Capítulo 2
Descripción general de las actividades de la vida
Existen muchas descripciones de lo que constituye la Vida Buena, y varias de ellas son lógicas y válidas para los fines de este manual. Sin embargo, la que hemos escogido está basada en los dos grandes mandamientos dados por el Salvador.
Cuando se le preguntó cuál era el mandamiento más importante, sin vacilar citó una declaración que se encuentra en el libro de Deuteronomio (6:5):
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.”
Él lo describió como el primer y gran mandamiento, y añadió, citando a Levítico (19:18):
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”,
describiéndolo como el segundo gran mandamiento. Luego agregó:
“De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas” (Mateo 22:37–40).
Con esto, el Salvador afirmó que estos dos mandamientos son fundamentales para el funcionamiento de una sociedad justa y recta. Son los principios cardinales de los cuales se derivan todas las leyes y normas por medio de las cuales se puede hallar el camino hacia la Vida Buena.
Puesto que en estos dos grandes mandamientos se resume “toda la ley y los profetas”, podemos clasificar casi todas las actividades de una Vida Buena dentro de uno u otro de ellos.
Bajo el primer gran mandamiento —la relación entre los hombres y Dios— podemos enumerar las siguientes actividades:
- Ordenanzas religiosas como el bautismo y la confirmación,
- Todo tipo de oraciones,
- La obra del templo,
- El apoyo a la Iglesia mediante nuestro tiempo, talentos y bienes.
El segundo gran mandamiento abarca todas las relaciones humanas:
- Las comúnmente llamadas normas éticas,
- Virtudes cristianas como la paciencia, la honestidad, la caridad, etc.,
- Responsabilidades cívicas,
- Deberes familiares.
Ahora bien, para poder comprender plenamente estos dos mandamientos fundamentales, hay un tercer grupo de actividades necesarias que no encajan fácilmente en ninguno de los dos anteriores, y que clasificaremos bajo el título de Educación. Estas actividades se desprenden del mandato del Salvador:
“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32).
La educación es necesaria para poder entender en profundidad cualquiera de estos dos grandes mandamientos. En especial, debemos comprender el significado de la palabra que implica acción y que es clave en ambos mandamientos: la palabra “AMOR”.
Generalmente se cree que la palabra “caridad”, usada por el apóstol Pablo, representa algunas de las cualidades humanas incluidas en el término “amor” utilizado por Jesús en los dos grandes mandamientos.
Todas las manifestaciones de la caridad son actos de amor, pero no todos los actos de amor pueden ser clasificados como caridad. Así, por ejemplo, el afecto entre un hombre y una mujer —que comúnmente se denomina amor— no es caridad en el sentido en que la define el Evangelio.
Moroni parece haberse dado cuenta de esta diferencia cuando insertó sus palabras en su compendio de los registros de los jareditas. Escribiendo como si hablara directamente al Salvador, grabó lo siguiente:
“Y también me acuerdo que has dicho que has amado al mundo, aun al grado de dar tu vida por él, a fin de volverla a tomar, con objeto de preparar un lugar para los hijos de los hombres.
Y ahora sé que este amor que tienes por los hijos de los hombres es la caridad; por tanto, a menos que los hombres tengan caridad, no podrán heredar ese lugar que has preparado en las mansiones de tu Padre.” (Éter 12:33–34)
Más adelante, Moroni vuelve a referirse a lo mismo: “Pero la caridad es el amor puro de Cristo, y permanece para siempre; y a quien la posea en el postrer día, le irá bien.” (Moroni 7:47)
También Nefi habla sobre la caridad y dice: “He aquí, el Señor ha vedado esto; por tanto, el Señor Dios ha mandado que todos los hombres tengan caridad.
Y esta caridad es amor. Y si no tienen caridad, no son nada.
Por tanto, si tienen caridad, no permitirán que perezca el trabajador en Sion.” (2 Nefi 26:30)
Las cualidades de la caridad, según el apóstol Pablo en el capítulo 13 de 1 Corintios, son: Paciencia, Bondad, Generosidad, Humildad, Cortesía, Sinceridad, Buen Genio, Desinteré
Si examinamos 1 Corintios 13, no encontraremos estas palabras literalmente. Pablo describe brevemente las cualidades de la caridad en frases cortas. Cada una de estas frases nos permite entender las mismas características que representan las sencillas palabras mencionadas arriba.
Esta lista de palabras fue dada por Henry Drummond en su famoso y excelente ensayo “Lo grande del mundo”. En ese escrito aparecen citas exactas de 1 Corintios 13, comenzando con el versículo 4, las cuales corresponden a cada una de las palabras mencionadas en la lista.
Paciencia — Caridad que sufre por mucho tiempo.
Bondad — Que es bondadosa.
Generosidad — Caridad sin envidia.
Humildad — Caridad que no hace alarde de sí.
Cortesía — No es impropia.
Desinterés — No se busca a sí misma.
Buen genio — Muy poco irritable.
Sinceridad — Pensamiento sin maldad; regocijo, pero no en la iniquidad.
Honestidad — Regocijo en la verdad.
Estas virtudes cristianas representan, entonces, actitudes y actos hacia aquellos a quienes amamos realmente, como debemos amar a nuestro prójimo, lo que incluye a todo ser humano. Estas son las virtudes por las cuales debemos luchar para conseguirlas, aunque nos tome toda una vida alcanzarlas.
En lecciones más adelante, cada una de estas virtudes será discutida en detalle, y haremos una encuesta para ver cómo, luchando por acercarnos o alejarnos de estos efectos, nos acercamos o alejamos de la vida buena.
Entonces, las tres grandes divisiones de nuestras actividades que forman la vida buena son:
- La relación entre Dios y el hombre.
- La relación entre un hombre y otro.
- La educación.
Claro está que las actividades que se agrupan bajo estos títulos deben tener alguna conexión, y cada grupo tiene una interacción con respecto a los otros dos. Esta clasificación es solo para facilitar el estudio y la discusión.
Como regla general para el diario vivir, debemos tener por norma las Escrituras: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia…” (Mateo 6:33). El resultado de vivir el Evangelio, que es la vida buena, nos llevará al éxito y a la satisfacción en esta vida, y a la salvación en la vida venidera. Este resultado puede recordarse como los tres ideales de la vida: éxito, satisfacción y salvación.
Estas ideas generales las hemos reunido en un cuadro en la página siguiente. Este cuadro debe usarse como guía de todas las discusiones hechas en este curso de lecciones. Sugerimos que se amplíe este cuadro para colocarlo delante de la clase todos los domingos; de esta manera, la idea de la vida buena se mantendrá presente en la clase, para que así ningún elemento de la vida buena tenga más importancia que otro. Todos son necesarios, puesto que la vida buena debe ser enteramente perfecta.
























