La Vida Sempiterna Volumen 1



Capítulo IX

Los hijos de perdición su pecado y destino


La Resurrección y el Reino Sin Gloria

Ya se vio en el capítulo viii que todos los hombres se levantarán del sepulcro y que sus espíritus y sus cuerpos serán reunidos en la resurrección. “En Cristo todos serán vivificados,”1 y a nadie que haya obtenido un cuerpo en la vida mortal, se le negará la oportunidad de reunirse otra vez con su cuerpo en la resurrección. La gran mayoría de los hombres heredarán, cuerpos llenos de la gloria del reino celestial, del reino terrestre o del reino telestial. Sin embargo, el Señor ha revelado que algunos resucitarán con tan poca rectitud que no podrán morar bajo la ley de ninguno de estos reinos, y tendrán que ser enviados a otro lugar:

El que no puede soportar la ley de un reino telestial, no puede soportar una gloria telestial, por tanto, no es digno de un reino de gloria. Por consiguiente, deberá soportar un reino que no es de gloria.2

Tales individuos han perdido voluntariamente el derecho a las bendiciones de los reinos de gloria, y se verán obligados a volver a la clase de vida que vivieron en el infierno antes de la resurrección:

Y los que queden serán vivificados también; sin embargo, volverán otra vez a su propio lugar para gozar de lo que están dispuestos a recibir, porque no quisieron gozar de lo que pudieron haber recibido.3

El profeta Alma enseñó que aquellos que heredan un reino sin gloria estarán sujetos al dominio de Satanás. El único beneficio que habrán recibido de la expiación de Cristo, será el de tener sus cuerpos resucitados, los cuales no podrán ser destruidos o separados de sus espíritus:

Entonces es cuando sus tormentos serán como un lago de fuego y azufre, cuya llama asciende para siempre jamás ; entonces es cuando serán ligados a una sempiterna destrucción, según el poder y cautividad de Satanás, pues él los habrá sujetado a su voluntad.

Os digo que entonces se hallarán como si no se hubiese hecho ninguna redención; porque no pueden ser redimidos de acuerdo con la justicia de Dios; y no pueden morir, dado que no hay más corrupción.4

Los Habitantes del Reino Sin Gloria Son Hijos de Perdición

¿Quiénes son los que sufrirán tan trágico destino? ¿Y cómo es que llegarán a merecerlo? La gran visión que el Señor reveló a José Smith y a Sidney Ridgon en 1832, nos da la respuesta. Esa visión nos mostró como Lucifer cayó de los cielos y fue llamado “perdición” (que significa perdido), y como sujetó a otros bajo su voluntad, haciéndoles “hijos de perdición”:

Y esto también vimos, de lo cual damos testimonio, que un ángel de Dios, que tenía autoridad delante de Dios, el cual se rebeló en contra del Hijo Unigénito, a quien el Padre amaba y el cual estaba en el seno del Padre, fue arrojado de la presencia de Dios y del Hijo.

Y fue llamado Perdición, porque los cielos lloraron por él, y era Lucifer, un hijo de la mañana .

Y vimos; y he aquí, ¡ha caído, un hijo de la mañana ha caído!

Y mientras nos hallábamos aún en el Espíritu, el Señor nos mandó que escribiésemos la visión; porque vimos a Satanás, la serpiente antigua, sí, el diablo, que se rebeló contra Dios y procuró usurpar el reino de nuestro Dios y su Cristo; por tanto, les hace la guerra a los santos de Dios, y los rodea por todos lados.

Y vimos una visión de los sufrimientos de aquellos a quienes hizo la guerra y venció, porque la voz del Señor vino a nosotros en estas palabras:

Así dice el Señor concerniente a todos los que conocen mi poder, y del cual ha n participado, y a causa del poder del diablo se dejaron vencer, y niegan la verdad y desafian mi poder.

Estos son los hijos de perdición, de quienes digo que mejor hubiera sido para ellos no haber nacido; porque son vasos de ira, condenados a padecer la ira de Dios con el diablo y sus ángeles en la eternidad;

Concerniente a los cuales he dicho que no hay perdón en este mundo ni en el venidero.5

Cuando Cristo oraba al Padre, mostró que todos los hombres herederán algún grado de gloria, con la excepción de los hijos de perdición que estarían perdidos:

Cuand o estaba con ellos en el mundo , yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición. 6

El Pecado Imperdonable — El Pecado Contra el Espíritu Santo

¿Cuál es el peor de todos los pecados? ¿Cuál es el pecado que hunde al hombre aun mas abajo del reino telestial donde van los mentirosos, hechiceros, adúlteros y fornicarios? ¿Cuál es el pecado que es imperdonable? José Smith se refirió a ese pecado en el famoso discurso que el profeta pronunció en el entierro de King Follett, cuando dijo:

Dios ha proveído medios para que todo espíritu en el mundo espiritual pueda ser rescatado y salvo, a menos que haya cometido ese pecado imperdonable del cual no hay remisión ni en esta vida ni en el mundo de los espíritus. Dios ha proveído una salvación para todos los hombres, a menos que haya n cometido un cierto pecado. Y todo hombre que tiene un amigo en el mundo eterno puede salvarlo, a menos que ese amigo haya cometido el pecado imperdonable. Así que podéis ver hasta qué grado podéis llegar a ser un salvador.

Un hombre no puede cometer el pecado imperdonable después de salir del cuerpo.7

El pecado imperdonable ha sido llamado la blasfemia contra el Espíritu Santo. Algunas declaraciones por profetas de los últimos días clarifican nuestro entendimiento de ese pecado. José Smith lo definió de esta manera:

Todos los pecados serán perdonados excepto el pecado contra el Espíritu Santo, porque Jesús salvará a todos con la excepción de los hijos de perdición. ¿Qué tiene que hacer un hombre par a cometer el pecado imperdonable? Deberá haber recibido el Espíritu Santo, haber visto los cielos abiertos y haber conocido a Dios, y entonces pecar contra él. Después de que un hombre ha pecado contra el Espíritu Santo, no hay arrepentimiento para él. Tendrá que decir que el sol no brilla aunque lo esté viendo; tendrá que negar a Jesucristo cuando los cielos le han sido abiertos, y tendrá que negar el plan de salvación aunque sus ojos han sido abiertos a esa verdad. Desde ese momento él viene a ser un enemigo. Este es el caso de muchos apóstatas de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Cuando un hombre comienza a ser un enemigo de esta obra, me persigue, busca matarme, y nunca cesa de desear mi sangre. Obtiene el espíritu del diabloel mismo espíritu que tuvieron los que crucificaron al Señor—el mismo espíritu que peca contra el Espíritu Santo. No podéis salvar a tales personas. No podéis traerlos al arrepentimiento. Declaran guerra abierta, igual como lo hace el diablo mismo, y las consecuencias son terribles.

Yo os aconsejo a todos vosotros que tengáis cuidado de lo que hacéis o, con el tiempo, encontraréis que habéis sido engañados.

¡Permaneced firmes y no cedáis! No os precipitéis y podréis salvaros. Si estáis en la amargura , tened paciencia. Ta l vez cierto hombre sea pecador, pero si se arrepiente será perdonado. ¡Tened cuidado y esperad! Cuando veáis un espíritu que quiere derrama r sangre o asesinar, ese espíritu no es de Dios, sino del diablo. De la abundancia del corazón del hombre, habla la boca.

Los mejores hombres hacen las mejores obras. El hombre que os habla palabras de vida es el hombre que puede salvaros. Os advierto que tengáis cuidado de todos los hombres malvados que pecan contra el Espíritu Santo, porque no hay redención para ellos ni en este mundo ni en el venidero.8

El presidente Brigham Young también dio la misma definición cuando dijo:

¿Quiénes no se salvarán? Los que recibieron la verdad o tuvieron el privilegio de recibirla y entonces la rechazaron. . . . Podéis orar por los que os persiguen—aquellos que os odian, y os vituperan, y quienes hablan toda clase de mal en contra de vosotros, si lo hacen ignorantemente. Pero si lo hacen con entendimiento, la justicia tendrá que seguir su curso con respecto a ellos, y a menos que se arrepientan, vendrán a ser hijos de perdición. Este es mi testimonio.9

Orson Pratt explicó el pecado imperdonable cuando enseñó:

Nosotros somos lo que el Señor llama Santos de los Últimos Días – hemos recibido luz y conocimiento de los cielos al grado que, si obedecemos, seremos exaltados a altos privilegios de los cuales yo he hablado. En cambio, si no obedecemos, esa misma luz y ese conocimiento serán suficientes para hundirnos más abajo de todas las cosas. Así que de un cierto modo estamos en terreno peligroso, y necesitamos tener miedo de pecar en contra de esa luz, porque entonces no tendríamos el privilegio de ir siquiera al mundo telestial. Permitidme citar la palabra del Señor en estos últimos días: ‘Aquel que rechaza este convenio y se aleja completamente de él, no tendrá perdón en este mundo ni en el venidero.’ ¿Estáis escuchando? Si lo escucháis, entonces luchad con todo vuestro corazón y sed fieles. Lucha d par a manteneros bajo el convenio que habéis recibido. Nosotros no hacemos las cosas a medias—tenemos que permanecer fieles a este convenio, porque si nos apartamos de él, no podremos aspirar ni siquiera a la gloria que el mundo tendrá cuando venga la última resurrección: perdición será nuestro destino—y moraremos con el diablo y sus ángeles por toda la eternidad. ¿Por qué? Porque ellos una vez tuvieron luz y conocimiento. Moraron en la presencia de Dios y supieron de las glorias de su reino. Pero se rebelaron, y no guardaron la ley que se les dio, pecaron contra la luz y el conocimiento y fueron arrojados en cadenas de obscuridad, para permanecer ahí hasta el gran día del juicio final. Si no queremos estar con ellos por toda la eternidad, debemos permanecer en el convenio que hemos hecho.10

Se puede ver por estas declaraciones que el pecado imperdonable no puede ser cometido por todos los hombres, sino sólo por aquellos que pertenecen a la Iglesia y han recibido la guía del Espíritu Santo. Según enseñó José Smith,

Ningún hombre puede cometer el pecado imperdonable después de dejar el cuerpo, tampoco en esta vida hasta que recibe el Espíritu Santo. Pero tiene que ocurrir en este mundo. 1 1

Debido a la seriedad de este gran pecado, sería preciso examinar las escrituras que explican, (1) quién es elegible y capaz de cometerlo, (2) la naturaleza exacta de tal pecado, y (3) el destino de aquellos que lo cometen.

Los que Son Capaces de Cometer el Pecado Imperdonable

Una lista completa de los requisitos que tienen que llenarse antes de que se pueda cometer ese pecado, se encuentra en las escrituras:

  1. Ellos han recibido el nuevo y sempiterno convenio de Cristo. (D. y C. 132:27) El nuevo y sempiterno convenio es la plenitud del evangelio de Jesucristo.12Recibir el evangelio significa haber ejercitado la fe y el arrepentimiento, haber sido bautizado, y haber recibido el mandamiento de obtener el Espíritu Santo por medio de la ordenanza de la confirmación por los que tienen la autoridad.13 En esta época sólo aquellos que han sido bautizados como miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, tienen la capacidad de cometer el pecado imperdonable de blasfemar contra el Espíritu Santo.
  2. Ellos conocen y han participado del poder de Cristo. (D. y C 76:31)
  3. Ellos han probado de los poderes del mundo venidero. (He. 6:5) Para llenar estos requisitos el individuo debe poseer el sacerdocio o haber tenido una manifestación personal de los poderes del mismo (tal como haber sido sanado por la ministración del sacerdocio.) El usar el sacerdocio o el tener una manifestación de su poder significa haber alcanzado un grado suficiente de rectitud, porque “los derechos del sacerdocio están inseparablemente unidos a los poderes del cielo, y . . . éstos no pueden ser gobernados ni manejados sino conforme a los principios de justicia.”14
  4. Ellos han recibido el Espíritu Santo. (D. y C. 76:35)
  5. Ellos han sido iluminados. (He. 6:4)
  6. Ellos han gustado del don celestial. (He. 6:4)
  7. Ellos fueron hechos partícipes del Espíritu Santo. (He. 6:4) El acto de ser confirmado en la Iglesia no es suficiente para llenar estos requisitos, por que ésto es sólo un mandamiento para que el individuo busque la inspiración del Espíritu Santo. Parece que hay muchos que han crecido dentro la Iglesia, y que nunca han recibido la dirección del Espíritu Santo. Nunca obedecieron el mandamiento de “recibe el Espíritu Santo” y nunca disfrutaron de su dirección y guía. Nunca recibieron revelación. La negligencia de escuchar este mandamiento ha retardado seriamente su crecimiento religioso, pero en cambio los ha hecho también inelegibles para cometer el pecado de blasfemia en contra del Espíritu Santo.

Aqui entonces se encuentra el punto central de la pregunta de si una persona puede cometer el pecado imperdonable, o blasfemia en contra del Espíritu Santo: sólo se puede cometer si el individuo sabe con certeza que recibió la guía y el testimonio de ese ser y por lo tanto entiende el proceso de la comunicación divina.

Ellos tienen un testimonio revelado de que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. (D. y C. 76:43) Antes de que una persona pueda cometer el pecado imperdonable, debe de saber por medio de la inspiración o revelación, que Jesús es verdaderamente el Cristo. El apóstol Pablo escribió “Nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.”15 José Smith enseñó que este pasaje debería decir “nadie puede saber que Jesús es el Señor, sino por el Espíritu Santo.”16 El conocimiento de la divinidad de Cristo puede venir como un abrumador bautismo de fuego como sucedió con Lorenzo Snow,17 o puede venir como un testimonio de que un individuo autorizado es un verdadero portavoz de Dios y que por consiguiente, su testimonio del Salvador es verdadero, tal como sucedió con Amasa M. Lyman.18 Una manera muy común de recibir un testimonio de la divinidad del Salvador, es escuchar a otra persona, estando bajo la influencia del Espíritu Santo, dar testimonio de Su divinidad por ese mismo poder. “Porque cuando un hombre habla por el poder del Espíritu Santo, el poder del Espíritu Santo lo lleva al corazón de los hijos de los hombres.”19

Tal testimonio y conocimiento, revelado por medio del Espíritu Santo, nos obliga aún más que una visita personal del Salvador. Jesús mismo advirtió:

Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres: mas la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada a los hombres.

Y cualquiera que hablare contra el Hijo del hombre, le será perdonado: mas cualquiera que hablare contra el Espíritu Santo no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.20

Un testimonio revelado de la divinidad de Jesucristo es común entre los miembros de la Iglesia que han hecho del Espíritu Santo su compañero constante. Aquellos que han recibido tal testimonio son los que tienen capacidad de cometer el pecado imperdonable.

Ellos han probado la buena palabra de Dios. (He. 6:5) Este requisito implica un conocimiento de los principios y doctrinas del evangelio, que viene de dos fuentes: el estudio personal y el “Espíritu de verdad,” el cual “os guiará a toda verdad.”21

Estas, entonces, son las cosas que un hombre debe lograr antes que sea capaz de cometer el pecado de blasfemia contra el Espíritu Santo. Debe de ser miembro de la Iglesia y tener un conocimiento del evangelio. Pero lo más importante es que el individuo debe de estar familiarizado con la inspiración del Espíritu Santo y debe de haber recibido dirección y un testimonio revelado de la divinidad de Cristo.

La Naturaleza del Pecado Imperdonable

Después de ganar todas las ventajas antes mencionadas en el evangelio, el individuo tendrá que rechazar todas esas bendiciones y rebelarse contra ellas para cometer blasfemia contra el Espíritu Santo. Otra vez las escrituras nos dan un análisis detallado de la naturaleza exacta del pecado imperdonable. Los hijos de perdición:

  1. Son los que niegan la verdad. (D. y C. 76:31) Deberán rechazar el evangelio y su testimonio aunque hayan conocido su veracidad. Esta negación debe de ser un rechazo completo de toda rectitud. José Smith describió bien a tal individuo: “Tendrá que decir que el sol no brilla aunque lo esté viendo, .. . y negar el plan de salvación aunque sus ojos hayan sido abiertos a esa verdad.”22
  2. Son los que niegan el Espíritu Santo después de haberlo recibido. (D.y C. 76:35)
  3. Son los que hablan en contra del Espíritu Santo. (Mt. 12:31-32)
  4. Son los que se retiran del Espíritu del Señor. (Moisés 2:36) Rechazan a ese Santo Ser, hablan irreverentemente de la guía que da al hombre, y niegan impíamente que dicho ser se les haya manifestado. Lo niegan como su guía y revelador.
  5. Son los que niegan al Unigénito del Padre. (D. y C. 76:35, 43)
  6. Son los que exponen a Cristo a pleno vituperio. (D. y C. 76:35) Así como rechazan y vilipendian al Espíritu Santo, así también se niegan a admitir la naturaleza divina de Jesucristo. Ridiculizan y profanan Su Santo nombre y tratan de vituperarlo y deshonrarlo.
  7. Son los que consienten a la muerte de Jesucristo. (D. y C. 132:27)
  8. Son los que crucifican a Cristo para sí mismos. (D. y C. 76:35; He. 6:6) Aquellos que cometen el pecado imperdonable se rebelan en contra de Cristo y desean frustrar la obra de Su Iglesia. En su rebelión se vuelven tan miserables que se regocijan en el sufrimiento y crucifixión del Salvador afirmando que le darían muerte si viviera en su tiempo. Según los comentarios de José Smith: Esta generación es tan corrupta como la generación de los Judíos que crucificaron a Cristo. Y si El estuviera aqui hoy día, y predicara la misma doctrina que predicó entonces, le darían muerte.23
  9. Son los que desafian el poder de Cristo. (D. y C. 76:31)
  10. Son los que se rebelan abiertamente en contra de Dios.24 (Moisés 2:37)
  11. Son los que se retractan y quebrantan el juramento y convenio del sacerdocio. (D. y C. 84:41) Aquellos que cometen el pecado imperdonable completa y abiertamente se rebelan contra el poder de Cristo manifestado en la tierra. Se oponen a la autoridad del sacerdocio y activamente luchan en contra de la Iglesia. Tratan de derrocar a sus líderes y de traer miseria a todo aquel que sigue los senderos de la verdad y de justicia. Este espíritu de oposición y rebelión es el que lleva a miembros descontentos de la iglesia hacia la apostasía y al destino de los hijos de perdición.
  12. Son los que se dejan vencer por el poder del diablo. (D.yC. 76:31)
  13. Son los que llegan a ser enemigos de toda justicia. (Mos. 2:37) El que es culpable de este pecado, “prefiere obedecer al mal espíritu,”25 y “permanece y muere enemigo de Dios.”26 Ha llegado a amar a Lucifer y a odiar a Cristo, así como lo advirtió el Salvador: Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amar á al otro, o se llegará al uno y menospreciará al otro: no podéis servir a Dios y a Mammón.2 7
  14. Son los que cometen homicidio, es decir, que vierten sangre inocente. (D. y C. 132:27) Para que el homicidio sea clasificado como parte del pecado imperdonable en contra del Espíritu Santo, tiene que ser cometido por uno que ha sido “sellado por el Santo Espíritu de la promesa” después de haber recibido el nuevo y sempiterno convenio.28 El presidente Joseph Fielding Smith explicó y documentó cuidadosamente esa enseñanza:

El nuevo y sempiterno convenio es la suma total de todos los convenios y obligaciones del evangelio. .. . Es todo—la plenitud del evangelio. De maner a que el casamiento efectuado debidamente, el bautismo, la ordenación al sacerdocio, todo lo demás—todo contrato, toda obligación, toda ordenanza que pertenezca al evangelio de Jesucristo, sellado por el Santo Espíritu de la Promesa de acuerdo con esta ley aquí dada , es parte del nuevo y sempiterno convenio.29

El profeta José Smith explicó a William Clayton e l papel que desempeña el homicidio e n el pecad o imperdonable :

Tu vida está guardada en Cristo bajo el Padre, así como la de muchos otros. Nada sino el pecado imperdonable podrá impedirte que heredes la vida eterna, porque has sido sellado a la vida eterna, por el poder del sacerdocio, habiendo dad o el paso necesario para ello.

A menos que un hombre y su esposa entren en el convenio sempiterno y sean casados por toda la eternidad, por el poder y la autoridad del Santo Sacerdocio mientras están en su estado probatorio, cesarán de multiplicarse cuando mueran . Es decir, no tendrán hijos después de la resurrección. Pero aquellos que se casan por el poder y la autoridad del sacerdocio en esta vida, y continúan sin cometer el pecado contra el Espíritu Santo, seguirán multiplicándose y teniendo hijos en la Gloria Celestial. El pecado imperdonable es el derramar sangre inocente o ser cómplice de ello. Todos los otros pecados serán juzgados y penalizados en esta vida, siendo el Espíritu entregado a las bofetadas de Satanás hasta el gran día de Jesús el Señor.30

De modo que el miembro de la Iglesia que ha llenado todos los requisitos que se han mencionado para ser un hijo de perdición, será condenado a vivir para siempre sin perdón. Sin embargo parece que los asesinos que no llenen estos requisitos no serán hijos de perdición.

Los asesinos serán echados al infierno, y permanecerán alli hasta que llegue el momento de la segunda resurrección, habiendo pagado el último denario. Entonces recibirán el perdón y se les permitirá entrar en el reino telestial. José Smith enseñó:

Es evidente, según varios pasajes de las escrituras, que la doctrina del juicio eterno era entendida perfectamente por los apóstoles. Por eso Pedro les predicó el arrepentimiento y bautismo par a la remisión de los pecados a los Judíos que había n sido guiados por sus líderes a la violencia y al derramamiento de sangre. En cambio a los gobernantes les dijo: ‘Ojalá que por ignorancia lo hubieseis hecho, como lo hicieron los que gobernáis.’ ‘Así que arrepentios y convertios para que sean borrados vuestros pecados; pues que vendrán los tiempos del refrigerio (redención) de la presencia del Señor, y enviará a Jesucristo que os fue antes anunciado.’ etc. Ese tiempo de redención mencionado aquí, se refiere al tiempo cuando Cristo vendrá. Entonces, y no antes, esos pecados será borrados. ¿Por qué? Porque fueron asesinos, y ningún asesino tiene la vida eterna. Aún David tendrá que esperar hasta los tiempos del refrigerio antes de que se levante de nuevo y de que sus pecados sean borrados. Al hablar de él Pedro dijo: ‘David no subió a los cielos, porque su sepulcro está aún con nosotros en este día.’ Sus restos en ese entonces, se encontraban en la tumba. Así que leemos que muchos de los cuerpos de los Santos se levantaron durante la resurrección de Cristo, probablemente todos ellos, pero parece ser que David no se levantó. ¿Por qué? Porque él había sido un asesino. Si los ministros religiosos entendieran claramente la doctrina del juicio eterno, no se encontrarían ministrando al individuo que desperdició su vida al quebrantar las leyes del país derramando sangre inocente.Tales individuos no pueden ser perdonados hasta que hayan pagado hasta el último denario. Las oraciones de todos los ministros en el mundo, no pueden cerrarles las puertas del infierno.31

Así como David sabía que no sería abandonado a la influencia de Satanás por toda la eternidad,32 los asesinos, (los que no son hijos de. perdición porque no han pecado contra la luz del evangelio) se juntarán con los otros habitantes del reino telestial después del juicio final. “Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los disolutos, y los homicidas, y los idólatras, y cualquiera que ama y hace mentira.”33

Los catorce elementos proporcionados por las escrituras, juntos, forman el pecado imperdonable o la blasfemia contra el Espíritu Santo. El cometer uno de estos pecados causa que un hombre caiga presa en las redes de Satanás, y antes de que se dé cuenta, es llevado más y más lejos hasta que sea culpable de todos ellos, ubicándose más allá de los poderes de redención y perdón.

El Destino de los Hijos de Perdición

En las escrituras se encuentra bastante información concerniente al estado final de los hijos de perdición. Sin embargo uno debe tener cuidado de no confundir los pasajes que tienen que ver con su condición eterna después del juicio final, con los pasajes que nos hablan de su condición inmediata en el infierno, antes de la segunda resurrección. Pasajes relacionados al juicio final clarifican esta diferencia. Cuando Nefi recibió de su padre la interpretación de la visión sobre el árbol, la barra de hierro, y el río, se le dio entendimiento sobre el estado final de los inicuos. Acerca de ésos él escribió que serían echados fuera de los dominios de Dios, a un lugar de inmundicia, inmediatamente después del juicio final:

Y me dijeron: ¿Qué significa el río que nuestro padre vio?

Y les respondí que el agua que mi padre vio representaba la inmundicia; y que su mente se hallaba absorta en otras cosas a tal grado que no vio la asquerosidad del agua.

Y les dije que era un abismo horroroso que separaba a los inicuos del árbol de la vida, y también de los Santos de Dios.

Y les dije que era una representación de aquel infierno terrible que el ángel me dijo había sido preparado para los inicuos.

Y les dije que nuestro Padre también vio que la justicia de Dios separaba a los malos de los justos; y su resplandor era como el de un a llama de fuego que asciende hasta Dios par a siempre jamás y no tiene fin.

Y me preguntaron: ¿Significa esto el tormento del cuerpo en los días de probación, o significa el estado final del alma, después de la muerte del cuerpo temporal, o se refiere a las cosas que son temporales?

Y aconteció que les dije que aquello era una representación de cosas temporales así como espirituales; porque habría de llegar el día en que serían juzgados por sus obras; sí, según las obras efectuadas por el cuerpo temporal en sus días de probación.

Por lo tanto, si mora n en su iniquidad, tendrían que ser rechazados también, con respecto a las cosas que son espirituales, las cuales se relacionan con la justicia; de modo que deberán comparecer ante Dios par a ser juzgados según sus obras. Y si sus obras han sido inmundicia, por fuerza ellos son inmundos; y si son inmundos, por fuerza ellos no pueden morar en el reino de Dios; de lo contrario, el reino de Dios también sería inmundo.

Pero he aquí, os digo que el reino de Dios no es inmundo, y ninguna cosa impura puede entrar en el reino de Dios; de mod o que es necesario que se prepare un lugar de inmundicia para lo que es inmundo.

Y se ha preparado un lugar; sí, aquel infierno horroroso de que he hablado, y su fundación es el diablo. Por tanto, el estado final de las almas de los hombres es morar en el reino de Dios, o ser expulsados por razón de esajusticia a que me he referido.

Asi que los malos son separados de los justos, y también de aquel árbol de la vida, cuyo fruto es el más precioso y el más deleitable de todos los frutos 34

Jacob, el hermano del profeta Nefi, también sabía del destino final de los hijos de perdición. El también se refirió a su continua inmundicia cuando escribió,

Y acontecerá que cuando todos los hombres hayan pasado de esta primera muerte a vida, de modo que hayan llegado a ser inmortales, deberán comparecer ante el tribunal del Santo de Israel; y entonces viene el juicio, y luego deben ser juzgados según el santo juicio de Dios.

Y tan cierto como el Señor vive, porque el Señor Dios lo ha dicho, y es su palabra eterna que no puede dejar de ser, que aquellos que son justos serán justos todavía, y los que son inmundos serán inmundos todavía; por lo tanto, los inmundos son el diablo y sus ángeles; e irán al fuego eterno, preparado para ellos; y su tormento es como un lago de fuego y azufre, cuya llama asciende para siempre jamás, y no tiene fin.35

El profeta Alma mientras les predicaba al pueblo de Gideón, enseñó la misma doctrina:

Y él no habita en templos impuros; y ni la suciedad ni cosa inmunda alguna pueden ser recibidas en el reino de Dios; por tanto os digo que vendrá el tiempo, sí, y será en el postrer día, que el que sea inmundo permanecerá en su inmundicia.36

El ángel cuya trompeta anunciará la segunda resurrección, proclamará también la continuación de su inmundicia diciendo, “Se encuentran entre los que han de quedar hasta ese grande Y postrer día, sí, el fin, quienes permanecerán sucios aún.”37

Los hijos de perdición son aquellos que han sufrido la segunda muerte, una muerte con respecto a la rectitud. Alma definió esta terrible muerte cuando dijo:

Dios les dio mandamientos de no cometer iniquidad, el castigo de lo cual sería una segunda muerte, que era una muerte eterna respecto de las cosas pertenecientes a la rectitud; porque en éstos el plan de redención no podía influir, pues de acuerdo con la suprema bondad de Dios, las obras de la justicia no podían ser destruidas.38

El Señor ha revelado que esta muerte será semejante a la primera muerte espiritual que experimentó Adán cuando fue echado del jardín de Edén:

Por lo tanto, yo, Dios el Señor, hice que fuese echado del jardín de Edén, de mi presencia, a causa de su trangresión, y en ésto murió espiritualmente, que es la primera muerte, la misma que es la última muerte, que es espiritual, y la cual se pronunciará sobre los inicuos cuando yo diga: Apartaos, malditos.39

El profeta Jacob en su gran discurso se refirió a esta segunda muerte como a un lago de fuego y azufre,

¡Oh hermanos míos, escuchad mi palabra, estimulad las facultades de vuestra alma; sacudios para que podáis despertar del sueño de la muerte; y libraos de los sufrimientos del infierno para que no lleguéis a ser ángeles del diablo para ser echados en ese lago de fuego y azufre que es la segunda muerte!40

Juan el Revelador también hizo alusión al mismo destino cuando escribió lo que seguiría a la segunda resurrección: “Y el infierno y la muerte fueron lanzados en el lago de fuego. Esta es la muerte segunda.”41

Otros pasajes de las escrituras dan indicios adicionales sobre el destino de los hijos de perdición. El Señor, en “La Visión” dada a José Smith y a Sidney Rigdon, reveló lo siguiente;

Estos son los hijos de perdición, de quienes os digo que mejor hubiera sido para ellos no haber nacido; porque son vasos de ira, condenados a padecer la ira de Dios con el diablo y sus ángeles en la eternidad;

Concerniente a los cuales he dicho que no hay perdón en este mundo ni en el venidero. . . .

Estos son los que irán al lago de fuego y azufre, con el diablo y sus ángeles

Y los únicos sobre quienes tendrá poder alguno la segunda muerte; sí, en verdad, los únicos que no serán redimidos en el debido tiempo del Señor, después de padecer su ira. . . .

Y éste es el evangelio, las buenas nuevas, que la voz de los cielos nos testificó:

Que vino al mundo , sí, Jesús. . . .

Y él glorifica al Padre y salva todas la obras de sus manos, menos a esos hijos de perdición que niegan al Hijo después que el Padre lo ha revelado.

Por lo tanto, a todos salva él menos a ellos; éstos irán al castigo perpetuo, que es castigo sinfín, castigo eterno, para reinar con el diablo y sus ángeles por la eternidad, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga lo cual es su tormento.42

Un comentario importante sobre el último versículo de este pasaje, así como de D. y C. 19:6-12, fue escrito por el Profeta José Smith y otros hermanos a W.W. Phelps, el 25 de junio de 1833. Aparentemente, algunos miembros habían empezado a enseñar que eventualmente vendría un tiempo cuando Satanás y los hijos de perdición serían exonerados de su destino y redimidos por el Señor. Esta enseñanza errónea fue censurada en la siguiente carta:

Decidle a los hermanos Hulet y a todos los demás, que el Señor nunca les autorizó a decir que el diablo, sus ángeles o los hijos de perdición, serían jamás restaurados. El estado de su destino no fue revelado al hombre , no ha sido revelado y jamás será revelado, salvo a aquellos que participan de ello. Consecuentemente aquellos que enseñan esta doctrina no la ha n recibido del Señor. De hecho el hermano Oliver ha declarado que es una doctrina de demonios. Por lo tanto os mandamos que esta doctrina ya no sea enseñada en Sión. Confirmamos la decisión del obispo y de su concilio de que enseñar esta doctrina sea un impedimento para tomar el sacramento.43

Otro indicio concerniente a su destino fue revelado por Alma cuando dijo que en la resurrección serían levantados a “una miseria interminable para heredar el reino del diablo.”44 Empero Satanás algún día tendrá que entregar su dominio a otro que tendrá ascendencia sobre él. Caín, a quien también se le conoce como “Perdición,” tiene la promesa de Dios de que gobernará sobre Lucifer.45

Si haces lo bueno, serás aceptado; y si no haces lo bueno, el pecado está a la puerta, y Satanás desea poseerte; y a menos que escuches mis mandamientos, te entregaré, y será hecho contigo según la voluntad de él. Y tú te enseñorearás de él; porque desde ahora en adelante tú serás el padre de sus mentiras; serás llamado Perdición; porque también tú existías antes que el mundo.46

Así que aunque el cuadro no esté completamente claro, ciertos indicios se pueden combinar para presentar un resumen sobre el destino final de los hijos de perdición que han vivido en la vida mortal:

  1. Ellos serán resucitados con cuerpos que ya no pueden morir, pero que sólo pueden soportar el morar en un reino sin gloria. (D. y C. 88:24, 32; Al. 12:17-18)
  2. Ellos regresan a su propio lugar para gozar sólo de aquello que estuvieron dispuestos a recibir. (D. y G. 88:32)
  3. Ellos son recipientes de ira, condenados a sufrir la ira de Dios con el Diablo y sus ángeles. (D. y C. 76:33, 44; 2 Ne. 9:16)
  4. Ellos están perdidos para Dios. (Jn. 17:12; D. y C. 76:43)
  5. Ellos todavía son inmundos y moran en un reino de inmundicia. (1 Ne. 15:33, 2 Ne. 9:16; Al. 7:21; D. y C. 88:102)
  6. Ellos están completamente separados y rechazados por los justos. (1 Ne. 15:28, 30, 33-34, 36)
  7. Ellos un a vez más moran en un infierno horrible (1 Ne. 15:29, 35; Al. 13:30; 2 Ne. 2:29)
  8. Ellos sufren la segunda muerte—una muerte espiritual con respecto a las cosas de justicia. (1 Ne. 15:33; Al. 12:32; D. y C. 29:41; 76:37)
  9. Ellos van a un fuego sempiterno. (2 Ne. 9:16; D. y C. 76:36; 43:33)
  10. Ellos van a un tormento que es como un lago de fuego y azufre, y cuyas llamas ascienden para siempre. (2 Ne. 9:16; Al. 12:17; Jac . 3:11; Ap. 20:16; 21:8)
  11. Ellos están sujetos a la voluntad de Satanás, de acuerdo a su poder y cautividad. (Al. 12:17; 2 Ne. 2:29; Jac . 3:11)
  12. Ellos no pueden ser redimidos por la justicia de Dios y son como si no hubiera habido redención. (Alma 12:18, 32; D. y C. 76:38)
  13. Ellos serán maldecidos por Dios quien los mandará apartarse de El. (D. y G. 29:41)
  14. Ellos no tienen perdón en este mundo ni en el venidero. (D. y C. 76:34; Mt . 12:31)
  15. Ellos reciben un castigo sempiterno, sin fin, y eterno. (D. y C. 76:44)
  16. Ellos sufren de un gusano que no muere y de un fuego que no se apaga, lo cual es su tormento. (D. y G. 76:44)
  17. Ellos sufren de un a miseria sin fin. (Al. 41:4)
  18. Ellos no pueden entrar en la Gloria de Cristo. (D. y C. 132: 27)
  19. Ellos son condenados. (D. y G. 132:27)

De estas evidencias se puede derivar un pequeño grado de entendimiento concerniente al estado final de los hijos de perdición. Pero este conocimiento es limitado porque así lo quiere Dios, pues él ha revelado que:

Y ni el fin de ellos, ni el lugar, ni su tormento, ningún hombre lo sabe; ni tampoco fue, ni es, ni será revelado al hombre , salvo a quienes se hacen partícipes de ello;

Sin embargo, yo, el Señor, lo manifiesto en visión a muchos, pero en seguida lo cierro otra vez;

Por consiguiente, no comprenden el fin, la anchura, la altura, la profundidad o miseria del mismo, ni tampoco hombr e alguno, sino los que son ordenados a esta condenación.47

El Señor ha revelado:

La tierra pasará como si fuera por fuego.

Y los inicuos irán al fuego inextinguible, y ningún hombre en la tierra sabe su fin ni lo sabrá jamás, sino hasta que comparezcan delante de mí enjuicio.48

¿Habrá muchos que sufrirán la segunda muerte volviéndose hijos de perdición? Al dar a José Smith su definición de lo que es blasfemar contra el Espíritu Santo y al establecer quienes serían los culpables del gran pecado imperdonable, dijo que ”Este es el caso con muchos apóstatas de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.49


RESUMEN

  1. Todos los hombres resucitarán. Los hijos de perdición que han vivido una vida mortal tendrán sus cuerpos inseparablemente reunidos a sus espíritus. Estos cuerpos serán cuerpos sin gloria, diseñados sólo para morar en reinos sin gloria. La capacidad de tales cuerpos no ha sido revelada aunque las escrituras advierten de que “su gusano no morirá,” lo cual puede ser una indicación que pasarán tanto por sufrimiento físico como por sufrimiento espiritual.
  2. El pecado imperdonable es blasfemar contra el Espíritu Santo.
    Esto puede ser definido como un rechazo, con pleno conocimiento de causa, del Espíritu Santo y de la verdad que El ha revelado, junto con la rebelión en contra de la Iglesia de Cristo, sus doctrinas y miembros. Esto sólo puede ser cometido por miembros de la Iglesia que han experimentado manifestaciones espirituales y a quienes se les ha dado un testimonio revelado de verdades eternas.
  3. El derramamiento de sangre inocente por un miembro de la Iglesia que ha entrado totalmente en el nuevo y sempiterno convenio, condena a éste al destino de hijo de perdición. Aquellos que cometen homicidio premeditado sin haber experimentado los beneficios de la dirección del Espíritu Santo, posiblemente puedan recibir el perdón y ser admitidos al reino telestial después de pagar el último denario en el infierno, y esperar la segunda resurrección.
  4. El pecado imperdonable no puede ser cometido después de la vida mortal, y sólo puede ser cometido por aquel que ha recibido el Espíritu Santo.
  5. Listas comprensivas de escrituras proveídas en este capítulo contienen información sobre quienes son capaces de cometer el pecado imperdonable, la naturaleza de ese pecado, y el destino de los hijos de perdición. Esta información debería ser cuidadosamente revisada.
  6. Caín ganará ascendencia sobre Satanás y eventualmente reinará sobre él.
  7. La condición de los hijos de perdición después de la segunda resurrección y el juicio final será permanente y eterna. La enseñanza de que algún día serán redimidos y perdonados es errónea.
  8. El estado final de los hijos de perdición no ha sido totalmente revelado. El Señor ha creído conveniente no dar una descripción completa del lugar donde morarán, excepto a aquellos que lo heredarán.

Notas — Capítulo IX

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