Los Templos de Dios

Theodore M. Burton

por el Elder Theodore M. Burton
Asistente del Consejo de los Doce

Templos entre los antiguos israelitas

Entre los antiguos israelitas, el templo de Dios era el punto central en torno al cual giraba toda la nación. Este edificio se consideraba la casa del Señor y se construía tan hermoso como el hombre podía hacerlo, ya que sería un lugar al cual Dios podría venir a la tierra para revelar su voluntad a su profeta. Así, estar cerca del templo era una bendición, y entrar en él era un gran privilegio. Sin embargo, no a todos se les permitía entrar al templo. Este derecho estaba limitado solo a los sacerdotes, y solo el sumo sacerdote podía ingresar al patio interior. Sin duda, algunos en esa época consideraban esta práctica discriminatoria, pero esa era la palabra del Señor, y se obedecía.

Templos entre los Santos de los Últimos Días

Los templos modernos construidos por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días son también casas del Señor, y se edifican tan hermosos como podemos hacerlos, de manera simple y digna. La entrada a estos templos está restringida a aquellos que han demostrado su fidelidad y lealtad a Dios, y el templo sirve como un punto central en nuestra creencia, siendo un lugar de revelación de la voluntad de Dios para con el hombre.

Importancia de la existencia premortal

Consideremos la necesidad de templos en nuestros días. Primero, pensemos en la vida misma. La vida en esta tierra es hermosa y maravillosa, a pesar de algunas cosas terribles que ocurren. Un recién nacido es realmente un milagro, y es fácil amar a un niño pequeño. Instintivamente amamos a todos los pequeños. Pero, ¿comienza la vida total de ese infante en el nacimiento, o cesa en la muerte? La razón y el instinto nos dicen que no. Los talentos, potenciales y dones espirituales varían de niño a niño. ¿De dónde vienen estas diferencias? Afirmamos que son el resultado de una vida previa. Esta vida previa, vivida en el espíritu, es la base de los talentos y dones que disfrutamos ahora. Una existencia premortal puede explicar mucho de la vida y justificar las diferencias que observamos en la vida mortal. ¿Cómo podría, si no, Dios ser justo? Pues no cabe duda de que las personas difieren, y no tengo dudas de que Dios es justo y misericordioso con todos sus hijos.

Esta creencia en una vida anterior está basada en las Escrituras. Cuando el Señor llamó al profeta Jeremías, dijo:
“Antes de que te formara en el vientre, te conocí; y antes de que nacieras, te santifiqué, y te di por profeta a las naciones” (Jer. 1:5).

Es probable que Jesús enseñara esta doctrina de una vida premortal, ya que sus apóstoles la utilizaron para hacer una pregunta:
“Y pasando Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento.
“Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego?” (Juan 9:1-2).

¿Cómo pudo pecar el hombre antes de nacer si no hubiera vivido antes? La vida en esta tierra es un don de Dios, dado como recompensa por la virtud anterior. Sin embargo, sus discípulos no comprendieron que las llamadas “maldiciones” a menudo son bendiciones. Jesús les recordó el peligro de juzgar basándose solo en la existencia mortal:
“Respondió Jesús: Ni él pecó, ni sus padres, sino para que se manifestasen en él las obras de Dios” (Juan 9:3).

Noten que no los reprendió por esta doctrina, sino que simplemente les dijo que no juzgaran a las personas en función de lo que vemos y experimentamos como seres mortales. Como hijos espirituales de Dios, acordamos aceptar esta vida. Pero la vida en esta tierra tiene un propósito, y gran parte de lo que experimentamos aquí se basa en el tipo de vida que llevamos antes de venir. Algo que podemos afirmar con confianza es que Dios le dará a cada persona la oportunidad de hacer el mejor uso de la vida que se le ha asignado en su estado mortal. Dios ha hecho posible que en esta tierra podamos encontrar el propósito de nuestra existencia y ha dado o dará a cada hombre, mujer y niño nacido en esta tierra la oportunidad de hacer un convenio nuevo y eterno con Él, aceptando a Jesucristo como Señor y Salvador vivo.

La vida actual afecta la vida futura

Así como esta vida depende de la vida previa, también es fundamental para el futuro, ya que la vida después de esta depende de nuestra vida aquí en la mortalidad. Jesús nos mostró la realidad de la resurrección. Tenemos un testimonio abrumador de la vida eterna. No es un nirvana misterioso, sino una vida eterna en la carne que recibiremos como seres individuales. La vida, por lo tanto, sigue a la muerte como el amanecer sigue a la oscuridad, emergiendo en la luz de un día perfecto. ¿Qué tipo de vida será esta para ti? El profeta antiguo escribió:
“Y he aquí, os he hablado acerca de la muerte del cuerpo mortal y también acerca de la resurrección del cuerpo mortal. Os digo que este cuerpo mortal se levanta para ser un cuerpo inmortal, es decir, de la muerte, incluso de la primera muerte a la vida, de modo que ya no pueden morir; sus espíritus, uniendo con sus cuerpos, nunca serán divididos; así todo se convierte en espiritual e inmortal, de modo que ya no pueden ver corrupción” (Alma 11:45).

Actuar ahora para ventaja futura

El profeta nos advierte, por lo tanto, a hacer algo al respecto ahora, mientras tenemos tiempo, y no retrasar nuestro arrepentimiento, que es la forma en que cambiamos de nuestras vidas actuales a una mejor forma de vida. Nos dijo:
“No podéis decir, cuando os halláis en aquella espantosa crisis [es decir, ante el tribunal de Dios], que os arrepentiréis, que regresaréis a vuestro Dios. No, no podéis decir esto; porque el mismo espíritu que posee vuestros cuerpos en el momento en que salís de esta vida, ese mismo espíritu tendrá poder para poseer vuestro cuerpo en ese mundo eterno” (Alma 34:34).

Lo que intenta decir es que, aunque el arrepentimiento más adelante no es imposible, ciertamente es más difícil que aquí en la mortalidad.

¿Puedo entonces preguntarles ahora, “¿Qué clase de vida tendrán en la otra vida?” Puedo responderles esta pregunta rápidamente: “Tendrán el tipo de vida que hayan ganado aquí”. Ustedes eligieron la vida que llevan ahora. ¿Están contentos con ella? ¿Les gustaría mejorarla? Pueden hacerlo. Pueden elegir su vida futura, y tendrán que vivir el tipo de vida que elijan. Así como esta vida podría haber sido hermosa para todos, si hubiéramos estado dispuestos a pagar el precio, también la vida futura puede ser hermosa para todos. Les pido que miren a su alrededor. ¿Será su vida hermosa?

¿Aman a su esposo o esposa aquí? ¿Ha sido su matrimonio aquí maravilloso? ¿Aman a sus hijos, quiero decir, realmente los aman? ¿Aman a su padre? ¿A su madre? ¿Ha sido su vida familiar feliz y alegre? Si no, empiecen a trabajar en ello para hacer esa vida hermosa. Tomará esfuerzo, sin duda, pero vale toda la energía y el trabajo que requiera.

Si su vida familiar ha sido hermosa y feliz, querrán a sus seres queridos cerca de ustedes en la otra vida. ¿Cuán feliz podría ser la vida sin aquellos a quienes amamos? ¿Podrían ser felices solos? Nadie puede, ciertamente, y de ahí la necesidad de la compañía eterna. No seré feliz sin mi familia y seres queridos, y ustedes tampoco, porque el verdadero amor no debería morir nunca.

¿Cómo pueden atar a esta familia a ustedes? Este es el objetivo de la genealogía del sacerdocio. Todos nuestros esfuerzos son para sellar esta unión aquí mismo en la tierra. Este poder fue dado a sus apóstoles por el Señor cuando dijo:
“De cierto os digo que todo lo que atareis en la tierra será atado en el cielo; y todo lo que desatareis en la tierra será desatado en el cielo” (Mateo 18:18).

Estos matrimonios no pueden unirse en el cielo, sino que deben hacerse aquí en la tierra. Jesús reprendió a aquellos que pensaban que esto se podía hacer después, cuando dijo:
“Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.
“Porque en la resurrección ni se casan ni se dan en casamiento, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo” (Mateo 22:29-30).

Este sellamiento debe hacerse en templos de Dios erigidos específicamente para esta ordenanza sagrada. Por eso existe la necesidad de construir templos de Dios en nuestros días.

Asignación de investigación sobre el sacerdocio

La genealogía del sacerdocio no consiste únicamente en buscar los registros de antepasados fallecidos. Implica completar las ordenanzas del templo. La genealogía del sacerdocio es una obra para los vivos, ya que aquellos que están muertos vivirán de nuevo. Para hacer posible la vida familiar después de la muerte, reunimos estos registros y realizamos la obra de ordenanzas en los templos para nuestros familiares mientras aún estamos en la mortalidad. Demostramos nuestro amor por nuestros seres queridos al sellar primero a nuestra propia familia en los templos de Dios, construidos con ese propósito. Luego, probamos nuestro amor por ellos al hacer un servicio útil en su nombre: sellándolos a nosotros aquí en la tierra mediante el poder sellador del sacerdocio de Dios.

Así, el evangelio permite que el amor se convierta en una realidad en nuestras vidas que puede perdurar por toda la eternidad. Es amor y espiritualidad en su máxima expresión. La clave para una verdadera espiritualidad es la genealogía del sacerdocio. Los invitamos a demostrar su amor por quienes aprecian. ¿Es real su dolor y anhelo por un ser querido? ¿Aman a su esposa lo suficiente como para desear tenerla a su lado para siempre? ¿Aman a un hijo lo suficiente como para querer salvarlo? Si es así, entonces perfecciónense primero lo suficiente como para calificar para entrar al templo y allí hacer por ellos la obra que los unirá a ustedes para siempre. Que Dios los bendiga para que sientan el espíritu de Elías, que fue dado en esta dispensación junto con el poder sellador para unir los corazones de los hombres en amor unos por otros. Así es como la vida estaba destinada a ser. Es la doctrina fundamental de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Sé que es el método divino mediante el cual Jesucristo puede exaltarnos en la presencia de Dios el Padre Eterno, y les doy este testimonio en el nombre de Jesucristo. Amén.