Liahona Junio 2021

Doctrina y Convenios 60-70

Artículos semanales que dan apoyo a su estudio de Doctrina y Convenios

Doctrina y Convenios 60-62
31 MAYO – 6 JUNIO

Emily Richards subió al estrecho pulpito en la reunión de la Asociación Nacional pro Sufragio de la Mujer que se llevó a cabo en Washington, D.C., capital de los Estados Unidos. Sabía que esa era una de las experiencias más cruciales de su vida. Corría el año 1889, y el tema del sufragio de la mujer en Utah y el del matrimonio plural se debatían apasionadamente. Aunque Emily estaba nerviosa, sentía que estaba preparada para tomar la palabra a favor de su hogar, su género y su religión.

Emily Richards tenia «algo que decir»

Una fuente relató: “Se temía que la dama de Utah no pudiera hacerse escuchar en todo el recinto, ya que otros oradores no lo habían logrado, pero para sorpresa y deleite de todos, los claros tonos de su voz penetraron hasta los recovecos más remotos del edificio, y su discurso fue un verdadero triunfo”1.

Si bien no hay un registro de lo que Emily dijo ese día, un periodista informó que ella habló durante una media hora. Dio “una presentación ordenada y culta” que presentó hechos e ideas que “desarmjaron] todo prejuicio”.

El periodista continuó diciendo que las palabras de Emily tenían un “dulce espíritu” que ablandó muchos corazones ese día con respecto al territorio de Utah2.

Sin embargo, Emily no siempre fue una oradora talentosa. Ella recordaba que Eliza R. Snow, que entonces era la Presidenta General de la Sociedad de Socorro, le había dado algunos consejos:

“La primera vez que [la hermana Snow] me pidió que hablase
en una reunión, no pude hacerlo, a lo que me dijo: ‘No te preocupes, pero cuando te vuelvan a pedir que tomes la palabra, inténtalo y ten algo que decir’”3.

Emily tomó en serio ese consejo y se aseguró de estar preparada para hablar cuando fuera necesario. Al igual que Emily Richards, debemos estar preparados en todo momento para “abrir [nuestra] boca” (Doctrina y Convenios 60:2) y proclamar la palabra de Dios.

NOTAS
1. Orson F. Whitney, History of Utah, 1904, tomo IV, pág. 605.
2. En Orson F. Whitney, History of Utah, tomo IV, pág. 605.
3. En el pulpito: 185 años de discursos de mujeres Santos de los Últimos Días, editado por Jennifer Reeder y Kate Holbrook, 2017, págs. xxii-xxiii.


Doctrina y Convenios 67-70
21 -27 JUNIO

Noviembre de 1831:
William E. William, que había sido maestro de escuela, aceptó el desafío del Señor y trató de escribir una revelación. No lo logró1. El fracaso de William fortaleció su testimonio de que José Smith era un profeta. Junto con otros élderes presentes en la conferencia, William firmó una declaración que manifestaba que él sabía «mediante el Espíritu Santo» que las
McLellin escuchaba atentamente durante una conferencia de la Iglesia, sentado junto a José Smith y otros élderes. Apenas unos pocos días antes, José le había dado una revelación que respondió cinco preguntas que William había compartido solo con Dios (véase Doctrina y Convenios 66). Ahora los miembros presentes en la conferencia habían decidido publicar las revelaciones del Profeta en una compilación llamada el Libro de Mandamientos, (posteriormente llamado Doctrina y Convenios).

ANÁLISIS
¿Cómo obtenemos un testimonio de las revelaciones que reciben los profetas de nuestra época?

¿Las revelaciones provenían de Dios?

El desafío: Algunos élderes no estaban convencidos de que las revelaciones provenían de Dios. Pensaban que el lenguaje no era lo suficientemente refinado. Como respuesta a esa afirmación, el Señor extendió un desafio: «… nombrad al que de vosotros sea el más sabio» para que escriba algo «semejante» a las revelaciones. Si uno lograba hacer eso, los élderes podrían decir que las revelaciones no eran verdaderas. Si uno no lo lograba, los élderes debían testificar que las revelaciones provenían de Dios (véase Doctrina y Convenios 67:5-8).

El resultado: William, que había sido maestro de escuela, aceptó el desafío del Señor y trató de escribir una revelación. No lo logró1. El fracaso de William fortaleció su testimonio de que José Smith era un profeta. Junto con otros élderes presentes en la conferencia, William firmó una declaración que manifestaba que él sabía «mediante el Espíritu Santo» que las revelaciones se habían «dado por inspiración de Dios» y que eran «de provecho para todos los hombres, y ciertamente son verdaderas»2.

NOTAS
1. Véase “History, 1838-1856, volume A-l [23 December 1805-30 August 1834]”, pág. 162, josephsmithpapers.org.
2. Véase “Testimony, circa 2 November 1831”, pág. 121, josephsmithpapers.org; se ha estandarizado la ortografía.


Doctrina y Convenios 63-66
7-20 JUNIO

En varias oportunidades en Doctrina y Convenios, la palabra Sion se utiliza para designar un lugar de recogimiento físico para los santos (la ciudad de Sion, por ejemplo) o para identificar al pueblo del Señor: “los puros de corazón” (Doctrina y Convenios 97:21). El saber más acerca de estas diversas definiciones puede aumentar nuestra comprensión de dónde está Sion y de quiénes son sus habitantes.

¿Qué es Sion?

La ciudad de Sion
En 1831, por medio del profeta José Smith, el Señor pidió a los Santos de los Últimos Días que se congregaran y construyeran Sion en Independence, Misuri (véanse Doctrina y Convenios 62:2-4; 63:24-48). Estas son algunas descripciones del lugar en aquel entonces:

Era una región que solo contenía «dos o tres tiendas comerciales, y quince o veinte viviendas, construidas en su mayoría con troncos cortados a ambos lados»1.

Otra persona describió Independence como «muy prometedora», pero declaró que solo tenía «cinco o seis cabañas precarias de troncos, dos o tres casas hechas con tablas de madera, dos o tres supuestos hoteles, también conocidos como cantinas; [y] unas pocas tiendas»2.

Eliza Lyman describió lo poco que su familia tenía tras mudarse allí: «Nosotros […] ocupábamos una pequeña casa de ladrillos que mi padre había alquilado para el invierno, ya que aún no había tenido tiempo de construir. Vivimos con mucha pobreza ese invierno, porque la gente de esa región no deseaba comer más que pan de maíz [y] tocino y no cultivaba mucho más que eso; por consiguiente, había muy poco para comprar; pero recuerdo que teníamos un barril de miel y las verduras que podíamos encontrar, pero no pan de trigo, porque no se podía comprar trigo en la región»3.

A partir de esos humildes comienzos, los santos construyeron una vibrante comunidad de 1200 habitantes hacia julio de 1833. Sin embargo, más tarde ese otoño, los populachos los expulsaron de la zona, y luego, en 1838, de todo el estado de Misuri.

¿DÓNDE ESTÁ SION EN LA ACTUALIDAD?
«En la actualidad, el recogimiento se lleva a cabo en cada nación. El Señor ha decretado el establecimiento de Sion (véanse Doctrina y Convenios 6:6; 11:6; 12:6; 14:6) en cada lugar donde Él ha dado a Sus santos su nacimiento y nacionalidad. El lugar de recogimiento de los santos brasileños es Brasil; el lugar de recogimiento de los santos nigerianos es Nigeria; el lugar de recogimiento de los santos coreanos es Corea. Sion es ‘los puros de corazón’ (Doctrina y Convenios 97:21); es cualquier lugar donde haya santos justos».

Presidente Russell M. Nelson, Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, «El futuro de la Iglesia: Preparar al mundo para la segunda venida del Salvador» Liahona, abril de 2020, pág. 10.

¿CÓMO ESTABLECEMOS SION EN NUESTROS DÍAS?
«Sion es Sion debido al carácter, los atributos y la fidelidad de sus habitantes. Recuerden que ‘el Señor llamó Sion a su pueblo, porque eran uno en corazón y voluntad, y vivían en rectitud; y no había pobres entre ellos’ (Moisés 7:18). Si queremos establecer Sion en nuestros hogares, ramas, barrios y estacas, debemos estar a la altura de esa norma. Será preciso: (1) que lleguemos a ser unidos en corazón y voluntad; (2) que individual y colectivamente lleguemos a ser un pueblo santo; y (3) que cuidemos de los pobres y los necesitados con tal eficacia que eliminemos la pobreza de entre nosotros. No podemos esperar hasta que venga Sion para que sucedan esas cosas; Sion vendrá solo cuando las hagamos».

Véase élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, «A Sion venid», Liahona, noviembre de 2008, pág. 38.

NOTAS
1. Ezra Booth, “Mormonism— Num. VI”, Ohio Star, 17 de noviembre de 1831, pág. 3.
2. Charles Joseph Latrobe, The Rambler in North America, 1835, tomo I, pág. 104.
3. Diario personal de Eliza P. Lyman, febrero de 1846 -diciembre del885, págs. 8-9, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City; se estandarizaron la ortografía y la puntuación.