Doctrina y Convenios Sección 71

Doctrina y Convenios
Sección 71


Contexto Histórico

A finales de 1831, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días enfrentaba una creciente oposición en Hiram, Ohio, y las regiones circundantes. Uno de los principales instigadores de esta oposición fue Ezra Booth, un exmiembro de la Iglesia que había apostatado. Booth escribió y publicó una serie de cartas en un periódico local que contenían críticas y acusaciones contra José Smith y la Iglesia. Estas cartas eran hostiles y generaron confusión y sentimientos negativos entre los residentes de la zona.

En este momento, José Smith y Sidney Rigdon estaban dedicados a la traducción inspirada de la Biblia. Sin embargo, ante la urgencia de contrarrestar la oposición y calmar los ánimos hostiles, el Señor reveló esta instrucción, que requería que ellos suspendieran temporalmente su obra de traducción para enfocarse en la predicación del evangelio.

La Sección 71 es una revelación dirigida específicamente a José Smith y Sidney Rigdon, instruyéndolos a salir y proclamar el evangelio tanto a los miembros de la Iglesia como a las comunidades cercanas. Su misión incluía no solo enseñar y testificar, sino también confrontar públicamente a los opositores, invitándolos a debatir sobre los principios del evangelio. El Señor les prometió que, si eran fieles, sus enemigos serían confundidos y avergonzados.

El Señor aseguró a José y Sidney que ninguna arma ni argumento en su contra prosperaría. Esta promesa les ofreció ánimo y fortaleza para enfrentar la hostilidad con valentía, sabiendo que la verdad del evangelio prevalecería. El Señor también prometió bendiciones adicionales a aquellos que aceptaran y recibieran Su mensaje.

En diciembre de 1831, José Smith y Sidney Rigdon se encontraban en Hiram, Ohio, inmersos en la traducción de la Biblia, una obra que requería profunda inspiración y dedicación. Sin embargo, los ataques verbales y escritos de Ezra Booth, un antiguo miembro que había abandonado la Iglesia, comenzaron a generar un ambiente hostil hacia los santos. Booth, aprovechando la prensa local, difundió críticas y acusaciones que confundieron a la población y encendieron prejuicios contra la Iglesia.

En este contexto, el Señor reveló a José Smith y Sidney Rigdon que dejaran temporalmente su labor de traducción para abordar directamente la oposición. La revelación, registrada como la Sección 71 de Doctrina y Convenios, les instruyó a proclamar el evangelio en las comunidades vecinas y dentro de la Iglesia. El Señor les pidió que explicaran los misterios del reino utilizando las Escrituras y les dio permiso para invitar a sus opositores a debatir públicamente sobre los principios del evangelio.

Esta misión no solo tenía el propósito de confundir a los enemigos de la Iglesia, sino también de fortalecer a los santos y preparar el camino para futuras revelaciones. El Señor les prometió a José y Sidney que estarían protegidos y que ninguna arma o argumento contra ellos prosperaría. Su fidelidad a esta misión sería una manifestación de la veracidad del evangelio y del poder de Dios en sus vidas.

Con esta promesa y confianza divina, José Smith y Sidney Rigdon salieron al campo misional, demostrando valentía y fe al enfrentar la oposición. Esta revelación no solo les dio dirección en un momento crucial, sino que también fortaleció su testimonio de que el evangelio, respaldado por el poder del Señor, prevalece frente a la adversidad.

La Sección 71 destaca principios fundamentales de la obra misional y la protección divina. Los versículos seleccionados enseñan que la proclamación del evangelio es una tarea guiada por el Espíritu y respaldada por el poder del Señor. Prometen bendiciones para quienes reciben el mensaje con fe y seguridad para quienes trabajan diligentemente en la viña del Señor.

Este capítulo invita a todos los discípulos de Cristo a enfrentar la oposición con valor, confiar en la guía divina y trabajar con diligencia para preparar el camino para futuras bendiciones y revelaciones. El Señor siempre protegerá a Sus siervos y asegurará que Su obra avance.


1. Predicar el Evangelio y proclamar los misterios del reino


Versículo 1: “He aquí, así os dice el Señor a vosotros, mis siervos José Smith, hijo, y Sidney Rigdon: Ciertamente ha llegado el tiempo en que es necesario y oportuno que abráis vuestra boca para proclamar mi evangelio, las cosas del reino, explicando sus misterios por medio de las Escrituras, de acuerdo con la porción del Espíritu y del poder que se os dará según mi voluntad.”
Este versículo destaca el mandato del Señor a Sus siervos de abrir su boca para proclamar el evangelio, utilizando las Escrituras y el Espíritu para explicar los misterios del reino. Esto enfatiza que el Señor dirige cuándo y cómo proclamar Su palabra, garantizando que Sus siervos sean guiados por Su poder y voluntad. El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Cuando el Señor abre una puerta para compartir el evangelio, debemos tener el valor de cruzarla, confiando en que el Espíritu nos guiará.” (Conferencia General, abril de 2020).

“He aquí, así os dice el Señor…”
El Señor comienza esta instrucción declarando Su autoridad divina. Este llamado no es una sugerencia humana, sino una instrucción directa del Salvador a Sus siervos. Esto refuerza el principio de que toda obra en el reino de Dios se realiza bajo Su dirección.
Doctrina y Convenios 1:38: “Sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo.” El presidente Russell M. Nelson declaró: “El Señor dirige Su obra mediante revelación a Sus profetas.” (Conferencia General, abril de 2018).
Esta introducción establece la importancia de obedecer el llamado del Señor, sabiendo que Su dirección es perfecta y se da en el tiempo correcto.

“…a vosotros, mis siervos José Smith, hijo, y Sidney Rigdon…”
El Señor llama específicamente a José Smith y Sidney Rigdon, quienes desempeñaban roles fundamentales en la obra del evangelio. Esto resalta que el Señor llama a individuos específicos según sus dones, circunstancias y preparación para cumplir tareas específicas.
Doctrina y Convenios 107:99: “Todo hombre aprenda su deber y a obrar en el oficio al cual sea nombrado.” El élder Jeffrey R. Holland enseñó: “Cuando el Señor llama a Sus siervos, Él también les da el poder para cumplir con Su obra.” (Conferencia General, abril de 2013).
El llamado personalizado muestra que el Señor conoce a Sus siervos individualmente y les asigna responsabilidades acorde con Su plan divino.

“…Ciertamente ha llegado el tiempo en que es necesario y oportuno…”
El Señor indica que Su obra se realiza en Su tiempo perfecto. Lo que es “necesario y oportuno” refleja Su omnisciencia, asegurando que cada paso en la edificación de Su reino se alinee con Sus propósitos eternos.
Eclesiastés 3:1: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.” El presidente Dieter F. Uchtdorf dijo: “El Señor conoce el tiempo perfecto para todas las cosas. Nuestra tarea es confiar en Su sabiduría y actuar con fe.” (Conferencia General, abril de 2010).
Esta frase nos invita a confiar en el momento divino y a estar preparados para actuar cuando el Señor indique que es el momento adecuado.

“…que abráis vuestra boca para proclamar mi evangelio, las cosas del reino…”
El mandato de abrir la boca para proclamar el evangelio enfatiza la importancia de compartir activamente las verdades del reino de Dios. Este principio está alineado con la obra misional y el deber de cada miembro de testificar de Cristo.
Doctrina y Convenios 88:81: “Es menester que todo hombre que ha sido avisado, avise a su prójimo.” El élder Dallin H. Oaks enseñó: “La proclamación del evangelio es una responsabilidad sagrada que recae sobre cada uno de los discípulos de Cristo.” (Conferencia General, abril de 2016).
Este llamado subraya que la proclamación del evangelio es central en la obra del Señor y debe realizarse con valentía y dedicación.

“…explicando sus misterios por medio de las Escrituras…”
El Señor instruye que los misterios del reino deben ser explicados usando las Escrituras, mostrando que estas son la fuente autorizada de verdad divina. Esto implica que los líderes y maestros deben estudiar y enseñar con claridad, basándose en los textos sagrados.
2 Timoteo 3:16: “Toda Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.” El élder David A. Bednar declaró: “Las Escrituras son la guía autorizada para aprender y enseñar los principios eternos del evangelio.” (Conferencia General, octubre de 2010).
Esta frase recalca la necesidad de utilizar las Escrituras como la base para enseñar y testificar, ayudando a otros a entender las verdades de Dios.

“…de acuerdo con la porción del Espíritu y del poder que se os dará según mi voluntad.”
El Señor promete que Sus siervos recibirán el Espíritu y el poder necesarios para cumplir Su obra. Esto destaca que el éxito en la proclamación del evangelio no depende solo del esfuerzo humano, sino de la guía y el fortalecimiento divino.
Doctrina y Convenios 84:85: “No os preocupéis por anticipado de lo que habéis de decir, sino tesorad continuamente las palabras de vida, y se os dará en la hora precisa.” El presidente Howard W. Hunter enseñó: “El Espíritu Santo es el verdadero maestro, y el poder del Señor está siempre disponible para quienes lo buscan.” (Conferencia General, abril de 1992).
Esta frase nos recuerda que el Señor otorga poder espiritual a quienes actúan con fe, permitiéndoles cumplir Su voluntad y fortalecer a Sus hijos.

Este versículo establece principios fundamentales de la obra del Señor: obediencia a Su autoridad, la proclamación del evangelio, el uso de las Escrituras y la dependencia en el Espíritu. Nos enseña que el éxito en la obra del Señor viene al actuar en el tiempo indicado, bajo Su dirección y con el poder del Espíritu.

El llamado a José Smith y Sidney Rigdon refleja el patrón divino de enviar a Sus siervos a proclamar la verdad con valentía y preparación espiritual. Este versículo invita a todos los discípulos de Cristo a abrir la boca para testificar, confiar en el poder del Señor y utilizar las Escrituras para iluminar los corazones de quienes buscan la verdad.


2. Llamado a la acción y labor en la viña


Versículo 4: “Por tanto, obrad en mi viña. Llamad a los habitantes de la tierra, y testificad y preparad la vía para los mandamientos y las revelaciones que han de venir.”
El Señor instruye a José y Sidney a trabajar en Su viña y testificar, preparándose para las revelaciones futuras. Este versículo subraya el principio de que la predicación del evangelio es una obra activa y constante, que prepara el camino para la verdad y el cumplimiento de las promesas del Señor. Doctrina y Convenios 4:2: “Si tenéis deseos de servir a Dios, sois llamados a la obra.”

“Por tanto, obrad en mi viña.”
El Señor compara Su obra con el trabajo en una viña, destacando la necesidad de diligencia, esfuerzo y dedicación. La “viña” representa el mundo y el Reino de Dios, donde los siervos deben trabajar para recoger frutos espirituales y fortalecer a Sus hijos.
Jacob 5:61: “Por tanto, salid y trabajad con toda vuestra fuerza en la viña.” El élder Jeffrey R. Holland declaró: “La obra del Señor es ardua, pero produce los frutos más dulces y eternos.” (Conferencia General, abril de 2014).
Esta frase nos recuerda que el trabajo en el Reino de Dios requiere acción constante. Obrar en Su viña significa participar activamente en la obra misional, el servicio y la edificación espiritual.

“Llamad a los habitantes de la tierra…”
El Señor instruye a Sus siervos a llamar a todas las personas, sin exclusión, a venir a Él. Este llamado universal refleja la naturaleza inclusiva del evangelio y el deseo de Dios de que todos Sus hijos reciban Sus bendiciones.
Doctrina y Convenios 88:81: “Es menester que todo hombre que ha sido avisado, avise a su prójimo.” El presidente Russell M. Nelson enseñó: “El evangelio de Jesucristo está diseñado para bendecir a toda la humanidad. Ningún corazón es excluido de Su amor.” (Conferencia General, octubre de 2021).
Este llamado nos invita a extender la invitación del evangelio con valentía y amor a todas las personas, sin importar su trasfondo, ya que todos son hijos de Dios.

“…y testificad…”
El Señor enfatiza la importancia de testificar. El testimonio personal es una herramienta poderosa en la obra misional, ya que invita al Espíritu a confirmar la verdad en el corazón de quienes lo escuchan.
Doctrina y Convenios 62:3: “Los testimonios que dais se escriben en el cielo para que los ángeles se regocijen.” El presidente Dieter F. Uchtdorf enseñó: “Un testimonio sincero y lleno de fe tiene el poder de cambiar corazones y vidas.” (Conferencia General, octubre de 2011).
Testificar no solo fortalece a quienes escuchan, sino que también solidifica nuestra fe y nuestro compromiso con el evangelio de Jesucristo.

“…y preparad la vía para los mandamientos y las revelaciones que han de venir.”
El Señor instruye a preparar el camino para futuras revelaciones y mandamientos, lo que implica ayudar a otros a estar espiritualmente listos para recibir más luz y conocimiento. Esto refuerza el principio de que la obra del evangelio es progresiva y que el Señor continúa revelando Su voluntad a Sus hijos.
Amós 3:7: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.” El presidente Spencer W. Kimball declaró: “El Señor siempre está dispuesto a revelar más a quienes estén preparados para recibirlo.” (Ensign, mayo de 1977).
Preparar el camino implica enseñar principios básicos del evangelio, fortalecer testimonios y ayudar a las personas a desarrollar fe, para que estén listas para aceptar las bendiciones y verdades adicionales que el Señor revelará.

Este versículo establece un llamado claro y directo a todos los discípulos de Cristo: trabajar activamente en Su Reino, invitar a todos a venir a Él, testificar con fe y preparar el camino para el avance continuo de Su obra divina. Cada frase refleja una parte esencial de la obra misional y de la edificación del Reino de Dios.

El mensaje nos recuerda que el evangelio no es estático; es una obra viva que crece y progresa según las revelaciones del Señor. Como seguidores de Cristo, debemos ser diligentes y proactivos, ayudando a otros a acercarse al Señor y a estar preparados para recibir más luz y verdad. Este llamado es una invitación a ser instrumentos en las manos de Dios para bendecir a Sus hijos y participar en la realización de Su plan eterno.


3. Promesas para quienes reciben la palabra


Versículo 6: “Porque a quien reciba le será dado más abundantemente, a saber, poder.”
Aquí, el Señor promete que aquellos que reciban Su palabra con fe serán bendecidos con más conocimiento y poder. Este principio refleja la ley espiritual de que a los que reciben con disposición se les otorga mayor entendimiento y capacidad para cumplir con las responsabilidades espirituales. 2 Nefi 28:30: “A los que reciben daré más.” El élder David A. Bednar enseñó: “El Espíritu nos ilumina gradualmente a medida que actuamos con fe en las verdades que ya hemos recibido.” (Conferencia General, abril de 2011).

“Porque a quien reciba…”
El Señor establece un principio fundamental: recibir con disposición lo que Él ofrece. “Recibir” implica aceptar Su palabra, Sus mandamientos y Sus bendiciones con fe, humildad y obediencia. Este acto abre la puerta a bendiciones mayores y a una relación más cercana con Dios.
2 Nefi 28:30: “A los que reciben daré más.” El élder David A. Bednar enseñó: “El recibir con fe las verdades del evangelio nos permite obtener más luz y conocimiento de nuestro Padre Celestial.” (Conferencia General, octubre de 2011).
Recibir implica no solo escuchar, sino también actuar sobre las enseñanzas del Señor. Es un paso activo que muestra nuestra disposición a seguirlo y obedecer Su voluntad.

“…le será dado más abundantemente…”
El Señor promete que quienes reciben Su palabra con sinceridad serán bendecidos con mayor conocimiento, entendimiento y poder espiritual. Este principio refleja la ley de crecimiento espiritual: a medida que actuamos con fe, el Señor nos da más luz y capacidad para seguir adelante.
Mateo 13:12: “Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más.” El presidente Russell M. Nelson declaró: “El Señor amplifica nuestras capacidades cuando actuamos con fe en lo que Él nos enseña.” (Conferencia General, abril de 2021).
El crecimiento espiritual no es limitado; el Señor ofrece bendiciones y entendimiento de manera abundante a quienes muestran voluntad de aprender y obedecer.

“…a saber, poder.”
El “poder” prometido por el Señor no se refiere únicamente a fuerza física, sino al poder espiritual, que incluye la capacidad de resistir la tentación, actuar con fe y cumplir con Su obra. Este poder es un don que se otorga a quienes son fieles y obedientes a Sus mandamientos.
Doctrina y Convenios 84:33: “Porque quienes son fieles… reciben el sacerdocio, y con este, poder.” El élder Jeffrey R. Holland dijo: “El verdadero poder espiritual proviene de nuestra conexión con Dios a través del Espíritu Santo.” (Conferencia General, abril de 2010).
El poder espiritual es esencial para enfrentar desafíos, edificar el Reino de Dios y progresar en el camino de la rectitud. Este poder nos fortalece para actuar en el nombre del Señor y para cumplir Su voluntad.

Este versículo enseña un principio clave de la doctrina del evangelio: el crecimiento espiritual está ligado a nuestra disposición para recibir lo que el Señor ofrece. A medida que aceptamos Su palabra y actuamos con fe, Él nos bendice con entendimiento y poder espiritual para superar pruebas, edificar Su Reino y acercarnos más a Él.

La promesa de “más abundantemente” subraya la generosidad del Señor. Él no limita Sus bendiciones; más bien, las derrama en abundancia sobre quienes están dispuestos a recibir y actuar con fidelidad. Este versículo nos invita a abrir nuestro corazón y nuestra mente al Señor, confiando en que al hacerlo, Él nos dará el poder necesario para progresar espiritualmente y cumplir con nuestro propósito eterno.


4. Confusión de los enemigos del evangelio


Versículo 7: “Confundid, pues, a vuestros enemigos; invitadlos a discutir con vosotros en público y en privado; y si sois fieles, será manifestada su vergüenza.”
El Señor instruye a José y Sidney a confrontar a sus opositores con valentía, prometiendo que los enemigos del evangelio serán confundidos y avergonzados. Este versículo subraya el poder de la verdad y la guía divina en defender el evangelio contra la oposición. Doctrina y Convenios 10:5: “Orad siempre, para que salgas vencedor; sí, para que venzas a Satanás.”

“Confundid, pues, a vuestros enemigos…”
El Señor instruye a Sus siervos a actuar con firmeza y confianza al enfrentar a quienes se oponen a Su obra. La palabra “confundid” no implica provocar contiendas, sino exponer la verdad de manera que los argumentos de los enemigos sean desacreditados. Este principio subraya el poder del evangelio para prevalecer sobre las mentiras y la oposición.
Doctrina y Convenios 71:10: “Si hombre alguno alza su voz en contra de vosotros, será confundido en mi propio y debido tiempo.” El élder Jeffrey R. Holland declaró: “La verdad siempre prevalece, incluso cuando las voces de oposición son fuertes y persistentes.” (Conferencia General, octubre de 2013).
Confundir a los enemigos del evangelio requiere hablar con autoridad espiritual, utilizando el poder del Espíritu Santo y las Escrituras para revelar la verdad y desmantelar el error.

“Invitadlos a discutir con vosotros en público y en privado…”
El Señor anima a José Smith y Sidney Rigdon a invitar a sus oponentes a un diálogo abierto, tanto público como privado. Este enfoque resalta que la verdad no teme ser examinada y que el evangelio puede ser defendido en cualquier escenario. También refleja la disposición de los siervos de Dios para enseñar y testificar con paciencia y claridad.
1 Pedro 3:15: “Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.” El presidente Dallin H. Oaks enseñó: “El diálogo abierto y honesto permite que el Espíritu Santo testifique de la verdad.” (Conferencia General, abril de 2018).
El diálogo es una herramienta poderosa para aclarar malentendidos y compartir la verdad. Cuando se lleva a cabo con respeto y confianza en el Señor, puede desarmar la oposición y edificar a quienes buscan sinceramente respuestas.

“…y si sois fieles, será manifestada su vergüenza.”
El Señor promete que la fidelidad de Sus siervos permitirá que los errores y la deshonestidad de los enemigos del evangelio queden expuestos. Esto no implica humillación intencional, sino una manifestación de la verdad que pone al descubierto las falsedades y las intenciones ocultas.
2 Nefi 9:14: “Los malignos serán apartados, con vergüenza y confusión de rostro.” El élder Neil L. Andersen dijo: “La verdad tiene un poder inherente para desmoronar los argumentos falsos y exponer el error.” (Conferencia General, octubre de 2019).
La vergüenza mencionada aquí no es una meta en sí misma, sino el resultado natural de enfrentar la verdad divina. Los siervos del Señor deben mantenerse fieles, sabiendo que la justicia de Dios prevalecerá.

Este versículo enseña que los siervos del Señor deben ser valientes y firmes al enfrentar la oposición, confiando en el poder del evangelio para prevalecer. La instrucción de invitar al diálogo público y privado demuestra la transparencia y fortaleza inherentes a la verdad. Sin embargo, esta confrontación no debe llevarse a cabo con arrogancia o contienda, sino con mansedumbre y reverencia.

El principio clave aquí es la fidelidad. El éxito en defender el evangelio no depende de la elocuencia o habilidad personal, sino de la confianza en el Señor y la guía del Espíritu Santo. Este versículo nos recuerda que, al ser fieles y actuar con amor y valentía, la verdad será revelada, y el error y la oposición serán finalmente expuestos.


5. Protección divina frente a la oposición


Versículo 9: “De cierto, así os dice el Señor, no hay arma forjada en contra de vosotros que haya de prosperar;”
El Señor asegura a Sus siervos que ninguna arma o esfuerzo en su contra tendrá éxito. Este versículo refleja la promesa de protección divina para quienes confían en el Señor y trabajan en Su obra. Es un recordatorio de que el poder del Señor prevalece siempre sobre la oposición. Isaías 54:17: “Ningún arma forjada contra ti prosperará.” El presidente Dieter F. Uchtdorf dijo: “Con Dios a nuestro lado, no hay oposición que pueda derrotarnos espiritualmente.” (Conferencia General, abril de 2015).

“De cierto, así os dice el Señor…”
El Señor introduce esta declaración con “De cierto”, una expresión que subraya la certeza y solemnidad de lo que va a decir. Este inicio reafirma que las palabras provienen de Su autoridad divina, lo que les otorga seguridad y poder.
Doctrina y Convenios 1:38: “Sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo.” El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Cuando el Señor habla, Su palabra es firme y segura. Podemos confiar plenamente en Su guía.” (Conferencia General, octubre de 2018).
La introducción subraya que esta es una promesa divina de protección. Cuando el Señor habla, Sus siervos pueden estar seguros de que Él cumplirá Sus palabras.

“…no hay arma forjada en contra de vosotros…”
El Señor promete que ninguna arma, ya sea física, espiritual o ideológica, diseñada para dañar a Sus siervos tendrá éxito. Esto refleja el principio de la protección divina, que garantiza que aquellos que cumplen con Su obra bajo Su dirección están bajo Su amparo.
Isaías 54:17: “Ningún arma forjada contra ti prosperará.” El élder Jeffrey R. Holland declaró: “El Señor nunca permitirá que las fuerzas del mal destruyan Su obra o a Sus siervos fieles. Él siempre provee un camino para Su protección.” (Conferencia General, abril de 2014).
Esta frase nos recuerda que el poder del Señor es mayor que cualquier oposición, asegurándonos que Su obra y Sus siervos están protegidos contra los intentos de destrucción.

“…que haya de prosperar;”
El Señor no promete que no habrá oposición o intentos de daño, sino que asegura que estos esfuerzos no tendrán éxito. La prosperidad de los enemigos será limitada porque el Señor tiene el control final sobre Su obra y el destino de Sus siervos.
Doctrina y Convenios 6:34: “No temáis, porque yo soy con vosotros hasta el fin.” El presidente Dieter F. Uchtdorf dijo: “Aunque enfrentemos oposición, el Señor siempre está con nosotros, y Su poder superará cualquier dificultad que encontremos.” (Conferencia General, abril de 2009).
El éxito de la oposición se mide en términos espirituales, no mundanos. Aunque los siervos del Señor puedan enfrentar pruebas, Su obra nunca será frustrada, y Sus propósitos se cumplirán.

Este versículo es una poderosa promesa de protección divina. Nos enseña que aunque la oposición y los desafíos sean inevitables, el Señor garantiza que ninguna fuerza maligna podrá detener Su obra o derrotar espiritualmente a Sus siervos fieles.

El principio subyacente es la confianza en el Señor. Aquellos que trabajan en Su viña pueden hacerlo con valentía y fe, sabiendo que el Señor está a su lado. Esta promesa no elimina las pruebas ni los sacrificios, pero asegura que los esfuerzos de los enemigos no prevalecerán en el plan eterno de Dios. Al enfrentar desafíos, este versículo nos invita a confiar en la omnipotencia del Señor y Su amor protector hacia aquellos que actúan bajo Su dirección.


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