a la ligera ni ser utilizado indiscriminadamente sin un control cuidadoso. Es una tarea decretada por Dios y una parte plena de su plan. Es necesario en los últimos días, así como lo fue en la época de Alma, y en el período de la iglesia en el Nuevo Testamento.  Así como la brecha entre rectitud y la expan­sión de la iniquidad, la necesidad por un testimonio contra la maldad se incrementará rápidamente.

18. Salid de Babilonia: Para ser separado de la iniquidad. El Señor ha mandado, «preparaos, preparaos, oh mi pueblo»131 y entonces les ha dicho a los Santos, «Salid de Babilonia. Sed limpios los que lleváis los vasos del Señor. » En otra revelación su consejo fue: «Salid de entre los inicuos. Salvaos. » Otra amonestación proclama el men­saje del Señor: ‘Todos los soberbios y los que hacen maldad serán como rastrojo; y yo los quemaré, porque soy el Señor de los Ejércitos; y no perdonaré a ninguno que se quede en Babilonia.» Las instrucciones del Señor han sido: «Salid de en medio de las naciones, sí, de Babilo­nia, de en medio de la iniquidad, que es la Babilonia espiritual. «

Aquel Santo que desea ser preparado espiritualmente y temporal­mente le hará bien examinar el ambiente en el que vive y trabaja. Deberá evaluar su situación, revisando en oración si sus alrededores y asociados le son favorables para ayudarle a vivir el evangelio, o si su ambiente en donde se desenvuelve le conduce alejarse a él y su familia de lo que es correcto y bueno. También será para su beneficio evaluar lo que pasaría si las condiciones difíciles se presentarán tales como una severa escasez de alimentos, una guerra internacional, o una batalla in­terna, o una persecución a los de la Iglesia. En tales situaciones extremas, ¿podría continuar en su actual ambiente, o estaría sujeto a pre­siones serias y quizá el tener que ‘»tomar la espada contra su prójimo» para defender a su familia, su hogar, sus provisiones y su libertad? Cada Santo de los Últimos Días quien está en tono con el Espíritu Santo le es permitido una guía por revelación con respecto a dónde debería de trabajar y vivir. Tales señales vienen a muchos. Ciertamente, el autor ha conversado con muchas personas quienes se han mudado a nuevos lu­gares debido a la inspiración personal que han recibido. Sin embargo, la actividad actual y el curso de la Iglesia se considerarán cuando se haga una decisión con relación a dónde vivir.

En este día de progreso y el dar «pasos agigantados» para con la obra misional, el mensaje del evangelio está siendo enseñado a nivel mun­dial. El lugar en donde los Santos son más necesarios es en las estacas y misiones distantes, donde pueden estar más involucrados activamente con el crecimiento rápido en lugar de estar congregados en el centro de la Iglesia. Ningún mensaje general para «congregarse» se ha dado, y parece evitable pues «es necesario que permanezcáis por lo pronto en los sitios donde moráis, como convenga a vuestras circunstancias.»  Todavía es tiempo de preparación antes de ser congregados; no ob­stante, es un tiempo para ayudar a los Santos, «fortalecerás y prepararás para la hora en que serán congregados.»

Incluso en circunstancias extremas de futuras dificultades, cuando la Iglesia esté sujeta a la intensa persecución, los Santos estarán dispersos por el mundo. En su visión de esta futura época, Nefi vio: «la iglesia del Cordero de Dios,.se extendía también sobre toda la superficie de la tierra;.

Las escrituras indican que habrá dos períodos y tipos de recogimiento. El primero será en varios lugares de refugio entre las estacas de Sión, cuando las naciones toleren las agonías de la guerra mundial y la batalla interna. Entonces, después de que el área de Mis­souri sea limpiada,  la Nueva Jerusalén será construida. Las escrituras revelan que habrá una asamblea general en esa área. Ninguna ventaja se obtendrá por arreglos indirectos que estén fuera de la sincronización cronológica a estos períodos. Por ejemplo, el cambiarse al área de la Nueva Jerusalén antes de que se limpie, puede ser desastroso.

En el primer período de recogimiento, los Santos tendrán la necesi­dad de congregarse en lugares de refugio en América, la «tierra de Sión,»  entre las estacas:

… el recogimiento en la tierra de Sión y sus estacas sea para de­fensa v para refugio contra la tempestad y contra la ira, cuando sea derramada sin mezcla sobre toda la tierra.

El Señor dijo: «Sión, y en sus estacas, y en Jerusalén» como «sitios que he señalado como refugio.»  Reveló que su voluntad es que los Santos «se congreguen y permanezcan en lugares santos.»  Los ver­sículos 20-22 mencionan que las estacas son los «lugares santos.» Véase también los versículos 64-68. El Salvador dijo que como la plaga deso­ladora de enfermedad sea derramada, «mis discípulos estarán en lugares santos y no serán movidos.»  El Señor advirtió que este recogimiento será llevado a cabo: «no con prisa, no sea que haya confusión, lo cualtrae pestilencia. » Su advertencia a los Santos es: «No se lleve a cabo vuestro recogimiento con prisa ni huyendo; antes sean preparadas todas las cosas delante de vosotros.»141 Parece ser que los Santos nece­sitarán estar alertas a este período de recogimiento que se aproxima en lugares de refugio, y no permanecer o aplazar su decisión cuando las necesidades surjan.

Una declaración profética hecha por el presidente Heber C. Kimball parece indicar que la separación u «hora de tamizar», involucrará aun a los Santos del área de Utah, EE.UU. En el año de 1856 dijo:

Pensamos que estamos a salvo aquí en las capillas de las montañas eternas, donde podemos cerrar las escasas puertas de los cañones con­tra el populacho y perseguidores, el inicuo y el infame, quienes siempre nos persiguen con violencia y robo, pero les quiero decir a ustedes, mis hermanos, el tiempo vendrá cuando seamos combinados en estos valles hoy en día pacíficos a tal grado que sea difícil distinguir de la cara de un Santo a la cara de un enemigo a ¡a del pueblo de Dios. Entonces, hermanos, tengan cuidado del gran tamizador, porque habrá un gran tiempo de tamizar, y muchos caerán; porque les digo que hay una prueba, una prueba, viene una PRUEBA, y ¿quién será capaz de soportar?

Las escrituras también hablan de un segundo recogimiento, una asamblea de los Santos lejana, en el lugar de la Nueva Jerusalén en Mis­souri, EE.UU.:

… del Padre ha salido el decreto de que serán recogidos en un solo lugar sobre la faz de esta tierra, a fin de preparar su corazón, y que se preparen en todas las cosas para el día en que se derramen tribulaciones y desolación sobre los malvados.

El Señor ha revelado su deseo: «Mi pueblo del convenio se con­gregue como uno en aquel día en que yo vendré a mi templo.»  Describe a la Nueva Jerusalén como una «ciudad de refugio, un lugar de seguridad para los Santos del Dios Altísimo,» y dice:

… acontecerá entre los inicuos, que todo hombre que no tome la es­pada contra su prójimo tendrá que huir a Sión para hallar seguridad.

Y se recogerán en ella de todas las naciones debajo del cielo; y será el único pueblo que no estará en guerra el uno contra el otro.

Inclusive en ese día, cuando la guerra mundial se realice, será impe­rativo que los Santos sean «reunidos en uno,» habrá todavía aquellos quienes les será «mandado permanecer,»  quienes serán esparcidos por el mundo.

Para estar preparado para reunirse en lugares apropiados de refugio cuando las dificultades vengan sobre el mundo, se requerirá personas alertas a revelaciones personales y receptivas a las directrices de la Igle­sia, además de la preparación adecuada para movilizarse, y concebir que muchos Santos encontrarán necesario que se «declare, tanto por palabra como por fuga, que la desolación sobrevendrá a los ini­cuos.» Será necesario entender y aceptar las implicaciones de una separación del obediente del desobediente y del injusto. También recae una tremenda responsabilidad sobre las autoridades de la Iglesia para preparar apropiadamente a los Santos; y para ayudarles a construir lu­gares de refugio adecuados, y ser suficientemente receptivos a la guía divina para que puedan dar direcciones apropiadas y oportunas, en una etapa cuando muchas vidas se encuentren que están en juego, y cuando el sufrimiento humano sea excesivo.

19. Buscar fortaleza divina, guía y protección: Siempre orar. Hay una tremenda fortaleza y poder obtenido a través de la oración efectiva, y el Señor ha mandado que su pueblo utilice esta fortaleza para su pro­pio beneficio durante los eventos difíciles de los últimos días.

El Elder Heber C. Kimball habló de la importancia de cada persona siendo personalmente receptivo a la guía divina y el poseer un testimo­nio firme en conexión con los eventos de los últimos días. Dijo:

Esta Iglesia tiene muchos lugares colindantes por los cuales tendrá que pasar antes que la obra de Dios sea coronada con victoria. El en­frentarse a las dificultades que están por venir, será necesario que ustedes tengan un conocimiento de la verdad de esta obra por ustedes mismos. Las dificultades serán de tal naturaleza que el hombre o mujer quien no posea este conocimiento personal o testimonio caerá. Sí aún no posee un testimonio, viva rectamente, llame al Señor y no cese hasta que lo obtenga. Si no lo hace, no se sostendrá.

Recordar estas cosas, porque muchos de ustedes vivirán para ver su cumplimiento. El tiempo vendrá cuando ningún hombre o mujer sea capaz de tolerar una luz prestada. Cada uno tendrá que ser guiado por la luz en él mismo. Si no la tiene, cómo podrá sostenerse? ¿Lo creen?

Tendrá toda la persecución que quiera y mucho más, y toda la opor­tunidad para mostrar su integridad a Dios y la verdad de lo que usted pudiera desear.

En otra ocasión comentó, «A menos que un hombre conozca que Je­sús fue el Cristo, no podría mantenerse en esta Iglesia. Dijo que el Señor permitirá todas las maneras de abominaciones que vengan a Sión, para purificar a su pueblo.»

El Salvador ha mandado que las suplicas divinas sean hecha por muchas cosas, pero primeramente mediante la oración personal para protección y fortaleza, de tal manera que uno pueda resistir hasta la venida de Cristo. La instrucción revelada ha sido: «Orad siempre para que no entréis en tentación, a fin de que podáis aguantar el día de su venida, ya sea en vida o en muerte.»  Una revelación similar sugiere que la amonestación del Salvador es: «Orad siempre para que no des­mayéis, hasta que yo venga. He aquí, vendré presto y os tomaré para mí.»

Se requiere diligente obediencia para ver si los Santos son capaces de depender de la oración y así ayudarlos cuando la época de tribula­ciones venga. El Señor dijo con relación a los primeros Santos:

Fueron lentos en escuchar la voz del Señor su Dios; por consi­guiente, el Señor su Dios es lento en escuchar sus oraciones y en contestarlas en el día de sus dificultades.

El Señor envió la misma amonestación al pueblo del Rey Noé en la época del Libro de Mormón:

… a menos que este pueblo se arrepienta y se vuelva al Señor su Dios, será llevado al cautiverio; y nadie lo librará, salvo el Señor, el Dios Todopoderoso.

Sí, y acontecerá que cuando ellos clamen a mí, seré lento en oír sus lamentos; sí, y permitiré que sus enemigos los aflijan.

Y a menos que se arrepientan en cilicio y ceniza, y clamen fuerte­mente al Señor su Dios, no oiré sus ruegos ni los libraré de sus aflicciones;. . .

Realmente ningún camino sino obedeciendo a lo que es correcto puede seguirse con seguridad en tiempo de peligro.

Otra escritura de amonestación habla de la oración al hacerse inútil­mente debido a la indisposición que se tenga de compartir con los necesitados. Como la escasez de alimentos y hambrunas de los últimos días que habrán de ocurrir, esto podría convertirse en una seria consecuencia, afectando la salvación temporal y espiritual de muchos:

… si después de haber hecho todas estas cosas, volvéis la espalda al indigente y al desnudo, y no visitáis al enfermo y afligido, y si no dais de vuestros bienes, si los tenéis, a los necesitados, os digo que si no hacéis ninguna de estas cosas, he aquí, vuestra oración es en vano y no os vale nada, y sois como los hipócritas que niegan la fe.

Los Santos hacen bien al orar por la nación y sus líderes, buscando lo que podría seguir una trayectoria de rectitud, y al suplicar que los juicios que se aproximan sean demorados hasta que la obra del Señor de recoger a los justos se cumpla. Así como en la época del Libro de Mormón, tales oraciones puedan demorar los juicios, un proceso que podría pasar en la actualidad:

Sí, y os digo que si no fuera por las oraciones de los justos que ac­tualmente hay en la tierra, ahora mismo seríais visitados con una destrucción completa; sin embargo, no sería por un diluvio, como sucedió con la gente en los días de Noé, sino sería por el hambre, por pestilencia y por la espada.

Mas es por las oraciones de los justos que sois preservados; ahora pues, si desecháis a los justos de entre vosotros, entonces el Señor no detendrá su mano, sino que en su furiosa ira vendrá contra vosotros; en­tonces seréis afligidos por el hambre, por pestilencia, y por la espada; y el tiempo pronto viene, a menos que os arrepintáis.

El solo hecho de orar no puede salvar a las naciones—solo su ar­repentimiento y el aceptar el evangelio puede prevenir los juicios. El Señor ha dicho:

He aquí, de cierto, de cierto te digo, que la gente en Ohio me supli­ca con mucha fe, pensando que retendré mi juicio de sobre las naciones, pero no puedo negar mi palabra.

Por tanto, trabaja con tu fuerza y llama a obreros fíeles a mi viña para que la poden por última vez.

Y si se arrepienten y reciben la plenitud de mi evangelio, y se san­tifican, detendré el juicio de mi mano.

Como los profetas y discípulos de la antigüedad, los Santos buscarán dejar «sobre esta tierra una bendición en sus oraciones.» Vendrá el tiempo cuando la persecución contra los Santos sea intensa, por lo que:

invocando el nombre del Señor día y noche, diciendo: ¡Oh, que hendieras los cielos; que descendieras; que los montes se derritieran ante tu presencia! . . .

Oh Señor, tú bajarás para dar a conocer tu nombre a tus adversa­rios, y todas las naciones temblarán ante tu presencia,

cuando obres cosas terribles,.. .

20. Prepararse para el regreso de la orden unida: Estar listo para compartir. Con la fuerte amonestación profetica que se ha dado relacionada a la futura hambruna, hay una razón para considerar la ma­nera en que las necesidades de grandes multitudes se puedan satisfacer. Ciertamente existe la necesidad para los Santos de «amonestar a su prójimo», exhortando aquellos a su alrededor a anticipar la posibilidad de una futura escasez de alimentos. A menudo surge la siguiente pre­gunta: «¿Debo compartir en momento de extrema necesidad?»

La Tercera Guerra Mundial y batalla interna en los Estados Unidos servirá como un-período de transición, en la preparación para el regre­so de los Santos y establecer la Nueva Jerusalén. El Señor ha revelado que para cuando sea ese regreso, los Santos deben nuevamente vivir la orden unida, por lo que esa unidad es:

. . . unidos conforme a la unión que requiere la ley del reino celes­tial;

y no se puede edificar a Sión sino de acuerdo con los principios de la ley del reino celestial; de otra manera, no la puedo recibir.

Es desconocido por el autor cómo y cuando el principio de con­sagración bajo la orden unida será restablecido, sin embargo es obvio que una necesidad mayor pudiera surgir si la hambruna y la escasez ex­trema se manifestaran a los Santos. Tal escenario podría conformar la platafomia, creando la necesidad suficiente para que los Santos puedan vencer el obstáculo del egoísmo; lo cual no permitió en el pasado que la orden unida se convirtiera en su manera de vida.

El Señor ha dicho que la orden unida es: «para el beneficio de mi iglesia y para la salvación de los hombres hasta que yo venga.» Al hablar de la orden unida, él ha revelado que fue establecida para servir y para hacer a la Iglesia independiente en tiempos de tribulación:

He aquí, ésta es la preparación con la cual os preparo, y el funda­mento y la norma que os doy, mediante los cuales podréis cumplir los mandamientos que os son dados; …

mediante mi providencia, no obstante las tribulaciones que os so­brevengan, la iglesia se sostenga independiente de todas las otras criaturas bajo el mundo celestial;..

También dijo:

Es mi propósito abastecer a mis santos, porque todas las cosas son mías.

Pero es preciso que se haga a mi propia manera; y he aquí, ésta es la forma en que yo, el Señor, he decretado abastecer a mis san­tos, . . ,

Por lo tanto, alguna vez los Santos pueden esperar que el Señor nue­vamente les diga en el futuro: «Requiero que todos sus bienes sobrantes se pongan en manos del obispo de mi iglesia en Sión.»  Y nuevamente sean instruidos:

. . . si reciben más de lo que se requiera para sus necesidades y carencias, se entregará a mi almacén;

y se consagrarán los beneficios para los habitantes de Sión y sus generaciones, si llegan a ser herederos de acuerdo con las leyes del reino.

He aquí, esto es lo que el Señor requiere de todo hombre en su ma-yordomía, tal como yo, el Señor, le he señalado, o en lo porvenir le señale a cualquier hombre.

Y he aquí, ninguno de los que pertenecen a la iglesia del Dios viviente queda exento de esta ley;

Pueden predecir que la instrucción sea:

Porque Sión debe aumentar en belleza y santidad; …

Por consiguiente, os doy este mandamiento de ligaros por medio de este convenio, y se hará según las leyes del Señor.

He aquí, también esto me es prudente, para provecho vuestro.

Y seréis iguales, o en otras palabras, tendréis el mismo derecho a los bienes, para el mejor manejo de los asuntos de vuestras mayordomías, cada hombre según sus carencias y necesidades si éstas son justas,

y todo esto para el beneficio de la iglesia del Dios viviente, a fin de que todo hombre mejore su talento, y cada uno gane otros talentos, sí, hasta cien tantos, para guardarlos en el almacén del Señor, para que lleguen a ser bienes comunes de toda la iglesia,. . .

El Señor ha recalcado la actitud con la cual los Santos deben de­sempeñar cuando los principios de la orden unida sean restablecidos, enfatizando que cada hombre debe estar «buscando cada cual el bien­estar de su prójimo, y haciendo todas las cosas con la mira puesta únicamente en la gloria de Dios,»  y advierte que «en vuestras cosas temporales seréis iguales, y esto no de mala gana; de lo contrario, se re­tendrá la abundancia de las manifestaciones del Espíritu.»

Cuando este principio eterno sea restablecido, el Señor ha adver­tido de los diversos castigos que vendrán sobre aquellos quienes endurezcan sus corazones contra esta. Su instrucción es: «será tratada de acuerdo con las leyes de mi iglesia y entregada a los bofetones de Sa­tanás hasta el día de la redención.»  La persona quien rompa el convenio de la orden unida, de acuerdo al Señor: «él será maldito en su vida, y será hollado por quien yo disponga»  y eventualmente: «en el infierno alzará los ojos con los malvados, estando en tormento.»  Aquellos quienes no soporten la ley de la orden unida en los días de la Nueva Jerusalén «no serán considerados dignos de permanecer entre vosotros.»

Por lo tanto, una aspecto vital en la preparación espiritual de los San­tos es que ellos mismos convengan aceptar en el futuro los principios de la orden unida. Su deseo de compartir para el bien común podría ser la llave a la salvación espiritual y temporal en los días venideros.

21. Proponerse obtener metas eternas: Perseverar hasta el fin. Mucho se ha escrito acerca de los juicios de Dios que serán derramados en los últimos días. Comentarios han sido hecho acerca de probar a los Santos, y con relación a la posibilidad de que los Santos reciban el cas­tigo del Omnipotente. Parece ser que habrá muchas pruebas por soportar, y el futuro no será fácil. Para enfrentarse a tal posibilidad, es muy importante que el pueblo del Señor establezca claramente sus in­tereses para alcanzar sus metas eternas. Deben comprometerse ellos mismos, a sus familias, y a su Padre Celestial de que no importa lo que suceda, ellos perseveran hasta el fin, triunfando sobre sus pruebas y ob­stáculos. Ellos establecerán una ruta para obtener su salvación y exaltación, y para no ser intimidados por las pruebas de los últimos días.

El Señor ha prometido: «Si guardas mis mandamientos y perseveras hasta el fin, tendrás la vida eterna, que es el mayor de todos los dones de Dios.»

Él ha advertido que la condenación esperará a los temerosos e in­crédulos,  al prometer: «el que persevere con fe y haga mi voluntad, vencerá; y recibirá una herencia sobre la tierra cuando venga el día de la transfiguración.»

El Señor «nunca da mandamientos a los hijos de los hombres sin prepararles la vía para que cumplan lo que les ha mandado.»  El Padre ha dado a los Santos ‘poder para vencer todas las cosas que por él no son ordenadas.»  Los Santos han sido instruidos: «oréis incesan­temente, para que no seáis tentados más de lo que podáis resistir.»  Por lo tanto, existe un poder dado a cada hombre para cumplir los man­damientos, vencer los desafíos y resistir la tentación que pueda venir.

Las privaciones podrían ser intensas. Los Santos podrían tener que «sufrir» en el sentido más completo del mundo. Podrían clamar en agonía, como lo hizo el profeta Alma: «¿Cuánto tiempo, oh Señor, sufriremos estas grandes aflicciones? ¡Oh Señor!, fortalécenos según nuestra fe que está en Cristo hasta tener el poder para librarnos.»  Pudieron haber sentido que Dios los había abandonado y le clamaron en angustia, así como lo hizo el profeta José:

Oh Dios, ¿en dónde estás? ¿y dónde está el pabellón que cubre tu morada oculta?

¿Hasta cuándo se detendrá tu mano, y tu ojo, sí, tu ojo puro, con­templará desde los cielos eternos los agravios de tu pueblo y de tus siervos, y penetrarán sus lamentos en tus oídos?

Sí, oh Señor, ¿hasta cuándo sufrirán estas injurias y opresiones ilí­citas, antes que tu corazón se ablande y tus entrañas se llenen de compasión por ellos?

La meta eterna no puede ser abandonada: «Benditos son aquellos que son fieles y perseveran, sea en vida o muerte, porque heredarán la vida eterna.»  Deben ser como los antiguos conversos Lamanitas: «Y miraban con el mayor horror el derramar la sangre de sus hermanos; y nunca se les pudo inducir a tomar las armas contra sus hermanos; y no veían la muerte con ningún grado de terror, a causa de su esperanza y conceptos de Cristo y la resurrección; por tanto, para ellos la muerte era consumida por la victoria de Cristo sobre ella.» Y deben ser como los misioneros quienes obraron en la época del Libro de Mormón, cuyas aflicciones eran «consumidas en el gozo de Cristo.»  Así como uno de los profetas expresó su confianza en oración, «clamaré a ti en todas mis aflicciones, porque en ti está mi gozo. «

Sí, los Santos harán bien en enderezar su camino para alcanzar la meta eterna, y hacer la determinación de que perseveren hasta el fin, no importa que pruebas tengan que vencer.

Preparación temporal para sobrevivir

22. Anticipar necesidades físicas: Almacenamiento de alimentos, ropa y combustible. Repetidamente a los Santos se les ha aconsejado almacenar recursos necesarios para preservar la vida en momentos de escasez y de necesidad. Existe la responsabilidad de prepararse para satisfacer las necesidades individuales y las de la familia, y también an­ticipar las necesidades de muchos quienes se congregarán en momentos de futuros pesares. Así como Heber C. Kimball explicó: «Esta es una parte de nuestra religión, guardar alimentos y administrarlos para nosotros mismos y para los que nos rodean; porque el día esta cerca cuando ellos vengan por miles y por millones, con hambre, para tener un poco de pan.»

Muchos eventos pueden causar la carencia y escasez de productos básicos. Además de los peligros obvios por la pérdida de cultivos y guerra, considere otras posibilidades: huelgas, interrupción de trans­portación, trastornos económicos, carencia de energía, desorganización de cultivos, cuarentena por pestilencia, etc. El abastecimiento de productos básicos depende directamente de la mano de obra, equipo y utilidades. Si no hay utilidades para crear, distribuir o vender productos, los artículos desaparecerán de las tiendas, o su precio se incrementará exorbitantemente hasta que la familia promedio no pueda tener los re­cursos para comprarlos.

Serias dificultades pueden originarse repentinamente. Almacenes de abastecimientos de alimentos repentinamente se vaciaron en muchas partes de la nación. Por ejemplo, cuando la «crisis Cubana» se desarro­lló. La «gran depresión» explotó en sólo cuestión de horas cuando el mercado de acciones colapso. La «crisis de energía» emergió abrupta­mente, sin ninguna previa advertencia significativa al público en general.

Debido a la posibilidad de cambios rápidos y a las amonestaciones profeticas de futuras adversidades, es vital que se establezca un progra­ma efectivo de prevención en cada familia. Diversas sugerencias breves podrían ser de ayuda:

  1. Anticipar situaciones de emergencia. Pensar en lo que podría pasar—inventar una variedad de situaciones tales como una prolonga­da falla de energía eléctrica, una prolongada huelga en el transporte lo cual podría dejar a las tiendas vacías, un desastre mayor tal como un ter­remoto, etc. ¿Qué podría necesitar si no pudiera comprar ningún artículo en los lugares de abastecimientos locales? Escriba sus observa­ciones y analícelas en términos de acciones requeridas de preparación.
  2. Hacer un inventario de las necesidades y provisiones actuales. No se puede desarrollar ningún programa de abastecimiento significati­vo sin un  análisis   apropiado   acerca  de  las  necesidades,  del establecimiento de metas reales, y de un calendario para su cumpli­miento. Ningún programa completo de abastecimiento en un período extenso puede mantenerse si no se lleva un sistema de registro. El in­ventario debe incluir alimentos, ropa, combustible y necesidades de una familia. Anticipar el crecimiento familiar y las necesidades para los años venideros.
  3. Almacenar provisiones médicas y de higiene. Ha ocurrido en di­versos almacenes que la gente repentinamente necesita de artículos médicos básicos para protegerse de típicas enfermedades menores y por las que las familias comúnmente batallan. También puede haber la
    necesidad de desinfectantes, reservas de primeros auxilios, pesticidas caseros, etc.
  4. Comprar provisiones para el mantenimiento de la casa. Si tiem­pos difíciles vienen, definitivamente hay una posibilidad de que se extiendan los períodos en los cuales el abastecimiento de los servicios básicos tales como la energía eléctrica y combustible se mantengan, sin embargo muchos de los artículos necesarios no estarán disponibles en centros de abastecimiento. Es sabio almacenar provisiones básicas de tornillos y tuercas, clavos, grifos, partes de inodoros, interruptores eléc­tricos, focos, etc. Cada hogar debe tener herramientas básicas disponibles para reparar y construir.
  5. Involucrar al vecindario en actividades de abastecimiento. Se les ha pedido a los Santos de los Últimos Días de prevenir a sus veci­nos y prepararlos para cuando los juicios vengan. En ninguna situación esta disposición es más importante que el del área de almace­ namiento de productos para la supervivencia. En momentos de verdadera carencia, los vecinos que no están preparados podrían causar problemas serios de orden moral y temporal.
  6. Evadir la mentalidad de «acaparamiento». En tiempos de escasez, los «que no tienen» tienden a acusar a los «que tienen» de acaparar bienes. La publicidad que ellos crean puede algunas veces colocar un programa viable de almacenamiento en un medio desfavorable, causando desaliento e inclusive persecución. Comprar sistemáticamente en lugar de «la compra por pánico» tiende a disemi­nar esta actitud. Enfatizar la prevención así como la publicidad en la comunidad sobre las ventajas de almacenamiento de alimentos y preparación, ayudará a ponerlo en práctica para un mejor futuro.
  7. Plantar un jardín. Prepararse como sea posible al grado de ser autosuficiente. Para obtener exitosos cultivos se requieren de habili­dades y experiencia las cuales no pueden aprenderse de la noche a la mañana, y a menudo se requiere de períodos prolongados para que se desarrolle el suelo. Se deben adquirir herramientas. Se deben almacenar semillas. Se deben llevar registros.
  8. Se debe obtener una biblioteca de supervivencia. Muchos libros explican técnicas útiles para vivir autosuficientemente. El poseer de una biblioteca básica sobre almacenamiento y preservación de alimentos, hortalizas, reparación casera y supervivencia fuera de casa es una forma de prevención sabia.
  9. Proporcionar opciones para emergencias de cambios clima­tológicos como calor y frío. La destreza para mantenerse caliente en emergencias, aún en una habitación, puede ser la más importante para prevenir una severa agonía y sufrimiento por la carencia de combustible o por un paro de corriente eléctrica. También, debe haber suministros de emergencia para cocinar en estufa o en fogata. Debe estar al alcance el abastecimiento de madera o carbón. Debe haber provisiones para emer­gencias de refrigeración de alimentos en caso de que exista una falla prolongada de comente eléctrica.
  10. Casas aisladas. Un esfuerzo por prevenir aislar apropiadamente las casas será de un valor único cuando haya carencia de combustible. El añadir aislante, actualizar la calidad de las ventanas, instalar material aledor de las puertas para prevenir que el aire frío entre e instalar puer­tas contra tormentas—todo esto es efectivo como medidas de precaución así como protegerse contra el desmedido incremento de los costos de combustible.
  11. Reparar, pintar casas. Un aspecto vital de previsión es el tener la casa en buenas condiciones. Plomería, calefacción, aparatos eléctricos, techo, superficies exteriores—cada aspecto de una casa debe mante­nerse en buenas condiciones. Las casas deben de estar pintadas. Cuando tiempos difíciles vengan, es duro enfrentarse a los costos de tales reparaciones.
  12. Reemplazar los aparatos que estén dañados. Las estufas viejas, refrigeradores, inodoros y otros aparatos necesarios deben actualizarse mientras se existan sus partes plenamente.
  13. Proveer un sistema de seguridad contra robo. La escasez de ali­mentos y otras provisiones necesarias podrían originar un serio incremento en robos. La preparación debe hacerse para mantener la se­guridad dentro de la casa.
  14. Tener un almacén seguro para registros importantes. Cuando disturbios o emergencias mayores ocurran, puede incrementarse la necesidad de tener acceso a vitales registros familiares. Tales registros deben ser clasificados y conservados en un lugar seguro, protegidos contra daño por fuego, agua y robo. También puede haber la necesidad de tener acceso a las direcciones de los miembros de la familia y otras guías importantes para áreas geográficamente distantes.
  15. Mantener un medio de transporte y la capacidad de viajar. En caso de una emergencia seria, las familias podrían viajar distancias re­lativamente grandes para encontrar refugio en las casas de otros miembros de familia o amigos. Un automóvil debe mantenerse en bue­nas condiciones y se debe almacenar en forma segura en recipientes portátiles un adecuado abastecimiento de gasolina. Una guía y material de emergencia para viajes debe planearse y prepararse. Los mapas deben estar al alcance.
  16. Planear anticipadamente un plan de emergencia para viajar. La oportunidad de tener que abandonar rápidamente un área y viajar a otra, se incrementa así como la posibilidad que se desarrolle una futura gue­rra. Las decisiones de contingencia deben ser hechas, y todos los miembros de la familia deben hacérselas comprender.

23. Anticipar la posibilidad de una guerra nuclear: Fortalecer la defensa civil. Numerosas profecías de los últimos días advierten del peligro de una Tercera Guerra Mundial y abiertamente aseguran que tal conflicto sucederá. Actualmente los reportes en los medios fre­cuentemente citan evidencias del continuo incremento de terroristas en armas para la ofensiva, en un nivel en el que indica el intento de una «acción agresiva». Una preocupación particular son las noticias que mencionan de la vulnerabilidad Americana para atacar, lo cual predice la probable destrucción de más de un tercio de la población de los Es­tados Unidos en un repentino asalto nuclear.

De acuerdo a la opinión del autor, es de necesidad vital fortalecer el programa de defensa civil de la nación, haciendo incrementar en gran medida suministros para la protección de un ataque nuclear. El progra­ma de subterráneos como refugios debe volverse a enfatizar, con esfuerzos renovados para colocar nuevos refugios, re-abastecer los refu­gios actuales e informar y educar al público. El autor cree que los ciudadanos intelectuales deben aplicar sus influencias para hacer un lla­mado a nivel local, estatal y en toda la nación para tomar acción inmediata y fortalecer al país contra un ataque.

Mucho se ha dicho acerca de la capacidad de la ofensiva Americana, y hay quienes lo observan muy de cerca. Es de suma importancia que se mantenga una fuerte ofensiva. Sin embargo, esa fuerza ofensiva no prevendrá el ataque a Norte América, ni salvaguardará a la gente si un ataque ocurre. Existe la necesidad inmediata de fortalecer la capacidad de defensa de la nación así como la capacidad ofensiva.

A nivel individual, es prudente para las familias considerar cuida­dosamente la necesidad de un refugio subterráneo a nivel familiar. Con muchos refugios federales actualmente sin abastecer, la vulnerabilidad de los ciudadanos esta incrementándose y a menudo no tienen alterna­tiva sino de planear el abastecimiento de provisiones personales para la protección en subterráneos. Necesitan volver a educarse ellos mismos con relación a los peligros de la radiación nuclear; y descubrir que un refugio de dos semanas está muy lejos de una protección adecuada con­tra enfermedades de radiación, si uno de los nuevos y grandes armamentos explotara en las cercanías, con una gran emanación de ra­diación la cual dará como resultado un período extenso de descomposición radioactiva.

Recuerde, la amonestación de los profetas de que una Tercera Gue­rra Mundial ocurrirá, y que incluirá el bombardeo de Norte América, con pérdidas severas.

24. Anticipar el peligro del caos económico: Estar libre de deu­das. Tan pronto como el mundo entre en el trauma de los últimos días, la estabilidad económica puede volverse más y más frágil. La escasez de provisiones puede ocurrir. La producción puede detenerse. Los sis­temas de transportación y distribución pueden volverse inoperantes. Continúa el peligro de la inflación y depresión. La guerra siempre afec­ta a la economía.

Con la posibilidad de la alarmante inestabilidad económica es aun más preocupante cuando se aproximan tiempos inseguros, es prudente proceder cautelosamente en materia de finanzas personales. Estas son las sugerencias que se le ofrecen:

  1. Esté libre de deudas. Este consejo se les ha dado en muchas oca­siones a los Santos de los últimos Días por medio de sus líderes. Es una sabia instrucción. En momentos de dificultad, la gratitud hacia alguien por su ayuda se convierte en opresión e inclusive aquellos quienes están
    en deuda no tienen un control total de sus vidas o sus propiedades. Es­tablezca un curso en el cual reembolsará todas sus deudas tan pronto como sea posible. Puede ser que no sea el curso más lucrativo para «buenos» tiempos, sin embargo ofrece libertad y seguridad, porque en tiempos difíciles será más importante que la pérdida de ganancias.
  2. Establezca la preparación como fuente de seguridad antes que el placer y las ganancias. Al establecer prioridades personales, exami­ne el valor de almacenar apropiadamente alimentos, el cuidado del hogar y otros conceptos básicos de seguridad personal sobre muchos bi­enes lujosos que están disponibles. Una buena preparación para el futuro familiar debe tomar precedencia sobre botes, carros, casa y es­peculativos riesgos financieros.
  3. Sea autosuficiente. Cada esfuerzo debe hacerse para que las per­sonas saludables provean sus propias necesidades y resistan a la tentación de depender de los programas de ayuda del gobierno. Aque­llos quienes no sean responsables de proveer sus propias necesidades no son libres y están atrapadas en situaciones improductivas, lo cual no les permitirá realizar los preparativos adecuados para el futuro, ni disfru­tarán de una vida placentera en el presente. No existe un substituto efectivo para el esfuerzo personal y el desarrollo de habilidades y de­strezas personales.
  4. Estar preparados para emergencias financieras. Una familia necesita de un capital de reserva como un colchón disponible, para la protección contra emergencias repentinas. Se recomienda una cantidad igual a seis meses de ingresos. También existe la necesidad de la pro­
    tección adecuada de programas de seguros.
  5. Reconocer que el dinero tiene valor solamente en una economía que esté trabajando. El dinero es sólo un medio para intercambiar bi­enes y no tiene valor por sí mismo. Puede ser utilizado para obtener bienes y servicios en tiempos normales, sin embargo podría no ser útil en tiempos de agonía económica. Es sabio obtener artículos que sean necesarios o se deseen antes que se incrementen los períodos de inesta­bilidad.

25. Anticipar problemas de comunicación: Establecer planes de emergencia en períodos prolongados. Lineas de comunicación y transportación pueden ser interrumpidas o destruidas en momentos de guerra o de conflicto interno. Muchas de las familias actualmente están dispersadas por la nación. Es prudente establecer un plan de emergen­cia familiar, especificando las acciones que la familia pudiera tomar para reunirse o mantener los lazos familiares en el momento cuando surjan mayores problemas en la nación, estableciendo fechas y lugares para reuniones futuras; proponer sistemas alternativos de comuni­cación, etc. Una organización familiar normal fortalecerá los planes de emergencia.

Interacción con otros en el entorno de los últimos días

Las tareas de los ciudadanos americanos son muchas y requiere del servicio diligente y de lealtad a los principios de libertad, si es que la li­bertad se preserva. Una función de los Santos es de ser una influencia estable en muchas comunidades en que ellos residen por toda la tierra. El cumplir con la responsabilidad de ciudadanía:

26. Obedecer las leyes del país. Ya que se acercan los días de peli­gro de la «noche del sábado», es vital que la obediencia a las leyes del país y la estabilidad gubernamental se mantengan. El Señor ha revela­do su consejo en este tema, al instruir a su pueblo:

Ninguno quebrante las leyes del país, porque quien guarda las leyes de Dios no tiene necesidad de infringir las leyes del país.

Sujetaos, pues, a las potestades existentes, hasta que reine aquel cuyo derecho es reinar, y someta a todos sus enemigos debajo de sus pies.

Él ha pedido a los Santos apoyar las leyes que preservan la libertad, derechos y privilegios del hombre:

De cierto os digo, concerniente a las leyes del país, es mi voluntad que mi pueblo procure hacer todo cuanto yo le mande.

Y la ley del país que es constitucional, que apoya ese principio de libertad en la preservación de derechos y privilegios, pertenece a toda la humanidad y es justificable ante mí.

Por tanto, yo, el Señor, os justifico, así como a vuestros hermanos de mi iglesia, en apoyar la que fuere la ley constitucional del país;

y en cuanto a la ley del hombre, lo que sea más o menos que esto, del mal proviene.

Yo, Dios el Señor, os hago libres; por consiguiente, sois verdadera­mente libres; y la ley también os hace libres.

Una declaración de fé relacionada a los gobiernos y las leyes fue adoptada por la Iglesia en 1835, la cual declara: «Creemos que Dios instituyó los gobiernos para el beneficio del hombre, y que él hace a los hombres responsables de sus hechos con relación a dichos gobier­nos, . . .»  Esta declaración sostiene que los gobiernos deben hacer y administrar leyes «para el bien y la protección de la sociedad,»  y que los gobiernos están para delinear y para mantener las leyes inviolables, lo cual cumple tres propósitos:

  1. Asegurar que cada persona ejercite la libertad de conciencia,
  2. Asegurar que cada persona ejercite el derecho y control de propiedad, y
  3. Asegurar que cada persona ejercite la protección de la vida.
    También esa declaración sostiene: «todo hombre debe respeto y deferencia a las leyes, porque sin ellas la paz y la armonía serían su­plantadas por la anarquía y el terror;… » Tal período de anarquía o conflicto interno está definido claramente por muchas’ amonestaciones proféticas con relación al futuro de América.

Es obvio que la anarquía será abolida, en ese futuro período, solo al grado de que los ciudadanos Americanos mantengan la paz y estabili­dad por medio de la obediencia a la ley y a la lealtad de convenios que existe entre los gobiernos.

¿Qué es lo que puede hacer cada persona para apoyar y mostrar obe­diencia a las leyes de su país? El autor enumeró las siguientes sugerencias en un programa de aniversario patrio el cual anotó y dirigió. Estas fueron presentadas bajo el título »What Can I Do To Preserve My Freedoms?» (¿Qué puedo hacer para preservar mi libertad?)

  1. Estudiaré la constitución y el protocolo básico de Norte América con mi familia.
  2. Hondearé la bandera y la respetaré como el símbolo de nuestro país.
  3. Haré que los días festivos sean momentos especiales para enseñar a mis hijos de su herencia nacional.
  4. Rogaré para mantener a mí y a mi familia libre de pecado; y de las maldades del país.
  5. Tendré respeto por la ley y el orden; y por aquellos quienes rigen la ley.
  6. Conoceré lo que mis hijos están estudiando en la escuela y alen­taré a las autoridades de la escuela a promover el patriotismo y la
  7. Trabajaré para mantener nuestra comunidad y país limpio y bello.
  8. Haré una jornada de trabajo honesta y seré honesto; y por encima de todo reprimiré la deshonestidad en todos mis tratos.
  9. Estudiaré las escrituras y conoceré de las promesas profeticas y advertencias reveladas con relación a este gran país.
  10. Enseñaré a mis hijos el valor del trabajo y fortaleceré sus cuali­dades de auto-confianza e iniciativa personal.
  11. Apoyaré los grupos y organizaciones quienes trabajen para for­mar el carácter de individuos y establecen valores positivos.
  12. Impugnaré activamente al crimen y corrupción; y estaré alerta a los peligros tales como vandalismo, drogas y pornografía.
  13. Fortaleceré las relaciones de mi familia y haré que mi familia sea de beneficio para la sociedad.
  14. Me prepararé para la posibilidad de futuros tiempos difíciles, te­niendo un abastecimiento de emergencia de alimentos y ropa; y estaré libre de deudas.
  15. Expresaré lo que yo creo, sin embargo estaré seguro de que mis declaraciones sean caracterizadas por la dignidad, decencia, madurez de pensamiento y conocimiento de acontecimientos.
  16. Estudiaré y me preparé apropiadamente en una vocación en la que pueda ser un miembro productivo de la comunidad.
  17. Estaré informado del aumento de la fortaleza de posibles enemi­gos a nuestra libertad, y estaré alerta a cambios en los balances de poder
  18. Trabajaré para ayudar a ser elegidos hombres de bien y buscaré el tener oficiales gubernamentales responsables de sus acciones.
  19. Leeré y aprenderé lo que pasa actualmente cuando la gente cae en opresión, de tal forma que pueda entender acerca de la libertad que algunas veces no la valoramos.
  20. Conoceré los candidatos políticos quienes pueden formar mi manera de vida, y apoyaré sólo aquellos que yo sienta que servirán com­petentemente y cabalmente.
  21. Apoyaré a los programas y políticas que hacen que el gobierno sea el servidor del pueblo, en lugar de que el pueblo sirva al gobierno.
  22. Estudiaré los efectos de ideas ideológicas sobre nuestra paz y li­bertad de tal forma que pueda reconocer estas teorías y aquellos quienes las enseñan.
  23. Haré una lista de principios y políticas por las cuales creo que ayu­darán a preservar nuestra libertad y después trabajaré para apoyarlas.
  24. Me subscribiré a una publicación nacionalista y trataré de estar bien informado sobre los eventos que ocurren.
  25. Estudiaré los mayores problemas políticos locales, estatales y na­cionales; y conoceré mi posición con relación a ellos.
  26. Estaré informado de las capacidades de defensa nacional y tra­bajaré de hacer que mi país esté preparado.
  27. Obedeceré los mandamientos de las escrituras para amonestar a otros acerca de los juicios que han de venir si la gente de esta naciónpermite que la maldad prevalezca.
  28. Predicaré el evangelio por palabra y por ejemplo, porque sé que la rectitud de la gente es la llave del destino de esta nación.
  29. Oraré cada día por nuestro país y por sus líderes, pidiendo a Dios permita que sus bendiciones y protección continúen con nosotros.

27. Elegir buenos líderes: Sostener hombres honestos y sabios.

En esta época cuando la nación ha cambiado rápidamente hacia la mal­dad, la cual podría traer los juicios de Dios, es esencial que la marea sea detenida al escoger hombres íntegros para las posiciones de liderazgo gubernamental. Dios ha revelado:

Cuando los inicuos gobiernan, el pueblo se lamenta.

Por tanto, debe buscarse diligentemente a hombres honrados y sabios, y a hombres buenos y sabios debéis esforzaros por apoyar; de lo contrario, lo que sea menos que esto del mal procede.

La declaración de creencia relacionada a los gobiernos y leyes es­tablece:

Creemos que todo gobierno necesariamente requiere funcionarios y magistrados civiles para poner en vigor las leyes de ese gobierno; y que se debe buscar y sostener, por la voz del pueblo si es república, o por la voluntad del soberano, a quienes administren la ley con equidad y jus­ticia.

Los Santos de los Últimos Días creen que ellos deben trabajar den­tro del sistema gubernamental para cumplir con necesarios propósitos. El criminal «será entregado para ser juzgado, de acuerdo con las leyes del país.» Aquellos quienes han sido maltratados deberán «obtener indemnización y redención, por medio de los que os gobiernan y tienen potestad sobre vosotros, . . ,» Los Santos tienen que ser tolerantes, e inclusive tolerar las imperfecciones de las acciones de sus líderes elec­tos, recordando el consejo del Señor:

… de cierto os digo, y esto es prudente, ganaos amigos por medio de las riquezas de maldad, y no os destruirán.

Dejadme a mí el juicio, porque es mío, y yo pagaré.

28. Prepararse para futuras persecuciones: Aprender cómo tratar con enemigos. Otro mensaje importante de profecía es en que los Santos deben soportar persecuciones severas en el futuro. El Señor parece haber dado instrucciones muy específicas con relación a cómo los Santos deben tratar aquellos quienes se opongan a ellos. Su pueblo debe conocer de estas instrucciones y debe estar preparado para poder tolerarlos si es necesario. Ha dicho:

… de modo que tendréis poder para organizaros conforme a las leyes del hombre;

a fin de que vuestros enemigos no tengan poder sobre vosotros, y seáis preservados en todas las cosas; para que os sea posible guardar mis leyes y sea deshecha toda traba con que el enemigo procura destruir a mi pueblo.

El consejo revelado ha sido: ‘Ten paciencia en las tribulaciones; no ultrajes a los que ultrajan. Gobierna tu casa con mansedumbre y sé con­stante.»  El Señor también pidió: «He aquí, en mis leyes está dicho, o sea, prohibido, contraer a deudas con vuestros enemigos.» (D. y C. 64:27)

Al campamento de Sión se le enseñó otros principios para ayudarlos a estar a salvo de sus enemigos. El Señor les instruyó: «No habléis de juicios ni os jactéis de vuestra fe y obras poderosas, sino congregaos cuidadosamente, cuantos podáis, en una región, según el sentimiento del pueblo . . .» También se les dijo:

. . . proponed la paz, no sólo a la gente que os ha afligido, sino a todos;

e izad un pendón de paz, y proclamad la paz hasta los extremos de la tierra.

Proponed la paz a los que os han afligido, conforme a la voz del Es­píritu que esté en vosotros, y todas las cosas obrarán juntamente para vuestro bienestar.

Mientras era prisionero en la cárcel de Liberty, el profeta José Smith estableció cuatro deberes para los Santos con relación a sus perseguidores: dijo que era una «tarea importante»:

  1. Estar seguro que todos los Santos se les informe y darles conocimiento de los sufrimientos y abusos que se han soportado.
  2. Estar seguro que se lleve un registro de todos los daños adquiri­dos, perjuicios personales y de propiedades.
  3. Estar seguro de llevar un registro de los nombres de todas las per­sonas involucradas en hechos de opresión.
  4. Estar seguro de obtener evidencia en forma de declaraciones y ju­
  5. Estar seguro de recopilar copias de todas las publicaciones sin fun­
  6. Publicar lo de esta lista a todo el mundo y preséntalo a los líderes del gobierno.

Todo lo anterior es:

… el último esfuerzo que nuestro Padre Celestial nos ha manda­do hacer, antes que podamos reclamar plena y cabalmente el cumplimiento de esa promesa que lo llamará de su morada oculta; y también para que toda la nación quede sin excusa, antes que él descar­gue la fuerza de su brazo poderoso.

La sección 98 de Doctrina y Convenios contiene una explicación de­tallada de cómo tratar con los enemigos quienes persiguen a los Santos. El Señor ha dicho:

Ahora os hablo concerniente a vuestras familias: Sí los hombres os hieren a vosotros o a vuestras familias una vez, y lo soportáis con pa­ciencia, sin injuriarlos ni procurar vengaros, seréis recompensados;

mas si no lo soportáis con paciencia, os será contado por medida justa impartida a vosotros.

Y además, si vuestro enemigo os hiere por segunda vez, y no in­juriáis a vuestro enemigo, mas lo soportáis pacientemente, vuestra recompensa será cien tantos más;

y además, si os hiere por tercera vez, y lo soportáis con paciencia, vuestra recompensa os será cuadruplicada;

y estos tres testimonios acusarán a vuestro enemigo si no se arre­piente, y no serán borrados.

Y ahora, de cierto os digo, si dicho enemigo se escapa de mi ven­ganza, de modo que no es traído a juicio delante de mí, entonces os aseguraréis de advertirle en mi nombre que no venga más contra vosotros, ni contra vuestra familia, ni tampoco contra los hijos de vues­tros hijos hasta la tercera y la cuarta generación.

Y si entonces viene contra vosotros o vuestros hijos, o los hijos de vuestros hijos hasta la tercera o la cuarta generación, entregaré a vues­tro enemigo en vuestras manos;

y entonces si lo perdonáis, seréis recompensados por vuestra recti­tud; y también vuestros hijos y los hijos de vuestros hijos, hasta la tercera y la cuarta generación.

Sin embargo, está en vuestras manos; y si le pagáis de acuerdo con sus obras, quedáis justificados; si ha atentado contra vuestra vida, y peligra vuestra vida a causa de él, vuestro enemigo está en vuestras manos y quedáis justificados.

La declaración de creencia relacionada a los gobiernos y leyes es­tablece:

Creemos que el hombre debe recurrir a la ley civil para exigir reparación por toda injusticia y agravio, cuando sufre atropello per­sonal, o se difama o son violados los derechos de propiedad, donde existan leyes que le protejan de estas cosas; pero creemos que todo hombre queda justificado si se defiende a sí mismo, a sus amigos y propiedad, y al gobierno, de los ataques y abusos ilícitos cometidos por persona alguna en tiempos de emergencia, cuando es imposible apelar inmediatamente a la ley y obtener amparo.

Dos pasajes del Libro de Mormón explican de los motivos bajo los cuales es apropiado enfrentarse en combate con los enemigos. El primero se refiere acerca de cómo los Nefitas se unieron para resistir a los Lamanitas quienes atacaron bajo el liderazgo de su inicuo capitán en jefe, Zerahemna:

No obstante, inspiraba a los nefitas una causa mejor, pues no esta­ban luchando por monarquía ni poder, sino que luchaban por sus hogares y sus libertades, sus esposas y sus hijos, y todo cuanto poseían; sí, por sus ritos de adoración y su iglesia.

Y estaban haciendo lo que sentían que era su deber para con su Dios; porque el Señor les había dicho, y también a sus padres: Si no sois culpables de la primera ofensa, ni de la segunda, no os dejaréis niatar por mano de vuestros enemigos.

Y además, el Señor ha dicho: Defenderéis a vuestras familias aun hasta la efusión de sangre. Así que, por esta causa los nefitas luchaban contra los lamanitas, para defenderse a sí mismos, y a sus familias, y sus tierras, su país, sus derechos y su religión.

La segunda describe los motivos de los Nefitas cuando se unieron bajo el liderazgo del general Moroni:

Ahora bien, se enseriaba a los nefitas a defenderse contra sus enemigos, aun hasta la efusión de sangre, si necesario fuese; sí, y también se les enseñaba a nunca provocar a nadie, sí, y a nunca levantar la espada, salvo que fuese contra un enemigo, y que fuese para defender sus vidas.

Y ésta era su fe, que si lo hacían, Dios los prosperaría en la tierra, o en otras palabras, si eran fieles en guardar los mandamientos de Dios, él los prosperaría en la tierra; sí, los amonestaría a huir o a prepararse
para la guerra, según el peligro en que se vieran;

y también, que Dios les manifestaría a dónde debían ir para de­fenderse de sus enemigos, y haciendo esto, el Señor los libraría; y ésta era la fe de Moroni, y su corazón se gloriaba en ello; no en la efusión de sangre, sino en hacer bien, en preservar a su pueblo, sí, en obede­cer los mandamientos de Dios, sí, y en resistir la iniquidad.

Si los enemigos atenían castigar a los Santos de la tierra de Sión, el Señor ha instruido a su pueblo:

.. . vosotros los maldeciréis;

y a quien maldijereis, yo maldeciré; y vosotros me vengaréis de mis enemigos.

Y mi presencia estará con vosotros cuando me venguéis de mis enemigos, hasta la tercera y la cuarta generación de los que me abor­recen.

Durante todos los futuros eventos, los Santos deberán recordad el de­creto del Señor de que ellos prevalecerán contra sus enemigos en tanto guarden los mandamientos:

He aquí, empezarán a prevalecer en contra de mis enemigos desde esta misma hora, porque yo lo he decretado.

Y esforzándose por observar todas las palabras que yo, el Señor su Dios, les declare, jamás cesarán de prevalecer, hasta que los reinos del mundo sean sometidos debajo de mis pies, y sea dada la tierra a los santos para poseerla perpetuamente.

Pero si no guardan mis mandamientos ni procuran observar todas mis palabras, los reinos del mundo prevalecerán en contra de ellos.


En Conclusión

Así termina esta explicación acerca de los mensajes de Dios con relación a los eventos de los últimos días. Proviene de las escrituras. Es precisa en su interpretación. Es verdadera. Está escrita en un cumplimiento parcial de la oración inspirada de José Srnith, en la cual pidió al Salvador:

Pon sobre tus siervos el testimonio del convenio, para que al salir a proclamar tu palabra sellen la ley y preparen el corazón de tus santos para todos aquellos juicios que estás a punto de mandar en tu ira sobre los habitantes de la tierra, a causa de sus transgresiones, a fin de que tu pueblo no desmaye en el día de la tribulación.

No ha sido un libro fácil de escribir. Ni ha sido uno de los libros más agradables, porque habla de los eventos trágicos que traerán mucho dolor y sufrimiento sobre el país y el pueblo que yo amo. Pero el Es­píritu me dio repetidas instrucciones de que esto ha de venir y se me ha requerido obedecer. Si estuviera en mi poder desviar las calamidades profetizadas, lo haría, y salvaría a la nación de los juicios inminentes. Reconozco que el rescate será sólo aprobado por el pueblo del Señor quien vive en rectitud, y pido estar entre los de este pueblo. Mis sen­timientos fueron muy bien expresados en la oración de dedicación ofrecida por el profeta José:

Oh Señor, no nos deleitamos en la destrucción de nuestros seme­jantes; preciosas son sus almas ante ti; pero tiene que cumplirse tu palabra. Ayuda a tus siervos a decir, fa­voreciéndolos tu gracia: Sea hecha tu voluntad, oh Señor, y no la nuestra….

Sabemos que por boca de tus profetas tú has decretado cosas terri­bles concernientes a los malvados en los últimos días, y que derramarás tus juicios sin medida;

por tanto, oh Señor, salva a tu pueblo de las calamidades de los in­icuos; habilita a tus siervos para sellar la ley y atar el testimonio, a fin de que queden preparados para el día del fuego.

Los Santos, recuerdan que ‘Toda victoria y toda gloria os es realiza­da mediante vuestra diligencia, fidelidad y oraciones de fe.»  Ponemos toda la armadura de Dios, «para que podáis resistir el día malo,»  y mirar el día cuando la Iglesia aumente y «resplandezca hermosa como la luna, esclarecida como el sol e imponente como un ejército con sus pendones; y sea ataviada como una esposa».  «No tengáis miedo . . . de hacer lo bueno,»  y confía en el Señor como el que trae el es­tablecimiento de su Sión y prepara al puro de corazón. Encuentre regocijo en la preparación de su reino de paz, y recuerde que ha instruido a los Santos:

Consuélense, pues, vuestros corazones en lo concerniente a Sión, porque toda carne está en mis manos; quedaos tranquilos y sabed que yo soy Dios.


Sumario

1. Este capítulo ha sido escrito para ayudar aquellos que desean adoptar un curso seguro para el futuro. Este resumen de escrituras aconseja de las apropiadas actitudes y conductas, e intenta enfatizar una ruta viable que lo conducirá a salvo por los tiempos de aflicción que han de venir.
2. Es prudente adoptar actitudes con relación a los últimos días que están basados en perspectivas eternas. Se intenta visualizar los eventos venideros desde un punto de vista en el que Dios puede ayudar al hombre y orientarlo apropiadamente en su vida. Se hicieron ocho observaciones:
A. Dios dirige los asuntos del hombre.
B. Dios desea bendecir y recompensar al hombre.
C. Los juicios de los últimos días son parte de la probación mortal del hombre.
D. Dios también corrige aquellos a quienes él ama.
E. La muerte es dulce para aquellos quienes mueren en el Señor.
F. Debe haber una transición al reino de Cristo en el milenio.
G. La tierra se aproxima al fin de su existencia temporal.
H. Buscar por las bendiciones del período del milenio.
3. Los consejos de las escrituras se citaron con relación a la preparación espiritual para poder sobrevivir. Los Santos han sido instruidos a:
A. Purificarse a sí mismo de sus pecados que traerán juicios: Arrepentimiento.
B. Liberarse de los juicios a través de la obediencia: Guardar los mandamientos de Dios.
C. Ser libres de los pecados de la generación: Santificarse por uno mismo.
D. Preparación espiritual: Ser guiado por el Espíritu Santo.
E. Reconocer los eventos de los últimos días: Mirar por señales de los tiempos.
F. Enseñar doctrinas de los últimos días: Buscar conocimiento para protección.
G. Preparar a los Santos para la hora del juicio: Amonestar a su prójimo.
H. Predicar el arrepentimiento a los no miembros: Advertir de los juicios que han de venir.
I. Atar la ley y sellar el testimonio: Testificar contra la maldad.
J. Salir de Babilonia: Para ser separado de la iniquidad.
K. Buscar fortaleza divina, guía y protección: Siempre orar.
L. Prepararse para el regreso de la orden unida: Estar listo para compartir.
M. Proponerse obtener metas eternas: Perseverar hasta el fin.
4. La preparación temporal para sobrevivir también se recomendó, la cual incluyó el seguir los principios e instrucciones:
A. Anticipar necesidades físicas: Almacenamiento de alimentos, ropa y combustible.
B. Anticipar la posibilidad de una guerra nuclear: Fortalecer la defensa civil.
C. Anticipar el peligro del caos económico: Estar libre de deudas.
D. Anticipar problemas de comunicación: Establecer planes de emergencia en períodos prolongados.
5. El consejo de las escrituras para relacionarse con otros en los últimos días se presentó junto con muchas sugerencias para hacer un ciudadano efectivo. Este consejo fue resumido en las siguientes categorías:
A. Cumplir con la responsabilidad de ciudadanía: Obedecer las leyes del país.
B. Elegir buenos líderes: Sostener hombres honestos y sabios.
C. Prepararse para futuras persecuciones: Aprender cómo tratar con enemigos.
6. Mientras los eventos de los últimos días se desarrollan, los Santos deben de estar dispuestos a decir: «Sea hecha tu voluntad, oh Señor, y no la nuestra», y entonces «quedaos tranquilos y sabed» que Dios está gobernando los asuntos de los hombres (D. y C. 101:16).

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