El Teorema de Kólob

Capítulo 10

Cronometrando la velocidad y el tiempo


COROLARIO 8:
VELOCIDAD DE DESPLAZAMIENTO

Debe existir una velocidad de desplazamiento de los seres celestiales, más rápida que la velocidad de la luz, una velocidad tal y como la velocidad del pensamiento.

COROLARIO 9:
CRONOMETRANDO EL TIEMPO

El Padre Celestial tiene un sistema de tiempo – un reloj, podríamos así decir, similar al nuestro, pero moviéndose más lentamente; en proporción es como de uno a 365.000. El tiempo aquí en la tierra se experimenta únicamente durante la probación telestial del planeta. Además, un “reloj” terrestre (del reino terrestre) debe existir para medir los períodos del Jardín del Edén y del Milenio.

LOS PRINCIPIOS DEL EVANGELIO EN LOS CUALES SE BASA ESTE CAPÍTULO

Dios maneja Su reino de manera eficiente. Tiene medios de comunicación y transporte muy veloces.

El desplazamiento entre varios lugares en el reino de Dios puede ser llevado a cabo por seres espirituales a la velocidad o cerca de la velocidad del pensamiento.

El tiempo en la tierra (24 horas/día y 365 días/año) comenzó con la caída de Adán (D&C 84:100). El tiempo de Dios pasa mucho más lento que el del hombre.

LA VELOCIDAD DEL DESPLAZAMIENTO CELESTIAL

El poema del hermano W.W. Phelps, “If You Could Hie to Kólob”,60 nos da una idea de lo que es un viaje instantáneo: “Si tú pudieras ir a Kólob en un parpadeo de ojos y entonces seguir adelante volando a esa misma velocidad…” Esta velocidad, de acuerdo con el Teorema de Kólob, es de 27.000 años-luz en un abrir y cerrar de ojos. Por supuesto que esta velocidad, es desconocida para la ciencia. La velocidad más rápida de cualquier clase de material o energía es la velocidad de la luz, 186.000 millas por segundo. El viaje a Kólob a la velocidad de la luz tomaría 27.000 años terrestres. Sin embargo tenemos muchos ejemplos de que un viaje como éste ha ocurrido en una pequeña fracción de ese tiempo. Nuestro Salvador le dijo a Sus apóstoles hebreos después de la resurrección, que El ascendió a Su Dios y al Dios de ellos (Juan 20:17). Entonces, después de haber hecho esto, bajó pronto desde donde Su Padre, con mandamientos para los nefitas (3 Nefi 9:15). De este modo, el Salvador hizo un viaje de ida y vuelta desde la tierra a Kólob y desde Kólob a la tierra. A la luz le toma 54.000 años hacer este mismo viaje.

Debe haber una velocidad de desplazamiento de seres celestiales u objetos espirituales más rápida que ninguna cosa conocida por el hombre. Moroni hizo un viaje similar de ida y vuelta entre los años 421 y 1823 después de Cristo. O considérese cada bebé recién nacido, recién llegado de la presencia de Dios. Ninguno de nosotros afirmaría que cada bebé gastaría 27.000 años, a la velocidad luz, para llegar a su madre aquí en la tierra para el nacimiento.

Las oraciones son dichas, oídas en los cielos, y a veces contestadas de manera instantánea. Incluso Dios a veces nos contesta mientras estamos todavía orando. ¿Cómo pueden estos mensajes viajar de ida y vuelta a tal velocidad? La ciencia debería estar buscando velocidades de desplazamiento de una magnitud increíble.

El Dignatario Melvin J. Ballard expresó la idea de que los tres nefi tas podrían moverse a la velocidad del pensamiento. Dijo: “ellos tienen poder sobre los elementos de la tierra, poder sobre la ley de gravedad, poderes a través de los cuales se pueden mover sobre la faz de la tierra, a la velocidad de sus propios pensamientos”.61

Brigham Young habló con respecto a otros mundos diciendo: “Mundos continuarán siendo hechos, formados y organizados, y mensajeros de esta tierra serán enviados a otros mundos… Debemos hacer nuestro hogar aquí [sobre la tierra celestializada], e ir a nuestras misiones como lo estamos haciendo ahora, pero a una velocidad mayor que la del ferrocarril”62 ¡Que declaración tan subestimada, que tales mensajeros inter-planetarios pudieran viajar más rápido que un ferrocarril!

Otro ejemplo de este principio es el ángel Gabriel a quien se hizo volar “con presteza”. Mientras que el profeta Daniel estaba orando, Dios le mandó al ángel volar a la tierra y darle un mensaje; cuando llegó, Daniel todavía estaba orando y el ángel tuvo que tocarlo para llamar su atención (Daniel 9:19-23). El viaje de Gabriel desde la presencia de Dios hasta Daniel en la tierra tomó lugar en menos tiempo que la oración de éste. Tuvo que haber viajado a la velocidad del pensamiento.

EL TIEMPO DE DIOS Y EL TIEMPO DEL HOMBRE

Puede ser difícil pensar que Dios tenga un reloj, pero aparentemente así es. De hecho cada globo o planeta tiene su propia manera de contar el tiempo. El Señor le dijo a Abraham a través del Urim y Tumim, “Y así habrá la computación del tiempo de un planeta sobre otro, hasta acercarte a Kólob.. .Y te es dado a conocer el tiempo fijo de todas las estrellas” (Abraham 3:9-10).

El Profeta Joseph Smith dio esta explicación con respecto a diferentes sistemas de tiempo.

“En respuesta a la pregunta: ¿No se calcula el tiempo de Dios, el de los ángeles, el de los profetas y el del hombre, de acuerdo con el planeta en que residen? Contestó que sí… los ángeles no moran en un planeta como esta tierra; sino que viven en la presencia de Dios, en un globo semejante a un mar de vidrio y fuego” (D&C 130:4-7, énfasis añadido).

Sin embargo las escrituras sólo dan detalles del tiempo de Dios y del tiempo de la tierra.

EL TIEMPO DE DIOS

Abraham nos confirma que Dios tiene Su propio sistema para cronometrar el tiempo; está basado en las revoluciones de Kólob.

Kólob era conforme a la manera del Señor, según sus tiempos y estaciones en sus propias revoluciones; que una revolución era un día para el Señor, según Su manera de contar, que es mil años de acuerdo con el tiempo que le es señalado a esa [tierra] dónde estás. Esta es la computación del tiempo del Señor, según el cómputo de Kólob (Abraham 3:4, énfasis añadido).

La fórmula exacta para calcular la relación del tiempo de Dios (tiempo celestial) con el tiempo del hombre sobre la tierra es dada en el Facsímil No. 2: “La medida corresponde al tiempo celestial… Un día en Kólob equivale a mil años, según la manera de medir de esta tierra” (Abraham, Facsímile 2:1).

Aquí estamos comparando días con años. Para hacer esto entendible necesitamos cambiar los días a años para así comparar años con años. Hay 365 días en un año. Multiplicando 365 en cada lado de la ecuación tenemos: un año en el tiempo de Dios es 365.000 años en el tiempo de la tierra o en una proporción, es como uno a 365.000.

Esto significa que 7.000 años de la existencia temporal de la tierra (D&C 77:12) serían siete días en el tiempo de Dios, o una semana.

Es claro entonces, que el cómputo del tiempo es real, calculable y entendible. Pero el tiempo de Dios pasa muy despacio comparado con el tiempo de nuestra tierra.

Ya que sabemos que el tiempo de Dios es el mismo de Kólob, tenemos una manera de entender el tiempo en el corazón de la galaxia de la Vía Láctea.

TIEMPO TERRESTRE CAMBIADO A TIEMPO TELESTIAL

Esperamos que los soles y los planetas tengan su propio sistema de tiempo. También debemos asumir que el tiempo de un planeta cambie si se mueve de lo terrestre a lo telestial, así como pasó con la tierra al tiempo de la caída de Adán. Consideremos lo que sabemos del cómputo del tiempo en el Jardín del Edén. En este caso parece que el tiempo del Señor se estaba utilizando. “Más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque en la ocasión en que de él comieres, de seguro morirás. Ahora bien, yo, Abraham, vi que era según el tiempo del Señor, que era según el tiempo de Kólob; porque hasta entonces los Dioses aún no le habían señalado a Adán su manera de calcular el tiempo” (Abraham 5:13).

Como punto de referencia, por favor considere que el “día” en que Adán participó del fruto no terminaría sin que Adán muriera primero. Al tiempo de la caída de Adán éste recibió su manera de calcular el tiempo y empezó a contar su edad, vemos que vivió 930 años y murió (Génesis 5:5). El “día” en el que Adán iba a morir era uno de los días de Dios ya que de éste se habló en el Jardín del Edén, 1.000 años en la tierra. La muerte de Adán ocurrió 70 años antes de que este “día” terminara.

EL TIEMPO DEJA DE SER

Hablando del tiempo de la segunda venida de Cristo, el Señor promete: “Satanás está atado, y el tiempo [de la tierra] ha dejado de ser” (D&C 84:100). También al sonido de la séptima trompeta “.. .el tiempo dejará de ser; y Satanás será atado” (D&C 88:110). Entendemos que estas escrituras significan que el tiempo de la tierra dejará de ser, porque por supuesto el tiempo de Dios, el tiempo de Kólob continuará.

EL TIEMPO DE LA TIERRA DURARÁ SOLAMENTE SEIS MIL AÑOS

Reconocemos que en la actualidad el tiempo del hombre o el tiempo de la tierra es 24 horas/día y 365 días/año. Fue después de la caída de Adán que el tiempo de la tierra fue establecido (Abraham 5:13). Probablemente esto sucedió al tiempo que la tierra salió de la zona terrestre (Jardín del Edén) y fue capturada en su órbita alrededor del sol. Fue sólo entonces que el sol apareció sobre la tierra durante el día al tiempo que rotaba sobre su eje cada 24 horas. De la misma manera fue sólo entonces que la tierra tomó 365 días para completar su ciclo a través de las cuatro estaciones y hacer una órbita anual completa alrededor del sol.

La tierra continúa su existencia temporal de seis mil años hasta el comienzo del Milenio (D&C 77:7-12). Para entonces, la tierra terminará su existencia telestial y comenzará su período terrestre. El tiempo de la tierra terminará al tiempo que Cristo regrese para atar a Satanás y gobernar sobre la tierra (D&C 84:100) durante el Milenio. Postulamos que el final del tiempo de la tierra significará el comienzo del tiempo terrestre. Éste es el momento en el cual la tierra se alejará del sol y perderá los medios a través de los cuales calcula el tiempo y entonces necesitará un sistema nuevo para calcularlo.

Igualmente el comentario de Alma (Alma 40:8, énfasis añadido) “sólo para los hombres está medido el tiempo” no significa que nadie más sino el hombre, tenga un reloj. Porque en el mismo versículo Alma dice “todo es como un día para Dios”, o que Dios cuenta los días también. Aparentemente hay muchos sistemas para calcular el tiempo en la galaxia (Abraham 3:9).

El Teorema de Kólob identificaría que el sistema terrestre de tiempo será señalado a los hombres en la tierra al tiempo de la segunda venida. Este es el tiempo cuando la tierra se aleja del sol. Este acontecimiento cancelará el “tiempo” tal y como lo conocemos. El sistema terrestre de tiempo continuaría para la tierra a través del “día” del Milenio, los mil años cuando la tierra estará descansando.

DIOS VE EL PASADO Y EL FUTURO SIN INTERVALOS DE TIEMPO

El Señor ha declarado, “todas las cosas… pasadas, presentes y futuras, y están continuamente delante del Señor” (D&C 130:7). Imaginémonos viviendo en un gran Urim y Tumim como dónde Dios vive. Aquí están representadas todas las cosas pasadas, presentes y futuras delante de El. ¡En la tierra solo podemos ver el presente, pero Dios tiene el poder de ver hacia adelante y hacia atrás en el tiempo, así como también en el espacio! El puede ver hacia adelante y hacia atrás, de la misma manera que nosotros vemos a la derecha o a la izquierda. Estos poderes están más allá de los límites de nuestro entendimiento, pero son parte de los grandes poderes de Dios. Este entendimiento aumenta nuestra admiración por El.

CONCLUSIÓN

En este capítulo podemos ver que hay muchos sistemas para contar el tiempo, pero tenemos detalles de solamente dos: uno, el de esta tierra mientras que continúa su rotación alrededor del sol y el otro es el de Kólob o el tiempo de Dios.

También podemos concluir que los ángeles y los seres espirituales pueden viajar a través de la galaxia a la velocidad del pensamiento.


60 Himnos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, himno 284 (Versión en inglés).
61 Melvin J. Ballard, “The Path to Celestial Hapiness”. Deseret News, Oct. 31,1925.
62 Brigham Young, Journal of Discourses, Vol. 8 página 200

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