El Otorgador de Paz

PARTE   III — LAS CADENAS DEL PECADO

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UN NUEVO DÍA


Rick miró de reojo, a medida que la luz del día entraba por la ventana. La tormenta finalmente había pasado. Carol ya se había levantado y probablemente estaba en su caminata mañanera. Miró más allá de donde ella normalmente dormía hacia el reloj en la mesita de noche. Eran las 7:50 de la mañana. Le entró el pánico por un momento hasta que recordó que era sábado. Despojándose de las cobijas, él descansó bajo las sábanas y miró hacia el cielo. El ayer parecía como muy lejano. Había pasado tanto en la noche que Rick estaba luchando para juntar las piezas. ¡Y tenía tanto que juntar! El recordó el consejo de su amigo sobre las impresiones en la mañana, y se levantó de la cama para encontrar papel. Habiendo encontrado papel en la mesita de noche, se reclinó en la cama y empezó a examinar lo que había visto.

Las historias de Abigail y Jonás le daban vueltas en la cabeza. El sentía que sus mensajes estaban conectados, pero le costaba un gran esfuerzo poner todas las piezas juntas. Buscaba la lógica.

Pensaba en la misericordia y la justicia, de sentirse con agradecimiento y de tener derecho. Él revivió la escena en el camino a Carmel y recordó a Jonás en el barco y bajo la enramada. Abigailfue un tipo de Cristo, él recordó. Él recordaba que su abuelo dijo que su historia ilumina la expiación del Señor de un ángulo diferente del que normalmente pensamos. ¿Pero de que ángulo es ese? Se esforzaba por recordar. Oh, sí, que el Salvador ha pagado completamente por los pecados de otros, ese era el puntoque sería de mucha ayuda pensar más a menudo de cómo ha pagado por los pecados de otros, más bien que hacer hincapié de cómo pagó por nuestros propios pecados.

¿Qué vemos en la expiación si la miramos de ese ángulo? Entonces recordó como Abigail, en su papel de pacificadora, clamó los pecados de Nabal y preguntó a David que la perdonara. ¿Cómo podía retener el perdón de ella? Y ese era el punto, porque no lo hizo.

Entonces había el asunto de cómo Abigail proveyó a David con todo lo que necesitaba, de esta manera expiando por los pecados de otros e hiciendo a David íntegro. Sí, es correcto, se aseguró. Eso tiene sentido. ¿Pero qué de Jonás? ¿Qué tiene que ver su historia con Abigail?

Rick estaba confundido. Pero después se dio cuenta que, por supuesto, las historias de Abigail yjonás eran cada una sobre como extender la misericordia y por lo tanto intercedieron en ese punto. ¿Pero cómo iluminan diferentes aspectos de la misericordia? se preguntaba. Rick continuó de esta manera por unos minutos y después trató de escribir sus pensamientos en una manera lógica—de una forma que pudiera entender y recordar. Estaba genuinamente excitado, unos cuarenta y cinco minutos después, cuando miró lo que había escrito:

  1. Cada uno de nosotros somos pecadores, teniendo derecho a nada sino al infierno y por lo tanto totalmente e igualmente dependiendo de las misericordias del Señor. (Jonás)
  2. Puedo recibir de la misericordia del Señor—la felicidad, curación y la paz que trae consigo—sólo al grado de que yo la extienda a otros. (Jonás)
  3. El Señor remueva misericordiosamente cualquier justificación de fracasar al extender la misericordia a otros. (Abigail)
  4. Porque el Señor ha tomado los pecados sobre su cabeza y personalmente expió por ellos. (Abigail)
  5. ¿Qué posible justificación podría haber para demandar más por los pecados de otros que lo que el Señor ha dado? (Abigail)

Puedo recobrar la misericordia al recordar: (a) la ofrenda de Abigail, (b) la pregunta del Señor a Jonás, y (c) mis propios pecados, la memoria de la cual me acerca al Señor y me invita a redescubrir su misericordia y paz.

Si me arrepiento de fracasar de extender la misericordia, el Señor me proveerá con todo lo necesario y más—me dará su amor, su compañía, su entendimiento, su apoyo. Él hará mis cargas más ligeras. (Abigail)

Rick leyó y releyó lo que había escrito. Al hacerlo, sintió una esperanza dentro de él que no había sentido en meses, si no es que en años. La felicidad todavía era una posibilidad, y tenía que ver más con él de lo que se había imaginado.

El podía escuchar la televisión en el piso de abajo. Los niños deben estar despiertos. Saltó de la cama, se vistió, y dobló el papel, poniéndolo en su bolsa. Era tiempo de juntarse nuevamente con la familia.