El Otorgador de Paz

1O

QUIENES SOMOS


Agotado y asombrado por lo que había visto, Rick estaba más confundido que nunca de por qué estaba allí. “¿De que se trata esto, abuelo?” él preguntó nuevamente. “¿Cuál es el propósito? ¿Qué quieres que aprenda?”

“¿Sabes el resto de la historia de Jonás, Ricky?”

“Claro, él es tragado por un gran pez y después de tres días, el pez lo vomita a tierra y va a Nínive y predica después de todo, y la gente se arrepienten y son preservados. Lo entiendo. Yo conozco la historia. Pero no sé que tiene que ver conmigo”.

“Es por eso que estamos aquí, Ricky—para que entiendas”.

Los vientos y las olas se habían calmado rápidamente y los hombres ascendían la escalera juntos. Rick y el abuelo los siguieron hacia arriba. Una vez en la cubierta, exploraron la escena. El mástil había sido roto un pie o dos arriba de la cubierta y la vela se perdió en el mar. Excepto por unas pocas piezas solitarias, el cerco de mimbre había sido casi enteramente roto. Pero el crepúsculo en el cielo estaba claro, y las aguas calmadas como cristal. Los hombres cayeron de rodillas y ofrecieron oraciones de gratitud.

Rick siguió al abuelo a la proa y miraron alrededor del ahora tranquilo mediterráneo.

“¿Supones que tú alguna vez has huido a Tarsis, Ricky?” su abuelo preguntó después de uno o dos minutos.

“¿Huir del Señor, quieres decir? No, creo que no”.

“¿No?” preguntó el abuelo, levantando sus cejas en dirección de Ricky. “Pensemos en lo que significa huir a Tarsis”.

Fenomenal, aquí vamos otra vez, pensó Rick. Más Sócrates.

“Sí, me supongo que sí, mi muchacho”, dijo el abuelo con una breve sonrisa. “Pensemos en lo que hemos visto. ¿Por qué Jonás huye a Tarsis?”

“Por la razón que acabo de decir, para huir del Señor”.

“Eso es lo que estaba haciendo, seguro, Ricky, pero ¿por qué? ¿Por qué huía del Señor?”

“Por qué no quería ir a Nínive, me supongo”.

“Sí, pero ¿por qué?

“¡No sé, abuelo! Creo que nada más no quería ir. Quizá no quería a las personas de allí”.

“Estás correcto en ambos puntos”, respondió el abuelo, ignorando la agitación de Rick. “El no quería ir, y no quería a los niniveanos. Y la razón por lo que no los quería es por lo que le habían hecho a su gente, y de lo que aún iban a hacerles”.

“¿Qué quieres decir?”

“En los días de Jonás, Nínive era una cuidad importante en el imperio asiriano—muy pronto llegaría a ser su capital. Los asirianos eran una gente brutal y dispuestos a luchar, temidos por todos a su alrededor—incluyendo, quiero agregar, los fenicianos, como los marineros en este barco, que se les era requerido pagar tributo a Asiría para poder mantener su soberanía”.

“Durante este tiempo en la historia, el imperio asiriano incluía casi todo lo que es el presente Iraq y Siria y mucho del presente Jordán y Turquía. Por un tiempo también controlaban Egipto. Los asirianos habían estado asaltando por años las fronteras del norte del reino de Israel, coleccionando tributo de ellos también. Y Jonás sabía por las palabras de los profetas que los asirianos destruirían pronto la parte norte del reino y llevarían a su gente al cautiverio, lo cual pasó 721 años antes de Cristo”.

El abuelo tomó una pausa por un momento, mirando hacia el mar. “¿Entonces como podía Jonás esforzarse para salvarlos?” preguntó él finalmente. “¿Por qué el Señor se lo pediría? Eso es lo que Jonás se estaba enfrentando, Ricky. En su mente, Nínive no merecía ser salvo. Y él, uno de los agraviados y maltratados, no merecía que se le requiriera ayudarles”.

Rick recordó los comentarios anteriores de su abuelo de cómo Rick sentía que merecía más de Carol. “Entonces tú crees que soy como Jonás, entonces, ¿es eso, abuelo?” Estás diciendo que estoy enojado porque yo pienso que merezco más de lo que estoy obteniendo, y en ese sentido soy como Jonás”.

Su abuelo no dijo nada.

“Bueno, entonces quizá si soy. ¿Pero sabes qué? No puedo culpar a Jonás, para decirte la verdad, ahora que sé lo que se estaba enfrentando. ¿Quién lo puede culpar por no querer ir a Nínive? ¿Por no querer ayudar a la gente que pronto acabaría con su gente sin pensarlo dos veces? Entonces sí, quizá yo soy como Jonás. Eso no me parece tan mal a mí, bajo las circunstancias. Es mejor que ser niniveano, yo digo”.

“En realidad, Ricky, eso es lo que eres”.

“¿Quién?”

“Niniveano”.

“¿Yo, niniveano?”

“Sí. Y, a propósito, Jonás es niniveano, también. Por eso estamos aquí. Y por qué Jonás está en algún lugar allí”, él dijo, mirando hacia el mar.