Capítulo 11
La Restauración de todas las Cosas
UNA OBRA MARAVILLOSA Y UN PRODIGIO
EL PORQUÉ DE LA RESTAURACIÓN. El convenio sempiterno había sido quebrantado; el entendimiento correcto de los principios del evangelio había desaparecido por causa de la apostasía; el derecho de oficiar en las ordenanzas del evangelio había cesado entre los hombres. Fue necesario que todo esto fuese restaurado y que la fe aumentase entre la gente porque fueron abiertos los cielos y vino la restauración del evangelio.
CÓMO SE PRODUCE LA RESTAURACIÓN. A fin de efectuar esta restauración, deben abrirse los cielos. Necesariamente deben venir a la tierra mensajeros enviados por Dios. ¿De qué otra manera podrían ser reveladas las cosas de los cielos? Es necesario que algunos hombres sean elegidos en la tierra e investidos con el sacerdocio a fin de dirigir la obra del Señor. Este, en la economía del Todopoderoso, siempre es el plan.
Es necesario que se envíen testigos, como en dispensaciones anteriores, investidos de autoridad divina, a fin de amonestar a la gente y predicar el evangelio de arrepentimiento, con el propósito de que los hombres se pongan en armonía con la palabra revelada de Dios. Fue por esta razón que el Señor declaró: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones” antes de que venga el fin de los inicuos.
¿QUÉ ES LO QUE TIENE QUE SER RESTAURADO? En esta restauración es necesario que la iglesia de Jesucristo en su sencillez y verdad, sea establecida. Todas las llaves y poderes poseídos por los profetas de dispensaciones anteriores, deben ser conferidos sobre los representantes de Dios elegidos sobre la tierra. De esta manera, toda la autoridad y las llaves del sacerdocio del pasado, confluirán en la dispensación más gloriosa y más grande, así como los claros arroyos confluyen en un río majestuoso. El convenio sempiterno una vez dado a los antiguos, y del cual Isaías dice que quedó quebrantado, debe ser restaurado.
Los convenios que el Señor le prometió a Israel —y los que los gentiles pueden compartir mediante la fe y el arrepentimiento— deben ser conferidos. “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonare la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”.
EL MILENIO Y RESTAURACIÓN. Cuando venga ese día la “tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar”. La iniquidad será destruida, pues Jehová “juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío”.
En ese día no habrá “cristiandad dividida”. Todos los que no se arrepientan y no reciban el evangelio pronto serán quitados y los que queden aprenderán a adorar al Dios verdadero y viviente en espíritu y en verdad. La iglesia de Jesucristo dominará por completo sobre toda la tierra, pues Cristo será el Rey y Liberador. La paz prevalecerá entre los hombres como entre los animales, Satanás será atado y su dominio, el cual ha tenido por usurpación y fraude desde el comienzo de la existencia temporal de la tierra, llegará a su fin. El legítimo Rey reinará y sus santos poseerán el reino de acuerdo con la visión de Daniel.
Jerusalén llegara a ser una ciudad justa cuando Israel esté congregado y redimido. Sión también será purificada de toda iniquidad y en aquel día, cuando Cristo reine, la palabra del Señor a Isaías se cumplirá: “Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová”.
RESTAURACIÓN DE LA TIERRA. Isaías ha predicho como parte de esta gran restauración, la aparición de “nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento”. Estos nuevos cielos y tierra no son sino parte de la gran restauración según está declarado en nuestro Décimo Artículo de Fe:
“Creemos en la congregación literal del pueblo de Israel y en la restauración de las Diez Tribus; que Sión será edificada sobre este continente (de América); que Cristo reinará personalmente sobre la tierra, y que la tierra será renovada y recibirá su gloria paradisíaca.”
La superficie de la tierra ¿será devuelta? a su forma original, como era antes de ser dividida y la tierra de Jerusalén y la de Sión ¿serán devueltas? a su propio lugar, y la tierra será como era antes en su gloria paradisíaca. Los montes se derribarán y los valles no se hallarán, y el gran mar será arrojado hacia el norte y las islas serán una sola tierra.
PARA LA RESTAURACIÓN ES NECESARIO QUE HAYA UN PROFETA. Puesto que los profetas predijeron que en los postreros días, el Señor recogería a Israel y que una vez más les revelaría sus convenios, la razón demanda que estos convenios y las llaves de esta restauración sean dadas a algún mensajero elegido. José Smith es ese mensajero. El tenía que venir en la época en que la gente se estaría acercando al Señor con su boca y honrándolo con los labios, pero apartada de El en el corazón, siendo el temor a Dios enseñado por preceptos de hombres. Sería en ese día, dijo el Señor, que “excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos”.
RESTAURACIÓN: PRECEPTO POR PRECEPTO. A través de todo el esquema de la restauración se ve un hermoso hilo de correspondencia. José Smith y Oliverio Cowdery no podían prever el fin desde el principio, pero el Señor era el Arquitecto y se los hizo conocer poco a poco, según el conocimiento y la organización resultaran necesarios, hasta que quedó restaurada la estructura perfecta de la Iglesia.
La inspiración queda al descubierto en el hecho de que cada parte, según fue revelada, resultaba en perfecta armonía con lo que había venido antes. No hubo necesidad de eliminar, de cambiar o de ajustar parte alguna para hacerla encajar en el todo, sino que cada nueva revelación en cuanto a doctrina y sacerdocio, ocupó su lugar perfectamente para completar la estructura entera, según había sido planeado por el Gran Constructor. La organización de la iglesia en todas sus partes y funciones ha sido proclamada, aun por los enemigos de ella, tan próxima a la perfección, como ninguna otra organización de la tierra.
ELÍAS, ELÍAS EL PROFETA Y LA RESTAURACIÓN
ELÍAS: UN ESLABÓN ENTRE LAS DISPENSACIONES. Parece ser sumamente apropiado que el último de los profetas antiguos cerrase sus predicciones con una promesa a las generaciones futuras y que en esa promesa hablase de una época en la que habría un eslabonamiento de las dispensaciones pasadas con las de épocas posteriores.
Malaquías, con sus dichos proféticos, ha demostrado ser un misterio inaccesible para la mayoría de los comentaristas. Esto es especialmente cierto en cuanto a su declaración sobre la venida de Elías el Profeta. La razón de este obstáculo consiste más que nada en el fracaso de los comentaristas de la Biblia en comprender cómo es posible y razonable que un antiguo profeta que vivió unos 1000 años antes de la época de Cristo, sea enviado en estos días con un poder tan sorprendente como el descrito por Malaquías, y el cual estaba en Elías el profeta.
JUAN EL BAUTISTA: UN ELÍAS. La interpretación popular ha consistido en decir que esta profecía fue cumplida en la venida de Juan el Bautista como un Elías, con poder para convertir el corazón de los padres a los hijos y el de los hijos a los padres. Una de las razones que explicarían esta interpretación es el fracaso de esos eruditos en entender las palabras del ángel a Zacarías, en relación a Juan, las cuales son las siguientes:
“E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto”.
Cierto es que Juan vino con el espíritu y poder de Elías, pero no para cumplir la promesa hecha por Malaquías, la cual demuestra en su contexto que es algo planeado para ocurrir en los postreros días o poco antes del día grande y terrible del Señor, cuando Cristo efectúe su segunda venida a la tierra.
Tampoco debería parecer poco razonable para alguien que tiene fe en las Escrituras, creer que un profeta antiguo pudiera ser enviado a la tierra en épocas posteriores. Hay una historia potente en los escritos de los evangelistas, en cuanto a la aparición de Moisés y Elías ante Pedro, Jacobo y Juan mientras estaban con Cristo en el Monte de la Transfiguración. Y bien, si Moisés y Elías pudieron aparecer cientos de años después de haber vivido en la tierra, ante estos discípulos, ¿no es razonable creer que podían ser enviados nuevamente con un mensaje de salvación y con autoridad, a hombres de nuestra época?
ELÍAS RESTAURARÍA TODAS LAS COSAS. Cuando el Salvador y estos discípulos bajaron del Monte de la Transfiguración, el Señor les encargó que no dijesen a nadie en cuanto a esta manifestación en tanto que El no se levantase de entre los muertos. Sin embargo, ellos estaban ansiosos de saber algo acerca de la venida de Elías y en contestación a la pregunta de ellos, el Señor les dijo: “A la verdad Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron.” Entonces supieron los discípulos que el Maestro hablaba de Juan.
El Salvador dejó bien establecido que Juan el Bautista había venido como un Elías, o para preparar el camino delante de El, pero también dejó bien asentado que en otro momento futuro vendría otro Elías con el poder de restaurar todas las cosas. Juan no restauró todas las cosas durante su breve ministerio, a pesar de lo importante que fue. Su obra fue de preparación para el ministerio de Jesucristo y en este sentido fue un Elías.
El nombre Elías es más que un nombre propio; es también un título. Un Elías es aquel que va delante de otro que es mayor, con el fin de preparar el camino para ese mayor que viene detrás. Juan sirvió en este llamamiento, pero no como restaurador de todas las cosas. Es claro que la restauración de todas las cosas no fue el fin que él persiguió durante el meridiano de los tiempos, cuando Cristo estaba en su propio ministerio. Esta gran obra esta reservada para los postreros días. Consideremos un momento este punto.
LA RESTAURACIÓN VENDRÍA DESPUÉS DE LA ÉPOCA DEL NUEVO TESTAMENTO. Poco antes de la ascensión de nuestro Señor, los discípulos le hicieron esta pregunta: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” Elles dijo: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad”.
Esta respuesta tiene solamente un significado, el cual es que la restauración no era para su tiempo. Poco después esta verdad se tornó muy clara para estos discípulos. Fue un poco después de este suceso que Pedro se encontraba amonestando a algunos de los judíos que habían contribuido a la muerte del Señor. Les dijo que debían arrepentirse y convertirse, a fin de que sus pecados fuesen borrados, “Para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo”.
Pablo también, al escribir a los santos de Efeso, dijo que en la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos, el Padre recogería en una todas las cosas de Cristo, “así las que están en los cielos, como las que están en la tierra”.
LA RESTAURACIÓN PRECEDERÍA A LA SEGUNDA VENIDA. Los discípulos sabían que la restitución no vendría hasta la proximidad de la segunda venida de Jesucristo y tendría que ser en esa época cuando Elías el Profeta trajese su sacerdocio a la tierra y restaurase entre los hombres el poder de sellar en la tierra y en los cielos, de manera que el género humano pudiese tener medios para escapar a la destrucción que espera a los malvados en aquel día grande y terrible del Señor. Este día grande y terrible no puede ser otro que el de la venida de Jesucristo para establecer su reino en poder sobre la tierra y para limpiarla de toda iniquidad. No será un día de temor y espanto para los justos, sino que será de temor y terror para los inmundos. Esto hemos aprendido de las palabras de nuestro Salvador mismo.
SE RESTAURARÍAN LAS LLAVES DE TODAS LAS DISPENSACIONES ANTERIORES. En la restauración de la autoridad era necesario que Juan el Bautista —el mensajero que anteriormente había sido mandado a preparar el camino viniera primero. Luego Pedro, Jacobo (Santiago) y Juan, los cuales poseían las llaves del sacerdocio mayor, tendrían que venir y dar su poder a fin de que la Iglesia fuese organizada en la tierra. Pedro, Jacobo y Juan, los tres apóstoles principales, quienes constituían la Presidencia de la Iglesia en aquella época, eran los personajes que por lógica tenían que venir con esta autoridad.
Pero había otros que tenían que venir. Después de la venida de los apóstoles no sabemos cuál fue el orden que se siguió. Es natural que lleguemos a la conclusión de que las autoridades reveladas y restauradas comenzarían con Adán, “el primer hombre”. Luego seguiría Enoc, Noé, etc., por la línea de autoridad hasta la Dispensación del Meridiano de los Tiempos.
ELÍAS, EL DE LA ÉPOCA DE ABRAHÁM. No se nos ha informado en cuanto a la identidad del hombre llamado Elías que vivía en la época de Abraham. Algunos piensan que era Melquisedec, pero nosotros sabemos que este Elías tenía las llaves de la dispensación en la que vivió Abraham. El, también, vino y restauró su autoridad, la cual es la restauración del evangelio con todos sus convenios tal como fue dado en los días de Abraham.
EL ELÍAS DE LA RESTAURACIÓN. El Elías que tenía que restaurar todas las cosas es un Elías compuesto. En otras palabras, la restauración no fue hecha por un solo personaje, sino por muchos y al hablar de Elías que vendría a restaurar todas las cosas, el Señor estaba usando ese título en un sentido plural, teniendo en mente a todos los profetas que vinieron para restaurar la plenitud del evangelio. Esto incluía a Juan el Bautista, a Pedro, Jacobo y Juan, y a todos los profetas antiguos que restauraron las llaves desde los días de Adán.
ALCANCE MUNDIAL DE LA RESTAURACIÓN
LOS REFORMADORES PREPARARON LA VÍA PARA LA RESTAURACIÓN. En preparación para esta restauración el Señor levantó a hombres nobles, tales como Lutero, Calvino, Knox y otros a los que llamamos reformadores, y les dio poder para romper las ataduras que sujetaban a los hombres y les negaban el sagrado derecho de adorar a Dios de acuerdo con los dictados de su conciencia. El Altísimo dio el libre albedrío a los hombres, o sea el poder de actuar por sí mismos en la elección de lo bueno o lo malo, y lo otorgó antes de que los cimientos de la tierra fuesen colocados; pero el dragón, desde el principio y al ser arrojado de los cielos, se ha esforzado por quitar de los hombres este gran don de Dios.
En los días de mayor oscuridad espiritual, cuando el mal bramaba, el Señor levantó hombres honorables que se rebelaron contra la tiranía del dragón y de sus emisarios que tenían dominio sobre la tierra, los que habían subyugado la conciencia de los hombres en abyecta esclavitud.
Los Santos de los Ultimos Días rinden honor a estos grandes y valientes reformadores, los cuales deshicieron los grilletes que sujetaban al mundo religioso. El Señor fue su Protector en esta misión, la cual estuvo preñada de peligros. En aquel día, sin embargo, no había llegado el tiempo para la restauración de la plenitud del evangelio. La obra de los reformadores fue de gran importancia, pero fue una obra preparatoria y ellos no perderán ni un ápice de su muy merecida recompensa.
No fue sino hasta el final del primer cuarto del siglo diecinueve cuando llegó plenamente el tiempo para la restauración de la luz y verdad en su plenitud primitiva. En aquel momento, el mundo había sido preparado suficientemente, tanto en el establecimiento de la libertad política como religiosa para que la iglesia de Jesucristo y el santo sacerdocio fuesen traídos sin problema a la tierra.
PROFECÍA DE JOEL REFERENTE A LOS POSTREROS DÍAS. El segundo capítulo de Joel, comenzando con el versículo 27, dice así:
“Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado. Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñaran sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo: porque en el monte de Sión y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado.”
Naturalmente que nosotros entendemos que habrá dos cabeceras: Sión y Jerusalén, y de estas dos ciudades saldrá la palabra del Señor y sus mandamientos, no solamente para quienes son miembros de la Iglesia, sino para las naciones de la tierra, cuando su reino esté establecido plenamente.
EL SEÑOR DERRAMARÁ SU ESPÍRITU SOBRE TODA CARNE. El tiempo en que el sol se oscurecerá y la luna se volverá como sangre, no ha llegado aún; pero el Señor ya ha comenzado a derramar su Espíritu sobre toda carne, y encontramos aun ahora que los hijos y las hijas profetizan; los ancianos sueñan sueños y los jóvenes ven visiones.
Y bien, mis hermanas y hermanos, yo no voy a limitar esta profecía a los miembros de la iglesia. El Señor dijo que El derramaría su Espíritu sobre toda carne. Eso no significa que el Espíritu Santo sea enviado sobre toda carne y que todos sean partícipes de las bendiciones que tienen el privilegio de recibir quienes han sido bautizados e investidos y se han convertido en miembros de la Iglesia; sino que el Señor derramará sus bendiciones sobre toda carne (todo hombre) y la usará para llevar a efecto sus propósitos.
EL RENACIMIENTO PREPARÓ LA VÍA PARA LA RESTAURACIÓN. Creo, con toda propiedad, que podríamos remontarnos a los días de la revivificación del saber —el Renacimiento, como se le llama—, y a la reforma ocurrida en los siglos quince y dieciséis, para encontrar el comienzo del cumplimiento de esta promesa. El Señor tuvo que comenzar en aquellos días a preparar el camino para la introducción de la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos, porque en los siglos catorce y quince, el mundo cristiano estaba en la obscuridad absoluta; una mortaja de tinieblas pendía sobre el mundo, tal como supongo que nunca se había visto antes, y la corrupción de la que a sí misma se llamaba Iglesia Cristiana, llegaba más allá de lo que se puede creer.
Pero durante los siglos quince y dieciséis, el renacimiento del saber rompió las tinieblas y preparó el camino para la reforma que en el siglo dieciséis había ganado terreno. Este fue realmente el amanecer de nuestro día presente. El yugo de aquel gran poder, que había mantenido atadas a las naciones no solamente físicamente sino también en lo espiritual, estaba roto; y rayos de luz comenzaron a encontrar su camino, de manera que la libertad de creencia religiosa y la libertad política quedaron establecidas.
LAS INVENCIONES PREPARARON EL CAMINO PARA LA RESTAURACIÓN. Si apartáis el tiempo necesario para reflexionar, encontraréis que en el campo de los descubrimientos y de las invenciones las cosas han sucedido en una forma lógica, paso por paso, según la gente se preparaba para recibirlas; y cada paso ha sido dado para establecer sobre la tierra la verdad del evangelio sempiterno. De este modo, cuando la gente comenzó a estudiar y aprender tal como lo hizo en aquellos días, y cuando el saber empezó a expandirse, apareció la imprenta y facilitó la publicación de libros y otros asuntos, así como la distribución de los mismos entre los hombres, de manera que todos pudieron aprender a leer y escribir.
Antes de ese tiempo el hombre común no podía leer y quien tenía instrucción era la clase privilegiada, usualmente el clero; y si un hombre era acusado de alguna ofensa, si él podía leer y escribir y mostrar que poseía algo de instrucción podía pedir un juicio ante la corte eclesiástica en lugar de tenerlo ante la corte civil, lo cual era ventajoso para él, porque se requería mayor cantidad de testigos para probar un cargo contra un individuo, ante la corte eclesiástica, que ante las cortes civiles.
LA IGNORANCIA PREVALECIÓ EN LAS ÉPOCAS DE OSCURIDAD. EL hombre instruido podía ingresar al ministerio y el hombre común se mantenía en la oscuridad, sobre todo en lo concerniente a las Escrituras, ya que prevalecía la idea de que éstas no debían estar en poder del pueblo. Uno de los grandes líderes del pensamiento religioso de aquel entonces dijo que lamentaba el hecho de la invención de la imprenta, porque mediante ella las Escrituras, la joyas de la iglesia, dijo, estaban tornándose comunes entre los laicos; y él deploraba que así fuese porque eso era una profanación de las cosas sagradas. Ese era el espíritu de la época.
Y de esta forma podemos seguir el hilo de los acontecimientos paso a paso; y vemos que los descubrimientos y las invenciones vinieron lógicamente, cuando más necesario era. Antes de los días de Colón la gente pensaba que más allá de los límites del Océano Atlántico había un mar de tinieblas, al otro lado del cual había dragones y que si alguien se hacía a la mar, pronto sería presa fácil de aquellos terribles monstruos.
LAS INVENCIONES VIENEN MEDIANTE EL ESPÍRITU DEL SEÑOR. Nunca se ha dado un paso desde aquel día hasta el presente, en descubrimiento o invención, en el que el Espíritu del Señor (esto es, el espíritu del cual habló Joel, la Luz de Cristo, ¡no el Espíritu Santo!) no haya sido la fuerza principal que descansaba sobre el individuo y era la causa de que él efectuase el descubrimiento o la invención. El mundo no entiende eso, pero para mí es perfectamente claro; y no siempre ha usado el Señor a quienes tienen fe, ni así lo hace hoy en día. El usa mentes que sean flexibles y que puedan ser dirigidas en ciertas direcciones a fin de efectuar su obra, no importa si ese hombre cree en El o no.
América tenía que ser descubierta, porque era sobre esta tierra donde el evangelio iba a ser restaurado. Era necesario que hubiese una ruptura en el poder despótico; el feudalismo tenía que llegar a su fin; los hombres tenían que ser libertados. Fue necesario organizar parlamentos; que la Carta Magna fuese dada al pueblo y que la gente tuviese voz concerniente a lo que debía ser tanto como a lo que no debía ser en materia de gobierno.
LA CONSTITUCIÓN DE LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA Y LA RESTAURACIÓN. Todo esto tuvo que suceder antes del establecimiento de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días sobre la tierra. Estos hechos ocurrieron en Europa antes del descubrimiento de América. Después que América fue descubierta, la libertad cobró sobre este territorio un fuerte ímpetu que el viejo mundo no pudo darle y mediante el derramamiento de sangre la tierra fue redimida (el Señor lo ha dicho) y la libertad proclamada en la constitución de los Estados Unidos, de manera que la gente proveniente de toda la tierra pudiese encontrar un lugar de refugio en América, la Tierra de Promisión. Cuando esto se cumplió, llegó el tiempo de que el evangelio de Jesucristo saliese a la luz y fuese establecido sobre la tierra.
LAS INVENCIONES FUERON RESERVADAS PARA LA ERA DE LA RESTAURACIÓN. Desde entonces, ha habido muchos grandes descubrimientos. De hecho, desde el establecimiento del evangelio, estos descubrimientos e invenciones han aumentado más rápidamente, y hemos visto, posiblemente — permitidme decir que en el Último cuarto de siglo— más de lo que se vio durante todos los años anteriores, desde los días del renacimiento del saber y de la reforma, hasta la visita de Moroni al profeta José Smith.
Entre otras cosas que han sido descubiertas e inventadas —y ahora no me limito a la época posterior a la restauración del evangelio, sino incluyo la anterior— encontramos: maquinaria que ahorra trabajo, máquinas de hilo, tejer, coser; máquinas adecuadas para la agricultura y maquinaria para todo uso. Todo eso, naturalmente, vino antes del establecimiento del evangelio. El descubrimiento de la energía del vapor fue anterior a ese momento, pero desde entonces vemos cómo se ha desarrollado. Ved cómo se han desarrollado todas estas cosas; cada uno de estos descubrimientos, los cuales se lograron antes de la venida de Moroni, o digamos, antes del establecimiento de la Iglesia en 1830, se ha desarrollado y perfeccionado en miles de formas.
LAS INVENCIONES AYUDAN A CUMPLIR LA PROFECÍA DE JOEL. Y bien, me he referido a estas cosas como al cumplimiento de la predicción hecha por el profeta Joel y la cual Moroni dijo al profeta José Smith que estaba a punto de ser cumplida en esta Dispensación del Cumplimiento de los Fiempos. Yo solamente la he mencionado superficialmente, pues el tiempo no permite entrar en detalles. Observad estas lamparillas eléctricas, nosotros podemos sentarnos en esta sala y vernos unos a otros y me es posible leer ante vosotros con la ayuda de estas luces, la cual proviene de la electricidad. Hemos sabido eso durante largo tiempo, pero no ha sido durante mucho tiempo que hemos estado usando la lamparilla eléctrica y ved qué grado de perfección ha alcanzado.
Además, como se ha declarado, la electricidad es usada como fuerza de propulsión: ¡para mover máquinas, para conducir nuestros automóviles por las calles y de ciudad en ciudad! También es usada para levantar grandes pesos; mediante el poder de la electricidad se hacen grandes imanes con los cuales se pueden levantar pesados cargamentos de metales y cambiarlos de un lugar a otro; y el hombre ha aprendido a usar en varias formas esta gran energía de la que tan poco sabían.
LOS INVENTORES SON USADOS PARA LOS PROPÓSITOS DEL SEÑOR. Y bien, ¿creéis vosotros que estos descubrimientos e invenciones de Marconi, de Edison, de Bell, de Stephenson sin nombrar a otros inventores y descubridores, han surgido simplemente porque estos hombres se han sentado a meditar sobre estos asuntos y los han descubierto de manera accidental? Ni pensarlo; ha sido el Espíritu del Señor, la Luz de Cristo, el que ha estado detrás de ello y los ha estado impeliendo a efectuar esas diferentes cosas; ¿por qué? Porque el tiempo está aquí; es la estación. Ahora estamos listos para estos descubrimientos, para estas invenciones, y todas tienen relación con la restauración del evangelio y la preparación para un tiempo aún futuro, pero que pronto llegará, cuando Cristo reine sobre la tierra y la paz permanezca durante un período de mil años. Con ese fin ha sucedido todo.
Bien, un hombre como Edison puede decir: “Yo no creo en un ser supremo.” Yo no sé si él cree o no; algunos de estos hombres no creen en nada. Sin embargo, el Señor, en su gran misericordia, pasa por encima de eso y usa al individuo, porque éste está adaptado a cierto tipo de labor, y El, mediante su Espíritu, puede inspirar a este hombre para hacer esa gran obra. De esta manera el hombre sigue adelante y la realiza… todo para el establecimiento del reino de Dios.
LOS SANTOS TIENEN EL MENSAJE DE SALVACIÓN. A veces nosotros, en nuestra estrecha forma de mirar las cosas, pensamos que por ser el pueblo del Señor El nos está usando y nos usará solamente a nosotros. Como nuestro propósito es ir adelante y predicar el evangelio y guiar a los honestos hasta Sión con cánticos de gozo sempiterno, tal vez tengamos la idea de que “somos el pueblo”, como dijo Job, “y con [nosotros] morirá la sabiduría”. Pero el Señor está usando otras fuerzas, otras gentes y otros poderes.
Tenemos que efectuar la gran obra de salvación para los vivos y los muertos, y esas otras gentes están preparando el camino en otras direcciones, lo cual no podemos hacer nosotros, porque nuestro tiempo debe servir para otra cosa.
EL SEÑOR USA GENTE DEL MUNDO PARA REALIZAR SUS PROPÓSITOS. Yo no espero que estos grandes descubrimientos vengan particularmente de entre los Santos de los Ultimos Días, porque el Señor nos ha dado otra obra para hacer, y, por lo tanto, El ocupa a estas personas que disponen de tiempo y que están afuera de la Iglesia, para efectuar grandes descubrimientos científicos. Pero no los usa solamente a ellos. Tal vez utilice a algunos de nosotros también, en ese sentido, pero es así como lo hace, y a mí me parece muy razonable que derrame su Espíritu sobre esas personas que se desenvuelven en otros medios.
Vosotros sabéis que Pedro tenía la idea de que el evangelio era solamente para los judíos. El Señor tuvo dificultad para convencerlo de que Cornelio era digno del bautismo y de la salvación. No nos volvamos tan estrechos de mente como para pensar que porque tenemos el evangelio y la salvación con nosotros, el Señor limitará el cumplimiento de las Escrituras a los Santos de los Ultimos Días solamente y que derramará su Espíritu solamente sobre nuestros hijos y sobre nuestros siervos, nuestros ancianos y nuestros jóvenes. No debemos pensar que el Señor usa solamente a los de su Iglesia y reino. El está usando a todo aquel que crea prudente usar, aun a aquellos que lo rechazan, a fin de llevar a efecto sus propósitos. Estos hombres tal vez digan: “Yo no creo”, y “Yo he hecho ésto”, y posiblemente se adjudiquen el honor a sí mismos, pero el honor le corresponde a Dios.
INVENCIONES DE LOS QUE NO SON DE LA IGLESIA. Nuestra voz se oye y es reconocida posiblemente a mil millas de distancia, y las palabras dejan su impresión en la mente de los que están escuchando casi en la misma forma como si estuviesen sentados en presencia del orador, tal como ahora lo estáis vosotros. Pienso que esto es maravilloso y sin embargo, este gran descubrimiento no vino por medio de revelación a un miembro de la Iglesia; no fue mandado a través de alguien que tiene el sacerdocio, sino que vino por medio de alguien que no era de la Iglesia, mas uno que fue inspirado por el Señor para dar esta gran bendición al mundo. Y así es con muchas cosas: el automóvil y el aeroplano como medios de transporte; el altoparlante y todos esos grandes descubrimientos que han venido a través de la investigación científica; han venido, la mayoría de ellos, de fuera de la Iglesia.
LAS INVENCIONES MODERNAS SON PARTE DEL CUMPLIMIENTO DE LOS TIEMPOS. Sin embargo, insisto en que de no haberse realizado la restauración del evangelio y la organización de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días, no habría radio, no habría aviones y no se habría llegado a los maravillosos descubrimientos en medicina, química, electricidad y en las muchas otras cosas con las que el mundo se ha beneficiado enormemente.
Bajo tales condiciones, estas bendiciones habrían permanecido restringidas, pues ellas pertenecen a la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos de la cual la restauración del evangelio y la organización de la Iglesia constituyen el punto central, y de donde irradia el Espíritu del Señor para todo el mundo. La inspiración del Señor se ha esparcido y se ha apoderado de la mente de los hombres, aunque ellos no lo sepan, para ser dirigidos por el Señor. En esta forma El los atrae a su servicio, a fin de que sus propios propósitos y su justicia, en el debido tiempo, puedan ser supremos en la tierra.
Ahora permitidme decir brevemente que no creo en ningún instante que estos descubrimientos hayan ocurrido por casualidad, o que hayan venido por causa de una inteligencia superior ya poseída por los hombres de hoy en día, por encima de los que vivieron en épocas antiguas. Han venido y están viniendo porque el tiempo está en su sazón, porque el Señor lo ha querido y porque El ha derramado su Espíritu sobre toda carne.
























