Doctrina de Salvación Tomo 1

Capítulo 10

 Convenios Sempiternos


NATURALEZA DE LOS CONVENIOS DEL EVANGELIO

DIOS OFRECE EL CONVENIO DE SALVACIÓN. El convenio del evangelio es la promesa de Dios que garantiza al hombremediante su obediencia y su aceptación de las ordenanzas y principios del evangeliola gloria y la exaltación a la vida eternaQuien estipula los términos del convenio es el Padre CelestialEl hombre no tiene palabra en el asunto ni el derecho de alteraro de anularpunto alguno del convenio. Su deber es aceptar los términos que le son presentados de parte del Todopoderoso, en plena fe y obediencia, sin queja o deseo por causa de debilidades personales, de alterar o anular lo que el Padre ofrece para la salvación del hombre.

EL BAUTISMO: UN CONVENIO SEMPITERNO. Cada ordenanza y requisito dado al hombre con el fin de llevar a cabo su salvación y exaltaciónes un convenio. El bautismo para remisión de pecados es un convenio. Cuando esta ordenanza fue revelada en esta dispensación, el Señor la llamó “un convenio nuevo y sempiterno, el mismo que fue desde el principio”.

Este convenio fue dado en el principio y se perdió por causa de la apostasía entre los hombres, por lo tanto, cuando fue revelado otra vez, vino a ser para el hombre “un convenio nuevo”, aunque fue desde el principio y es sempiterno porque sus efectos sobre el individuo duran para siempre. Entonces, siempre que haya necesidad de arrepentimiento, el bautismo es el método, o ley dada por el Señor, mediante la cual vendrá la remisión de los pecados, de manera que esta ley es sempiterna.

EJEMPLOS DE MUCHOS CONVENIOS SEMPITERNOS. Santificar el día de reposo es un convenio santo entre el hombre y el Señor, pues El dijo: “Guardaréis el día de reposo, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella persona será cortada en medio de su pueblo.” Los Diez Mandamientos son convenios sempiternos. La ley de diezmos es una forma de un convenio sempiterno, el convenio de ingresos para la Iglesia, aunque algún día recibiremos una forma más alta de esta ley, la cual conocemos como consagración.

El casamiento es un convenio sempiterno, pero no como algunos creen, el nuevo y sempiterno convenio. La ley del casamiento para la Iglesia, como el convenio del bautismo, es nuevo porque no es el casamiento del mundo, sino que es por el tiempo y la eternidad. Sin embargo, esta ley sempiterna del matrimonio, es la misma que existía en el principio.

LOS PROFETAS ANUNCIAN LOS CONVENIOS DE LOS POSTREROS DIAS. Hay muchos convenios que el Señor prometió que establecería con Israel en los postreros días. Estos convenios son mencionados por Isaías, Jeremías, Ezequiel y otros profetas. Isaías dijo: “Y vendrán muchos pueblos y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.”

Jeremías, hablando de los convenios que se le habían dado a Israel y que aún se le tendrían que dar, dijo: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mentey la escribiré en su corazóny yo seré a ellos por Diosy ellos me serán por pueblo.”

Y de Ezequiel tenemos esto: “Y haré con ellos pacto de pazpacto perpetuo será con ellos; y los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre.” Estas predicciones han sido parcialmente cumplidas en nuestros días.

EL SEÑOR ESTIPULA LOS TÉRMINOS DE SUS CONVENIOS. Cuando entre dos hombres o partes se establece un convenio, es costumbre que cada hombre o parte tenga una voz en el contrato y en sus varias estipulaciones. Este no es el caso con un convenio que viene del Señor al hombre. Es deber del hombre aceptar todas las previsiones de tal convenio santo establecido para su beneficio eterno.

El hombre no tiene el derecho de cambiar cosa alguna en ningún sentidoni de rechazar en el mínimo grado parte alguna del convenio que el Señor establezca para su beneficio y salvación. Pues es absurdo que el hombre pretenda cambiar cualquiera de las ordenanzas ofrecidas por el Señor y esto debería considerarse como un triste reflejo de la inteligencia del hombre. Sin embargo, eso ha sucedido en muchos casos y hay quienes osan decir que el Señor permite que el hombre cambie y desfigure la leyes del Altísimo para adaptarlas a las conveniencias y a las flaquezas de la humanidad.

LAS LEYES DE DIOS SON INALTERABLES. Ellas son tan fijas e inmutables como cualquiera de las leyes de la naturaleza; de hecho las leyes de la naturaleza son las leyes de Dios y las leyes que rigen en el reino celestial son similares en su vigencia e inmutabilidad a las leyes naturales del universo.

LOS CONVENIOS SON RETIRADOS POR CAUSA DE LA INIQUIDAD. Sin embargo, ha sido necesario algunas veces, que el Señor retire algunos de sus convenios de entre los hombres y dé en lugar de los mismos, una ley menor. Este fue el caso en los días de Moisés, cuando el Señor retiró las ordenanzas superiores y el Sacerdocio de Melquisedec, por causa de la rebelión o fracaso de los israelitas en obedecer las leyes del Señor. En lugar de estas leyes El dio la ley carnal para que les fuese una escuela que los llevase a Cristo.

Además, ha habido épocas en las que ha sido necesario que los convenios fueran quitados y el hombre ha sido abandonado para andar a tientas en la oscuridad espiritual sin la guía del Espíritu Santo y sin la gracia salvadora de las ordenanzas y convenios del evangelio. Tal fue el caso en Israel antes de la venida de Juan el Bautista y de Jesucristo. El largo y oscuro período de apostasía que precedió a la Edad Media y que continuó hasta la restauración del evangelio mediante José Smith, fue otro tenebroso período de esta clase.

NO HAY CONVENIOS O MANDAMIENTOS INNECESARIOS. Deberíamos comprender sincera y plenamente que ningún requisitosolicitud o mandamiento hecho al hombre por el Padre o el Hijoes dado si no es con el propósito de adelantar al hombre en la senda de perfección eterna. Nunca, en momento alguno, el Señor ha dado un mandamiento que no haya sido para glorificar al hombre y acercarlo a la asociación eterna con el Padre y el Hijo. Somos demasiados los que recibimos los mandamientos del Señor con un espíritu de indiferencia o con la actitud mental de que han sido dados con el solo propósito de privarnos de alguna comodidad o placer sin provecho real derivado de la obediencia a ellos.

Todo convenio, contrato, alianza, obligación y mandamiento que hemos recibido por revelación y que ha venido del Todopoderoso, tiene el único propósito de proporcionar la exaltación y perfección del individuo que lo acepte en plena fe y obediencia. El que “recibe un mandamiento con corazón dudoso, y lo cumple desidiosamente, ya es condenado”, ha dicho el Señor. Desgraciadamente hay demasiados que reciben en esa forma los convenios.

EL NUEVO Y SEMPITERNO CONVENIO

EL EVANGELIO ES EL CONVENIO SEMPITERNO. ¿Cuál es el nuevo y sempiterno convenio? Lamento decir que hay algunos miembros de la Iglesia que están mal orientados y mal informados en relación a cuál es realmente el nuevo y sempiterno convenio. El nuevo y sempiterno convenio es la suma total de todos los convenios y obligaciones del evangelio y deseo probarlo. En la sección 66 de Doctrinas y Convenios, versículo 2, dice:

“De cierto te digo, bendito eres por haber recibido mi convenio sempiternola plenitud de mi evangelio, enviado a los hijos de los hombres para que puedan tener vida y lleguen a ser participantes de las glorias que serán reveladas en los postreros días, como lo escribieron los profetas y los apóstoles de la antigüedad.”

En una declaración más concreta, encontramos la definición del nuevo y sempiterno convenio en la sección 132 de Doctrinas y Convenios. Voy a decir, antes de leer esto, que el matrimonio no es el nuevo y sempiterno convenio. Si aquí hay alguien que tiene esa idea, a él se lo quiero decir directamente. El bautismo no es el nuevo y sempiterno convenio. La ordenación al sacerdocio no es el nuevo y sempiterno convenio. En la sección 22 de Doctrinas y Convenios el Señor dice que el bautismo es “un convenio nuevo y sempiterno, aun aquel que fue desde el principio”. El casamiento en el templo del Señor por el tiempo y la eternidad, es “un” convenio nuevo y sempiterno.

LOS HOMBRES SON CONDENADOS POR RECHAZAR CONVENIOS. Pero cuando nos ponemos a pensar que uno de los convenios pertenecientes al evangelio de Jesucristo es “el” nuevo y sempiterno convenio, es ahí donde cometemos un error y yo voy a señalarlo para vosotros ahora. Ved cuán clara y concisamente habla el Señor. Comienzo leyendo los versículos 4 y 5, de la sección 132:

“Porque he aquí, te revelo un nuevo y sempiterno convenioy si no cumples con él serás condenado, porque nadie puede rechazar este convenio y entrar en mi gloria.

“Porque todos los que quisieren recibir una bendición de mi mano han de cumplir con la ley que rige esa bendición, así como con sus condiciones, cual quedaron instituidas desde antes de la fundación del mundo.”

Eso se aplica a cualquier convenio. El Señor aquí no está únicamente hablando de éste al decir que nos traerá condenación si lo violamos o rehusamos recibirlo. Esto se aplica a cada convenio que corresponde al evangelio. Tomad por ejemplo el convenio del bautismo; si no tenéis ese convenio, seréis condenados; si no tenéis el convenio del arrepentimiento, seréis condenados; si no tomáis sobre vosotros el convenio de la fe, seréis condenados; y así sucede con cada convenio del evangelio.

El Señor dice, en la sección 84 de Doctrinas y Convenios, que “viviréis con cada palabra que sale de la boca de Dios”; no con esta y aquella palabra dejando de lado las demás. Tenemos que aceptar cada convenio que El nos da si queremos la exaltación. De manera que el Señor está hablando aquí en cuanto a presentar lo que El llama “un nuevo y sempiterno convenio”. Ahora fijaos en lo que dice el versículo 6:

“Y en cuanto al nuevo y sempiterno convenio, fue instituido para la plenitud de mi gloria; y el que reciba la plenitud de ella tendrá que cumplir con la ley, o será condenado, dice el Señor Dios.”

ESTIPULACIONES DEL CONVENIO SEMPITERNO. Aquí el Señor es muy preciso. En estos primeros versículos usa el artículo indefinido “un” y en el versículo 6 la contracción “al” (a el). “Un” convenio es uno entre tantos, ¿verdad? Pero el convenio individualiza a uno en particular, y eso es lo que el Señor ha hecho en esta revelación. Después de señalar el nuevo y sempiterno convenio, da la definición y os la voy a leer (versículo 7):

“Y de cierto te digo que las condiciones de dicha ley [es decirel nuevo y sempiterno convenio] son éstas: Todos los convenios, contratos, vínculos, compromisos, juramentos, votos, efectuaciones, uniones, asociaciones o aspiraciones que por el Santo Espíritu de la promesa, bajo las manos del que es ungido, no se hacen, se celebran y se ligan, tanto por esta vida como por toda la eternidad, y eso también de la manera más santa, por revelación y mandamiento, mediante la instrumentalidad de mi ungido, al que he señalado sobre la tierra para tener este poder (y he nombrado a mi siervo José para que tenga este poder en los últimos días, y nunca hay más de una persona a la vez sobre la tierra a quien se confieren este poder y las llaves de este sacerdocio), ninguna eficacia, virtud o fuerza tiene en la resurrección de los muertos, ni después de ella; porque todo contrato que no se hace con este fin, termina cuando mueren los hombres.”

EL CONVENIO DEL EVANGELIO ABARCA TODOS LOS CONVENIOS. Y bien, esa es una definición clara, en detalle, del nuevo y sempiterno convenio. Es todola plenitud del evangelio. De manera que el casamiento efectuado debidamente, el bautismo, la ordenación al sacerdocio, todo lo demás: todo contratotoda obligación, toda efectuación que pertenezca al evangelio de Jesucristosellado por el Santo Espíritu de la Promesa de acuerdo con esta ley aquí dada, es parte del nuevo sempiterno convenio.

Los convenios hechos por los hombres, los contratos, obligaciones, votos, asociaciones o aspiraciones, necesariamente llegan a su finpues no son sempiternos. Al final todas las cosas que no son de Dios dejarán de ser y solamente lo que El haya establecido y decretado, será lo que perdure. Por lo tanto, todos los que buscan un lugar en el reino de Dios están bajo la obligación y mandamiento de permanecer en el nuevo y sempiterno convenio, el cual es la plenitud del evangelio con todos sus ritos, convenios, dones y obligaciones, o “serán condenados”, dice el Señor.

EL CONVENIO DEL EVANGELIO

EL EVANGELIO NUNCA CAMBIA. Esta obra está basada en principios fundamentales que no cambian. No deben y no pueden cambiar porque son eternos. Yo creo en el progreso; todos creemos en el progreso; y el Señor no nos ha restringido en ningún sentido, mas no podemos substituir con las ideas de los hombres aquello que el Señor ha dado, o el plan que El ha adoptado y que nos ha revelado, mediante el cual podernos ser salvos.

Por ejemplo, no hay otro nombre mediante el cual los hombres puedan ser salvos, excepto el de Jesucristo. Ellos podrán formular planes, adoptar teorías e introducir obras extrañas, recoger y enseñar muchas doctrinas particulares, pero esta enseñanza es fundamental y de ella no podemos apartarnos: que todas las cosas se concentran en y alrededor del Señor Jesucristo, el Redentor del mundo.

LA DOCTRINA DE CRISTO SIEMPRE ES LA MISMA. De modo que nosotros lo aceptamos a El como el Unigénito del Padre en la carne, el único que ha morado en la carne por medio de un Padre inmortal. Debemos aceptar y aceptamos la gran verdad de que por causa de su herencia y de las condiciones que rodearon su venida a la tierra, El llegó a ser el Redentor de los hombres y que mediante el derramamiento de su sangre tenemos el privilegio de regresar a la presencia de nuestro Padre, a condición de nuestro arrepentimiento y aceptación del gran plan de redención.

Nosotros debemos creer en la resurrección de los muertos, de una manera absoluta; que toda alma nacida en la faz de la tierra saldrá en la resurrección, ya sea de los justos o de los injustos, pues la resurrección será universal, y además, mediante la gran expiación que fue efectuada por el Salvador del mundo.

EL EVANGELIO FUE ENSEÑADO DESDE EL PRINCIPIO. Estos principios fueron enseñados a Adán después de que fue expulsado del Jardín de Edén. Adán se arrepintió y fue bautizado en agua para la remisión de sus pecados y recibió el Espíritu Santo.

Los principios del Evangelio fueron enseñados desde el principio a los hijos de Adán. Algunos creyeron y los aceptaron; muchos otros los rechazaron, acarreando sobre sus cabezas la ira de Dios, pues la ira de El se encendió contra ellos por causa de su rebelión. Con el transcurso del tiempo, cuando los habitantes de la tierra se habían vuelto lo suficientemente corruptos, el Señor hizo que el diluvio viniese sobre ellos, borrándolos de la superficie de la tierra. Noé, que fue un predicador de la justicia, continuó predicando estos principios salvadores. El evangelio también fue enseñado a Abraham y siempre ha estado entre los hombres cuando estos han estado preparados para recibirlo.

PLENITUD DEL EVANGELIO. Por plenitud del evangelio se quiere expresar que son todas las ordenanzas y principios que corresponden a la exaltación en el reino celestial.

Aunque los santos de dispensaciones anteriores tuvieron todo privilegio y poder por el cual ellosmediante su fidelidadpodían alcanzar la exaltación aun en su plenitudexistió el hecho de que el Señor reservó muchos privilegiosautoridadespoderes y conocimiento para la Dispensación del Cumplimiento de los Tiemposen la cual todas las cosas serán finalmente recogidas y perfeccionadas en la consumación de los propósitos del Señor hacia la tierra y sus habitantes.

DISPENSACIONES DEL EVANGELIO

NATURALEZA DE UNA DISPENSACIÓN. Una dispensación del evangelio es el otorgamiento a oficiales elegidospor una delegación que proviene de Diosde poder y autoridad para dispensar la palabra de Dios y administrar en todas las ordenanzas de ellaSin embargouna dispensación frecuentemente ha abarcado poder adicionale incluido una comisión especial o advertencia para la gentela realización de un convenio especial y definido con el hombre y la concesión de poderes especiales sobre profetas elegidossuperiores a los que han recibido otros profetas.

LISTA PARCIAL DE DISPENSACIONES. La primera dispensación del evangelio fue dada a Adán y se le prometió que él y su posteridad serían redimidos de la muerte mediante la expiación del Mesías. Enoc se le concedió una dispensación y por su fidelidad, él y su pueblo fueron trasladados. Noé recibió una dispensación de amonestación cuando el mundo había caído en la apostasía y se le mandó construir un arca en la cual él y su familia se salvaron del diluvio mientras perecía el resto del inundo. A Abraham le fue dada una dispensación y con él el Señor hizo un convenio especial de que mediante él y su posteridad todas las naciones de la tierra serían bendecidas. Además, se le prometió que todo el que recibiese el evangelio sería contado entre su posteridad. Moisés recibió la dispensación del recogimiento y llevó a Israel fuera de Egipto, hacia la tierra prometida. Juan el Bautista recibió la dispensación de preparación antes de la venida de nuestro Redentor, y Jesucristo otorgó una dispensación del evangelio a sus discípulos en la restauración de su plenitud y la comisión de que friesen a todo el mundo y predicasen el evangelio.

EL EVANGELIO SE PERDIÓ POR CAUSA DE LA APOSTASIA. Ha habido ocasiones en que el evangelio ha sido quitado de entre los hombres por causa de la transgresión de éstos. Tal fue el caso en los días de Noé. Israel se apartó del Señor y fue dejado en oscuridad durante muchas generaciones antes del advenimiento de Jesucristo y cuando El vino entre los hombres, restauró la plenitud del evangelio. Envió a sus discípulos a proclamar su mensaje en todo el mundo, pero no habían pasado muchos siglos después de su muerte cuando ya la gente de nuevo había caído en el error y había perdido la autoridad para actuar en el nombre del Señor. Esto hizo necesario que los cielos fuesen abiertos y que se iniciase una nueva dispensación, para así efectuar los preparativos para la segunda venida de nuestro Señor en las nubes del cielo a reinar sobre la tierra, en gloria, durante mil años. Este acontecimiento está próximo, aun a las puertas.

NÚMERO DE LAS DISPENSACIONES. Yo no sé cuántas dispensaciones ha habido. Algunos hermanos, basando su declaración en un artículo escrito por el élder David W. Patten en los primeros días de la Iglesia, han declarado que ha habido siete; pero esto no incluye a los jareditas ni a la nación nefita, ni a las diez tribus perdidas de Israel, a las que el Señor visitó en el meridiano de los tiempos luego de su aparición ante los nefitas, y ciertamente, también, el Señor dio dispensaciones a Lehi y Nefi, quienes vivieron en los tiempos de la venida del Salvador.

CUANDO VINO CRISTO, RESTAURÓ EL EVANGELIO. Cuando Cristo vino, encontró a Israel — el resto que quedaba de Judá— en un estado de apostasía y maldad. Apenas si había algún hombre que tuviera fe y suficiente comprensión como para adorar al verdadero Dios viviente. Nuestro Señor se esforzó por llevar al arrepentimiento a la malvada nación de los judíos. Les ofreció la plenitud de su evangelio, el mismo evangelio que había sido declarado a Adán, a Enoc, a Noé y a Abraham, del cual en el tiempo de Moisés quitó los principios mayores y en cuyo lugar Moisés dejó la ley para Israel como ayo para llevarlos a Cristoa Cuando el Salvador vino había pocos entre los judíos dispuestos a escucharlo. Sus grandes obras, sus palabras expresadas con autoridad, sus milagros, todo lo que hizo, cayó en ojos cegados, en oídos sordos y en corazones sin entendimiento. El Señor de nuevo estableció su Iglesia y el evangelio fue declarado a los contritos, a los oprimidos, a los pobres. El entregó su autoridad a los humildes pescadores de Galilea y después de su resurrección los envi6 a todo el mundo con el mensaje de salvación para toda criatura.

EL EVANGELIO EN EL MERIDIANO DE LOS TIEMPOS. La Dispensación del Meridiano de los Tiempos es el nombre dado a la dispensación del ministerio de Cristo y sus apóstoles. Es llamada así porque nuestro Señor vino al mundo en el meridiano de la historia mortal. A través de la revelación sabemos que pasaron unos 4000 años desde el tiempo de la caída de Adán hasta el nacimiento de Cristo y que pasarán unos 3000 años, más “un corto período”, desde su nacimiento hasta el fin de la tierra mortal. Ahora vivimos cerca del fin de los seis mil años, o en el período conocido como “los últimos días”, y es el período inmediatamente anterior a la segunda venida de Jesucristo.

Cuando el Señor restauró el evangelio en los días de su ministerio, fue su voluntad, naturalmente, que permaneciese entre los hombres como medio de salvación eterna. Sin embargo, Jesús sabía que ese no sería el caso y que vendría el tiempo en que la oscuridad tomaría el lugar de la luz del evangelio y cuando el sacerdocio tendría que ser retirado de entre los hombres y la Iglesia tendría que huir al desierto. Sin embargo, los discípulos fueron enviados al mundo a proclamar el plan de salvación y a dar a los hombres el privilegio de adorar a Dios en espíritu y en verdad siempre y cuando estuviesen dispuestos a recibirla.

UNA DISPENSACIÓN RESERVADA PARA LOS ÚLTIMOS DIAS. Antes de su ascensión el Señor indicó a los apóstoles que la restauración de todas las cosas no era para sus días o época y que a ellos no les correspondía “saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad”. Pedro y Pablo dejaron bien claro en sus enseñanzas, que habría otra dispensación del evangelio, la cual vendría después de la que había cuando ellos vivían y esta dispensación final sería dada poco antes de la segunda venida del Hijo de Diospara preparar a los hombres y a la tierra para la restauración de todas las cosas mencionadas por todos los profetas.

EL CONVENIO CON ABRAHAM

HIJOS DEL CONVENIO. Por causa de la fidelidad de Abraham, el Señor le prometió hacer de él —a través de su posteridad— una gran nación y una bendición para todas las naciones hasta el fin de los tiempos. Dijo el Señor: “Y las bendeciré mediante tu nombre; pues cuantos reciban este evangelio llevarán tu nombre, y serán contados entre tu simiente, y se levantarán y te bendecirán como su padre.”

Los descendientes de Abraham, las tribus de Israel, vinieron a ser el pueblo elegido del Señor de acuerdo con la promesa. El Señor los honró, los alimentó, los cuidó con gran celo, hasta que llegaron a ser una gran nación en la tierra que el Señor había dado a sus padres. A pesar de este tierno cuidado y de las instrucciones y advertencias que este pueblo recibía de tiempo en tiempo a través de sus profetas, no pudo comprender la bondad del Señor y se apartó de El. Por causa de su rebelión fue expulsado de su tierra y fue esparcido entre las naciones. Su sacerdocio se perdió y el pueblo quedó en tinieblas espirituales.

EL CONVENIO CON ABRAHAM CONTINUÓ CON ISRAEL. Estos convenios que fueron hechos con Abraham continuaron y fueron ampliados no cambiados— a medida que el tiempo fue transcu­rriendoy en los días de Moisés el Señor dio muchos mandamientos basados sobre estos convenios originales efectuados con la casa de Israel. Si leéis el capítulo 26 de Levítico y el capítulo 28 de Deuteronomio —hay muchos otros capítulos en la Biblia que también sirven para este fin, pero éstos especialmente— encontraréis el registro de muchas cosas por vía de convenio, promesa y amonestación, las cuales el Señor dio a Israel. El dijo lo que les sucedería si guardaban sus mandamientos, les habló de las consecuencias de quebrantarlos. Todo eso fue claramente expresado en estas Escrituras antes que los israelitas entrasen en la Tierra Prometida.

ISRAEL FUE ESPARCIDO POR RECHAZAR LOS CONVENIOS. A medida que transcurrió el tiempo, los israelitas violaron estos convenios. Se apartaron de las amonestaciones, de los mandamientos, de las instrucciones que el Señor les dio mediante el profeta Moisés y finalmente, por causa de esa rebeliónlas maldiciones vinieron sobre ellos y fueron esparcidos entre las naciones de la tierra. Las diez tribus fueron llevadas cautivas y posteriormente se dirigieron hacia el norte y nadie sabe dónde están; pero de los hijos de Israel muchos fueron esparcidos entre las naciones.

Israel, vosotros lo sabéis, fue dividida en dos naciones antes de que se efectuase esa dispersión: la nación de Israel, integrada por diez tribus, y la nación de Judá, por dos tribus. Esto ocurrió después de los días de Salomón, bajo el reinado de Roboam, hijo de Salomón. Finalmente, digo, las diez tribus fueron llevadas cautivas a causa de su rebelión y extrema iniquidad.

LOS CONVENIOS ANTIGUOS SON RENOVADOS. Los judíos continuaron en posesión de la tierra de Palestina hasta después de los días de Cristo. Luego, por causa de su iniquidad y por el hecho de que se habían levantado contra el Hijo de Dios, también fueron esparcidos entre las naciones de la tierra y vinieron a ser un escarnio y oprobio, y así tenían que permanecer dice el Señor, hasta que se cumpliese el tiempo de los gentiles. Ahora los judíos están siendo congregados de nuevo, porque el tiempo de los gentiles está llegando a su final.

El Señor, a través de sus profetas, antes de que Israel fuese completamente esparcido, habló de nuestra época. Habló de los convenios y cómo en estos postreros tiempos El renovaría esos convenios sobre Israel, después que Israel fuese congregado.