Capítulo 30

La Antigua Jerusalén

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Se desarrollará un poderoso drama en la Antigua Jerusalén tanto antes como después de la segunda venida del Señor.

La actual reunión de los judíos en esa tierra es en sí misma un cumplimiento de antiguas profecías. Palestina de hecho ha sido hecha para florecer como la rosa. Pero será un objetivo para los opresores en los últimos días, aquellos “que buscan una presa.” Fue Ezequiel quien escribió en detalle sobre el asedio de Jerusalén que tendrá lugar antes de la venida del Señor. Vio a los ejércitos de una poderosa nación del norte rodeando la ciudad.

“Persia, Cus y Fut con ellos; todos ellos con escudo y casco: Gomer, y todas sus tropas; la casa de Togarma, de los confines del norte, y todas sus tropas; muchos pueblos contigo.

“Prepárate, y apercíbete, tú, y toda tu multitud que se ha reunido a ti, y sé tú su guarda.

“De aquí a muchos días serás visitado; al cabo de años vendrás a la tierra salvada de la espada, recogida de muchos pueblos, a los montes de Israel que siempre fueron una desolación; mas ha sido sacada de los pueblos, y todos ellos morarán confiadamente.

“Y subirás tú, y vendrás como tempestad; como nublado para cubrir la tierra serás tú, y todas tus tropas, y muchos pueblos contigo.

“Así ha dicho el Señor Jehová: En aquel día subirán palabras en tu corazón, y concebirás mal pensamiento,

“y dirás: Subiré contra una tierra indefensa; iré contra los que están tranquilos, que habitan confiadamente; todos ellos habitan sin muros, y no tienen cerrojos ni puertas;

“para arrebatar despojos y para tomar presa; para poner tu mano sobre las tierras desiertas ya pobladas, y sobre el pueblo recogido de entre las naciones, que se hace de ganado y posesiones, que mora en la parte central de la tierra.

“Saba y Dedán, y los mercaderes de Tarsis, y todos sus leoncillos, te dirán: ¿Has venido a arrebatar despojos? ¿Has reunido tu multitud para tomar presa, para llevarte plata y oro, para tomar ganado y bienes, para tomar gran despojo?

“Por tanto, profetiza, hijo de hombre, y di a Gog: Así ha dicho el Señor Jehová: En aquel día, cuando mi pueblo Israel habite con seguridad, ¿no lo sabrás tú?

“Vendrás de tu lugar, de las regiones del norte, tú y muchos pueblos contigo, todos ellos a caballo, gran multitud y poderoso ejército,

“y subirás contra mi pueblo Israel como nublado para cubrir la tierra; será al cabo de los días, y te traeré sobre mi tierra, para que las naciones me conozcan, cuando sea santificado en ti, oh Gog, delante de sus ojos.” (Ezequiel 38:5-16.)

En medio de la guerra, el Señor vendrá al rescate de su pueblo. A medida que el enemigo invada su tierra y asedie su ciudad, destruyendo una gran parte de ella, los judíos huirán hacia el Monte de los Olivos.

“Entonces caerá el brazo del Señor sobre las naciones. Y entonces el Señor pondrá su pie sobre este monte, y se partirá en dos, y la tierra temblará, y se estremecerá de un lado a otro, y los cielos también se estremecerán.

“Y el Señor pronunciará su voz, y todos los confines de la tierra la oirán; y las naciones de la tierra lamentarán, y los que se han reído verán su locura. Y la calamidad cubrirá al burlador, y el escarnecedor será consumido; y los que han vigilado la iniquidad serán cortados y echados al fuego.

“Y entonces los judíos me mirarán y dirán: ¿Qué son estas heridas en tus manos y en tus pies?

“Entonces sabrán que yo soy el Señor; porque les diré: Estas heridas son las heridas con que fui herido en la casa de mis amigos. Yo soy aquel que fue levantado. Yo soy Jesús que fue crucificado. Yo soy el Hijo de Dios.

“Y entonces llorarán por sus iniquidades; entonces lamentarán porque persiguieron a su rey. Y entonces las naciones paganas serán redimidas, y los que no conocieron la ley tendrán parte en la primera resurrección; y será tolerable para ellos. Y Satanás será atado, para que no tenga lugar en los corazones de los hijos de los hombres.” (D. y C. 45:47-55.)

La destrucción de las fuerzas enemigas será grande.

“Y acontecerá en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas; la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, tanto en verano como en invierno.

“Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.

“Toda la tierra se volverá como una llanura desde Geba hasta Rimón al sur de Jerusalén; y será levantada, y habitada en su lugar, desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la primera puerta, hasta la puerta del ángulo, y desde la torre de Hananeel hasta los lagares del rey.

“Y habitarán en ella, y no habrá más maldición; sino que Jerusalén será habitada confiadamente.” (Zacarías 14:8-11.)

Luego continúa su descripción de lo que vendrá a la Antigua Jerusalén:

“Y acontecerá que todos los que queden de todas las naciones que vinieron contra Jerusalén subirán de año en año para adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos.

“Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, no habrá lluvia sobre ellos.” (Zacarías 14:16-17.)

Uno de los eventos que afectará tanto a la Antigua como a la Nueva Jerusalén será el regreso de las Diez Tribus perdidas. De eso, la revelación moderna dice:

“Por tanto, preparaos para la venida del Esposo; salid, salid a su encuentro.

“Porque he aquí, él estará sobre el monte de los Olivos, y sobre el gran océano, aun el gran abismo, y sobre las islas del mar, y sobre la tierra de Sion. Y pronunciará su voz desde Sion, y hablará desde Jerusalén, y su voz será oída entre todos los pueblos; y será una voz como la voz de muchas aguas, y como la voz de un gran trueno, que romperá los montes, y los valles no se hallarán.

“Mandará al gran abismo, y retrocederá a los países del norte, y las islas se convertirán en una sola tierra; y la tierra de Jerusalén y la tierra de Sion volverán a su propio lugar, y la tierra será como era en los días antes de ser dividida.

“Y el Señor, aun el Salvador, estará en medio de su pueblo, y reinará sobre toda carne.

“Y aquellos que están en los países del norte vendrán en memoria delante del Señor; y sus profetas oirán su voz, y no se detendrán más; y golpearán las rocas, y el hielo fluirá a su presencia.

“Y se levantará una calzada en medio del gran abismo.

“Sus enemigos se convertirán en presa para ellos, y en los desiertos áridos saldrán estanques de agua viva; y la tierra seca ya no será una tierra sedienta.

“Y traerán sus ricos tesoros a los hijos de Efraín, mis siervos.

“Y los límites de los montes perpetuos temblarán a su presencia. Y allí caerán y serán coronados con gloria, aun en Sion, por las manos de los siervos del Señor, aun los hijos de Efraín. Y se llenarán de cantos de gozo eterno.

“He aquí, esta es la bendición del Dios eterno sobre las tribus de Israel, y la bendición más rica sobre la cabeza de Efraín y sus compañeros. Y también los de la tribu de Judá, después de su dolor, serán santificados en santidad delante del Señor, para morar en su presencia día y noche, por los siglos de los siglos.” (D. y C. 133:19-35.)

Y luego Isaías concluye:

“En aquel día, el renuevo de Jehová será hermoso y glorioso, y el fruto de la tierra será excelente y atractivo para los escapados de Israel.

“Y acontecerá que el que quede en Sion, y el que permanezca en Jerusalén, será llamado santo, todos los que estén inscritos para vida en Jerusalén,

“cuando el Señor lave la inmundicia de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella con espíritu de juicio y con espíritu de ardor.

“Y creará Jehová sobre toda morada del monte de Sion, y sobre sus asambleas, una nube y humo de día, y el resplandor de un fuego ardiente de noche; porque sobre toda la gloria habrá un refugio.

“Y habrá un tabernáculo para sombra contra el calor del día, y para refugio y escondite contra la tormenta y la lluvia.” (Isa. 4:2-6.)

Estos eventos profetizados por Isaías y otros profetas señalan el cumplimiento de las promesas divinas para la reunión y la redención de Israel, culminando en la segunda venida del Salvador y la transformación tanto de la Antigua como de la Nueva Jerusalén.