La Gran Apostasía

La Gran Apostasía
por James E. Talmage

Capítulo 7

Las Causas Internas de la Apostasía


  1. Como primera entre las causas específicas del disturbio operando – dentro de la iglesia y contribuyendo a su apostasía, hemos nombrado “LA CORRUPCION DE LAS DOCTRINAS SENCILLAS DEL EVANGELIO AL MEZCLARLAS CON LOS ASI LLAMADOS SISTEMAS FILOSOFICOS DE LA EPOCA”
  2. El intento de injertar doctrinas ajenas en la verdadera vid del evangelio de Cristo, era característico de los primeros años del período apostólico. Leemos del hechicero SION, quién profesaba una creencia y entró a la iglesia por el bautismo, pero era tan privado del verdadero espíritu del evangelio, que él trató de comprar con dinero la autoridad y poder del sacerdocio. (Véase Hechos 8:9, 13, 18–24) Este varón, aunque fue reprendido por Pedro y aparentemente penitente, continuó afligiendo a la iglesia, al inculcar herejías y ganando a discípulos dentro del rebaño. Sus seguidores se distinguían como una secta o culto, hasta el cuarto siglo y escribiendo en ese tiempo, Eusebius dice de ellos: “Estos, según la manera de su fundador, se insinuaron en la iglesia como una enfermedad pestilente y leprosa e infectaron a los de la mayor corrupción, en quienes ellos pueden infundir su veneno secreto, irremediable y destructivo. (Eusebio, “Ecclesiastical History”, libro II; cap. L) A este SIMON, conocido en la historia como Simón el Mago, se refieren los primeros escritores Cristianos como el fundador de la herejía, debido a sus intentos de combinar la Cristiandad con el Gnosticismo. Es con referencia a su proposición de comprar la autoridad espiritual, que todo tráfico en los oficios espirituales ha llegado a conocerse como la “simonía”.
  3. Por la boca del Revelador, el Señor reprendió a ciertas iglesias por su adopción o tolerancia de las doctrinas y prácticas ajenas al evangelio. Notablemente éste es el caso con respecto a los Nicolaítas y los seguidores de la doctrina de Balaam. (Véase Apoc.2: l5; Comparece vers. ó; véase vers. 20) [30]
    4. La perversión de la teología verdadera que así desarrolles dentro de la iglesia, es tratable a la introducción de falacias tanto judaicas como paganas.[31] En verdad, en la apertura de la era Cristiana y si filos después de ella, el Judaísmo fue más o menos íntimamente mezclado con la filosofía pagana y contaminado con las ceremonias paganas (idólatras). Había numerosas sectas y partes cultas y escuelas, cada una abogando las teorías rivales tocantes a la constitución del alma, la esencia del pecado, la naturaleza de la Deidad y una multitud de otros misterios. Los Cristianos prontamente estaban embrollados en controversias sin fin entre ellos mismos.
  4. Los conversos Judíos a la Cristiandad buscaron modificar y adoptar los credos de la nueva fe como para armonizarlas con su amor heredado del Judaísmo, y El resultado fue destructivo para ambos. Nuestro Señor había indicado la futilidad del intento de combinar los nuevos principios con los sistemas viejos, o de parchar los prejuicios del pasado fragmentos de la nueva doctrina.. Dijo Él: “Nadie pone remiendo de nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejas los odres se rompen y el vino se derrama y los odres echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro juntamente. (Mateo 9:16–19) El evangelio vino en forma de una revelación nueva, marcando el cumplimiento de la ley, no era una mera adición, ni era un simple restablecimiento de los requerimientos pasados; incorporaba un nuevo y sempiterno convenio. Los intentos de parchar la túnica Judaica con el género del evangelio podrían resultar nada más que en una vistosa y horrorosa raya. El vino nuevo del convenio no se podría guardar en los envases de cuero carcomidos por el tiempo de las libaciones mosaicas. El Judaísmo se empequeñeció y la Cristiandad fue pervertida por la asociación incongruente.
  5. Entre las adulteraciones tempranas y más perniciosa de la doctrina Cristiana, está la introducción de las enseñanzas de los gnósticos. Estos filósofos estilados por si mismos publicaban el reclamo jactancioso de que ellos eran capaces de llevar la mente humana a una plena comprensión del Ser Supremo y a u n conocimiento de la verdadera revelación entre la Deidad y los mortales. Ellos decían, en efecto, que un cierto ser había existido desde toda la eternidad, manifestado como una ley irradiaste difundida a través del espacio y a esto ellos llamaban la PLEROMA. “La naturaleza eterna, infinitamente perfecta e infinitamente feliz, habiendo morado desde el sempiterno en una profunda soledad y en una bendita tranquilidad, produjo de sí misma a la larga, dos mentes de un sexo diferente, las cuales se parecían a su pariente supremo en la – manera más perfecta. De la unión prolífica de estos dos seres, surgieron otros, los cuales fueron seguidos por las generaciones subsiguientes; así que en el proceso del tiempo una familia celestial se forma en la Pleroma. Esta progenie divina, inmutable en su naturaleza y mayor que el poder de la mortalidad, fue llamada por los filósofos, EON – un término que en el idioma griego significa una naturaleza eterna – ¿Cuántos eran en número estos EONES?. Este fue un punto muy controvertido entre los sabios orientales”. (Mosheim, ecclesiastical History”, siglo I, parte II, 1:7)
  6. Entonces, uno de los Eones distintivamente llamado el Demiungio, creó este mundo y arrogantemente aseveró dominio sobre el mismo, negando absolutamente la autoridad del pariente supremo. La Doctrina Gnóstica declara que él hombre es la unión de un cuerpo, lo cual siendo la creación del Demiungio, es esencialmente malo y un espíritu que, derivándose de la Deidad es característicamente bueno. Los espíritus así aprisiona dos en cuerpos malos finalmente serán liberados y entonces el poder del Demiungio cesará y la tierra se disolverá en nada.
  7. Nuestra justificación por presentar aquí este resumen parcial del Gnosticismo, es el hecho de que los primeros esfuerzos se hicieron para de este sistema a las demandas de la Cristiandad y acomodar los dogmas que Cristo y el Espíritu Santo fueron declarados pertenecientes a la familia de Eones previstos en este esquema. Esta salió a la absurdidad extravagante de negar que Jesús tenia un cuerpo aún mientras El vivía como hombre y que su apariencia como un ser corporal fue una decepción de los sentidos efectuada por su poder sobrenatural.[32]
  8. Que las doctrinas de los Gnósticos no satisfacían aún a los que pro Pesaban creer en ellas es evidente de los muchos cultos y partes que llegaron a la existencia como subdivisiones de la secta principal; y es finte cesante notar que en los tiempos modernos ciertos pensadores libres se han enorgullecido en asumir un título expresando la plena antítesis del nombre Gnósticos, por Agnósticos.
  9. El efecto práctico de los principios del Gnosticismo en la vida de sus adherentes es extrañamente diverso. Una división de la secta siguió una vida de austeridad, abrazando la rigurosa abnegación y la tortura corporal, en la vana creencia que el maligno cuerpo así podía ser subyugado, mientras que el espíritu recibiría un podar adicional y una libertad aumentada. Otro culto buscó reducir la diferencia fundamental entre el bien y el mal, al negar el elemento de la mortalidad en la vida humana; y estos se abandonaron a las pasiones y flaquezas de la naturaleza corporal sin restricción, sobre la suposición de que no hubo ninguna relación entre el cuerpo y el alma, como para causar injuria aquel a través de las indulgencias y desmanes corporales.
  10. Otra secta o escuela cuyas doctrinas estaban en cierta medida amalgamada con las de la Cristiandad, fue la de los Nuevos Platónicos. Las sectas antiguas de Platonistas o Platónicos se aliaban en algunos puntos doctrinarios con los Epicureanos y eran rivales, si no antagonistas de los Estoicos. Los primeros Platónicos mantenían que la materia de organizada ha existido desde toda la eternidad y que su organizador, Dios es similarmente eterno. A la vez que Dios es eterno, al igual su voluntad o inteligencia es sin principio y esta inteligencia eterna existiendo corno la voluntad o intención de la Deidad, fue llamada el LOGOS. Tales preceptos habían sido enseñados mucho antes de la era Cristiana y la filosofía profesada por algunas de las sectas contendientes entre los Judíos al tiempo de Cristo, habían sido influenciadas por allí.
  11. A medida que los principios de la Cristiandad llagaron a sor conocidos, ciertos líderes en la secta de los Platónicas encontraron mucho en la nueva doctrina para estudiar y admirar. En este tiempo, no obstan te, el Platonismo mismo había sufrido cambios y los adherentes más libe ralas habían formado una organización nueva y se distinguieron por el apelativo de Nuevos Platónicos. Estos profesaron hallar en Jesucristo la encarnación del LOGCF y aceptaron con avidez la declaración de San Juan En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era – Dios. “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros … (Juan 1:1–14) Según la filosofía Ecléctica o Nueva Platónica, el “Verbo” nombrado por Juan era el “Logos” descrito por Platón.
  12. El concepto Platónico de la Trinidad de consistir de la Deidad y el Logos, se engrandeció en acuerdo con los credos Cristianos para abrazar tres miembros, el Espíritu Santo siendo el tercero. Luego surgieron amarga y durable disensión en cuanto a los poderes relativos de cada miembro de la Trinidad, particularmente la posición y autoridad del Logos ó Hijo. Las muchas disputas incidentes a la mixtura de la teoría Platónica con la doctrina Cristiana, continuaron a través de los siglos y en cierto sentido se puede decir que afligen las mentes de los hombres aún en esta era moderna.
  13. Es enteramente más allá de nuestro propósito el clasificar o describir la prole híbrida, resultado de la unión antinatural de la filosofía pagana y la verdad Cristiana; ni intentaremos seguir en detalle las disensiones y riñas sobre puntos teológicos y preguntas de doctrina. Nuestro propósito se logra cuando por declaración de hecho y citación de autoridad la realidad de la apostasía es establecida.
    Consideraremos, por tanto, solamente las más importantes de las disensiones que turbaban a la iglesia.[33]
  14. A mediados del tercer siglo, Sibelio, un presbítero u obispo de la iglesia en África, abogó esforzadamente por la doctrina de “trinidad en unidad”, en que caracterizaba a la Trinidad. El proclamó que la naturaleza divina de Cristo no fue un atributo ni distinto ni personal del hombre Jesús, pero sí una porción de la energía divina, una emanación del Padre con la cual el Hijo fue investido temporalmente y que en uña manera semejante al Espíritu Santo era una parte del Padre Divino. Estas opiniones fueron tan vigorosamente combatidas por algunos, como defendidas por otros y el desacuerdo era reinante cuando Constantino tan repentinamente cambió el estatus de la iglesia y puso en su apoyo el poder del estado. Temprano, en la cuarta centuria, la disputa adquirí un aspecto amenazaste en una amarga contención con Alejandro el obispo de Alejandría y Ario uno de los oficiales de la misma iglesia. Alejandro proclamó que el Hijo era en todo aspecto el igual del Padre y también de la misma substancia y esencia. Ario insistió que el Hijo había sido creado por el Padre y, por ende, no podía ser coeterno con su Pariente Divino; que el Hijo fue el agente por medio del cual la voluntad del Padre es ejecutada, y que por esta razón el hijo era inferior al Padre, tanto en naturaleza como en dignidad. En una manera similar el Espíritu Santo era inferior a los otros miembros de la Trinidad.
  15. Arionismo, como la doctrina llegó a ser conocida, se predicaba con vigor y se denunciaba con energía; la disensión así ocasionada amenazaba perder la iglesia hasta su fundación. Por fin, el emperador Constantino, fue forzado a intervenir en un esfuerzo por establecer la paz entre sus eclesiásticos contendientes. El llamó a un concilio de dignatarios de la iglesia que se congregó en El año 325 D.C. y que es conocido por su lugar de sesión como el Concilio de Nicea. Este Concilio condenó la doctrina de Ario y pronunció sentencia de destierro contra su autor. Lo que fue declarado ser la doctrina ortodoxa de la iglesia universal ó Católica, con respecto a la trinidad, fue promulgada de la siguiente manera.
  16. “Nosotros creemos era un Dios, el Padre, Todopoderoso, el hacedor de todas las cosas visibles e invisibles, y en un Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, engendrado del Padre, unigénito (es decir) de la substancia del Padre, Dios del Dios, Luz de Luz; Dios mismo del Dios mismo; engendrado no hecho de la misma substancia con el Padre, por quien todas las cosas fueron hechas, que están en los cielos y que están en la tierra, quien por nosotros los hombres, y para nuestra salvación, descendió y se encarnó y se hizo hombre; sufrió y resucitó al tercer día, a los vivos y a los muertos y que dicen que hubo un tiempo cuando antes de ser engendrado y que es de cualquiera otra substancia o creado y mutable o variable, la Iglesia católica pronuncia anatema.
  17. Esta es la versión generalmente aceptada del Credo de Nicea como originalmente fue promulgada. En su forma modificándose algo, aunque dejada prácticamente inmutable en cuanto a lo esencial, por el Concilio llamado en Constantinopla un medio siglo después. Lo que se estima como una redeclaración del Credo de Nicea ha sido atribuido e Atanasio, uno de los oponentes principales del Arionismo, aunque su derecho a ser considerado el autor es cuestionado por muchos y negado, enfáticamente por al ganas autoridades en la historia eclesiástica. Sin embargo, la referida declaración ha encontrado un lugar en la literatura, como el “Credo de Atanasio” y si nombrado correcta o equivocadamente, persiste como una declaración de creencia profesada por algunas sectas Cristianas hoy día. Tiene un lugar actual en el ritual prescrito de la iglesia de Inglaterra El “CREDO DE ATANASIO” se lee de la siguiente manera:
  18. “Adoramos a un Dios en Trinidad y Trinidad en Unidad, ni confundiendo la substancia, porque hay una persona del Espíritu tanto. Pero la divino espíritu Santo toda es una, la gloria igual, la majestad coeterna. Como el Padre, tal el Hijo y tal El Espíritu Santo; el Padre increado, el Hijo increado y el Espíritu Santo increado; el Padre incomprensible, el Hijo incomprensible y el espíritu Santo incomprensible; el Padre eterno, el Hijo eterno, y el Espíritu unto eterno. Y sin embargo, no hay tres eternos, sino un eterno; como tampoco hay tres in creados, ni tres incomprensibles, sino un increado y un incomprensible. En igual manera El Padre es todopoderoso, el Hijo todopoderoso y el Espíritu Santo todopoderoso; de modo que no hay tres todopoderosos, sino un todopoderoso. Así El Padre es Dios, el Hijo es Dios y el espíritu Santo es Dios, empero, no hay gres Dioses sino un Dios”
  19. El Concilio de Nicea se conoce en la historia eclesiástica como una de las reuniones más famosas y más importantes, tanto como asamblea como un cuerpo oficial concerniente a la administración de la iglesia. No sólo fue desprendida la disputa Ariona, hasta donde un decreto eclesiástico podía desprenderse de una pregunta afectando vitalmente a la conciencia individual, pero muchos a otros sujetos de controversia similarmente se aquietaron por el momento. Por lo tanto la disputa tocante al tiempo de celebrar la Pascua (de resurrección) se solucionó por voto y también fue la pregunta agitada por Novato y sus seguidores en cuanto a la conveniencia de recibir en la iglesia a apóstatas arrepentidos y el cisma causado por Metecio, un obispo de África del Norte quién habla rehusado reconocer la autoridad superior del obispo de Alejandría. Del número y la diversidad de las preguntas traídas ante este concilio de Necea para adjudicación, con seguridad podemos concluir – que la iglesia nuevamente entronizada no se distinguía por la unidad de propósito, ni la armonía de acción. No obstante, comparada con las amar gas contenciones que siguen, las disensiones en el reinado de Constantino, eran solamente los principios de la confusión.
  20. El efecto moral del espíritu potente de apostaría, operando durante los tres primeros siglos de la existencia de la iglesia y nutrida por las contribuciones de la filosofía idólatra resultó, como era inevitable, sumamente injurioso y malo. Algunos de los más perniciosos de estos efectos, se hace nuestro deber de considerarlos.
  21. UNA PERSPECTIVA PERVERTIDA DE LA VIDA. Una de las herejías de origen muy temprano y de crecimiento rápido en la iglesia, era la doctrina del antagonismo sobre el cuerpo y el espíritu, por el cual aquel se estimaba como un incubo y una maldición. Según ‘lo que se ha dicho este se reconocerá como una de las perversiones derivadas de la alianza del Gnosticismo con la Cristiandad. Un resultado de este injerto de doctrinas idólatras fue un aumento abundante de prácticas ermitañas, por las cuales los hombres buscaban debilitar, torturar y subyugar sus cuerpos a fin de que sus espíritus o “almas” generen mayor libertad. Muchos de los que adoptaron esta perspectiva antinatural de la existencia humanó se retiraron a la soledad del desierto y allí pasaban su tiempo en prácticas de severa abnegación y en actos de autotortura frenética. Otros. se encerraron como prisioneros voluntarios, buscando gloria en la privación y en el castigo auto – impuesto.. Fue esta perspectiva antinatural de la vida la que motivó a las varias órdenes de reclusos, eremitas y monjes.
  22. No pensáis que el Salvador tenía tales prácticas en mente cuando, amonestando a los discípulos de las falsas pretensiones de santidad que caracterizarían los tiempos pronto a suceder, él dijo: “Así que, si os dijeren: Mirad esté en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis “. (Mateo 24:26)
  23. Cuando la iglesia vino al favor del estado bajo Constantino en la cuarta centuria, se levantaron. muchas órdenes de reclusos quienes mantenían que la comunión con Dios había de buscarse al mortificar el sentido, al separar la mente de todo objeto externo, al macerar el cuerpo con hambre y labor, y por un santo tipo de indolencia que confinaba toda actividad del alma a una contemplación ociosa de cosas espirituales y externas. Mosheim, el autor ya citado, continúa: “La iglesia Cristiana nunca se habría deshonrado por este cruel e insocial entusiasmo, ni alguno se habría sujetado a esos tormentos agudos de la mente y el cuerpo, a los cuales dejó surgir, si muchos Cristianos no hubiesen sido imprudentemente sorprendidos por la aparición artificiosa y el son pomposo de esa máxima de la filosofía antigua: ‘Para el logro de verdadera felicidad y comunión con Dios, era menester que el alma se separase del cuerpo, aún aquí abajo, y que el cuerpo fuese macerado mortificado para este propósito”.
  24. El fruto de mala siembra era el aumento de numerosas órdenes de monjes y la mantención de monasterios. El celibato se enseñó ó como una virtud y llegó a ser un requisito para el clero, como lo es en la iglesia Católica Romana hoy en día. Un clero soltero, privado de las elevadas influencias de la vida hogareña, cayó en muchos excesos y la corrupción de los sacerdotes ha sido un tema de reproche a través de los siglos. Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él, y además, “Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. Un apóstol inspirado proclamó: “Pero en El Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón”. No obstante una iglesia apóstata decreta que a sus ministros se les prohibirá seguir la ley de Dios.
  25. El DESPRECIO POR LA VERDAD. Tan temprano como el cuarto siglo, ciertas doctrinas perniciosas incorporando un desprecio por la verdad, ganaron circulación en la iglesia. Así pues, se enseñó que era un acto de virtud el engañar y mentir, cuando por esos medios los intereses de la iglesia serian promovidos”. (Mosheim Encl. Hist. SIGLO IV, Parte II, cap. 3: 16) Superfluo decir, que los pecados además de los de falsedad y engaño eran justificados cuando se cometieran en los supuestos intereses para el adelantamiento de la iglesia, y el crimen se condonaba bajo la excusa artificiosa de que ¡el fin justifica los medios¡ Muchas de la fábulas y relatos ficticios relacionados con la vida de Jesucristo y los apóstoles, así como también los cuentos falsificados de visitaciones sobrenaturales y milagros maravillosos, en los cuales abunda la literatura de los primeros siglos, se trazan a esta infamosa doctrina que las mentiras son aceptadas por Dios si se perpetran en una causa que el hombre llama buena.[34]

NOTAS

[30] LOS NICOLAITAS. Esta secta se menciona específicamente en las comunicaciones divinas en donde a Juan el Revelador se le mandó escribir a las iglesias de Asia (Apoc. 2: 6-15) y la referencia comprueba el aborrecimiento con el cual el Señor estimaba las enseñanzas y prácticas de la culta. El intento de corromper la Cristiandad por la introducción de la ceremonias Nicolaítas era un peligro real que amenazaba a la Iglesia. El extracto siguiente de Smith’s Bible Dictionary (Diccionario de la Biblia de José Smith) es instructivo:
“La secta misma nos viene en presentar la última fase de la gran controversia que amenazaba en un tiempo destruir la unidad de la iglesia y después manchar su pureza. La controversia misma era inevitable en cuanto los Gentiles fueron aceptados en grandes números en la iglesia de Cristo. ¿Habían de ser traídos los nuevos conversos bajo subyugación a la entera ley mosaica? Los apóstoles y élderes (ancianos) en Jerusalén se encontraron con la pregunta calmada y sabiamente. El cargo de la ley no había de ser impuesto sobre los discípulos Gentiles. Ellos debían abstenerse, entre otras cosas, de “lo sacrificado a ídolos y de fornicación (Hechos 15:20-29) y a este decreto se le dio la bienvenida como el gran fuero de la libertad de la iglesia. Tan entraña como nos parezca la unión estrecha de los mandatos morales y los positivos, no le parecía tanto al Sínodo en Jerusalén. Los dos pecados estaban muy estrechamente aliados, a menudo aún en la proximidad más estrecha del tiempo y lugar. Los mensajes a las iglesias de Asia y las Epístolas Apostólicas posteriores (a Pedro y Judas) indican que las dos maldades se aparecieron en ese periodo también en alianza estrecha. Los maestros de la iglesia los marcaron con un nombre que expresaba su carácter verdadero. Entonces los hombres hacían y enseñaban tales cosas eran seguidores de Balaam (2 Pedro 2:15-Judas 1:11) Ellos, como el falso profeta de Pétor, juntaron palabras buenas con hechos malos. En un tiempo de persecución, cuando el comer e el no comer de las cosas sacrificadas a ídolos era más que nunca una prueba crucial de fidelidad, ellos persuadieron a los hombres que era una cosa indiferente (Apoc. 2:13-14). Esto fue “bastante malo, pero todavía había una maldad peor. Mezclándose en las orgías de fiestas idólatras, ellos trajeron las impurezas de esas fiestas a las reuniones de la Iglesia Cristiana. Y todo esto se hizo, se debe recordar, no simplemente como una indulgencia del apetito, pero como una parte de un sistema sostenido por una ‘doctrina’, acompañado por la jactancia de una iluminación profética (2 Pedro 2:1)”

[31] LA IMITACION DE LOS MISTERIOS PAGANOS, Y El RESULTADO. La adoración de Dios por los primeros cristianos fue desacreditada y ridiculizada por causa de su simplicidad y la ausencia de las ceremonias místicas. En verdad, el celo de los perseguidores pronto hizo necesario un secreto prudente en el servicio religioso y en la asamblea de adoración, pero, aparte de tal necesidad, hubo un esfuerzo voluntario por fingir un secreto que era indebido. Sobre este punto Gibbon hizo la siguiente observación: “Las precauciones con las cuales los apóstoles llevaba a cabo los ejercicios de religión, al principio se dictaron con miedo y necesidad; pero se continuaron por selección. Al imitar el horrible secreto de los misterios Eleusinianos, los Cristianos se habían lisonjeado a fin de que rindieran sus instituciones sagradas más respetables en los ojos del mundo pagano. Pero el evento, como a menudo ocurre a las operaciones de la política sutil, engañó sus deseos y sus expectaciones. Se concluyó que solamente ocultó lo que ellos se habrían abochornado en describirlo. Su prudencia equivocada permitió una oportunidad para la malicia de inventar y para la credulidad sospechosa de creer los cuentos hórridos que describían a los Cristianos como los más malos del género humano, quienes practicaban en sus recesos obscuros toda abominación que una imaginación depravada podía sugerir, y quienes solicitaban el favor de su Dios desconocido por el sacrificio de cada virtud moral. Había muchos que pretendían confesar o relatar las ceremonias de esta sociedad aborrecida” (GIBBON: “Decline and Fall of the Roman Empire” cap. XVI)

[32] LOS EBIONITAS Y LOS GNOSTICOS. “Además del designio general de fijar en una base perpetua los honores divinos de Cristo, los más antiguos y respetados de los escritores eclesiásticos han atribuido al teólogo evangélico (San Juan) una intención particular de confutar dos herejías oponentes que disturbaban la paz de la iglesia primitiva. I. La fe de los Ebionitas, tal vez de los Nazarenos, era densa e imperfecta. Ellos reverenciaban a Jesús como el mayor de los profetas, investido con virtud y poder supernaturales. Ellos atribulan a su persona y a su reinado futuro todas las predicciones de los oráculos Hebreos que se relacionan con el reino espiritual y sempiterno del Mesías prometido. Tal vez unos de ellos confiesen que El nació de una virgen, pero ellos obstinadamente rechazaban la existencia precedente y perfecciones divinas del Logos, o Hijo de Dios, las cuales se diferencia claramente en el evangelio de San Juan. II. Los Gnósticos, quienes se distinguían por el espíritu de los Dócetes, se desviaron a un extremo contrario y traicionaban a la humana mientras defendían a la divina naturaleza de Cristo. Educados en la escuela de Platón, acostumbrados a la idea sublime del Logos, ellos prontamente concibieron que el Eón o Emanación más brillante de la Deidad, quizás asumiría la forma externa y apariencia visible de un mortal, pero vanamente pretendieron que las imperfecciones de la materia son incompatibles con la pureza de una substancia celestial. Mientras la sangre de Cristo aún humeaba en el Monte Calvario, los Dócetes inventaron la hipótesis impiadosa y extravagante que, en vez de salir del vientre de la Virgen, El había descendido sobre las riberas del Jordán en forma de un hombre perfecto; que El había embaucado los sentidos de sus enemigos y de sus discípulos y que los ministros de Dilato habían malgastado su rabia impotente en un fantasma aéreo, quien parecía expirar en la cruz y, después de tres días, resucitar de entre los muertos.”‘ (GIBBON, obra citada, cap. XXI)

[33] LA MIXTURA DE DOCTRINAS PAGANAS CON LA CRISTIANDAD. Las siguientes declaraciones por escritores modernos tocante al efecto de la “filosofía” pagana en la iglesia, son dignos de atención. Sumariando las condiciones prevalecientes en la última parte de la segunda centuria, Milner dice: “Hasta aquí lo hemos encontrado un asunto difícil de descubrir, en los maestros y escritores de la Cristiandad, las doctrinas vitales de Cristo. Ahora percibiremos que las verdades más preciosas del evangelio empiezan a ser menos atendidas y menos traídas a la vista. Aún Justino Mártir, antes del período de la corrupción ecléctica, por su afición a Platón, adulteró el evangelio en cierto grado, como hemos observado particularmente en el artículo de la libre voluntad. Tatiano, su escolar, hizo esfuerzos mis osados y mereció cl nombre de hereje. El trató de los méritos de la continencia y la castidad; y estas virtudes empujadas a excesos extravagantes, bajo la noción de la pureza superior llegaron a ser grandes ingenios de la autojusticia y la superstición; obscurecieron la vista de los hombres de la fe de Cristo y ennegrecieron la faz entera de la Cristiandad. Bajo la mano adoptiva de Amonio y sus seguidores, este sacro ficticio disfrazado bajo la apariencia de santidad eminente, se formó en un sistema y luego comenzó a generar las peores de las maldades III. La precaución de San Pablo contra la filosofía y la vana decepción parece, ahora fue fatalmente desatendida por los Cristianos. La humildad falsa, la adoración de voluntad, los refinamientos curiosos y orgullosos, las austeridades corporales mezcladas con las pretensiones enaltecidas y auto justificadas, la ignorancia de Cristo y de la verdadera vida de fe en El, miserablemente reemplazadas por ceremonias y supersticiones. Todas estas cosas son divinamente delineadas en el segundo capítulo de los Colosenses, y hasta donde las palabras lo pueden hacer, la verdadera defensa contra ellas es poderosamente descrita e impuesta. (MILNER “Church History”, siglo II, cap. 9)
“Los cismas y conmociones que surgieron en la iglesia, de una mezcla de la filosofía oriental y Egipcia con la religión Cristiana eran, en el segundo siglo, ingresados por aquellos filósofos griegos quienes abrazaron la doctrina de Cristo. La doctrina Cristiana concerniente al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, y las dos naturalezas unidas en nuestro bendito Salvador, de ninguna manera era reconciliable con los dogmas de los sabios y doctores de Grecia, quienes por lo tanto se esforzaron por explicarlas de tal manera como para rendirlas comprensibles. Praxeas un hombre genio y erudito, empezó a propagar estas explicaciones en Roma y fue severamente perseguido por los errores que contenían. El negó cualquiera verdadera distinción entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y mantenía que el Padre, el solo creador de todas las cosas se había unido con la naturaleza humana de Cristo. Así pues, sus seguidores se la oraban Monarquianos, por causa de su negación de la pluralidad de persona en la Deidad; y también Patropasianos, porque de acuerdo con el relato de Tertulión ellos creían que el Padre estaba tan íntimamente unido con el nombre Cristo, su Hijo, que él sufrió junto con El la angustia de una vida afligida y los tormentos de una muerte ignominiosa. No obstante cuán listos muchos hubiesen sido para abrazar esta doctrina errónea, no parece que esta secta formó para si un lugar separado de adoración, ni se retiraron de las asambleas ordinarias de los Cristianos (MOSHEIM, siglo I, parte II, obra citada cap. 5: 20)

[34] LOS ESCRITOS FALSIFICADOS EN El PERIODO APOSTOLICO. “‘No mucho después de la ascensión de Cristo al cielo, varias historias de su vida y doctrinas, llenas de fraudes píos y prodigios fabulosos, fueron compuestas por personas cuyas intenciones, tal vez, no fueron malas, pero cuyos prescritos descubrieron la mayor superstición e ignorancia. Ni fue esto todo unas producciones se aparecieron que fueron impuestas en el mundo por unos hombres fraudulentos, corno los escritos de los santos apóstoles. Estos escritos apócrifos y falsificados debían haber producido una triste confusión y rendido incierta tanto la historia como la doctrina de Cristo, si los gobernantes de la iglesia no hubiesen utilizado con cuidado y diligencia posibles en separar los libros que verdaderamente eran apostólicos y divinos, de yoda esa basura falsificada”(MOSHEIM, siglo II, parte II, obra citada cap. 2:17)